La siguiente conferencia fue impartida por Chris Marsden, secretario nacional del Partido Socialista por la Igualdad (Reino Unido) y Ulaş Ateşçi, miembro destacado del Sosyalist Eşitlik Grubu (Grupo Socialista por la Igualdad) en Turquía, en la escuela internacional de verano del SEP (EE. UU.), celebrada entre el 30 de julio y el 4 de agosto de 2023. Todas las conferencias están disponibles aquí.
Esta conferencia trata de la lucha más importante librada al interior del Comité Internacional de la Cuarta Internacional contra un intento decidido de destruir el trotskismo como tendencia. En ella participaron los que entonces eran sus dirigentes más respetados internacionalmente.
La propia supervivencia de la Cuarta Internacional estaba en juego. Como lo subrayó el discurso de apertura de David North en la escuela del partido en 2019:
Fuera del Comité Internacional, el movimiento fundado por León Trotsky había sido liquidado políticamente por los pablistas. En todos los países donde los pablistas habían logrado un control organizativo, destruyeron las organizaciones trotskistas, convirtiéndolas en apéndices políticos de las organizaciones estalinistas, socialdemócratas o nacionalistas burguesas. En 1985, el Workers Revolutionary Party [WRP; Partido Revolucionario de los Trabajadores], que para entonces había capitulado ante el pablismo, estaba a punto de completar la misma operación de destrucción.[1]
Esta conferencia explorará en detalle la siguiente observación de David North:
Por supuesto, habría habido intentos de sostener y reconstruir el movimiento trotskista. Estoy seguro de que en todas las secciones del Comité Internacional habría habido camaradas devotos del trotskismo y decididos a reconstruir la Cuarta Internacional. Pero sus esfuerzos se habrían visto lastrados por la desorientación causada por el hundimiento del WRP, sin un análisis muy bien elaborado de las causas subyacentes de la crisis de 1985. De hecho, fue la existencia de la crítica detallada que desarrolló la dirección de la Workers League entre 1982 y 1984 de la charlatanería teórica de Gerry Healy y la capitulación del WRP al revisionismo pablista lo que refutó la cínica mentira de Cliff Slaughter de que la crisis política del WRP era solo un elemento de una “degeneración por igual” de todo el Comité Internacional.[2]
Dejaremos claro por qué fracasó el intento de destruir el CICI y hubo una victoria decisiva de los trotskistas ortodoxos que sentó las bases para un renacimiento global del socialismo revolucionario y confirmó que el CICI es su único representante contemporáneo.
Gerry Healy, Cliff Slaughter y Michael Banda tenían una enorme autoridad política dentro del CICI. Entre 1961 y 1964, los trotskistas británicos habían dirigido la lucha contra la reunificación sin principios del Socialist Workers Party (SWP; Partido de los Trabajadores Socialistas) estadounidense con los pablistas, produciendo documentos que todavía utilizamos para educar a nuestros cuadros.
La reunificación asestó un duro golpe al movimiento trotskista. Cuando los pablistas se dedicaban a liquidar los movimientos prometedores en todo el mundo y los subordinaban a tendencias antimarxistas, los principios trotskistas fueron defendidos principalmente por la Socialist Labour League (SLL; Liga Socialista de los Trabajadores) en Reino Unido, con el apoyo de la OCI (Organisation communiste internationaliste) en Francia.
La posterior lucha política de la SLL contra el estalinismo, la socialdemocracia, el nacionalismo burgués y sus apologistas pablistas sentó las bases de la fundación de la Workers League en Estados Unidos y de la Revolutionary Communist League (RCL; Liga Comunista Revolucionaria) en Sri Lanka. Esto se logró especialmente a través de la oposición a la histórica “Gran Traición” de 1964 en Sri Lanka, cuando el Lanka Sama Samaja Party (LSSP) se integró al Gobierno burgués de coalición bajo Sirimavo Bandaranaike.
Los oradores anteriores explicaron cómo la SLL abandonó la lucha contra el pablismo. Aproximadamente a partir de 1967, los trotskistas británicos empezaron a adaptarse a las enormes presiones políticas y sociales que pesaban sobre el movimiento.
En condiciones en las que la socialdemocracia, el estalinismo, el maoísmo, el castrismo y otras fuerzas antimarxistas dominaban la política, exigiendo una lucha sin cuartel contra el revisionismo y por el internacionalismo, se desarrolló la concepción de que dar prioridad a la construcción de un partido trotskista en Reino Unido, sobre todo uno con un diario que compitiera con el estalinista Morning Star, sentaría las bases para construir el partido mundial.
Hemos definido esto como un giro hacia el oportunismo táctico, un enfoque ahistórico y nacionalista que resultó desastroso. Significó concentrarse en las tareas nacionales y retirarse de la lucha contra el oportunismo y el revisionismo y por la perspectiva de construir el CICI como el partido mundial de la revolución socialista. Esto llevó al WRP a una orientación cada vez más pablista y amenazó la existencia misma del Comité Internacional.
Este fue un largo proceso político. Como se explica en Cómo el WRP traicionó al trotskismo:
Por supuesto, no es posible determinar el “momento” exacto en que comenzó la degeneración. En cualquier caso, estos procesos no ocurren en línea recta. Hay días en que incluso un moribundo muestra un vigor que asombra a su familia y amigos. Pero no cabe duda de que la degeneración política del WRP estuvo inseparablemente ligada a su alejamiento de la lucha internacional contra el revisionismo –el resorte teórico principal de la construcción del partido mundial— a principios de la década de 1970.[3]
La primera consecuencia política seria de esta retirada de la SLL de la lucha contra el pablismo se produjo en su respuesta a la degeneración centrista de la OCI en Francia y la escisión que siguió en julio de 1971. En la lucha contra la reunificación en 1963, la SLL abordó sistemáticamente importantes cuestiones de perspectiva y produjo documentos críticos, ayudando al desarrollo de una facción pro-CICI dentro del SWP. Pero, en esta ocasión, la SLL pasó rápidamente a una ruptura organizativa, alegando que hubo diferencias sobre materialismo dialéctico en lugar de oponerse al giro político centrista de la OCI.
Healy se mostró reacio a librar una lucha tan exhaustiva porque temía que esto socavaría las intervenciones prácticas de la SLL en la crisis emergente en Reino Unido. Sus temores aumentaron por el hecho de que Slaughter había expresado posiciones similares a las de la OCI en el Congreso Mundial de 1966, apoyando inicialmente la formulación de la OCI sobre la “reconstrucción” de la Cuarta Internacional. Por su parte, Banda había mostrado una fascinación política por figuras como Mao, Ho Chi Minh y Gamal Abdel Nasser.
En medio de una crisis cada vez más profunda del capitalismo mundial y un crecimiento del partido, el fracaso a la hora de extraer las lecciones de la escisión con la OCI y colocar los fundamentos históricos del movimiento trotskista en el centro de su trabajo aceleró el giro a una orientación oportunista nacional de la SLL. La intensificación de la lucha de clases a principios de la década de 1970 produjo una importante adaptación política al movimiento anticonservador por parte de la SLL y un abandono del foco en construir la Cuarta Internacional como partido mundial de la revolución socialista.
Como lo expusieron en detalle los camaradas Evan Blake y Tom Mackaman, ese período fue un punto de inflexión crítico en las diferentes trayectorias de la Workers League en EE.UU. y de los trotskistas británicos. Aunque los dirigentes del WRP habían apoyado a la Workers League en la lucha contra Wohlforth, no habían sacado las lecciones necesarias de esta experiencia crítica no solo para la WL, sino para todo el CICI. Esto se reflejó en el hecho de que el WRP no escribió ni una sola declaración importante sobre Wohlforth, como subrayó el camarada North. Por el contrario, la Workers League puso la historia del movimiento trotskista y las lecciones de la lucha contra el pablismo en el centro de su trabajo político.
La fundación del WRP
La fundación del Workers Revolutionary Party (WRP; Partido Revolucionario de los Trabajadores) en 1973 se basó en consideraciones nacionales, sin ninguna discusión con el Comité Internacional. Su objetivo declarado era llevar al poder a un Gobierno laborista comprometido con políticas socialistas.
No obstante, la lucha política anterior del WRP contra el pablismo, incluyendo los aspectos positivos y correctos de su labor frente a la degeneración de la OCI, se mantuvo como una inspiración política a escala internacional. Esto llevó a la formación de nuevas secciones en Alemania y Australia. Pero su alejamiento del eje internacionalista y la intensificación de la colaboración con sus correligionarios políticos abrieron un prolongado periodo de desorientación política. Esto daría paso a un nivel grotesco de oportunismo político y traición.
Cómo el WRP traicionó el trotskismo explica que, tras fundar el WRP con base en la lucha por derribar a los conservadores y volver a un Gobierno laborista, el partido perdió influencia dado que los cientos de trabajadores que se integraron a raíz de esa lucha no habían sido educados en los principios trotskistas.
La dirección se vio obligada a redefinir su programa y retomar el énfasis en su identidad trotskista y su oposición al laborismo. Pero esto se encontró con la oposición de un importante sector de trabajadores reclutados sobre una base centrista, liderados por Alan Thornett, un trabajador de la empresa automotriz British Leyland y secretario de la All Trades Union Alliance (Alianza Pansindical) del partido. Este ataque derechista fue dirigido en secreto por la OCI con el objetivo de destituir a Healy como líder.
El Comité Internacional no intervino en el conflicto con Thornett, el cual fue afrontado mediante expulsiones burocráticas. La intervención del CICI habría cambiado fundamentalmente la dinámica política. Al reanudar la lucha contra la OCI y el resurgimiento del revisionismo pablista, representado por la línea derechista-centrista de Thornett, la dirección del WRP habría rearmado políticamente al movimiento mundial frente al brusco giro de la situación política internacional.
En cambio, el WRP dio un giro ultraizquierdista, llamando a la clase obrera a derrocar al Gobierno laborista. Los trabajadores sabían que si lo hacían solo conseguirían que los conservadores volvieran al poder. El llamamiento reflejaba y profundizaba un cambio de clase que se estaba produciendo dentro del partido. Habiendo perdido ya una parte sustancial de sus filas obreras, el WRP estaba completando una ruptura programática fundamental con la orientación proletaria por la que había luchado históricamente.
Esto encontró apoyo dentro de una dirección cada vez más dominada por fuerzas pequeñoburguesas sin conexión real con la historia ni la lucha política del partido, como los actores Vanessa y Corin Redgrave y el editor de News Line, Alex Mitchell. Respondieron a la evolución política de la clase obrera con impaciencia y sin las bases teóricas necesarias.
