La siguiente conferencia fue impartida por Eric London, miembro destacado del Partido Socialista por la Igualdad (SEP; EE. UU.) en la escuela internacional de verano del SEP (EE. UU.), celebrada entre el 30 de julio y el 4 de agosto de 2023. Todas las conferencias están disponibles aquí.
El V Congreso del Comité Internacional, primavera de 1974
En la primavera de 1974, Tim Wohlforth, entonces secretario nacional de la Workers League (Liga Obrera), viajó a Inglaterra para asistir al V Congreso Mundial del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), al que asistieron delegados de secciones internacionales y grupos simpatizantes. Algunos de los asistentes a la conferencia vivían bajo dictaduras militares, incluida la España de Franco, donde la pena por actividades revolucionarias podía ser la muerte.
Wohlforth había iniciado recientemente una relación con una joven miembro de la Workers League, Nancy Fields, a quien llevó como acompañante al congreso a pesar de su falta de experiencia política y de interés por el marxismo. Aunque al principio lo negó, Wohlforth pronto admitiría que en aquel momento sabía que Nancy Fields tenía estrechas conexiones familiares con miembros destacados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés). No informó a los camaradas del CICI sobre sus vínculos antes del congreso de Londres y no intentó obtener una autorización de seguridad para que pudiera asistir.
La reunión se celebró en medio de una extraordinaria crisis política con graves implicaciones de seguridad para el partido y todos los asistentes. En febrero de 1974, los mineros del carbón habían iniciado una huelga y el Gobierno conservador de Edward Heath convocó elecciones generales ese mismo mes proponiendo abiertamente reprimir a la clase obrera, bajo la consigna “¿Quién gobierna Reino Unido?”.
Harold Wilson y el Partido Laborista ganaron las elecciones, y las agencias de inteligencia británicas comenzaron rápidamente a preparar lo que ahora conocemos como la Operación “Naranja Mecánica” para un posible golpe de Estado, ya que temían que Wilson fuera incapaz de contener la intensificación de la lucha de clases. Se movilizaron tropas para tomar el aeropuerto de Heathrow y se inició una campaña de desinformación afirmando que Wilson era un espía soviético.[1]
El Workers Revolutionary Party (WRP, Partido Revolucionario de los Trabajadores) estaba bajo una fuerte vigilancia en el momento en que Fields viajó con Wohlforth a la conferencia de Londres. Varios informes contemporáneos del MI5 y de la policía metropolitana publicados a través de la Investigación sobre Policías Encubiertos en Reino Unido muestran que las oficinas del partido tenían micrófonos ocultos y que se estaban colocando agentes policiales en todo el partido para informar sobre las actividades del WRP.
Recién fueron publicados documentos que muestran que el WRP fue mencionado en los informes de la denominada Brigada Especial de Manifestaciones de la Unidad Nacional de Inteligencia para el Orden Público en 1973, 1974 y 1975, y que varios agentes policiales proporcionaban información detallada sobre los miembros del partido, su vida privada, disputas internas, planes para campañas e iniciativas y otros asuntos del partido durante este tiempo. Desde fuentes que evidentemente ocupaban puestos de dirección del WRP, se mantenía informada a la policía sobre el contenido de las reuniones del Comité Político.[2]
Algunos ejemplos de títulos de informes policiales sobre miembros de base del partido son “informe sobre la próxima boda del secretario de la rama de Little Ilford del WRP”, “informe sobre la reunión de la sección de Highbury de la rama de Hackney del WRP”, “informe sobre los detalles del embarazo de la organizadora nacional de una sección de los jóvenes socialistas del WRP”, etc.
En estas condiciones, Wohlforth y Fields viajaron a Reino Unido y asistieron juntos a la conferencia del CICI sin informar a nadie de sus vínculos con la CIA.
A lo largo de 1974, Fields, con el apoyo de Wohlforth, desempeñó un papel destructivo en la Workers League. Fields era profundamente subjetiva y se promocionaba a sí misma como un genio en cuestiones organizativas. Fue promovida rápidamente a la dirección del partido gracias a su relación personal con el secretario nacional. Ella y Wohlforth viajaron por todo el país en un coche deportivo pagado con dinero del partido, dando órdenes y expulsando a miembros. Un miembro de la Workers League dijo que “nos trataba como perros”.
El partido atravesaba una grave crisis. Wohlforth admitió a Healy que entre 1973 y mediados de 1974, 100 personas habían abandonado el movimiento, incluida la mitad del Comité Nacional y del Comité Político.
El 19 de julio de 1974, escribió a Healy: “Por supuesto, hoy en día somos un movimiento muy esquelético, con un trabajo muy bueno llevado a cabo por muy, muy pocas personas en muchas áreas. Estamos prácticamente aniquilados en lo que respecta a los intelectuales: una gran deserción bastarda. Lo que se haga en este frente tengo que hacerlo junto con Nancy”.
Campamento de verano de la Workers League, 30-31 de agosto de 1974
La crisis en la Workers League se volvió más urgente y salió a la superficie en su campamento de verano celebrado ese agosto. Dos semanas antes, Wohlforth fue convocado a viajar a Inglaterra para discutir la crisis en la Workers League. Para entonces, los informes sobre la actitud extremadamente subjetiva y hostil de Fields habían llegado a la dirección del CICI.
