El sábado de la semana pasada, Teresa Rodríguez, una de las líderes de la corriente pablista Anticapitalistas que ayudó fundar a Podemos en 2014, fue invitada a publicar una columna en el principal diario socialdemócrata español, El País.
Mientras se publicaba el artículo de Rodríguez, los países de la OTAN estaban llevando adelante su guerra contra Rusia en Ucrania que amenaza con escalar a una guerra nuclear. Los precios de los alimentos, la energía y otros productos esenciales siguen estallando, devastando los niveles de vida de los trabajadores, y el COVID-19 continúa matando a decenas de miles de personas y debilitando a millones cada mes. Aunque la humanidad se tambalea al borde del colapso económico y la conflagración nuclear, Rodríguez no tiene nada que decir sobre estos temas.
En vez de esto, Rodríguez escribió un artículo titulado “Je suis Irene Montero,” [“Yo soy Irene Montero”], en referencia a Irene Montero, la ministra de Igualdad del Gobierno del Partido Socialist (PSOE) y Podemos, y una de las dirigentes de Podemos. Su título era una referencia al eslogan 'Je suis Charlie' empleado por el gobierno francés para avivar el sentimiento antimusulmán y respaldar medidas de estado policial tras los ataques al semanario satírico Charlie Hebdo en 2015.
Rodríguez dice: “ Oui, digo… ¡sí! ‘Yo soy Irene Montero’. A pesar de todo. A pesar de que no tenemos buen google, que se dice ahora, ni compartimos el mismo proyecto político. Y lo digo orgullosa porque estoy cansada de esta sensación de que nos estén dando a las mujeres y al feminismo con una sarta de ataques constantes a la ministra de Igualdad”.
Rodríguez critica los ataques del partido neofascista Vox, que acusan a Montero de sexualizar a los niños, promover el sexo entre menores y la pedofilia. El asunto subyacente, sin embargo, no es la defensa de los derechos democráticos de los niños y la educación pública, sino un llamamiento a la clase media para que apoye al gobierno PSOE-Podemos.
De hecho, Anticapitalistas y Podemos comparten la misma perspectiva política (o buen google en sus palabras). Anticapitalistas fundó Podemos en 2014 junto a profesores estalinistas como Pablo Iglesias, pareja de Montero, y la propia ministra, antigua afiliada de las Juventudes Comunistas (UJCE).
En mayo de 2020, Anticapitalistas abandonó Podemos. Lo hicieron, no porque se opusieran a ninguna de las políticas fundamentales de Podemos en el gobierno: su orden de vuelta al trabajo en medio de la pandemia que provocó decenas de miles de muertes, las políticas de austeridad y sus medidas de Estado policial contra los nacionalistas catalanes.
De hecho, en su comunicado sobre la ruptura con Podemos, Anticapitalistas anunció que “Desde luego, apoyaremos todas las conquistas que se produzcan en este marco [del gobierno PSOE-Podemos] y combatiremos juntos a la extrema derecha.” Añadiendo “no hay duda de que nos encontraremos en muchas luchas comunes con la gente de Podemos”.
En el video publicado sobre la escisión, Rodríguez hablaba en lenguaje feminista que Anticapitalistas dejaría Podemos pero permanecería políticamente próximos a ellos: “Creo que en la política, como en la vida, hay formas de separarse que son agresivas, que son violentas, que son patriarcales, y hay formas civilizadas, respetuosas, empáticas, incluso cariñosas, que son las más sanas y que también se pueden construir y son posibles en política”.
Iglesias, entonces líder de Podemos, respondió elogiando a Rodríguez. “En política y en la vida los caminos a veces se separan. Gracias Teresa y gracias a tu gente por vuestra lealtad. Gracias por ayudarnos a hacer esto con madurez. Este adiós es un hasta luego”, subrayaba Iglesias antes de despedir, con un abrazo, a Teresa Rodríguez.
Ahora, Rodríguez, está señalando con el mismo lenguaje que la clase media debe sumarse a Podemos sobre la base de políticas feministas. “Hemos dejado solas a las chicas jóvenes en el momento en el que más necesitaban al feminismo ante la ola reaccionaria y neomachista que impregna ciertos ambientes juveniles. … Pero a Irene Montero se la ha atacado por casi todo, hasta literalmente por respirar… no acosan igual a los ministros de cualquier ramo ni a las ministras de otras materias. No de la misma manera, no con la misma violencia”.
El artículo concluye con la siguiente frase: “Irene Montero no es amiga mía, pero los golpes que le están dando son los que al patriarcado le gustaría darnos a cada una de nosotras. Por eso, hoy ‘je suis Irene Montero’. Mañana ya veremos”
Montero es una ministra reaccionaria de Podemos, especializada en promover políticas de identidad de la clase media de Podemos mientras encubre las políticas antiobreras del Gobierno.