La esencia oportunista de este desvío ultraizquierdista emergió más claramente en el abandono de la Teoría de la Revolución Permanente y de la estrategia de la revolución socialista mundial. En abril de 1976, el WRP firmó un acuerdo con el Gobierno libio a espaldas del Comité Internacional que inició la transformación del WRP en un propagandista a sueldo y agente político de la burguesía árabe.
En los años siguientes, el peligroso crecimiento de la influencia política de capas de la clase media dentro de la dirección del partido se convirtió en una correa de transmisión para la penetración de intereses de clase ajenos en el WRP. Fueron estos elementos quienes apoyaron una serie de giros políticos, pasando por un ultimatismo ultraizquierdista hasta las grotescas adaptaciones a sectores de la burocracia laborista y sindical. También proporcionaron una importante fuente de ingresos alejada de la lucha por adentrarse en la clase obrera. Esto profundizó la independencia y hostilidad de la dirección con respecto a las bases del partido y aceleró la destrucción de los fundamentos del centralismo democrático.
Su desastroso impacto internacional se describe en este notable pasaje de “Cómo el WRP traicionó al trotskismo”:
La expresión predominante de esta traición al trotskismo fue la subordinación de los intereses de la revolución socialista mundial a las necesidades prácticas inmediatas de la organización británica. El crecimiento del chovinismo dentro del WRP reflejaba las presiones directas del imperialismo británico sobre el partido, principalmente sobre su dirección. Healy, Banda y Slaughter llegaron a considerar y tratar al Comité Internacional como si este formara parte de una pequeña mancomunidad dominada por el WRP, utilizada como un medio de ingresos económicos y manipulada a instancias de su propia política exterior.
Para los años ochenta, los métodos con los cuales dominaban el Comité Internacional empezaron a parecerse a las prácticas usadas durante siglos por la clase gobernante británica: perjurio de día y adulterio de noche, literalmente.[4]
Este retroceso político y el nacionalismo tóxico determinaron la respuesta del WRP a las críticas formuladas por David North entre 1982 y 1984, amenazando a la Workers League con una escisión e impidiendo la circulación y discusión de las críticas al interior del CICI.
En febrero de 1984, se presentó una oportunidad clave para que el WRP se enfrentara objetivamente a las cuestiones políticas y teóricas subyacentes a su degeneración de una década, pero la rechazó. Un mes después estalló la huelga de los mineros. Fue la mayor batalla de clases en Reino Unido desde la huelga general de 1926 y duró todo un año. Hubo 20.000 mineros heridos u hospitalizados, 13.000 detenidos, 200 encarcelados durante brutales operaciones policiales de estilo militar, dos muertos en los piquetes, tres muertos excavando en busca de carbón durante el invierno y 966 despedidos.
Los activos del sindicato National Union of Mineworkers (NUM) fueron confiscados y se creó el sindicato de esquiroles Union of Democratic Mineworkers (UDM) mediante una operación estatal. La derrota de la huelga estuvo seguida por el cierre masivo de minas y la destrucción de comunidades enteras. Fue una lucha que confirmó la total decadencia política del WRP y ayudó a precipitar la explosión que siguió.
La línea política del WRP era una mezcla de retórica ultraizquierdista y oportunismo desenfrenado. Nunca planteó ni una sola demanda al Partido Laborista. Adoptó la demanda de una huelga general para instalar un Gobierno obrero revolucionario en vez de los llamamientos a movilizar a la clase obrera para forzar la dimisión del Gobierno conservador, nuevas elecciones y el regreso del Partido Laborista al poder con un programa socialista. Este segundo enfoque habría permitido al partido ganar a miles de trabajadores de mentalidad socialista a una alternativa revolucionaria.
Para llenar el vacío entre la negativa del WRP a exigir que la central sindical Trades Union Congress (TUC) y el Partido Laborista derrocaran a los conservadores y su campaña propagandística por un Gobierno obrero revolucionario, el partido afirmó que el Gobierno de Margaret Thatcher se había transformado en una dictadura bonapartista. Esto significaba supuestamente que la clase dominante ya no dependía de la burocracia para vigilar y sofocar la lucha de clases. En su lugar, había surgido supuestamente una situación revolucionaria que colocaba al WRP en una lucha directa por el poder sin necesidad de romper el control de la burocracia laborista y sindical sobre la clase obrera.
Dotar a Thatcher con poderes dictatoriales excusaba las traiciones de la burocracia laborista y sindical que serían la verdadera causa de la derrota de los mineros. La negativa del WRP a desafiar al TUC y al Partido Laborista y, en su lugar, su decisión de promover únicamente la militancia sindical facilitó la subordinación del partido a la burocracia del NUM, dirigida por el estalinista Arthur Scargill. Scargill fue el encargado de proteger a la burocracia obrera de cualquier desafío político.
Para un partido cuyos miembros carecían de formación política y participaban a diario en una intensa actividad durante la huelga, durante un tiempo pareció que el WRP estaba logrando grandes avances, sobre todo a la hora de obtener el apoyo de los mineros más combativos. Pero ante la derrota de la huelga, estos aparentes logros se evaporaron.
La respuesta del WRP fue criminal. Para explicar por qué al final de la huelga no se impuso una dictadura fascista, como había predicho en el VII Congreso del partido en diciembre de 1984, el WRP declaró que los mineros habían sido “traicionados pero no derrotados”. En respuesta a la presión de sus miembros, especialmente en el norte del país, se lanzaron las marchas para exigir la liberación de los mineros encarcelados. El objetivo era hacer que los miembros se vieran inundados con el activismo, y Banda hizo referencia a la “Larga Marcha” de Mao y declaró que el partido marcharía hasta la revolución.
La marcha obtuvo un importante apoyo entre los mineros y otros trabajadores, lo que indica lo que habría podido lograr el partido si hubiera intentado extraer las lecciones de esta experiencia para la clase obrera, en lugar de seguir a la cola de Scargill y el NUM.
Nada de esto fue suficiente para frenar la crisis. La derrota de la huelga de los mineros había dejado a amplios sectores del WRP, especialmente a los elementos pequeñoburgueses y desclasados del aparato partidario, desconcertados, desmoralizados y resentidos. Les habían prometido una revolución, les habían advertido del fascismo, y ninguna de las dos cosas se había materializado. Su conclusión era que todos sus esfuerzos hasta la fecha habían sido en vano. Ahora podían convivir con el capitalismo y encontrar un lugar más cómodo en el orden social existente.
Era el escenario propicio para conflictos entre facciones sin principios en el centro del partido en Clapham, Londres.
Antes de abordar los acontecimientos concretos de la escisión y sus lecciones principales, es necesario aclarar algunas cuestiones.
La degeneración personal y política de Healy, Slaughter y Banda, quienes habían desempeñado un papel importante e incluso decisivo en la historia de la Cuarta Internacional defendiendo la continuidad del trotskismo, tiene una dimensión trágica. En todas las luchas libradas a lo largo de 1985 y en 1986, el CICI se opuso a los intentos de la dirección del WRP de denigrar estas luchas históricas. El CICI insistió en que la cuestión central que enfrentaba el WRP ante esta grave crisis política era determinar si estaba “a favor o en contra del Comité Internacional”, si optaría por reanudar y profundizar la lucha política que había dado a los trotskistas británicos su posición como dirección política del movimiento mundial, o continuar su retroceso oportunista nacional.
El CICI actuó con principios, instando a la dirección y a los miembros del WRP a dar marcha atrás, aceptar la autoridad política del partido mundial y trabajar con sus copensadores internacionales. El CICI hizo lo correcto.
El WRP había sufrido una profunda degeneración, pero como sección del CICI era una entidad política totalmente diferente a los grupos pseudoizquierdistas. Como dijo David North durante una discusión reciente, Healy en su peor día era mejor que gente como Ted Grant del grupo Militant y Tony Cliff del SWP (UK) en sus mejores momentos.
Incluso en el punto álgido de su degeneración, el partido tenía cuadros que creían en la perspectiva revolucionaria que Healy, Slaughter y Banda habían representado anteriormente y que responderían a un llamamiento a retomar la lucha por el trotskismo.
Resultó que la degeneración política nacionalista de la dirección central del WRP había avanzado demasiado como para salvar al partido en su conjunto. Pero eso solo pudo determinarse insistiendo consistentemente en la necesidad de reanudar la lucha contra el pablismo y en defensa de la continuidad del CICI dentro de las estructuras del partido mundial.
La lucha librada demostró de manera irrefutable que el CICI representaba la continuidad del trotskismo. Como dijo Trotsky al fundar la Cuarta Internacional, fuera de sus filas, no existía ningún partido ni cuadros revolucionarios dignos del nombre.
La defensa de la revolución permanente contra el oportunismo nacional del WRP
La crítica elaborada por David North a partir de 1982 solo pudo haber sido formulada al interior de una tendencia que hubiera colocado en el centro de su trabajo la asimilación de las experiencias históricas del movimiento trotskista y la lucha contra el revisionismo de Pablo-Mandel. North desenmascaró cómo el WRP había abandonado la teoría de la revolución permanente y se había adaptado al nacionalismo burgués, así como la relación entre el oportunismo político del WRP y la distorsión idealista subjetiva de Healy del materialismo dialéctico e histórico. Dejó claro que la crisis del WRP era producto de una prolongada degeneración política y elaboró las únicas bases para resolverla.
La negativa de Healy a discutir las graves críticas teóricas y políticas contra su deriva al pablismo previno que se afrontaran los crecientes problemas políticos dentro del WRP. Sin embargo, los primeros meses de la crisis en el seno del WRP se pueden caracterizar como un periodo en el que esa crítica proporcionó la base para la cristalización de una nueva mayoría trotskista en el Comité Internacional. Se ganó el apoyo de las secciones de Sri Lanka, Alemania y Australia y de una facción dentro del WRP que sería una mayoría en el momento de la ruptura final con los renegados de Slaughter/Banda.
En Cómo el WRP traicionó al trotskismo, se explica que el hecho de que el WRP no permitió que las críticas de la Workers League fueran circuladas y discutidas adecuadamente indica que Healy, Banda y Slaughter sospechaban que estos puntos de vista encontrarían un amplio apoyo dentro del CICI. Esto tuvo una confirmación histórica.
Dado que la mayoría de los cuadros internacionales se acercó al CICI en los años 60 y principios de los 70 a raíz de la defensa de la perspectiva internacionalista de la revolución permanente por parte de los trotskistas británicos, las críticas avanzadas por la Workers League, una vez que se divulgaron, recibieron un apoyo contundente. Esto fue lo que explicó el rápido realineamiento político dentro del Comité Internacional en el otoño de 1985, que sentó nuevas bases para el trabajo del movimiento internacional.