En una reunión del Comité Político del WRP celebrada el 18 de agosto de 1974, Healy enfrentó a Wohlforth por el rápido ascenso de Fields a un cargo de autoridad y le preguntó si Wohlforth tenía alguna razón para sospechar que pudiera estar relacionada con la CIA. Healy se mostró especialmente preocupado por su asistencia al V Congreso del CICI esa primavera. Dadas sus actividades de demolición en Estados Unidos, la asistencia de Fields parecía políticamente inexplicable. Era la época de COINTELPRO, y era conocimiento público que el FBI y otras agencias de inteligencia nacionales estaban infiltrándose en los grupos de izquierda y contra la guerra, con agentes cuya función era sembrar el caos en tales organizaciones.
Wohlforth respondió que no tenía motivos para sospechar que tuviera conexiones con la CIA.
Pero al cabo de dos semanas, el CICI dispondría de información que dejaba claro que sí tenía esas conexiones. Había sido criada y mantenida económicamente desde su infancia por su tío, Albert Morris, un agente de alto nivel de la CIA, que estaba a cargo de la división informática de IBM en la agencia y era amigo personal del director de la CIA, Richard Helms, quiene era un invitado frecuente en casa de Morris cuando Fields estaba creciendo.[3]
Precisamente en esa época, Helms estaba implicado personalmente en una operación de vigilancia nacional masiva de más de 10.000 socialistas y activistas de izquierda y contra la guerra. Según un informe de diciembre de 1974 de Seymour Hersh en el New York Times:
Como parte de su presunta campaña contra los estadounidenses disidentes a finales de los sesenta y principios de los setenta, la CIA autorizó que sus agentes siguieran y fotografiaran a los participantes de manifestaciones contra la guerra y de otro tipo. La CIA también creó una red de informantes con órdenes de infiltrarse en los grupos contra la guerra. [4]
Se había programado un campamento de verano de la Workers League en Canadá para finales de agosto, y pronto quedó claro que Wohlforth no había hecho prácticamente nada para prepararlo. Cliff Slaughter, quien había estado presente desde el inicio del campamento, llamó a Healy para que viajara para responder a la crisis. La Workers League estaba al borde del colapso. En la escuela, al verse confrontado sobre Fields, Wohlforth admitió que sí había estado al tanto de sus conexiones familiares con la CIA, aunque dijo que consideraba que “no eran importantes”.
La relación de esta omisión con la crisis que se venía gestando en el seno del partido era cada vez más evidente. El 31 de agosto de 1974, el Comité Central de la Workers League votó a favor de destituir a Wohlforth como secretario nacional y suspender a Fields como miembro, a la espera del resultado de una investigación realizada por una Comisión de Control sobre los vínculos familiares de Fields. Los votos fueron unánimes, incluyendo los de Wohlforth y Fields. La Workers League estableció una Comisión de Control formada por dos personas para investigar las acusaciones, que planeaba entrevistar tanto a Wohlforth como a Fields como parte de la investigación.
Posteriormente, ambos se negaron a participar en modo alguno en la Comisión de Control, rechazando las solicitudes de entrevistas. Tampoco presentaron explicaciones por escrito sobre las conexiones de Fields con la CIA. Un mes más tarde, a finales de septiembre, Wohlforth abandonó el movimiento. En su carta de dimisión del 29 de septiembre de 1974, declaró repentinamente:
Me opongo total y absolutamente a los procedimientos y decisiones de la reunión del Comité Central celebrada el 31 de agosto en nuestro campamento a petición y con la presencia de los camaradas del Comité Internacional. Creo que esta reunión representó un grave retroceso en la construcción del partido revolucionario en los Estados Unidos y en la construcción del partido revolucionario a nivel mundial.
Wohlforth continuó:
Fui destituido como secretario nacional en las condiciones de una reunión completamente histérica, sobre la base de acusaciones cuya naturaleza fue completamente calumniosa, en medio de la noche, en un campamento de modo que no había habido ninguna, absolutamente ninguna, discusión previa sobre las preguntas en el Comité Político, el Comité Central ni el partido en su conjunto.[5]
Wohlforth no reconoció, por supuesto, que la razón por la que no se había debatido absolutamente nada antes del campamento sobre Fields era que él mismo había encubierto sus vínculos con la CIA durante tanto tiempo. Tildó de “infundadas, ridículas y absurdas” las preocupaciones sobre las conexiones de Fields con la CIA y dijo que “el procedimiento sobre este asunto ha sido monstruoso. En cualquier caso, semejante acusación daña irreparablemente la reputación de una camarada...”.[6]
Wohlforth declaró que cualquier investigación sobre Fields sería una “inquisición” y una “caza de brujas”, y luego dijo: “Yo sugeriría que el lugar para encontrar agentes en la Workers League es entre aquellos que promueven el escándalo contra los dirigentes de la organización y no entre los que son víctimas de la calumnia. Así fue en los días de la Cuarta Internacional bajo Trotsky”.[7] Esta afirmación, como repasaremos, era 100 por ciento falsa.
