La última cumbre sobre el clima adoptó la misma política que se viene applicando desde que comenzaron las conversaciones sobre el clima en 1995: la subordinación del medio ambiente de la Tierra y las vidas de los afectados a las demandas corporativas y económicas de Estados Unidos y las otras grandes potencias capitalistas.
Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus, “la anomalía de temperatura media para el resto de 2024 tendría que caer a casi cero para que 2024 no fuera el año más cálido”.
El lunes se inauguró en Bakú (Azerbaiyán) la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la COP29. Es el tercer año consecutivo que la reunión política de mayor envergadura para combatir el cambio climático se celebra en un país cuyo principal producto de exportación son los combustibles fósiles no renovables.
El hecho de que la votación haya pasado por un margen tan estrecho muestra cuánta oposición persiste en la base. Los trabajadores no fueron convencidos de apoyar el acuerdo sino más bien amenazados y chantajeados por el IAM y Boeing.
El contrato propuesto confirma todas las advertencias hechas por el World Socialist Web Site desde el inicio de la huelga, que Boeing y la IAM están coludiendo para aprobar un contrato proempresa para que Boeing pueda reanudar la producción en sus términos y obligar a los trabajadores a pagar por la montaña de deuda autoimpuesta de la empresa.
Que la empresa pueda adoptar esta postura se debe al apoyo que tiene del gobierno, que no puede permitir que la huelga continúe en uno de los mayores contratistas de defensa.
Es necesario un entendimiento científico tanto del clima del planeta como de la sociedad humana, específicamente de las leyes de la evolución del sistema capitalista.
"Creo que los dirigentes del IAM están intentando suavizar la situación porque tienen varias huelgas en marcha", declaró un trabajador veterano al WSWS.
Los trabajadores deben tener claro que, lejos de oponerse a este chantaje corporativo, la burocracia del IAM son cómplices de la empresa al tratar de dividir a los trabajadores y preparar el terreno para derrotar la huelga.
La reunión con el mediador federal deja claro que se está elaborando una estrategia para poner fin a la huelga a puertas cerradas y que los maquinistas de Boeing deben enfrentarlo con su propia estrategia de lucha hasta que se cumplan sus demandas y se lleve a cabo la voluntad democrática de los miembros.
Escondiéndose detrás de las reglas establecidas por la Junta Nacional de Relaciones Laborales burguesa, un reglamento en cuya elaboración Boeing sin duda tuvo voz y voto, el sindicato IAM no ha revelado ningún detalle de las discusiones con la empresa, ni siquiera sobre las demandas más críticas de salarios y pensiones.
La importancia de la huelga y las medidas de represión utilizadas para ponerle fin anticipan un enfrentamiento aún más amplio y explosivo entre la clase trabajadora, que está siendo obligada a pagar el costo de la guerra, y el imperialismo estadounidense y mundial.
La crisis cada vez más profunda del gigante aeroespacial Boeing es una expresión concentrada de la crisis del capitalismo estadounidense en su conjunto.
El impulso de la huelga no debe perderse, especialmente ahora que los 48.000 trabajadores académicos del sistema de la UC han votado a favor de la huelga en respuesta a los ataques policiales contra las protestas pacíficas contra el genocidio.
Los numerosos incidentes en los aviones de Boeing en los últimos tres meses reflejan la intención de los ejecutivos de la empresa de maximizar las ganancias de los accionistas en detrimento de la seguridad de su flota de aviones comerciales.
La ola en marcha es la segunda más alta desde que comenzó la pandemia y solo ha sido eclipsada por la ola inicial de la variante de ómicron durante el invierno de 2021-2022.