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La presidenta mexicana apuesta a llamada con Trump para evitar devastación por aranceles

Donald Trump y Claudia Sheinbaum [Foto de DHS y Gobierno de la Ciudad de México / CC BY 4.0] [Photo by DHS and Mexico City Government / CC BY 4.0]

La imposición de aranceles del 25 por ciento por parte del Gobierno de Trump el martes contra México y Canadá ha sacudido de inmediato la segunda mayor economía de América Latina y amenaza con sumir a México en una crisis política histórica. 

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha pasado de declarar “no queremos aranceles” a “no queremos una guerra comercial”, al tiempo que mantiene el mismo llamado a la “calma” desde que Trump firmó la orden ejecutiva el 1 de febrero para comenzar los aranceles. En ese momento, fueron postergados un mes después de que tanto Canadá como México hicieran concesiones, incluida la militarización de sus fronteras con Estados Unidos y detención de casi todos los migrantes. 

Sheinbaum pospuso cualquier anuncio de la respuesta de México a la imposición de los aranceles hasta el domingo, poniendo sus esperanzas en poder llegar a un acuerdo en una llamada telefónica con Trump, tentativamente programada para el jueves. 

Para el domingo, Sheinbaum ha convocado una concentración masiva con la participación de todos los gobernadores en el Zócalo, la plaza principal de la Ciudad de México, “para enfrentar esto en unidad, porque esto es un asunto más allá de un partido político”. Si no se llega a un acuerdo con Trump, planea anunciar un conjunto de represalias arancelarias y no arancelarias. “Es un asunto que va contra el país”, concluyó durante la conferencia de prensa del martes.

En alianza con el principal grupo empresarial, el Consejo Coordinador Empresarial, Walmart y otras corporaciones, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, lanzó a mediados de febrero una campaña para promover lo “Hecho en México”. 

Como señaló el New York Times, las empresas privadas han pagado por anuncios como “uno en el que la presidenta lidera a las masas y lleva una pancarta que dice ‘¡México unido, jamás será vencido!’” El Times cita al exlegislador de oposición Agustín Barrios Gómez, quien argumenta que “en este momento, el interés nacional mexicano, más allá de la política partidaria, consiste en unirse en torno a nuestra presidenta”. 

Pero las esperanzas de Sheinbaum de que una mayor colaboración con Estados Unidos en materia de seguridad e inmigración satisfaga a la Casa Blanca son una fantasía.

La semana pasada, el Gobierno mexicano incluso rompió su propia Constitución al entregar a 29 presuntos narcotraficantes como un regalo político a Trump. Dado que los funcionarios estadounidenses habían expresado interés en ejecutar a tales sospechosos, los expertos legales mexicanos han calificado la decisión como “única” en la historia de México e ilegal, ya que la Constitución mexicana prohíbe la pena de muerte en las extradiciones. 

Como quedó claro con la imposición de los aranceles, cualquier acuerdo temporal alcanzado en el último minuto, como el de principios de febrero, solo envalentonará a la camarilla gobernante fascista en Washington. 

Trump ya ha iniciado una guerra comercial, cuyo paralelo histórico más cercano son las restricciones comerciales similares implementadas por la Alemania nazi y la Italia fascista para lograr la “autosuficiencia” antes de la Segunda Guerra Mundial en la década de 1930. El Gobierno de Trump está llevando a cabo una estrategia definitiva de crear una “Fortaleza América” para asegurar su hegemonía y un nivel de “autosuficiencia” en todo el hemisferio occidental en preparación para la guerra con China y no está interesado en negociar nada que no sea la transformación de México en una semicolonia estadounidense.

Trump ha amenazado previamente con usar la fuerza militar para tomar el control del Canal de Panamá y derrocar el Gobierno venezolano, que está aliado con China y Rusia. La semana pasada, el Gobierno estadounidense anunció planes para levantar todas las licencias para el comercio de petróleo venezolano, lo que socavaría fatalmente la economía venezolana. 

El fin de semana pasado, el Wall Street Journal reveló que el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, dijo a los generales mexicanos que el Pentágono tomaría “medidas unilaterales” si no detenían la “colusión” del Gobierno mexicano con los cárteles de la droga. Según fuentes anónimas citadas por el Journal, las autoridades mexicanas interpretaron esto como una amenaza de una operación militar dentro de México. Cuando se les preguntó específicamente, Hegseth y Trump se han negado a descartar acciones militares en México. 

Los esfuerzos de Sheinbaum para minimizar los posibles efectos económicos de los aranceles de Trump también son un fraude. “La economía mexicana es fuerte” y puede soportar los aranceles, subrayó el martes.