La respuesta del CICI y los hallazgos de la investigación
Cliff Slaughter, escribiendo en nombre del Comité Internacional, respondió a Wohlforth en una carta fechada el 6 de octubre de 1974. Las razones de la dimisión de Wohlforth, señaló Slaughter, eran “totalmente inaceptables en nuestro movimiento, y falsifican completamente los procedimientos del Comité Central de la Workers League del 30 y 31 de agosto”.[8]
Slaughter explicó: “Fuiste destituido como secretario por decisión unánime de tu propio Comité Central... La razón de esta decisión fue la acción que tomaste en la conferencia del CICI en abril [ sic ] de 1974. Permitiste que esa conferencia, con camaradas de países donde trabajan ilegalmente, completara su trabajo en presencia de Nancy Fields, quien pertenecía a tu delegación, sabiendo que tenía conexiones familiares muy estrechas con la CIA. Ni tú ni ella presentaron esta cuestión ante la comisión para que pudiera ser investigada y aclarada”.[9]
Slaughter exigió que Wohlforth retirara su afirmación de que la comisión de investigación era una “inquisición” creada para “desenterrar” pruebas contra Fields. Abordó la queja de Wohlforth de que el Comité Central de la Workers League votó a favor de la suspensión de Nancy Fields “solo por la intervención del CICI”.
Escribió:
Siendo un camarada que ha tenido que luchar contra el antiinternacionalismo de Cannon y Hansen, y luego de Robertson, sin duda debes alarmarte cuando vuelves a leer esas palabras... Con tal enfoque, niegas tus propias luchas pasadas y apelas a los peores elementos que rodean al movimiento, y en particular a los grupos hostiles que esperan atacarlo y destruirlo. Todo revisionista pequeñoburgués podrido concentra su ataque en el supuesto autoritarismo del CICI y en la defensa de su independencia nacional.[10]
A estas horas, camarada Wohlforth, te pedimos que recapacites y cambies inmediatamente de posición. No es demasiado tarde. Te solicitamos que reasumas inmediatamente tus responsabilidades de liderazgo en la Workers League y el CICI y que colabores con la investigación... Solo así puedes prepárate para retomar un cargo en la dirección.[11]
El 9 de noviembre, la Comisión de Control publicó sus conclusiones. El informe explicaba que Wohlforth y Fields “se negaron a colaborar con la investigación, anteponiendo sus consideraciones personales a las decisiones del partido, una posición inadmisible”.
La comisión concluyó que Tim Wohlforth “ocultó información vital para la seguridad del CICI y su conferencia de 1974”. Explicó que tomó testimonios de 22 miembros y exmiembros y que, como resultado:
La investigación estableció que desde los 12 años hasta que terminó sus estudios universitarios, NF fue criada, educada y mantenida económicamente por sus tíos, Albert y Gigs Morris. Albert Morris es el jefe de las operaciones informáticas de IBM con la CIA en Washington, además de ser un importante accionista de IBM. Fue miembro de la OSS, precursora de la CIA, y trabajó en Polonia como agente del imperialismo. En los años sesenta, Richard Helms, exdirector de la CIA y actual embajador de Estados Unidos en Irán, era un invitado habitual en su casa de Maine.[12]
En cuanto a Nancy Fields, la comisión explicó:
Descubrimos que el historial de NF en el partido era el de una persona muy inestable que nunca rompió con el método oportunista del radicalismo de clase media. Adoptó métodos administrativos y completamente subjetivos para tratar los problemas políticos. Estos métodos eran extremadamente destructivos, especialmente en el campo más decisivo de la construcción de una dirección. Tim Wohlforth era plenamente consciente de esta inestabilidad, y tiene la responsabilidad de haber colocado a NF en la dirección. Se encontró en una posición aislada en la que acabó ocultando al CICI las anteriores conexiones de Nancy Fields con la CIA. Tiene una clara responsabilidad política por ello.[13]
La comisión sostuvo:
Tras las entrevistas e investigar todo el material disponible, no hay pruebas que sugieran que NF o TW estén relacionados en modo alguno con el trabajo de la CIA o de cualquier otra agencia gubernamental. La investigación tomó en cuenta los muchos años de lucha de TW por el partido y el CICI, a menudo en condiciones muy difíciles, y le instó que corrigiera sus errores individualistas y pragmáticos y que volviera al partido.
Recomendamos que TW, una vez que retire su dimisión de la Workers League, vuelva a los comités dirigentes y a su trabajo en el Bulletin y que tenga derecho a ser nominado para cualquier cargo, incluido el de secretario nacional, en la próxima Conferencia Nacional a principios de 1975.