Para apreciar la importancia de esta crítica, hay que analizar el carácter del conflicto político que había estallado en el WRP y su evolución antes de la intervención dirigida por la Workers League.
El 1 de julio de 1985, Aileen Jennings, secretaria personal de Healy durante 20 años, desapareció de Londres. Dejó una carta fechada el 30 de junio en la que denunciaba a Healy por los graves abusos cometidos contra mujeres militantes del WRP y del CICI. Era una carta repugnante dirigida a los padres de algunas de las implicadas. Su tenor general lo demuestran sus párrafos iniciales en los que se advertía que “la conducción del Departamento de Formación Juvenil por parte de un homosexual” creaba el peligro de una provocación policial. Jennings abordó del mismo modo los sucesos en “los apartamentos de 155 Clapham High Street, que también exponen el partido a una provocación policial”.
De la mano de una crisis financiera causada deliberadamente, la carta era una provocación política de una camarilla del centro del partido. Su objetivo era obligar a Healy a dar un paso atrás o retirarse y, de este modo, acelerar y reforzar el giro oportunista del WRP. Independientemente de su evolución posterior, Healy nunca sería un líder del partido aceptable para una pseudoizquierda opuesta a todo lo que él había representado históricamente.
Durante los tres meses siguientes, el Comité Político del WRP intentó encubrir el escándalo de forma colectiva, independientemente de sus diferencias. Esto significó mentirle al CICI y oponerse a los esfuerzos de Dave Hyland, miembro del Comité Central, por exigir que una Comisión de Control llevara a cabo una investigación El plan era que Healy anunciara su jubilación debido a su mala salud, mientras se le seguía permitiendo dar conferencias en el Colegio de Educación Marxista.
Banda dirigió este esfuerzo para gestionar la crisis del partido, consiguiendo que Healy firmara una carta en la que decía: “De conformidad con nuestro acuerdo de fecha 5/7/85, me comprometo sin reservas a cesar inmediatamente mis actividades personales con la juventud”.
Esto fracasó. Como se explica en La herencia que defendemos:
En octubre de 1985, los resentimientos acumulados de la clase media estallaron en el seno del WRP. Desilusionados y amargados, hartos de años de duro trabajo sin recompensa, insatisfechos con su situación personal, ansiosos por recuperar el tiempo perdido y, sencillamente, hartos de hablar de revolución, la rabia subjetiva de estas fuerzas de clase media, encabezadas por un variopinto grupo de profesores universitarios semiretirados, se tradujo políticamente en liquidacionismo.[5]
Por este término se entiende:
...esa ala más reaccionaria del oportunismo que ha roto con el trotskismo y exige la destrucción de su expresión organizada, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus secciones nacionales.
El anclaje de clase de esta tendencia es la pequeña burguesía de todos los países capitalistas, que ha sucumbido a las presiones imperialistas y que ya no cree en la viabilidad de una perspectiva revolucionaria basada en el proletariado internacional.[6]
Resaltando la importancia de la intervención dirigida por el camarada North, la facción que pedía una Comisión de Control llevó a cabo una respuesta de principios a las revelaciones hechas por Jennings, que encontró apoyo entre los cuadros de la clase obrera en Yorkshire y Mánchester y dentro de la dirección nacional de los Young Socialists (Jóvenes Socialistas). Pero se desarrolló en condiciones de enorme confusión política entre los miembros que, debido a la degeneración política del WRP, no tenían las bases para comprender las cuestiones más amplias y esenciales involucradas.
Fueron meses en los que todos los miembros destacados del partido declaraban en voz alta que el CICI o bien nunca había sido trotskista o bien había sufrido la misma degeneración que el WRP. Todos los enemigos del CICI también salieron de la inactividad para insistir en que su oposición podrida al “healyismo” había sido reivindicada, como los Spartacists, que publicaron el panfleto “El healyismo implosiona”.
Este término, que indicaba oposición a la lucha librada por el CICI contra el pablismo, fue adoptado por Banda, Slaughter y compañía.
Si hubieran permanecido abandonados a su suerte, aquellos que luchaban por una Comisión de Control habrían sido incapaces de orientarse políticamente y derrotar el impulso liquidacionista de la dirección central del WRP y sus aliados en el pantano pablista y estalinista.
El factor decisivo fue la capacidad de imponerse ante la histeria generada por Slaughter y Banda y presentar un análisis de los problemas reales detrás de la degeneración del WRP, un análisis que estaba arraigado en una defensa de la historia y el programa del CICI. De hecho, como explicó David North, la mera existencia de esta crítica fue una refutación devastadora del argumento presentado posteriormente por Slaughter de que el WRP y el CICI habían sufrido un proceso de “igual degeneración”.
Otro punto importante: Slaughter y sus seguidores acusaron repetidamente a David North de cobardía política al retirar su crítica al WRP, alegando que era comparable a su propio silencio sobre dizque abusos políticos y organizativos de Healy como único responsable. Los acontecimientos demostraron que North tuvo razón al tomar medidas que impidieron la expulsión inmediata de la Workers League, en condiciones en las que sus críticas habían sido reprimidas y ocultadas del resto del Comité Internacional y los miembros del WRP.
La decisión se tomó justo un año antes de que estallara la crisis política en el WRP. No se puede descartar que la Workers League hubiera podido encontrar la manera de intervenir en las disputas que siguieron en el seno de las secciones del CICI y del WRP. Pero se puede afirmar con certeza que esto habría resultado mucho más difícil. Y la existencia y circulación de la crítica de North fue el factor decisivo en todo lo que ocurrió en 1985.
En su discurso de apertura de esta escuela, David North señaló cómo el movimiento trotskista estadounidense se fundó a raíz de la visita de James P. Cannon a Moscú en 1928. En ese momento, Cannon estaba profundamente involucrado en las luchas entre facciones dentro del Partido Comunista de Estados Unidos. Las facciones rivales de Jay Lovestone y William Z. Foster-Cannon buscaban el apoyo de Moscú en sus riñas políticas internas.
Sin embargo, en Moscú, Cannon, al igual que Maurice Spector, presidente del Partido Comunista de Canadá, recibió una copia de la Crítica del Programa de la Internacional Comunista de Trotsky, que más tarde se publicó en La Tercera Internacional después de Lenin. Tras leerlo, llegó a la conclusión de que todas sus preocupaciones anteriores eran fundamentalmente insignificantes y, junto con Max Shachtman y Martin Abern, regresó a Estados Unidos para emprender una defensa de la política de la Oposición de Izquierda, por lo que fue expulsado en octubre.
La historia no se repite, pero a menudo rima. Esto ocurrió de forma notable en 1985 dentro del WRP, también con un gran alcance histórico. El homenaje de David North a Dave Hyland en 2014 explica cómo a mediados de septiembre [14-15], los camaradas Larry Porter y David North volaron a Inglaterra para averiguar qué estaba ocurriendo realmente en la organización. Solo les habían dicho que Healy dimitía debido a su mala salud y a su avanzada edad.
El 3 de septiembre, Banda había llamado al camarada North pidiéndole “reanudar la alianza”. Esto era en referencia a su acuerdo alcanzado en octubre de 1982 de apoyar una discusión sobre las falsas concepciones teóricas y políticas del WRP. El Comité Político de la Workers League acordó por unanimidad que no sellaría una alianza con ningún dirigente del WRP que hubiera demostrado repetidamente una conducta totalmente oportunista, y que ahora pretendía utilizar al Comité Internacional para mediar sus disputas entre facciones.
Tras reunirse con Banda en Londres, North le recordó las críticas políticas realizadas en 1982 y 1984. Banda rebuscó en sus archivos y encontró una copia del informe de febrero de 1984 al CICI. Aceptó que esas críticas habían sido correctas y pidió a David [North] que lo acompañara a Yorkshire, donde tenía previsto reunirse con Dave Hyland en Rotherham.
Allí, al final de una discusión poco satisfactoria, Banda le entregó a Hyland de manera impulsiva y, para él, desafortunada una copia de “Una contribución a la crítica de ‘Los estudios sobre materialismo dialéctico’ de G. Healy” y el informe de 1984 al CICI.
Dave los leyó y luego llamó a los principales miembros de su facción para leérselos uno a la ve en su salón.
La crítica de David North a la “dialéctica” de Healy
Para todos nosotros, haber leído esta crítica fue una revelación, ya que proporcionaba por primera vez una explicación política de la escisión y dejaba claro hubo una oposición dentro del CICI. Fue fundamental hacer una crítica seria de la dialéctica hegelianizada de Healy, en la que descansaba gran parte de su autoridad política. Era mucho para asimilar en estas condiciones, pero hizo comprensible teórica y políticamente lo que otros rechazaban como mera jerigonza.
Tras intensas discusiones, el 9 de octubre Dave llamó a la Workers League y pidió hablar con David North. En el homenaje del camarada North, cita una carta que Dave Hyland le escribió en 2005 en la que describía la lectura de estos documentos y la llamada por teléfono como “la decisión política más importante de mi vida”. Fue la decisión más importante de muchas vidas.
El 10 de octubre, los camaradas North y Larry Porter regresaron al Reino Unido. Habían sido informados de la llamada telefónica de Dave Hyland el día anterior mientras estaban en Alemania y le habían devuelto la llamada. Como afirma David:
No puedo exagerar lo crítico e importante que fue. Hasta ese momento, seguíamos mirando desde fuera. Era como si fuéramos intrusos políticos en una organización a la que no teníamos acceso. Pero ahora había alguien que quería hablar con nosotros sobre la crisis interna del WRP y que estaba interesado en los documentos que habíamos escrito.[7]
David, Larry y Uli Rippert, secretario nacional de la sección alemana del CICI, la Bund Sozialistischer Arbeiter (BSA), llegaron al Reino Unido el 10 de octubre. Fueron testigos de un partido en plena guerra de facciones, que David describió con vívidos detalles en un informe del 2 de noviembre al Comité Político de la Workers League.
Los partidarios de Healy en el Comité Político [del WRP] habían votado a favor de invitarlo al centro del partido y preparar cargos contra miembros del Comité Central y dirigentes de los Young Socialists —Julie Hyland y Dolly Short— por exigir públicamente una Comisión de Control. Esto provocó una marcha de los partidarios de Banda, quienes también habían cerrado el periódico del partido, el News Line, y su imprenta en Runcorn, Liverpool. Banda lo describió con el término pomposo, “El 18 Brumario de Michael Banda”.
