La guerra comercial dirigida contra los tres principales socios comerciales de EE.UU. es parte del impulso del gobierno de Trump para relocalizar la producción y asegurar su dominio sobre América en preparación para una guerra mundial contra adversarios y supuestos aliados por igual.
Los aranceles del 25 por ciento “en pausa” de Trump seguirán colgando como una espada de Damocles sobre Canadá y México, como lo seguirán siendo las amenazas a los empleos y los niveles de vida de los trabajadores en toda América del Norte.
La supresión estatal de los derechos laborales subraya el abrazo de la élite gobernante del autoritarismo para implementar su agenda de guerra de clases y guerra y demuestra que los trabajadores en Canadá y el mundo solo pueden defender sus empleos, prestaciones, el derecho a la huelga y los servicios públicos mediante una lucha política que defina cuál clase controlará los recursos de la sociedad y para qué fin.
Esto equivale a una dictadura de la patronal ferroviaria, autorizada por el Gobierno, para obtener todo lo que quieran de la Junta Canadiense de Relaciones Industriales. Es consistente con la represión estatal de las luchas obreras durante los últimos años.
La rápida destitución de Henry como cabeza de gobierno de Haití demuestra una vez más que Washington ve a los líderes políticos de Haití, sean electos o no, como mayordomos a los que puede despedir a su conveniencia, y trata al empobrecido pueblo haitiano con indiferencia y hostilidad criminales.
La invitación de Trudeau al veterano de las Waffen SS subraya que todas las facciones de la élite gobernante, incluyendo su supuesta ala “liberal” están listas para emplear a fuerzas ultraderechistas o abiertamente nazis para perseguir agresivamente sus intereses imperialistas a nivel global.
A lo largo de la lucha por los convenios en las Tres de Detroit en 2023, Unifor ha estado decidido a evitar una lucha transfronteriza conjunta contra los patrones de la industria del automóvil.
El paro en GM Canadá —la primera huelga que Unifor ha autorizado durante una ronda de negociaciones de los Tres de Detroit desde 199— coloca a los trabajadores canadienses del automóvil en una posición poderosa para organizar una lucha conjunta con sus hermanos y hermanas estadounidenses. Pero sólo si los trabajadores arrebatan el control de su lucha al aparato nacionalista y proempresarial de Unifor.
La ovación de pie de todos los parlamentarios canadienses a un miembro de las Waffen-SS ha demostrado que la guerra de EE.UU. y la OTAN con Rusia es una guerra de conquista en alianza con las fuerzas más reaccionarias en el mundo.
La burocracia de Unifor ocultó los términos del acuerdo propuesto hasta justo antes del voto, previno que los trabajadores se reunieran en persona para discutirlo, únicamente reveló que solo el 54 por ciento de los votantes aprobó el acuerdo debido a la presión de las bases, y no dijo cuántos trabajadores votaron.
Deben convocarse reuniones de emergencia en todos los locales, aprobar resoluciones a favor de una huelga en toda la industria y se deben hacer preparativos para expandir la huelga en Estados Unidos y parar las operaciones de las Tres Grandes de Detroit en Canadá.
El objetivo de esta desgastada maniobra es bloquear una huelga en las plantas de ensamble de Ford en Oakville y de motores en Windsor, que significaría la primera huelga conjunta de trabajadores automotores canadienses y estadounidenses en décadas.
Más que nada, los trabajadores deben independizarse política y organizacionalmente de la burocracia sindical y de los Nuevos Demócratas, y desarrollar un contraataque laboral masivo a lo largo de Norteamérica para oponerse a la austeridad capitalista, la guerra y los ataques a sus derechos democráticos y sociales.
La urgente tarea que ahora enfrentan los trabajadores portuarios de Columbia Británica es la de liberarse de la camisa de fuerza impuesta por el liderazgo del ILWU.
La reunión del jueves entre el ministro canadiense de Trabajo, Seamus O'Regan, y la secretaria de Trabajo en funciones de EE.UU., Julie Su, debe ser tomada como una advertencia por los más de 7.400 estibadores de la costa oeste canadiense en huelga en 30 puertos de la Columbia Británica.
Con el gobierno federal liberal preparándose para ilegalizar su huelga, los trabajadores portuarios de la Columbia Británica deben ampliar la lucha, incluso haciendo un llamamiento a sus colegas estadounidenses que se enfrentan a ataques similares de las compañías navieras y a amenazas de legislación rompehuelgas para que se unan a ellos en el cierre de todos los puertos de la Costa Oeste.
La huelga de 120.000 trabajadores forma parte de un aumento de las luchas de la clase obrera impulsado por la misma crisis capitalista que está empujando a las élites gobernantes de todas las mayores potencias hacia una guerra mundial.
Los dirigentes de Unifor, el mayor sindicato del sector privado de Canadá, y de los sindicatos de la construcción conspiraron con el primer ministro de la derecha de Ontario para idear un mecanismo que impidiera una huelga general en apoyo de los trabajadores de la educación afectados por una draconiana ley antihuelga.
Freeland está siendo promovida por el imperialismo estadounidense para que encabece la alianza militar agresiva porque es una fanática militarista con amplios lazos personales y políticos al fascismo ucraniano, que se convirtió en una fuerza clave para la guerra predatoria de las potencias occidentales contra Rusia.
La anulación de los derechos de los derechos de los trabajadores por parte de Gobiernos sumamente impopulares en Norteamérica y Europa pone en ridículo las afirmaciones incesantes de que defienden la “democracia” y los “derechos humanos” en contra de las “agresiones rusas” en Ucrania.