Recomendamos el levantamiento inmediato de la suspensión de NF, con la condición de que no se le permita ocupar ningún cargo en la Workers League durante dos años.[14]
La comisión concluyó:
La investigación llama urgentemente la atención de todas las secciones sobre la necesidad de una vigilancia constante en materia de seguridad. Nuestro movimiento tiene grandes oportunidades para crecer en todos los países debido a las luchas de clases sin precedentes que resultarán de la crisis capitalista mundial. Esta situación significa también que se intensificarán las actividades contrarrevolucionarias de la CIA y de todas las agencias imperialistas en contra nuestra. Es un deber revolucionario fundamental prestar atención constante y detallada a estas cuestiones de seguridad como parte del giro hacia las masas para la construcción de partidos revolucionarios.[15]
Antes de abordar la respuesta de las organizaciones revisionistas y pablistas, es necesario señalar varios aspectos de la propia Comisión de Control. A pesar de todos los ataques a la Workers League y al CICI acusándolos de “histeria”, la Comisión de Control llevó a cabo su trabajo de forma responsable y sin ningún tipo de pánico. A diferencia de las Comisiones de Control celebradas por el SWP en los años posteriores al asesinato de Trotsky, dijo la verdad a los miembros. Además, les ofreció a Wohlforth y a Fields la oportunidad de participar en la investigación y, tras su conclusión, de reincorporarse al movimiento. No prohibió a ninguno de los dos ocupar cargos de dirección, e incluso indicó que Wohlforth podía volver a postularse a secretario nacional en un futuro inmediato. A Fields se le prohibió ocupar un puesto en la conducción durante dos años, pero también se le dieron todas las oportunidades para seguir trabajando. La Workers League no retiró la afiliación de ninguno y ambos decidieron renunciar.
Nada de esto les importó a los grupos revisionistas, que utilizaron el ataque de Wohlforth y Fields contra el CICI y la Workers League para lanzar una campaña para desacreditar y destruir al partido. En pocos meses, el secretario nacional de la Workers League, quien había ayudado a fundar el American Committee for the Fourth International (ACFI, Comité Estadounidense por la Cuarta Internacional) en 1964, anunció que se había reincorporado al movimiento pablista, casi de la noche a la mañana.
El grado de subjetivismo que tanto él como Fields mostraron en esta batalla es una amarga lección para el movimiento. El subjetivismo político, que se basa en anteponer los intereses personales a los de la clase obrera, es totalmente incompatible con la política socialista revolucionaria. No toleramos tal enfoque. No somos un partido para arribistas ni autopromotores, que utilizan sus relaciones personales para conformar camarillas, lo que Trotsky caracterizó como “compadreo, tú para mí y yo para ti”. En The Struggle for a Proletarian Party [La lucha por un partido proletario], escrito sobre la escisión de 1939-40 con Shachtman, Abern y Burnham, James Cannon escribió:
El intelectual pequeñoburgués, que quiere enseñar y guiar al movimiento obrero sin participar en él, solo siente un vínculo débil y siempre está lleno de ‘agravios’ contra éste. No bien le pisan los talones o lo rechazan, se olvida por completo de los intereses del movimiento y solo recuerda que hirieron sus sentimientos; la revolución puede ser importante, pero la vanidad herida de un intelectual pequeñoburgués es aún más importante.[16]
El SWP responde al abandono de Wohlforth de la Workers League
En febrero y marzo de 1975, Joseph Hansen elogió a Wohlforth por su decisión de abandonar la Workers League, y el semanario del SWP, Intercontinental Press, publicó las denuncias de Wohlforth contra el movimiento.
El 22 de marzo de 1975, la Workers League respondió a los ataques de Wohlforth contra el partido, escribiendo:
La CIA no es una cuestión secundaria para nuestro movimiento, sino una cuestión relacionada a tareas indispensables que se desprenden de los principios de la construcción de partidos revolucionarios del Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Solo alguien que no se toma en serio la construcción del partido mundial de la revolución socialista puede restar importancia al tema de la seguridad frente a la CIA, que representa el centro internacional de los planes contrarrevolucionarios de los imperialistas.[17]
El 31 de marzo de 1975, Joseph Hansen publicó su infame declaración atacando al CICI y defendiendo a Wohlforth, el hombre que había sido su oponente político durante 14 años y en cuya expulsión del SWP había asistido más de una década antes. Hansen escribió que la “sinceridad de Wohlforth es innegable y uno solo puede desearle mejor suerte en su próxima aventura”. Atacando a Gerry Healy, Hansen escribió:
Wohlforth describe el comportamiento de Healy como “locura”. ¿No sería preferible, y quizá más preciso, utilizar un término moderno como “paranoia”?
Si el término encaja, entonces la verdadera explicación de las obsesiones de Healy sobre los agentes de la CIA, los agentes policiales y los complots contra su vida, así como sus ataques de ira, sus “reacciones extremas” y su extraña versión de la dialéctica, hay que buscarla no en su política, su metodología filosófica ni en modelos como Pablo o Cannon, sino en el funcionamiento de una mente que entienden mejor los psiquiatras.[18]
Esta declaración y el ataque coordinado contra el CICI en ese momento tenían un profundo significado que el Comité Internacional reconoció inmediatamente. Joseph Hansen había sido el guardia de Trotsky en Coyoacán. Estuvo presente en el asesinato del 20 de agosto de 1940, que se llevó a cabo como resultado de la infiltración de la GPU de Stalin tanto en el complejo de Trotsky como en el SWP de Estados Unidos. En 1975, era conocimiento público que Mark Zborowski, la mano derecha de Lev Sedov en París, se había infiltrado en el movimiento y había desempeñado un papel crítico en el asesinato de Trotsky y Sedov, así como del desertor de la GPU, Ignatz Reiss, Erwin Wolf y el secretario de la Cuarta Internacional, Rudolph Klement. Ningún revolucionario que hubiera vivido este periodo de desastrosos fallos de seguridad se referiría a las preocupaciones sobre esta cuestión como “paranoia”. El CICI reconoció en las palabras y acciones de Hansen un intento deliberado de desorientar al movimiento revolucionario y crear un clima de violenta hostilidad hacia el Comité Internacional.