En una reunión inicial en la que participaron 25 miembros destacados esa noche y posteriormente, Banda amenazó con la expulsión de todos los partidarios de Healy en una próxima reunión del Comité Central. También indicó su creencia de que nunca había habido un movimiento trotskista en Reino Unido, dando a entender que el propio CICI no era trotskista.
David, Larry y Uli decidieron viajar a Leeds, en Yorkshire, al día siguiente, el 11 de octubre. En una reunión a la que también asistió Dave Hyland, consiguieron que Slaughter accediera a defender los derechos de la minoría de seguidores de Healy. Después, David North tuvo su primera discusión con Dave Hyland.
Hyland planteó inicialmente que nunca había existido un movimiento trotskista en Reino Unido. Pero fue convencido tras un largo repaso de la historia de la lucha contra el pablismo por parte de David North, de que la lucha en el WRP debía librarse sobre la base del reconocimiento y la defensa de la continuidad del movimiento trotskista frente al crecimiento del pablismo dentro del Comité Internacional.
Al día siguiente, el 12 de octubre, Slaughter, Banda y otros 23 miembros del Comité Central votaron a favor de expulsar a Healy, pero concedieron derechos de minoría a sus 12 seguidores.
Las secciones de Grecia y España emitieron un comunicado conjunto el 21 de octubre negándose a aceptar la expulsión de Healy. En él, le pedían a Healy, “en su condición de dirigente histórico de este movimiento y líder del Décimo Congreso Mundial, así como el más destacado defensor de sus perspectivas, que convoque una reunión de emergencia del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y no reconoceremos ninguna otra reunión fraccional convocada fraudulentamente en nombre del CICI”.
El 25 de octubre, se celebró un pleno del CICI auténtico en el que se aprobaron dos resoluciones. Una expulsaba a Healy del CICI, al tiempo que se oponía a la posición de la facción de Slaughter/Banda de que todo era un problema sexual. En su lugar declaraba: “Sus prácticas constituyeron un ataque a cuadros históricamente seleccionados del movimiento trotskista”.
La resolución rechazó todos los intentos de denigrar las contribuciones anteriores de Healy y de atacar la historia y la autoridad política del CICI.
Decía:
Al expulsar a Healy, el CICI no tiene intención de negar las contribuciones políticas que hizo en el pasado, en particular en la lucha contra el revisionismo pablista en las décadas de 1950 y 1960.
De hecho, esta expulsión es el resultado final de su rechazo de los principios trotskistas sobre los que se basaron estas luchas pasadas y su caída a las formas más vulgares de oportunismo.
La degeneración política y personal de Healy puede ser trazada de forma clara a través de su separación cada vez más explícita de los logros prácticos y organizativos del movimiento trotskista en Reino Unido de las luchas histórica e internacionalmente fundamentadas contra el estalinismo y el revisionismo de las que surgieron estos logros.[8]
“La resolución del Comité Internacional de la Cuarta Internacional sobre la crisis de la sección británica” que acompañaba la anterior resolución también afirmaba:
La crisis actual, que estalló con la revelación de las prácticas corruptas de G. Healy y el intento del Comité Político del WRP de encubrirlas, tiene sus orígenes en la prolongada deriva de la dirección del WRP, alejándose de la tarea estratégica de la construcción del partido mundial de la revolución socialista hacia una perspectiva y una práctica cada vez más nacionalistas.[9]
Proponía “una Comisión Internacional de Control para investigar, entre otras cosas, la corrupción de G. Healy, el encubrimiento por parte del Comité Político y la crisis financiera del WRP”, a la que debían remitirse todos los cargos existentes contra miembros del partido.
Lo más significativo es que acordaba:
La reinscripción de los miembros del WRP sobre la base de un reconocimiento explícito de la autoridad política del CICI y la subordinación de la sección británica a sus decisiones.[10]
Esto se convertiría en una cuestión central en las disputas que siguieron. Esta resolución fue respaldada unánimemente por la delegación británica en la reunión del CICI del 25 de octubre y por el Comité Central del WRP. Y lo que es más significativo, fue aprobada sin votos en contra por un Congreso Extraordinario del WRP celebrado los días 26 y 27 de octubre.
El discurso de David North en el primer día del Congreso Extraordinario, donde dio una explicación detallada de la historia política y las causas de la degeneración del WRP, fue decisivo para lograr este resultado. Fue una poderosa confirmación de la autoridad política del CICI, que obtuvo el respaldo de casi todos los delegados y fue aplaudida incluso por muchos de los que más tarde se convirtieron en los más rabiosos oponentes del CICI.
Debo hacer hincapié en esto. Hay momentos que se graban a fuego en la memoria. Y éste fue uno de ellos. Puedo decir sinceramente que fue electrizante verlo y escucharlo. Antes de ese Congreso Extraordinario, los partidarios de Mike Banda iban por ahí hablando de cómo habían venido armados por si había algún mal asunto, o había algún intento de bloquearles la entrada al edificio. Tenían garfios y cosas así. Bueno, ellos iban armados con garfios, pero Dave North nos armó con marxismo y un análisis marxista.
El 26 de octubre, la facción de Healy celebró su propia reunión en un lugar diferente, proclamando que la “escisión necesaria y largamente esperada” con Banda y Slaughter “se ha llevado a cabo con éxito”. Se describieron a sí mismos como la sección británica del CICI y a David North como líder de “el CICI restante”. Los healyistas rechazaron una propuesta del CICI para reunirse con una delegación encabezada por el camarada North.
En una carta del 9 de noviembre al Comité Central de la Liga Internacionalista de los Trabajadores en Grecia, sobre su negativa a asistir al pleno del CICI del 25 de octubre, se afirmaba:
Tal rechazo de los principios internacionalistas en los que se basa nuestro movimiento constituye esencialmente nacionalismo, el cual refleja la presión del enemigo de clase... El antiinternacionalismo que llevó a la negativa a asistir a la reunión del CICI del 25 de octubre debe ser rechazado. Si no, la Liga Internacionalista de los Trabajadores dejará de existir como partido trotskista.[11]
También ignoraron esto. Esta advertencia era igual de válida para la facción de Banda-Slaughter que permanecía en el WRP y el CICI. Solo habían aceptado la resolución del 25 de octubre como una maniobra táctica para ganar el apoyo del CICI contra la facción pro-Healy, y tenían la intención de repudiarla a la primera oportunidad.
La respuesta de los miembros a la intervención de North en el Congreso Extraordinario los convenció de que tenían que actuar con rapidez. Así que se opusieron a la subordinación de la sección británica al CICI y a anular la resolución, promoviendo todo tipo de prejuicios nacionalistas cultivados durante años entre los miembros del WRP.
Esto involucró una insistencia en que el escándalo sexual era la cuestión fundamental de la escisión y que el CICI supuestamente intentaba minimizarlo, así como afirmaciones de que el CICI había sufrido una “degeneración igual” a la del WRP y no quería romper esencialmente con el “healyismo”.
Así lo expresó Banda en un artículo publicado el 2 de noviembre en News Line, titulado “La moral y el partido revolucionario”:
Por primera vez, y posiblemente la última, el partido se ha dividido, pero no por cuestiones programáticas y tácticas , sino por la cuestión más básica de la moral revolucionaria. La división ha tenido lugar en torno a la relación entre los sexos en el partido...[12]
El 21 de noviembre, el Comité Central de la Workers League escribió al Comité Central del WRP, explicando:
La causa fundamental de nuestro desacuerdo y de las crecientes fricciones entre nosotros es que la dirección del Workers Revolutionary Party no está dispuesta a reconocer, salvo de forma verbal y platónica, la autoridad del Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Precisamente debido a que no reconoce que el rasgo más fundamental de la degeneración política de Healy fue su subordinación del movimiento internacional a las necesidades prácticas de la sección británica, la dirección del WRP corre el peligro real de continuar, si bien de forma algo diferente, el mismo curso nacionalista-oportunista…
En nuestra opinión, la lección más importante de la lucha actual que deben asimilar todos los cuadros del Comité Internacional consiste en las implicaciones prácticas tan reaccionarias de cualquier retroceso con respecto a la defensa de los principios trotskistas y la lucha contra todas las formas de revisionismo.[13]
El WRP respondió intensificando su ofensiva liquidacionista.
Slaughter estrecha la mano del perro de presa estalinista Monty Johnstone
El 26 de noviembre, en una reunión en el Friends Hall de Londres reportada en el News Line bajo el título “La moral revolucionaria y la escisión en el WRP”, Slaughter cuestionó públicamente las bases históricas del Comité Internacional ante una audiencia de sus enemigos políticos, estrechando infamemente la mano del archiestalinista Monty Johnstone. No existe tal cosa como “cualquier viejo estalinista”, pero Monty Johnstone era el hombre al que recurría el movimiento estalinista para atacar el trotskismo. Su pedigrí político no solo incluía polémicas publicadas en tres partes contra la Socialist Labour League en los años 60, sino también muchos ataques posteriores contra Trotsky.
Esto llevó al camarada Peter Schwarz a enviar una carta al CC del WRP en la que afirmaba:
Dado que fue pronunciado por el secretario del CICI frente a toda la camarilla del revisionismo británico, no puedo evitar interpretar este discurso como una clara indicación de que el camarada Slaughter quiere separarse totalmente del CICI y volver a unirse al pantano revisionista y estalinista.[14]
Cuatro días después, el 6 de diciembre, Geoff Pilling dio una respuesta pública en un artículo titulado “Nada que ocultar... o temer”. Hizo un llamamiento explícito a los estalinistas, al pablista Alan Thornett “y a todos los que fueron víctimas de los métodos arbitrarios y anticomunistas de Healy...” a que se unieran a “la discusión más abierta y amplia posible”, abarcando “todos los aspectos de la historia del movimiento, desde la muerte de Trotsky en adelante”.
El segundo eje principal del ataque del WRP contra el CICI fue elaborado en una carta del 26 de noviembre de Slaughter a North, donde insistía en que todo el CICI había sufrido un proceso de “degeneración igual” y repudiaba sobre esta base toda su historia y autoridad política actual.
En respuesta, el 11 de diciembre, el Comité Político de la Workers League envió una carta al CC del WRP. Es el relato contemporáneo más completo de las cuestiones políticas que llevaron a la escisión y del carácter y alcance del liquidacionismo y antitrotskismo del WRP.