La moneda mexicana ya cayó bruscamente el martes a 21 pesos por dólar, su nivel más bajo en un mes. La guerra comercial interrumpe tres años de “nearshoring” y un crecimiento económico más alto de lo habitual. 

Gabriela Siller Pagaza, analista del grupo BASE, explicó que, dado que el 83 por ciento de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos y que el 26,7 por ciento del PIB depende de este comercio, es probable que México se encamine hacia una recesión. Siller advirtió sobre una fuerte devaluación, una mayor inflación, fuga de capitales y despidos masivos.

La economía mexicana depende en gran medida del modelo de producción “justo a tiempo” y del libre movimiento de insumos y productos por las fronteras en el marco Tratado de México, Estados Unidos, y Canadá (T-MEC), que Trump ha suspendido unilateralmente. Varios analistas de la industria han advertido que las cadenas de suministro de automóviles, la principal exportación de México, podrían paralizarse en cuestión de días.

Sin embargo, para fines de 2024, el crecimiento económico de México se había detenido como resultado de la reducción del gasto gubernamental, las propias políticas de guerra comercial de México contra China para ganarse el favor de Washington y la desaceleración general de la economía mundial. 

Sheinbaum dedicó gran parte de su campaña electoral el año pasado a dar garantías a Wall Street que recortaría agresivamente el déficit presupuestario del Gobierno tiempo que ofrecería aún más incentivos fiscales a las corporaciones. Además, garantizó a los militares la continua expansión de sus recursos y poder. 

Estas promesas a la clase dominante y al Estado, que son las únicas que quedan en tiempos de crisis bajo el capitalismo, implican la eliminación de los limitados aumentos del gasto social que bajaron los niveles de pobreza bajo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Estos fueron tolerados por la clase dominante solo gracias a los mayores niveles de inversión.

El patrioterismo de la élite gobernante mexicana y apoyo a Sheinbaum personalmente son la indicación más clara de que está preparando recortes sin precedentes a los salarios, los derechos laborales, la salud, la educación y los programas sociales para hacer que la clase trabajadora pague por los efectos de la agitación económica esperada. Estas políticas no pueden implementarse sin recurrir a las formas fascistoides de represión que históricamente han caracterizado al ejército mexicano.

Los llamamientos de Sheinbaum a la fuerza y la unidad nacionales no buscan enfrentar principalmente a Trump ni a su camarilla. Más bien, en nombre de la “soberanía”, se le pedirá a la clase trabajadora mexicana que sacrifique sus derechos sociales y democráticos para salvaguardar las fortunas de los multimillonarios mexicanos, que multiplicaron su riqueza bajo López Obrador, el mentor de Sheinbaum.

General Motors, el principal exportador de México, ya ha utilizado la guerra comercial como excusa para rechazar una propuesta de un aumento salarial por parte del llamado “sindicato independiente” SINTTIA en la fábrica de Silao.

Sin embargo, la respuesta de SINTTIA ha sido tan complaciente y deliberadamente dirigida a desarmar a los trabajadores como la de Sheinbaum. Antes de la fecha original de los aranceles en febrero, la secretaria general del SINTTIA, Alejandra Morales Reynoso, pidió a los trabajadores que no se preocuparan por las amenazas arancelarias, ya que “no existe alguna evidencia oficial” de que se impondrán, y que la producción no se trasladará a los Estados Unidos, ya que los salarios allí son demasiado altos para que sea rentable. Esto solo puede significar que el sindicato seguirá imponiendo una mano de obra barata y la supresión de salarios en nombre de “salvar empleos”. 

Sin embargo, en enero, General Motors despidió a 850 trabajadores en la planta de Ramos Arizpe, Coahuila, al finalizar la producción del modelo SUV Prologue EV. Si bien el sindicato en la planta pertenece a la gansteril Confederación de Trabajadores de México (CTM), ninguna sección de la burocracia sindical, incluido SINTTIA y sus aliados cercanos en la AFL-CIO estadounidense y Unifor canadiense, movió un dedo para alertar a los trabajadores a nivel internacional y organizar una lucha contra estos despidos. 

Ante la guerra comercial de Trump y la amenaza de una incursión militar, los empleos, los medios de subsistencia y las vidas de los trabajadores en todo México y la región solo pueden ser defendidos por los propios trabajadores de base, quienes deben establecer comités verdaderamente independientes, enlaces directos de comunicación y una estrategia internacional como parte de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). Esto a su vez requiere la construcción de una dirección socialista en la clase obrera mexicana, estadounidense y canadiense para liderar el derrocamiento de la causa raíz del peligro del fascismo y la guerra: el sistema global de explotación capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de marzo de 2024)