El Comité Internacional responde a Hansen, abril de 1975
El CICI respondió a Hansen en una declaración publicada en abril de 1975.
La declaración aborda la esencia misma de lo que constituye un partido revolucionario:
La seguridad no es una cuestión abstracta o secundaria. Un partido que no se base en la disciplina revolucionaria de sus propias filas ni podrá ganar el apoyo de la clase obrera para enfrentarse a la maquinaria estatal capitalista, derrocarla y establecer la dictadura del proletariado.
La declaración luego señalaba que el ataque de Hansen a la Workers League y al CICI “nos permite reabrir páginas vitales de la historia del trotskismo”.
Añadía: “Estamos obligados a presentar esta historia, con todo y sus verrugas, ya que nuestro movimiento ha pagado en el pasado un precio terrible cuando ha ignorado y ridiculizado la formación de sus filas en materia de seguridad. Estas son las páginas que Hansen quiere eliminar”.
El Comité Internacional “no se va a dejar intimidar por los alaridos de los revisionistas”, indicaba la declaración.
Pueden llamarnos “sectarios” y “paranoicos” hasta que se les ponga el rostro azul. Al utilizar estos calificativos, en realidad están atacando la defensa de principios por parte del CICI y su atención a la disciplina y la vigilancia de la seguridad en nuestras filas. No estamos construyendo una oficina clandestina para filibusteros y aventureros de clase media, que es el sello distintivo de las agrupaciones internacionales de Hansen. Ese camino es una invitación abierta a la CIA y a la infiltración porque es precisamente entre tales elementos que las agencias policiales operan con tanta facilidad. Hansen quiere ocultar la cuestión de la seguridad; nosotros queremos elevarla en la formación y construcción de nuestro movimiento. Por eso consideramos necesario reabrir las páginas de la historia del trotskismo para explicar los antecedentes de por qué se tomaron medidas contra Wohlforth y por qué se volverán a tomar tales medidas en el futuro si fuere necesario.[19]
Reabrir las páginas de la historia exigía, ante todo, abordar los acontecimientos que condujeron a la muerte de Trotsky.
El asesinato de León Trotsky
El asesinato de León Trotsky fue el asesinato político más importante del siglo XX. Fue la culminación criminal de una conspiración de la GPU que abarcó muchos años y muchos continentes, implicando a innumerables agentes y recursos casi infinitos. Fue la máxima expresión del carácter contrarrevolucionario de la reacción estalinista.
Fue el producto del Gran Terror, la guerra civil preventiva mediante la cual Stalin y la casta burocrática liquidaron a generaciones de socialistas y figuras destacadas de la vida intelectual, científica y cultural. Cientos de miles de opositores al régimen y simpatizantes de la Oposición de Izquierda y de la Cuarta Internacional fueron asesinados.
El grueso de la dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética, incluidos casi todos los antiguos bolcheviques, fue asesinado. El 90 por ciento de la dirección del Ejército Rojo fue asesinado. Los revolucionarios fueron encarcelados y torturados en mazmorras por toda España, donde los estalinistas sofocaron la revolución y allanaron el camino a Franco. Una sección entera de Lubianka, el cuartel general de la GPU, se reservó para planear el asesinato de Trotsky. El impacto cultural y político del Gran Terror aún se siente hoy en día.
Solo habían transcurrido 35 años entre el asesinato de Trotsky y 1975. En ese momento, aún se sabía poco sobre cómo la GPU asesinó a Trotsky, a pesar de que el SWP había publicado el panfleto del abogado trotskista Albert Goldman El asesinato de León Trotsky: las pruebas de la culpabilidad de Stalin menos de dos meses después del asesinato.
Cuando fue detenido, el asesino utilizaba el nombre de Frank Jacson. Su verdadero nombre, Ramón Mercader, se hizo público finalmente en 1950 gracias al trabajo del criminólogo mexicano Alfonso Quiroz Cuarón, quien más tarde sería entrevistado por David North como parte de la investigación que el CICI estaba a punto de iniciar.
El poco esfuerzo dedicado, tras la publicación del panfleto de Goldman, para descubrir los hechos que rodearon el asesinato de Trotsky se debió en gran medida al papel desempeñado por el SWP en EE. UU., el partido que había estado a cargo de la seguridad de Trotsky en México. Como resultado de esto, figuras como Mark Zborowski y Sylvia Callen continuaron su trabajo dentro del movimiento durante muchos años, entregando a la GPU cada pieza de información que pasaba por la mesa de James P. Cannon. Sylvia Callen y luego Sylvia Ageloff se alejaron de la política y vivieron largas y cómodas vidas.