Contenía la siguiente advertencia crucial, que definía claramente las cuestiones fundamentales planteadas por la degeneración nacionalista del WRP:
El gran peligro al que nos enfrentamos en la actualidad es que la dirección fomente el antiinternacionalismo. La autonomía nacional del WRP se está contraponiendo a la autoridad del Comité Internacional como órgano dirigente del Partido Mundial de la Revolución Socialista. Este es el verdadero significado de la afirmación del camarada Slaughter, en su carta a North, de que “el internacionalismo consiste precisamente en establecer... líneas de clase y luchar contra ellas”. Pero, ¿mediante qué proceso se determinan estas “líneas de clase”? ¿Requiere esto la existencia de la Cuarta Internacional?...
La carta compara la definición de internacionalismo del camarada Slaughter (“establecer líneas de clase y luchar contra ellas”) con la de Trotsky: “El internacionalismo no es un principio abstracto, sino un reflejo teórico y político del carácter de la economía mundial, del desarrollo mundial de las fuerzas productivas y de la escala mundial de la lucha de clases”. (Permanent Revolution , New Park, pág. 9) Esta es la base del internacionalismo proletario y la necesidad de su expresión organizada en el Partido Mundial de la Revolución Socialista. Ninguna organización nacional, por muy alto que proclame su lealtad al marxismo, puede desarrollar y mantener una perspectiva revolucionaria si no es a través del contacto y la colaboración constantes con copensadores internacionales... Quienes se oponen a la subordinación de las secciones nacionales al movimiento internacional, en el que insisten estos estatutos, ignoran el hecho de que el precio de la “independencia” es la subordinación a las presiones de la burguesía nacional y el imperialismo mundial.[15]
Slaughter describió el discurso de North en la primera sesión del Congreso Extraordinario del WRP del 26 de octubre como “unilateral y engañoso”. Daba “una imagen de un WRP y una dirección del WRP corrompidos por Healy hasta tal punto que nadie en el WRP podía o quería plantear una crítica a los escritos y prácticas antimarxistas de Healy, mientras que D. North, por otra parte, desde 1982, había tomado las armas o posiciones correctas contra Healy”.
La Workers League respondió:
...las críticas de North durante el Congreso Extraordinario no iban dirigidas en absoluto contra los cuadros del WRP en su conjunto. Cuando [North] habló de una camarilla sin principios dentro del Comité Político, se refería solo a aquellos que subordinaban la defensa de los principios trotskistas a las necesidades pragmáticas del trabajo práctico en la sección británica. El camarada Slaughter era una parte importante de esa camarilla dirigente.[16]
La carta hace una amplia defensa de la Workers League y de su historia. Explica cómo su fundación y su práctica posterior se arraigaron en la lucha contra el pablismo y el abandono del internacionalismo proletario por parte del Socialist Workers Party (SWP; Partido Socialista de los Trabajadores) y cómo esta lucha fue continuada y profundizada por una tendencia firmemente orientada a la clase obrera. Se exponen los siguientes puntos esenciales:
El trabajo teórico no lo lleva a cabo un individuo aislado que contempla el universo. Es inseparable de la práctica revolucionaria. La fuerza motriz del “trabajo positivo y teórico” realizado por Dave North y la Workers League fue la lucha contra el revisionismo, de la que Slaughter no dice precisamente nada, una lucha que se llevó a cabo tanto contra el SWP como contra el revisionismo en el seno del CICI y del WRP...
Además:
Las luchas de la Workers League dentro de la clase obrera estadounidense se llevaron a cabo simultáneamente con un nivel de trabajo internacional sin precedentes. La investigación Seguridad y la Cuarta Internacional, que culminó en el caso Gelfand, produjo para el movimiento trotskista mundial y la clase obrera internacional una gran cantidad de conocimiento histórico sobre las conspiraciones conjuntas del estalinismo y el imperialismo contra el movimiento revolucionario.
Y continuaba:
Lo que tuvo lugar en Friends Hall no fue una reunión; fue una perspectiva. Lo que demostró esa reunión es un giro hacia lo que el SWP una vez llamó “reagrupamiento”, es decir, el abandono del trotskismo a favor de alianzas sin principios con radicales, revisionistas y estalinistas de todo tipo.
...En la situación actual, el resentimiento de la dirección del WRP hacia los esfuerzos del Comité Internacional por establecer una colaboración internacional basada en el centralismo democrático refleja un deseo de librarse de las restricciones políticas impuestas a la sección británica por su pertenencia al Partido Mundial de la Revolución Socialista.[17]
El CICI suspende el WRP: 16 de diciembre de 1985
Los días 16 y 17 de diciembre, el Comité Internacional se reunió para escuchar un informe preliminar preparado por la Comisión de Control, que fue creada en su reunión del 25 de octubre. El informe presentaba pruebas detalladas de que el WRP bajo Healy había establecido relaciones políticamente corruptas con varios regímenes burgueses de Oriente Próximo, había utilizado cínicamente a la Organización para la Liberación de Palestina para sus planes de recaudación de dinero, y sus dirigentes habían mentido sistemáticamente a las secciones del CICI y a la clase obrera británica. Basándose en este informe preliminar, el CICI declaró:
El CICI no pretende culpar a ningún dirigente en particular, sino que responsabiliza a toda la dirección.
Por lo tanto, para defender sus principios y su integridad, el CICI suspende al WRP como sección británica hasta la convocatoria de un Congreso de Emergencia del CICI a más tardar el 1 de marzo, después del 8º Congreso del WRP.
Ese Congreso de Emergencia del CICI decidirá cuál es la relación entre el CICI y el WRP tras escuchar el informe completo de la Comisión de Control sobre todos los hechos relativos a estas relaciones sin principios.[18]
Los delegados británicos, dirigidos por Slaughter, votaron en contra de la resolución. Esto confirmó que el verdadero contenido de la degeneración del WRP era el repudio del trotskismo por parte de toda la dirección del WRP.
Una declaración del CICI del 17 de diciembre detallaba los pasos para la reafiliación de la sección británica, pidiéndole que reafirmara su acuerdo con las bases programáticas del trotskismo, “encarnadas en el Comité Internacional como única dirección histórica del Partido Mundial de la Revolución Socialista fundado por León Trotsky en 1938”.
El CICI se comprometió a “reeducar y rearmar a todos los cuadros del movimiento mundial a partir de los principios y el programa del trotskismo”. La declaración indicaba:
Reafirmamos nuestro odio implacable al estalinismo, del que nuestro movimiento está separado por un río de sangre. Junto con las burocracias socialdemócratas, el estalinismo es la principal agencia del imperialismo dentro del movimiento obrero internacional, “contrarrevolucionario hasta la médula”.
Defendemos la revolución política contra las burocracias estalinistas degeneradas y deformadas como parte fundamental de la Revolución Socialista Mundial...
Mientras defendemos a las masas semicoloniales contra el ataque del imperialismo, luchamos en todo momento por la movilización revolucionaria independiente del proletariado, con base en la estrategia de la Revolución Permanente, a través de la construcción de nuevas secciones del CICI...
El CICI y el WRP reafirman la justeza histórica de la lucha contra el revisionismo pablista en la que se basa la continuidad de la Cuarta Internacional, preservada y encarnada en el Comité Internacional. Como declaró el Comité Nacional de la Socialist Labour League en 1961, el revisionismo pablista no representa ni puede ser considerado “una tendencia dentro del trotskismo”.[19]
Las resoluciones sobre la suspensión del WRP fueron respaldadas por declaraciones de la Workers League, la Bund Sozialistischer Arbeiter, la Socialist Labour League de Australia y la Socialist Youth de Reino Unido.
El grupo de Slaughter-Banda lo consideró una declaración de escisión de facto. No podían tolerar semanas de discusión sobre la resolución del CICI antes del Congreso del partido, y se propusieron prevenirlo. Slaughter sabía que, de lo contrario, perdería la dirección del WRP en favor de lo que ya era una clara mayoría de los miembros, y el control de los activos sustanciales del WRP.
Slaughter reunió a su alrededor a un grupo de otros académicos –Tom Kemp, Cyril Smith y Geoff Pilling— apodados “Los cuatro profesores”. Empezaron a preparar a los miembros de clase media del partido para una escisión. Esto incluía a los desorientados trabajadores a tiempo completo de la imprenta de Runcorn, liderados por Tony, el hermano de Mike Banda, quien describiría el trotskismo como “una cuerda podrida”, así como a los trabajadores que habían conseguido puestos en el aparato sindical, como Dave Temple, que querían acabar con el “sectarismo” y seguir la “construcción de alianzas” oportunistas como aquellas durante la huelga de los mineros.
Para entonces, Mike Banda había abandonado su puesto en la dirección del WRP para regresar a Sri Lanka. Allí escribió sus “27 razones por las que el Comité Internacional debe ser enterrado”. Banda reveló que no había sido trotskista durante al menos una década y lamentó los años que había postergado su ruptura con el Comité Internacional. Denunció toda la historia de la Cuarta Internacional como “una serie ininterrumpida de escisiones, traiciones, estancamiento y confusión, declarando: “Debe afirmarse enfáticamente, es más, categóricamente, que la Cuarta Internacional fue proclamada pero nunca construida”. Atacó al Comité Internacional, del que fue miembro durante 32 años, como “una grandiosa ilusión, una despreciable maniobra y una repugnante farsa”.
Banda también reanudó los contactos personales con miembros del antitrotskista LSSP, llegando a ser invitado a afiliarse.
Slaughter atrajo a estas fuerzas gracias a una mezcla tóxica de prejuicios nacionalistas contra la “injerencia extranjera”, la exaltación de los egos colectivos por emprender una cruzada heroica en defensa de la “moral revolucionaria” y la posibilidad de ser bienvenidos en el pantano de la “izquierda”, de dejar de ser tratados como parias por los oponentes pseudoizquierdistas y estalinistas del WRP, poniendo fin al “aislamiento” y a la ardua lucha política en favor de un estilo de vida cómodo y menos exigente. Esto incluía la oportunidad de seguir adelante con sus diversas carreras, en condiciones en las que sus contemporáneos estaban ocupados haciendo dinero en el apogeo de la era de Thatcher y los yuppies.
Seguridad y la Cuarta Internacional, como ya se expuso detalladamente, fue un blanco clave de este ataque. Las declaraciones producidas en respuesta, como “En defensa de Seguridad y la Cuarta Internacional” del camarada North, publicada el 2 de febrero, y, después de la escisión, “El caso contra el SWP - Lo que muestran los hechos”, son obras cuya lectura es esencial. Aparte de las consideraciones facciosas inmediatas, el propósito de este ataque era (1) facilitar un acercamiento político con los aliados pablistas del Socialist Workers Party de EE.UU., y (2) la rehabilitación política del estalinismo para justificar una colaboración con los agentes de la burocracia soviética.