Su gobierno está enviando cientos de millones de euros en maquinaria militar ofensiva al régimen ucraniano contra Rusia, incluso enviando lanzacohetes al batallón neonazi Azov. Madrid está entrenando directamente a soldados ucranianos en suelo español. También apoya la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN, otra provocación contra Moscú, y se está preparando para aumentar el presupuesto militar de España en un histórico 20 por ciento.
Durante la pandemia del COVID-19, Podemos sigue apoyando la política de dar rienda suelta al virus que se ha llevado la vida de 160.000 españoles y a más de 1 millón debilitados por COVID persistente. Para pagar los fondos del rescate COVID -19 de la Unión Europea destinados a los bancos y las corporaciones, esta implementando una austeridad despiadada en forma de reformas laborales, recortes de pensiones y violentas medidas policiales para atacar a los huelguistas que luchan contra los aumentos salariales por debajo de la inflación.
La acción infame más reciente de Montero se produjo después de la masacre policial de al menos 37 refugiados que intentaban cruzar la frontera marroquí hacia el enclave español de Melilla el 24 de junio. Dos días después de los asesinatos, en una conferencia de prensa del gobierno, Montero se negaba a responder a los periodistas en cinco ocasiones sobre su posición sobre la masacre. Más tarde, la prensa confirmaba que su silencio había sido acordado entre el PSOE y Podemos.
La repentina aparición de Rodríguez en las páginas de El País es producto de una operación política efectuada en los niveles más altos del Estado. Facciones de la burguesía están preocupadas de que Podemos se enfrente a una debacle electoral en las elecciones de noviembre del próximo año, debido a las políticas impopulares derechistas que ha implementado. Anticapitalistas vuelve a intervenir para apuntalar al gobierno PSOE-Podemos.
Según la última encuesta electoral de Ágora Integral, correspondiente al mes de septiembre, el Partido Popular (PP) derrotaría al Partido Socialista (PSOE). El PP pasaría de 91 escaños a 139 en el Congreso de los diputados de 350 escaños, y el PSOE obtendría 92, cayendo de los 120 escaños anteriores. Podemos bajaría de 26 a 23. El partido de extrema derecha Vox bajaría de 52 escaños a 49, pero podría formar una coalición con el PP que tendría una cómoda mayoría absoluta en la cámara.
En este contexto, El País está interviniendo agresivamente para impulsar a Podemos, apoyando a Sumar, el último proyecto electoral lanzado por su líder de facto, Yolanda Díaz, actual ministra de Trabajo. En un editorial el pasado julio, decía: “El hecho de que un artefacto electoral que nace para articular el espacio a la izquierda del PSOE lo lidere alguien que ocupa una vicepresidencia del Gobierno es positivo… [Ella] necesitará un proyecto y una organización política que logre resintonizar a las izquierdas con la mezcla de descontento, malestar y miedo tras década y media encadenando crisis.”
Mientras Anticapitalistas de Rodríguez presentan su defensa de Podemos como parte de una campaña para combatir a Vox, las ilusiones que está vendiendo en Podemos solo allanan el camino para el ascenso de la extrema derecha.
La hostilidad de los partidos de clase media 'populistas de izquierda' como Podemos hacia los trabajadores es un hecho irrefutable. Italia ha demostrado cómo el papel de la pseudoizquierda, que ha apoyado la austeridad, las guerras de la OTAN y las campañas contra los inmigrantes, solo fortalece a la extrema derecha. La semana pasada, Georgia Meloni del partido Hermanos de Italia (FdI), el sucesor político del Partido Fascista del dictador Benito Mussolini en la época de la Segunda Guerra Mundial, ganaba las elecciones.
Las lecciones deben ser aprendidas. La cuestión decisiva a la que se enfrentan los trabajadores y jóvenes en España y en todo el mundo que se oponen a la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania, la pandemia de COVID-19, las políticas de austeridad y la represión militar-policial es romper políticamente con las fuerzas pequeñoburguesas como Podemos y Anticapitalistas.
El historial reaccionario de Anticapitalistas recalca que la cuestión estratégica decisiva hoy es la construcción del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) como la dirección revolucionaria de la clase obrera. Esto requiere construir secciones del CICI en España e internacionalmente, a partir de las colosales experiencias políticas encarnadas en su defensa del trotskismo, para librar una lucha intransigente contra el gobierno PSOE-Podemos, sus apéndices en la burocracia sindical y grupos como Anticapitalistas.
(Publicado originalmente en inglés el de septiembre de 2022)