El VI Congreso del CICI vota a favor de iniciar Seguridad y la Cuarta Internacional; el CI CI propone una comisión paritaria con el Secretariado Unificado , mayo de 1975
En su VI Congreso, celebrado a finales de mayo de 1975, el CICI inició la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional. El 29 de mayo, inmediatamente después del final del congreso, Cliff Slaughter escribió a Hansen proponiendo al Secretariado Unificado pablista, al que estaba afiliado el SWP, la creación de una Comisión de Control Paritario para investigar la infiltración del Estado en el movimiento obrero. La propuesta no se planteó desde el punto de vista de tapar las diferencias políticas entre los pablistas y el CICI, y no era un paso hacia la reunificación. Más bien, era un intento de encontrar un terreno común para investigar cuestiones relacionadas con la historia y la seguridad del partido. Cualquier socialista habría reconocido que eran temas que hacía falta investigar, especialmente a la luz de las recientes revelaciones sobre la vigilancia estatal.
Esta solicitud fue rechazada inmediatamente por Hansen en una carta del 5 de junio de 1975, que ejemplificaba el cinismo que caracterizaba su trabajo. Hansen se burló de la firma que Slaughter había estampado en su carta proponiendo la comisión paritaria, bromeando que indicaba que el propio Slaughter era un agente.
Hansen escribió: “Estoy seguro de que su Comité Central, en vista de su experiencia en estos asuntos, reconocerá la necesidad de estar alerta ante pistas aparentemente insignificantes como éstas. Pueden conducir a la identificación de un agente de la policía o la CIA infiltrado en la organización... Tal vez esto les ayude a localizar al agente policial si esto fue escrito por uno”.[20]
Cabe destacar que Wohlforth concluyó su declaración del 29 de septiembre de 1974 haciendo una deducción similar.
Las primeras conclusiones de Seguridad y la Cuarta Internacional, agosto-septiembre de 1975
El CICI publicó las conclusiones iniciales de Seguridad y la Cuarta Internacional en una serie de 19 artículos en Workers Press, la publicación del WRP, en agosto y septiembre de 1975.
Los hallazgos documentaban cómo el SWP había encubierto sistemáticamente el papel de los agentes de la GPU en su interior. También incluía la publicación de documentos de los Archivos Nacionales de EE. UU. que mostraban que Joseph Hansen había iniciado una relación con el Departamento de Estado y el FBI pocos días después de la muerte de Trotsky.
Aquí solo podemos resumir brevemente los documentos publicados por Seguridad y la Cuarta Internacional relacionados con las reuniones de Hansen con el Gobierno estadounidense. Estas reuniones fueron seguidas atentamente desde los niveles más altos del Estado, incluido el director del FBI, J. Edgar Hoover. Entre los puntos de contacto de Hansen se encontraban hombres importantes como George P. Shaw, Robert McGregor y B.E. Sackett.
Durante su primera reunión, Hansen proporcionó al Gobierno información sobre el asesinato de Trotsky y le comunicó que se había reunido en 1938 con agentes de la policía secreta de Stalin. El informe de McGregor sobre la reunión del 31 de agosto de 1940 señala que Hansen dijo que “él mismo fue abordado por un agente de la GPU y le pidió que desertara de la Cuarta Internacional y se uniera a la Tercera”. El informe afirma que Hansen se reunió por tres meses con un agente de la GPU llamado “John”, alias Dr. Gregory Rabinowitz, cabecilla de los espías de la GPU en Nueva York.[21]
Hansen proporcionó al Gobierno estadounidense copias de los escritos inéditos de Trotsky, una copia del Memorándum “W” –una lista de nombres de agentes de la GPU que el SWP había recibido del exmiembro del Partido Comunista, Whittaker Chambers— e información relativa a la investigación interna del SWP sobre el asesinato de Trotsky.
La investigación Seguridad y la Cuarta Internacional también revelaría que, el 25 de septiembre de 1940, el cónsul estadounidense en México, George P. Shaw, escribió a un alto funcionario del Departamento de Estado, Raymond E. Murphy, que Joseph Hansen “quiere que lo pongan en contacto con alguien” para pasarle “información confidencial... con impunidad”. El director del FBI, J. Edgar Hoover, respondió positivamente y animó a sus hombres a darle seguimiento a Hansen, escribiendo el 1 de octubre: “Si Hansen llama a la Oficina de Nueva York, se le debe tratar con tacto y se debe obtener toda la información que pueda suministrar y su ayuda en esta investigación”.[22]
Ningún miembro destacado del SWP sabía algo sobre esto, como lo demostraría luego la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional. También desmintió las justificaciones de Hansen para sus reuniones con el FBI y la GPU. La ausencia de Hansen en la lista de 29 dirigentes del SWP procesados por la Administración de Roosevelt por sedición en 1941 solo se explica por la relación que había iniciado con el Estado. El CICI ha establecido desde entonces que los fiscales basaron su caso en la proximidad del SWP a Trotsky en México, e introdujeron todas las pruebas que pudieron obtener para demostrar la cercanía del SWP a Trotsky en Coyoacán.
Hansen, quien estuvo ahí por tres años, habría sido fundamental para establecer esta conexión. Sin embargo, Hoover estaba principalmente interesado en que sus agentes no quedaran expuestos durante el juicio. Durante el juicio, el fiscal mencionó a Hansen de pasada, refiriéndose a él como “Joe”.