Para contrarrestar el hecho de que solo una minoría lo apoyaba dentro del partido y cambiar el eje político del WRP, Slaughter también declaró que el WRP se había degenerado tanto que los que habían abandonado la actividad política estaban “más sanos” que los que se habían quedado, y que eran bienvenidos a volver. Rostros que no se veían desde hacía décadas, como el de Kemp, reaparecieron o fueron catapultados a la prominencia nacional, junto con la aparición de individuos de pedigrí político desconocido y dudoso. La publicación El CICI defiende el trotskismo reproduce un artículo que apareció en el Workers Press el 7 de febrero de 1986, “Por un debate público sobre el CICI de Healy”, de Dave Good. Era un partidario de Banda del que nadie había oído hablar antes, y actuó como perro de presa de Slaughter contra el CICI y sus partidarios. Como varios otros miembros del pequeño grupo de 13 partidarios de Banda, se afilió posteriormente al Partido Comunista.
El documento “27 Razones” llegó a Reino Unido a mediados de enero, pero no fue mostrado a los miembros del WRP ni del CICI. En cambio, se publicó en Workers Press, editado por Good, en vísperas del Octavo Congreso del WRP.
El documento de Banda fue la base política de dos resoluciones aprobadas por la mayoría del Comité Central del WRP el 26 de enero de 1986, anulando la resolución del Congreso Extraordinario del 27 de octubre que ordenaba la reinscripción de los miembros del WRP sobre la base de un reconocimiento explícito de la autoridad del CICI. El contenido político y práctico de estas resoluciones era declarar la ruptura con el Comité Internacional.
La “Resolución 1” establecía:
Que el CICI, bajo la dirección de Healy y el WRP, ha sufrido una degeneración política, teórica, moral y organizativa...
Que el CICI no es el Partido Mundial ni siquiera el núcleo del Partido Mundial...
Que las perspectivas, la teoría y la organización del trotskismo solo pueden elaborarse en una lucha feroz contra todos los aspectos del healyismo... [y] que el CICI no puede reclamar la autoridad política como dirección internacional. Tampoco las secciones pueden subordinarse a una disciplina internacional determinada por el CICI.[20]
La “Resolución 2” declaraba:
Por lo tanto, retiramos el formulario de registro del 11-8-85 emitido a nombre del secretario general.[21]
A estas resoluciones se opuso una minoría del Comité Central dirigida por Dave Hyland. El 27 de enero, el Comité Central de la Workers League envió “Una carta a todas las secciones del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y a los miembros del WRP”. En ella afirmaba:
Las dos resoluciones aprobadas el 26 de enero de 1986 por el Comité Central del WRP son una declaración de escisión con el Comité Internacional de la Cuarta Internacional y una renuncia abierta a la historia y los principios del movimiento trotskista. Los doce miembros del Comité Central que votaron a favor de esta resolución, junto con Michael Banda, quien abandonó su puesto en medio de la crisis en el seno de su propia organización, son renegados del marxismo que han capitulado ante las presiones del imperialismo británico y se ponen al servicio del enemigo de clase...
Las resoluciones repudian explícitamente toda la historia de la lucha por el marxismo desde 1940, declarando, en efecto, que mediante el asesinato de Trotsky la burocracia estalinista logró su victoria política frente a la Cuarta Internacional.[22]
La Workers League hizo un llamamiento a los miembros del WRP para que rechazaran las acciones de escisión de Slaughter y Banda y advirtió a las secciones del CICI que se protegieran de sus intentos de sabotaje político en Australia a través de una facción dirigida por Phil Sandford y Robert Buehler. Concluía:
A diferencia de Banda, Slaughter y Healy, las secciones del CICI no darán la espalda a las luchas anteriores en defensa del trotskismo en las que estos exdirigentes desempeñaron en su día papeles destacados. Nunca olvidaremos las lecciones que nos enseñaron y en las que creyeron una vez. Pero dejemos que los muertos entierren a sus muertos. La traición de los renegados del WRP no ha destruido al CICI. Sin ellos y contra ellos, sigue adelante la lucha por el trotskismo, por el desarrollo y la expansión del Comité Internacional de la Cuarta Internacional como Partido Mundial de la Revolución Socialista.[23]
El 8 de febrero, los partidarios de Banda y Slaughter se reunieron para formalizar su ruptura con el CICI. Su Octavo Congreso fue una vergonzosa farsa política. Se prohibió la entrada a los delegados debidamente elegidos que apoyaban al CICI, mientras que había representantes “invitados” de otras tendencias. Las puertas de la sala de conferencias estaban cerradas y 25 policías montaban guardia en el exterior. Slaughter entró en el edificio escoltado por la policía.
Los informes internos del WRP posteriores a la escisión confirman por qué fue necesaria tan repugnante acción, ya que confirmaban que el número de miembros del WRP había descendido para entonces a solo 70.
Los slaughteristas aprobaron una resolución declarando que “el Comité Internacional de la Cuarta Internacional no representa la continuidad de la Cuarta Internacional fundada por León Trotsky en 1938” y aplaudiendo “la lucha de principios del WRP contra el healyismo”.
Llamaba a un reagrupamiento de “todos los que luchan por derrotar al healyismo en las secciones del Comité Internacional” y a una discusión pública para preparar “una preconferencia internacional de todos los que defienden la Revolución Permanente, el Programa de Transición, los cuatro primeros Congresos de la Internacional Comunista, antes de finales de 1986”.
Los delegados excluidos, elegidos según el acuerdo alcanzado en el Congreso Extraordinario del WRP del 26-27 de octubre, se trasladaron a otro lugar, donde convocaron el legítimo Octavo Congreso del WRP (Internacionalista). El Congreso aprobó una resolución que decía:
Este Congreso debidamente constituido, basándose en las decisiones del Congreso Extraordinario del 26-27 de octubre de 1985, declara que las resoluciones de los renegados representan una ruptura con todas las conquistas históricas y teóricas del trotskismo que están encarnadas en el CICI y un intento de liquidar los cuadros trotskistas.[24]
Defensa de Seguridad y la Cuarta Internacional
Subrayó que “la lucha llevada a cabo por más de 10 años de Seguridad y la Cuarta Internacional y continuada por la Workers League con el caso Gelfand representa una conquista histórica en la lucha contra el estalinismo y el revisionismo y por la formación de cuadros contra los ataques del Estado”.[25]
La lucha contra los renegados del WRP continuó internacionalmente, llevando a la ruptura de la facción de Sandford y Buehler con la Socialist Labour Leage (SLL) en Australia, siguiendo a un Congreso del partido el 4 y 5 de marzo. La SLL escribió: “Al responder a este llamado al reagrupamiento, los renegados Sandford-Buehler no están rompiendo con el 'healyismo' sino con la lucha de principios librada por el CICI contra el revisionismo pablista”, y se están “reagrupando con quienes atacan sus principios”.
El 2 de junio, el CICI publicó una declaración sobre la renegación de la Liga Comunista (LC) peruana. Decía que la LC avanzaba abiertamente una oposición neoestalinista, promaoísta y nacionalista pequeñoburguesa al trotskismo, rechazando por completo los fundamentos teóricos, políticos y programáticos del movimiento trotskista, incluyendo “la teoría de la revolución permanente, la estrategia de la revolución mundial y la dictadura del proletariado”, y cedía “la dirección de la lucha contra el imperialismo a la burguesía nacional corrupta y venal en Perú y en toda América Latina”.
Esto estuvo detrás del llamado de la propia LC a una discusión pública con todos los “trotskistas peruanos y latinoamericanos”, incluyendo a revisionistas como Hugo Blanco, Ricardo Napurí, Nahuel Moreno y los posadistas, para un reagrupamiento basado en una “ruptura irreversible con todo un período del movimiento trotskista,” y la “orientación hacia una práctica revolucionaria, como la que señalaron Marx, Engels, Lenin, Trotsky, los cuatro primeros Congresos de la Tercera Internacional, así como las experiencias revolucionarias posteriores en China, Vietnam y otras en América Latina”.[26]
Toda la historia del movimiento trotskista fue eliminada de un plumazo, atribuyendo la “experiencia revolucionaria” posterior a la muerte de Lenin al estalinismo, al maoísmo, al castrismo y a otras formas de nacionalismo burgués.
Antes de abordar el periodo posterior a la escisión y resumir su perdurable significado político, debe extraerse otra lección esencial de la intervención del Comité Internacional en 1985.
Las luchas entre facciones del WRP fueron intensas y giraron en torno a una cuestión muy emotiva y explosiva. La atmósfera de acusaciones y contraacusaciones era tóxica y las exigencias de medidas organizativas para ajustar cuentas dentro de la dirección y los cuadros del partido eran abrumadoras. El Comité Central había perdido toda autoridad política y el centralismo democrático era papel mojado.
Dentro de esta crisis, el CICI se negó a aceptar la narrativa política de todas las facciones, basando su intervención en cuestiones fundamentales de programa y perspectiva. Insistió en la reanudación de las normas de conducta centralistas democráticas, no solo dentro de la sección, sino sobre todo en la internacional.
La histórica victoria de 1986, y la extraordinaria atención prestada al desarrollo de perspectivas internacionales dentro de un movimiento mundial, el cual se conduce de la manera más abierta y de colaboración, ha permitido al CICI alcanzar y mantener un grado extraordinario de acuerdo y homogeneidad políticos. Como resultado, nunca se ha producido una erupción similar de conflicto entre facciones, ni mucho menos el desarrollo de antagonismos salvajemente subjetivos.
Sin embargo, ante el explosivo periodo político que inicia, el crecimiento del partido en todas las secciones y la atracción de fuerzas nuevas e inexpertas a escala internacional, procedentes de fuera de nuestra tradición política, sería políticamente ingenuo suponer que nunca surgirán conflictos de este tipo. La formación de nuestros miembros y dirigentes sobre la manera de afrontarlos comienza con la asimilación de las lecciones de la lucha de 1985: concentrarse en todo momento en las cuestiones programáticas fundamentales e, incluso en medio de los conflictos más intensos, mantener la disciplina y la autoridad política del partido mundial de la revolución socialista.
En Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) y la sección “Otro comentario acerca de la causa y el significado de la escisión con el WRP”, se explica:
Tal como sucediera en el 1953, la escisión en el Comité Internacional se desarrolló entre 1982 y 1986 y anticipó cambios enormes que durante la segunda mitad de los años 1980 habrían de despedazar la estructura de la política mundial tal como había existido durante las cuatro décadas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial...
