Las negociaciones colectivas en el sector público alemán han vuelto a demostrar que la clase trabajadora enfrenta una lucha política no solo contra el nuevo gobierno entrante de los demócrata-cristianos conservadores y los socialdemócratas, sino también contra sus lacayos al frente de los sindicatos.
La gran ofensiva de rearme de Alemania persigue tres objetivos: la liberación de la dependencia militar de Estados Unidos, el debilitamiento sostenido y la subyugación imperialista de Rusia y el dominio alemán en Europa.
Adoptar las políticas propuestas en el Libro Blanco, diseñado para armar a Europa para la guerra contra Rusia, requeriría ataques devastadores contra el gasto social y los derechos democráticos en Europa.
No hay evidencia científica de esta “teoría del laboratorio de Wuhan”, ni puede ser probada científicamente. Se trata de una teoría conspirativa promovida por círculos de extrema derecha desde 2020.
La participación de Sumar en los planes de guerra subraya la complicidad política de los partidos pseudoizquierdistas de clase media en los planes europeos de guerra contra Rusia.
Aunque se financie con préstamos, los costes recaerán sobre la clase trabajadora, en forma de recortes salariales, recortes sociales, la reintroducción del servicio militar obligatorio, la militarización de toda la sociedad y la supresión de los derechos democráticos.
El movimiento masivo de jóvenes y trabajadores que estalló dos años después del accidente de tren en Tempi está sacudiendo a la clase dominante en Grecia. Frente a las mayores protestas en la historia del país, el gobierno pende de un hilo.
Berlín, París, Londres y los demás gobiernos europeos pretenden reducir su dependencia militar de Estados Unidos implementando ataques sin precedentes contra la clase trabajadora.
La predicación de Corbyn tiene un solo objetivo: permitirle presentarse como un defensor de la paz mientras se niega a movilizar a los trabajadores y a los jóvenes contra el gobierno laborista.
El comité de empresa y el sindicato IG Metall están tan dispuestos a permitir la destrucción de puestos de trabajo en la planta de Ford en Colonia como lo estuvieron en Saarlouis, que cerrará dejando 9.000 despidos.
La declaración del comité ejecutivo de IG Metall en apoyo a los masivos créditos de guerra deja en claro que la lucha contra el rearme y la guerra no puede librarse con los sindicatos, sino contra sus aparatos burocráticos y su control en los lugares de trabajo.
Sumar, el socio menor de la coalición con el PSOE, conocido por ofrecer críticas leves a las decisiones del gobierno, en esta ocasión apoyó con entusiasmo al primer ministro Pedro Sánchez.
Erdoğan lo dejó claro en una declaración el lunes: “Como parte integral de Europa, consideramos nuestro proceso de adhesión a la Unión Europea como nuestra prioridad estratégica… La seguridad europea es impensable sin Turquía”
Los jóvenes trabajadores y estudiantes que quieren luchar contra el fascismo, el militarismo y los recortes sociales necesitan una comprensión clara de La Izquierda, que desempeña un papel clave en la implementación de recortes sociales y la deportación de refugiados, y que además está fundamentalmente de acuerdo con la política del gobierno en la cuestión de la guerra.
Mientras Zelensky recurría a la UE en busca de apoyo tras su visita a la Casa Blanca, la administración Trump ya ha comenzado a reunirse con los rivales de Zelensky dentro de la clase dominante ucraniana.
Alemania está abriendo camino en el programa de rearme de Europa. El gasto previsto para este fin, de aproximadamente un billón de euros, es diez veces mayor que el fondo especial que el gobierno de Olaf Scholz aprobó hace tres años y que en su momento calificó de “nueva era”.
En las negociaciones para formar una coalición, los demócratas cristianos (CDU/CSU) y los socialdemócratas (SPD) están preparando un enorme aumento del gasto en defensa y los correspondientes recortes sociales. Los Verdes y el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania también apoyan en gran medida estas medidas.
Desde diciembre, los estudiantes de 65 de las 80 facultades del país están en huelga. Las escuelas también están en huelga y, en las grandes manifestaciones, los agricultores han bloqueado las carreteras principales con decenas de tractores.
Independientemente de los intentos de forjar un compromiso y más allá de las dificultades presentadas por Londres, París y Berlín, se dirigen a un conflicto abierto con Washington.