“Joseph Hansen: cómplice de la GPU”
El Comité Internacional no acusó a Hansen de ser un agente cuando inició Seguridad y la Cuarta Internacional. En su lugar, el CICI acusó a Hansen y al SWP “de negligencia criminal en relación con las implicaciones de la muerte de Trotsky para la seguridad y las tareas de seguridad revolucionaria en relación con la defensa de la Cuarta Internacional”. Hansen y George Novack “han encubierto las circunstancias en torno al asesinato de Trotsky”, escribió el CICI. “Han guardado silencio sobre los agentes estalinistas que se incorporaron a sus propias filas. No se trata de un descuido. Es una política consciente y deliberada”.[23]
Hansen no solo fue responsable de encubrir sus propios vínculos con la GPU y el FBI, sino también de encubrir a otros agentes de la GPU que trabajaban dentro de la Cuarta Internacional. Entre ellos estaban:
(1) Mark Zborowski, cuyo juicio por cometer perjurio en 1958 había sido ignorado por la publicación del SWP, el Militant.
(2) Sylvia Callen (Caldwell o Franklin), quien había sido secretaria de Cannon durante nueve años y que Louis Budenz calificó como agente de la GPU, primero en 1947 y luego más explícitamente en 1950. El SWP ya había recibido pruebas irrefutables de su papel en marzo de 1947 gracias a información compartida por Max Shachtman y Albert Glotzer, pero encubrió su papel en una Comisión de Control fraudulenta celebrada ese mes de mayo.
(3) Los hermanos Soblevicius, Jack Soble y Robert Soblen, quienes primero habían servido como agentes dentro de la Oposición de Izquierda en Alemania a principios de la década de 1930 utilizando los nombres de Senin y Well, y más tarde espiaron al movimiento trotskista en Estados Unidos tras haber emigrado a este país. Sylvia Callen también había sido nombrada cómplice no acusada en 1960 cuando Robert Soblen fue procesado por espionaje atómico. Una vez más, Hansen y el SWP se negaron a reportar en su prensa el juicio, que confirmó la participación de Soben en la vigilancia del movimiento trotskista y concluyó con su condena en 1961.
(4) Floyd Cleveland Miller, un destacado exmiembro del SWP, también fue incluido como cómplice no acusado de la GPU en el caso Soblen y testificó que proporcionó información a la GPU sobre marinos mercantes trotskistas en barcos con destino a la Unión Soviética.
(5) Thomas Black, un agente estalinista que testificó ante un comité del Senado en 1956, revelando que había varios agentes de la GPU operando en la casa de Trotsky en México. El SWP nunca llevó a cabo ninguna investigación sobre el testimonio de Black.
(6) Robert Sheldon Harte, quien más tarde aparecería como agente de la GPU en los Papeles de Venona, fue el guardia que permitió al equipo de asesinos dirigido por David Alfaro Siqueiros entrar en el recinto de Trotsky el 24 de mayo de 1940. Fue asesinado por la GPU para impedir que hablara.
(7) Aunque no se planteó de forma tan prominente en 1975, ahora podemos añadir a Sylvia Ageloff a esta lista. El testimonio público de Ageloff en 1950 ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes tampoco recibió atención en la prensa del SWP. En un artículo del 15 de febrero de 1941 en el Militant, Hansen dijo que Ageloff era “considerada confiable y leal por los amigos de Trotsky durante años”, ayudando a crear el mito de la “pobrecita Sylvia”.
En particular, durante el juicio de Robert Soblen, el jefe de espionaje de la GPU, Jack Soble, testificó que tenía bajo su control a 10 agentes que operaban dentro del movimiento trotskista. Seis habían sido nombrados públicamente, pero no los otros cuatro. La dirección del SWP no estaba interesada en descubrir quiénes eran los otros agentes, en gran parte porque el propio Hansen era uno de ellos.
En agosto de 1975, el camarada North localizó a Zborowski en la puerta de su casa de San Francisco, donde vivía cómodamente semiretirado tras ocupar una cátedra en el Departamento de Antropología de la Universidad de Berkeley.
North fotografió a Zborowski con su esposa Regina. Zborowski atacó a North mientras Regina lo amenazaba: “No puedes hacer nada con estas fotos si sabes lo que te conviene”. Hansen calificó la investigación sobre Zborowski como un “pozo seco”.[24]
Hansen y Novack defienden a los agentes de la GPU
Pero la respuesta de Hansen a la petición de una comisión paritaria no hizo sino generar más dudas sobre su rol. En la edición del 24 de noviembre de 1975 de Intercontinental Press, Hansen volvió a rechazar la solicitud de una comisión paritaria sobre seguridad y las circunstancias del asesinato de Trotsky. Tachó Seguridad y la Cuarta Internacional de un “géiser de lodo” y defendió descaradamente a Sylvia Callen, Robert Sheldon Harte y Sylvia Ageloff.