La crisis del WRP fue parte de un proceso más amplio que barría a través de todas las organizaciones de masas que históricamente se basaban en la clase trabajadora. No importa cuántas diferencias haya habido en cuanto a sus estructuras organizacionales y alianzas políticas, todas esas instituciones reformistas se basaban en un programa nacionalista.[27]
Los avances tecnológicos fundamentales asociados al microchip dieron lugar a la globalización de la producción capitalista. Esto dejó obsoletas todas las perspectivas reformistas nacionales de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Los cambios fundamentales en la economía mundial y su impacto en la lucha de clases internacional se reflejaron en el seno del Comité Internacional y, en última instancia, condujeron a la escisión.
El colapso de las burocracias estalinistas, arraigadas en políticas de autarquía nacional, fue la manifestación más desarrollada de una crisis más amplia que se apoderó de todas las organizaciones con bases nacionales del movimiento obrero burocratizado, desde los estalinistas hasta los reformistas y la burocracia anticomunista de la AFL-CIO en EE.UU.
La orientación de los diversos fragmentos del WRP hacia estas burocracias nacionalistas, sobre todo hacia el estalinismo, reflejó su degeneración de la forma más terminada, culminando en la extinción política de la mayoría de estas facciones.
Gerry Healy se convenció de que Mijaíl Gorbachov dirigía una revolución política en la Unión Soviética. A partir de ello, se separó de Sheila Torrance para formar el Marxist Party (Partido Marxista) en 1987, junto con Vanessa y Corin Redgrave.
A continuación, Healy escribió tres artículos sobre la revolución política como “un proceso de contradicciones”, incluido “Los escépticos y la revolución política”, publicado en noviembre de 1989, poco antes de su muerte, el 14 de diciembre.
En septiembre de 1988, denunció a los “dogmáticos” que “presentan las enseñanzas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky mediante referencias abstractas que se transforman inmediatamente en dogmas sin vida”, y a los “escépticos” para quienes “Gorbachov es otro Stalin, que se dispone a introducir el capitalismo tan pronto como pueda en la URSS”.
Healy y Redgrave se proclamaron copensadores de la organización Memorial Union, que representaba a una facción de la burocracia que apoyaba explícitamente la restauración del capitalismo. Hizo cuatro viajes a la URSS. Healy escribió en noviembre de 1988
La perestroika y la lucha por la glásnost (democratización) son las formas siempre cambiantes que entrañan el contenido histórico de la lucha del Comité Internacional de la Cuarta Internacional por la revolución política.[28]
Sería un error terminar con una nota tan lamentable al tratar de un hombre que desempeñó un papel tan excepcional en nuestro movimiento durante tantos años, y en condiciones tan difíciles. En su lugar, debemos recordar el conmovedor homenaje de David North al concluir su obituario, Gerry Healy y su lugar en la historia de la Cuarta Internacional:
Durante un largo y difícil periodo, Gerry Healy fue un eslabón humano crucial en la continuidad histórica de la Cuarta Internacional. Durante décadas luchó contra el estalinismo y el oportunismo. Al final, se quebró bajo la presión de esta tremenda lucha. Pero lo mejor de los logros de su larga carrera política sigue vivo en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional; y el resurgente movimiento obrero revolucionario internacional, aprendiendo tanto de sus logros como de sus fracasos, no dejará de rendir el debido homenaje a su memoria.[29]
Corin y Vanessa Redgrave pusieron fin al Marxist Party en 2004, fundando una organización calcada de la propuesta mucho anterior de un Partido de Derechos Básicos, el desaparecido “Paz y Libertad”.
En 2018, Savas Michael-Matsas y su Partido Revolucionario de los Trabajadores (EEK, sigla en griego), junto con el Partido Obrero (PO) en Argentina y el Partido Obrero Revolucionario (DİP, sigla en turco) en Turquía, proclamaron la misión de “refundar” la Cuarta Internacional mediante un reagrupamiento que incluía Partido Comunista Unido de Rusia (OKP, sigla en ruso), una organización rabiosamente proestalinista. Desde entonces ha mantenido esta orientación.
El Workers Revolutionary Party de Sheila Torrance, congelado en gelatina política, sigue publicando el News Line como periódico diario, sin apenas miembros pero con algún patrocinador financiero no revelado. El WRP hace propaganda a favor de regímenes y partidos nacionalistas burgueses en Oriente Próximo y sigue insistiendo en que hay Estados obreros degenerados o deformados en Rusia y China.
La facción de Slaughter-Banda no tuvo un ocaso menos sórdido. Menos de un año después de que Banda escribiera sus “27 razones”, escribió “¿Qué es el trotskismo? O bien, ¿podría dar un paso adelante el verdadero Trotsky, por favor?”. La herencia que defendemos describe este ensayo como “una frenética denuncia del trotskismo, un homenaje tardío a José Stalin y una declaración de lealtad política a la burocracia del Kremlin”. Esto se detalla ampliamente en los tres últimos capítulos bajo el título general “M. Banda abraza el estalinismo”. La carrera política de Banda hasta su muerte en 2014 fue como testaferro del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK, sigla en kurdo), dirigido por Abdullah Öcalan.
En septiembre de 1986, orientándose hacia una estrategia de reagrupamiento, Cyril Smith escribió en la publicación de Slaughter, Workers Press , que “el término 'revisionista', que antes tenía un significado científico para los marxistas, se ha convertido solo en un término de abuso. Deberíamos dejar de utilizar la designación 'pablista' al hablar de las organizaciones asociadas al Secretariado Unificado. Solo puede enturbiar la discusión”.
El giro de Slaughter hacia los pablistas y estalinistas llevó en 1987 a un intento fallido de formar una llamada “internacional” con los morenistas argentinos, que habían colaborado con los estalinistas durante décadas. Esto se detalla en la declaración del CICI de marzo de 1987, “¡No al estalinismo ni al Frente Popular! ¡Construyan la Cuarta Internacional!”, escrita conjuntamente por los camaradas North y Keerthi Balasuriya.
La declaración aportó todas las experiencias acumuladas de la escisión, explicando:
El Comité Internacional ha advertido repetidamente de que la trayectoria política del Workers Revolutionary Party inevitablemente lo conduciría al bando de la clase enemiga. Es más, hemos advertido de que Slaughter ha estado operando con una perspectiva política que se rehusó a discutir con el CICI antes de la escisión y que ha ocultado de los miembros del propio WRP. Sin haber compartido nunca sus planes a largo plazo, ha llevado al WRP a meras pulgadas de unirse con un partido cuyos líderes trabajan dentro de una formación de frente popular con los estalinistas argentinos.
Desde el punto de vista de la historia del WRP, su disolución en el pantano centrista del morenismo significará una ruptura irrevocable con el trotskismo y la rápida transformación de la organización en una agencia del imperialismo.[30]
El significado objetivo de dicha traición al marxismo para el movimiento obrero fue explicado hace muchos años nada menos que por Cliff Slaughter:
A medida que el imperialismo (¡no el “neocapitalismo”!) se acerca rápidamente a su peor crisis económica y política, necesita succionar desesperadamente a estos elementos de la clase media hacia alguna fuerza política centrista para ocuparse de esa fase de la crisis en la que se arrojan nuevas masas a la lucha política.
Tales fuerzas centristas no pueden ser tomadas de la nada por así decirlo. Mandel está tramando el tipo de política que se ajusta a las necesidades. Por supuesto, el imperialismo usa a los centristas de esta manera solo como un paso corto en el camino hacia la represión fascista y dictatorial final. (Fourth International, verano de 1972, pág. 215, subrayado original)[31]
Este es solo uno de los muchos documentos producidos por el CICI que analizan directamente la escisión de 1985-86 y profundizan la lucha contra el WRP. Son fundamentales para la educación política de nuestros cuadros. Muchos aparecen en la revista Fourth International y se concentran en los plenos del CICI posteriores a la escisión: La lucha tamil y la traición de Healy, Banda y Slaughter, por Keerthi Balasuriya; Michael Banda: estalinista, por David North; G. Healy: enemigo de la revolución permamente, por Bill Van Auken; El WRP griego intenta un fraude político, por el Comité Político de la Workers League; Healy reniega de la revolución permanente, por Keith Jones; Una carta abierta de la Revolutionary Communist League al Workers Revolutionary Party, por Keerthi, y muchos otros que deben ser estudiados, junto con la obra más esencial que ha informado todos los aspectos de esta escuela, La herencia que defendemos.
Para finales de 1990, Slaughter también había rechazado explícitamente el trotskismo, escribiendo: “Los marxistas, que han luchado durante muchos años, a veces toda su vida política, para refutar con palabras y hechos la mentira de que Stalin y los estalinistas eran los herederos de Lenin y del bolchevismo, se encuentran en una situación en la que esta cuestión parece irrelevante”.
Apoyó con entusiasmo la intervención imperialista de EE.UU. y la OTAN en Bosnia y más tarde actuó como animador del Ejército de Liberación de Kosovo. Repudió la concepción leninista-trotskista del partido revolucionario y del marxismo en 1996, declarando: “La idea de proporcionar un partido y un programa 'para' la clase obrera debe ser completamente descartada”.
Después de la escisión: un renacimiento del trotskismo en el CICI
Para el CICI, la escisión fue un punto de inflexión que hizo posible un renacimiento global del marxismo. Como se afirma en Las bases históricas e internacionales del SEP (EE.UU.):
La oposición de la Workers League al oportunismo nacional del WRP era teóricamente consistente con los procesos sociales y económicos que ya se encontraban en una fase avanzada de desarrollo y que estaban a punto de hacer estallar las estructuras y relaciones existentes en la política mundial...
La evolución posterior del CICI fue la respuesta consciente de la vanguardia marxista a la nueva situación económica y política. La reorientación del movimiento se basó en una lucha sistemática contra todas las formas de nacionalismo, una reorientación que estaba inextricablemente ligada al desarrollo de una perspectiva internacional.[32]
Del 21 al 27 de julio de 2019, el SEP estadounidense organizó una escuela de verano internacional sobre los orígenes históricos y las consecuencias políticas de la escisión del CICI con el WRP. Se enfocó en una serie de conferencias sobre la historia del CICI entre 1982 y 1995, hasta la decisión de transformar las ligas del CICI en los Partidos Socialistas por la Igualdad.
Fue un estudio intensivo detallando el desarrollo del análisis del CICI con respecto al impacto de la globalización, que cambió sustancialmente nuestra posición sobre cuestiones históricas fundamentales, como:
- Cómo la burocracia estalinista había restaurado el capitalismo en la Unión Soviética
- La relación entre esto y la transformación corporativista de las viejas burocracias sindicales
- Una reevaluación de la defensa del derecho de las naciones a la autodeterminación a la luz de la aparición de numerosos movimientos separatistas burgueses, que usualmente se fundamentan en la exclusividad étnica, cuyo objetivo es romper los Estados existentes para asegurarse el acceso directo al mercado mundial y el derecho a explotar a la clase obrera.
- El fenómeno político del renunciamiento y nuestra valoración de las tendencias pseudoizquierdistas
- Sobre todo, cómo la globalización estaba exacerbando las contradicciones fundamentales dentro del imperialismo mundial: entre la economía mundial y su división en Estados nación antagónicos y entre la producción socializada y el control privado de los medios de producción. Cómo esto estaba empujando a las potencias imperialistas, encabezadas por EE.UU., hacia un nuevo reparto del mundo a través de las guerras comerciales y militares, mientras conducía a la clase obrera objetivamente hacia la revolución social.
La conferencia introductoria de David North, “Los orígenes y consecuencias políticas de la escisión de 1982-86 en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional”, identificó cuatro etapas distintas en la historia del movimiento trotskista hasta 2019.
Las dos primeras etapas consistieron en los 15 años desde la formación de la Oposición de Izquierda en octubre de 1923 hasta el congreso fundacional de la Cuarta Internacional en septiembre de 1938; y luego desde el congreso fundacional hasta la escisión con los pablistas y la formación del CICI en noviembre de 1953.
La tercera etapa ha sido el tema esencial de esta escuela: desde la publicación de la Carta Abierta de Cannon hasta la suspensión del WRP en diciembre de 1985 y la ruptura definitiva de todas las relaciones con los oportunistas nacionales británicos en febrero de 1986.
A partir de esta presentación quiero llamar la atención de los camaradas sobre una explicación esencial de la relación entre la evolución objetiva de la lucha de clases y la revolución socialista mundial, que se concibe como un proceso evolutivo, y no como un mero punto final. North subrayó, y ésta es la última, fundamental y vital lección que debemos extraer de la escisión:
La oposición de la Workers League no surgió automáticamente de la crisis en curso del estalinismo, la socialdemocracia, el nacionalismo burgués ni la reestructuración global del capitalismo mundial. Ciertamente, esto creó una nueva relación de fuerzas sociales y un entorno más favorable para los trotskistas ortodoxos y contribuyó a la victoria contra los oportunistas y renegados antitrotskistas.
Sin embargo, la derrota del WRP y la expulsión de los oportunistas del Comité Internacional no fue un proceso predeterminado ni automático. Fue una lucha emprendida consciente y deliberadamente.[33]
Esta comprensión del significado objetivo de la práctica revolucionaria es la esencia de la teoría leninista-trotskista del partido en la que se basa el CICI. Hemos insistido repetidamente en que es imposible comprender, hacer un análisis correcto o captar el potencial revolucionario de la situación dada si se excluye el papel activo del partido revolucionario.
La cuarta etapa, que comenzó en 1986 y que North dijo, en 2019, que había llegado a su fin, cubre un período de 33 años después de la escisión que vio a un Comité Internacional enormemente fortalecido hacer extraordinarios avances políticos. Todos estos avances solo fueron posibles gracias a la histórica victoria ante la dirección del WRP. Consistieron en la reconstrucción del partido mundial sobre una base internacionalista, la elaboración de la estrategia internacional del CICI, la defensa del patrimonio histórico de la Cuarta Internacional, la conversión de las ligas del Comité Internacional en partidos y la creación del World Socialist Web Site . Estos avances han hecho posible una gran expansión de la influencia política del Comité Internacional y un crecimiento significativo en su número de miembros.
La conferencia resaltó lo siguiente:
En todo este trabajo, el principio político fundamental que guio nuestros esfuerzos fue el del internacionalismo marxista. Insistimos en la primacía de la estrategia mundial sobre las tácticas nacionales, y en que la respuesta adecuada a los problemas que surgen en la esfera nacional solo puede ser el producto de un análisis de los procesos globales.[34]
La ruptura con el WRP y el extraordinario trabajo político llevado a cabo desde entonces es la base política esencial para la presente, quinta etapa del trabajo del CICI, que se definió como “la intersección de un nuevo ascenso revolucionario de la clase obrera internacional con la actividad política del Comité Internacional. La crisis mundial que estamos analizando es una crisis en la que el Comité Internacional es un participante cada vez más activo y directo”.
Nuestro trabajo se desarrolla en medio de una crisis cada vez más profunda del imperialismo mundial, caracterizada por el deslizamiento hacia la guerra y la reacción social y política, así como por el estallido inicial de una nueva ola mundial de las luchas de la clase obrera con implicaciones objetivamente revolucionarias, que debemos dirigir y dotar con una orientación y una dirección revolucionarias.
En cada una de las grandes luchas que libran los trabajadores, se hace sentir el impacto del CICI. La formación de una red de comités de base ha reivindicado la decisión tomada hace solo dos años de formar la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base. Como pretendíamos, ha posibilitado coordinar las luchas obreras en diferentes fábricas, industrias y países en oposición a la clase dominante y los sindicatos corporativistas, y proporciona los medios para romper el dominio de la burocracia y movilizar a los trabajadores de acuerdo con una perspectiva revolucionaria e internacionalista.
Nuestra lucha por construir un nuevo movimiento de masas contra la guerra, centrado en la generación más joven de la clase obrera, es una respuesta única a la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, los avanzados preparativos para el conflicto con China y la escalada del peligro de una nueva guerra mundial. Se encuentra en centro de la lucha por movilizar a la clase obrera por el socialismo y establecerá al CICI y a los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social (JEIIS o IYSSE, por sus siglas en inglés) como la dirección revolucionaria de la clase obrera en todo el mundo.
Sin embargo, entendemos que la trayectoria política del Comité Internacional y todo lo que hemos logrado dependía de la lucha política y teórica librada contra la degeneración nacionalista del WRP, su adaptación al nacionalismo burgués, al imperialismo y sus agencias burocráticas y sus apéndices pseudoizquierdistas, y en defensa del CICI como expresión organizada del trotskismo.
Hoy, ningún avance organizativo que hayamos logrado disminuye la necesidad de una lucha ideológica y teórica implacable contra las tendencias pseudoizquierdistas, semianarquistas y otras tendencias pequeñoburguesas que pretenden atar a la clase obrera al orden burgués. Tampoco resta importancia a la lucha interna contra las manifestaciones teóricas o prácticas de presiones de clases ajenas sobre el partido.
Solo podremos desarrollar una auténtica conciencia socialista en la clase obrera, construir nuestro partido y llevar adelante la revolución socialista mundial a través de la lucha por el programa y la perspectiva del trotskismo librada al más alto nivel. Por lo tanto, la asimilación de las lecciones de 1985 ha sido, es y seguirá siendo esencial para armar a nuestro partido y sus cuadros y capacitarlos para afrontar los complejos retos que tenemos por delante.
David North, “Los orígenes y consecuencias políticas de la escisión de 1982-86 en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional”, Disponible: https://www.wsws.org/es/articles/2019/08/17/cici-a17.html
Ibid.
“Cómo el WRP traicionó al trotskismo: 1973-1985”, Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/how-the-wrp-betrayed-trotskyism/44.html
Ibid.
David North, The Heritage We Defend: A Contribution to the History of the Fourth International (Oak Park, MI: Mehring Books, 2018), pág. 12.
“Cómo el WRP traicionó al trotskismo: 1973-1985”, Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/how-the-wrp-betrayed-trotskyism/02.html
David North, “A tribute to Dave Hyland”, World Socialist Web Site, 23 de enero de 2014, https://www.wsws.org/en/articles/2014/01/23/dave-j23.htm
“Statement of the International Committee of the Fourth International on the Expulsion of G. Healy”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 52. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/11.html
“Resolution of the International Committee of the Fourth International on the Crisis of the British Section”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 50. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/10.html
Ibid.
“Letter from the International Committee to the Central Committee of the Workers Internationalist League, Greek Section of the ICFI”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 57. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/15.html
Mike Banda, “Morality and the Revolutionary Party”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 55. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/14.html
David North, “Letter from the Workers League Political Committee to the Workers Revolutionary Party Central Committee”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), págs. 59-61. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/16.html
Peter Schwarz, “Letter from Peter Schwarz to the Central Committee of the Workers Revolutionary Party”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 73. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/19.html
“Letter from the Workers League Political Committee to the Workers Revolutionary Party Central Committee”, págs. 77-78. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/21.html
Ibid, pág. 81.
Ibid, págs. 96-100.
“Resolution of the International Committee of the Fourth International on the Suspension of the Workers Revolutionary Party”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 101. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/22.html
Ibid., pág. 102. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/23.html
“Resolution 1 of the WRP Central Committee”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 118. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/30.html
“Resolution 2 of the WRP Central Committee”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 119. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/31.html
“A Letter to All Sections of the International Committee of the Fourth International and to the Members of the Workers Revolutionary Party”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 120. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/32.html
Ibid, pág. 128.
“Resolutions of the 8th Congress of the Workers Revolutionary Party (Internationalist)”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 149. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/39.html
Ibid.
“Liga Comunista (Perú) Breaks with Trotskyism: Statement of the International Committee of the Fourth International”, Fourth International Vol. 13, no. 2 (1986), pág. 194. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/the-icfi-defends-trotskyism-1982-1986/50.html
Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) fueron adoptadas por el congreso fundacional del Partido Socialista por la Igualdad (SEP, sigla en inglés) en 2008. “Otro comentario acerca de la causa y el significado de la escisión con el WRP”, Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.) (Oak Park, MI: Mehring Books, 2008), págs. 122-124. Disponible: https://www.wsws.org/es/special/library/historical-international-foundations-sep-us/54.html
Gerry Healy, “Political Revolution in the USSR—A Process of Contradiction”, Marxist Monthly Vol. 1, no. 7 (1988), Disponible: http://www.gerryhealy.net/polrevussr.html
David North, Gerry Healy and His Place in the History of the Fourth International (Detroit, MI: Labor Publications, 1991), pág. 117. Disponible: https://www.wsws.org/en/special/library/healy/11.html
David North y Keerthi Balasuriya, “¡No al estalinismo ni al Frente Popular! ¡Construyan la Cuarta Internacional!: Declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional sobre la ‘Conferencia de Reorganización’ del WRP”, Disponible: https://www.wsws.org/es/articles/2021/07/04/noal-j04.html
Ibid.
“Otro comentario acerca de la causa y el significado de la escisión con el WRP”.
“Los orígenes y consecuencias políticas de la escisión de 1982-86 en el Comité Internacional de la Cuarta Internacional”.
Ibid., pág. 19.
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