Sobre Franklin-Caldwell-Callen, escribió: “Sylvia Caldwell (así se llamaba en el partido) trabajó muy duro en su difícil tarea de dirigir la oficina del SWP, que incluía ayudar a Cannon en tareas como secretaria. De hecho, todos los camaradas que compartían con ella estas tareas, a menudo fastidiosas, la consideraban ejemplar. Se enfurecían tanto como ella por las infames calumnias difundidas por Budenz”.[25]
Defendió a Harte, presentándolo como una víctima de ataques malintencionados e insistiendo en que era inocente del cargo de haber sido agente de la GPU, a pesar de que su culpabilidad ya había quedado definitivamente demostrada. En particular, Hansen se enfocó en presentar a Ageloff como una víctima inocente.
“Vemos que el hedor de las viejas calumnias de la GPU contra Harte aún persiste en la sede del WRP”, escribió. “No toman en consideración que Harte pudo haber sido víctima de Jacson como lo fue Sylvia Ageloff. No admiten la posibilidad de que Harte pudo haber sido engañado aceptando a Jacson como un amigo de confianza al igual que Ageloff, quien se enamoró de Jacson y fue engañada al creer que su amor era recíproco”.[26]
Hansen describió a Ageloff como “un miembro de confianza del movimiento trotskista que no tenía ni la más remota idea de su verdadera identidad”,[27] repitiendo la afirmación que publicó por primera vez en 1941. Al hacerlo, ayudó que el mito de la “pobrecita Sylvia” se afianzara. Ahora hemos establecido que este mito fue inventado para protegerla a ella y a la red de la GPU a la que pertenecían ella y Mercader.
En la edición del 8 de diciembre de 1975 de Intercontinental Press, el destacado miembro del SWP, George Novack, quien ayudó a Zborowski a entrar en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y había ocultado este hecho durante 30 años, atacó las “temerarias e indiscriminadas acusaciones” de Healy contra “Sylvia Caldwell, la secretaria de Cannon”, escribiendo que “todo vale en su frenético empeño por tender una red de sospechas en torno a Joseph Hansen y sus colegas”.[28]
El 23 de diciembre de 1975, el antiguo guardia de Trotsky, Harold Robins, publicó una carta abierta al Comité Nacional del SWP, la organización a la que había pertenecido. Robins, que acompañaría al camarada North en dos viajes a Ciudad de México para reconstruir los atentados contra la vida de Trotsky, exigía que el SWP repudiara el artículo de Hansen del 24 de noviembre de 1975. Robins escribió al SWP:
El papel de los espías en el movimiento obrero, de la incriminación de los militantes sindicales y del hostigamiento a muerte de los opositores sociales al capitalismo a manos de los Estados capitalistas y precapitalistas se remonta a todo el curso de la sociedad de clases. Siempre, sin excepción alguna, la cuestión de la “seguridad” ha tenido que estar necesariamente en el orden del día de los rebeldes y revolucionarios. Las opiniones del camarada Hansen adoptan una “línea” diametralmente opuesta. ¿Se puede seguir con esa política?[29]
El SWP no respondió a esta carta. En enero de 1976, el Comité Internacional emitió una acusación pública contra Hansen, llamándolo “cómplice de la GPU”. Poco después, a principios de 1976, el SWP publicó una colección de ensayos en memoria de la vida de James P. Cannon, quien había fallecido en agosto de 1974, en los que la esposa de Joseph Hansen, Reba Hansen, se refería a Callen como alguien cuya “devoción al movimiento y su disposición a dedicar largas horas de duro trabajo nos inspiraron a todos. Sylvia y yo nos convertimos en estrechas colaboradoras y buenas amigas personales. Era alguien entrañable”.[30]
El SWP no solo rechazó el llamamiento a una comisión paritaria, sino que abalanzó el movimiento pablista mundial contra el Comité Internacional. En septiembre de 1976, publicaron un falso “veredicto” declarando inocentes a Hansen y Novack.
En diciembre de 1976, el SWP publicó un panfleto titulado “La gran mentira de Healy”, que comenzaba con una introducción de Wohlforth en la que calificaba la Seguridad y la Cuarta Internacional como una “extraña caza de brujas que Healy emprendió contra Nancy Fields, acusándola de ser una 'agente de la CIA'. Cuando Fields se enfrentó al hostigamiento de Healy y yo la apoyé, fuimos denunciados en términos histéricos”.[31] Esto fue, por supuesto, una falsificación total de cómo dejaron el movimiento.
Wohlforth, Hansen y la Plataforma de la Vergüenza
En la prensa del SWP, Wohlforth elogió a Hansen y profundizó sus ataques contra el CICI. Escribió: “Habiendo empezado ya a reconsiderar una serie de cuestiones políticas, Nancy Fields y yo quedamos impresionados por la evaluación de Hansen. Esto abrió un proceso de discusión y colaboración que nos llevó a unirnos al SWP a principios de 1976”. Concluyó: “El parecido entre los métodos de Healy y los de Stalin en los Juicios de Moscú es asombroso”. Calificó a Hansen de “revolucionario desinteresado”. [32]
La rápida entrada de Wohlforth y Fields en el SWP plantea interrogantes sobre el pasado político de Fields. Ella se había jactado de ser cercana a las Panteras Negras y dijo al Militant que cuando asistía a la Western Reserve University en Cleveland, “fue a algunas clases que un miembro de la YSA [Young Socialist Alliance; movimiento juvenil del SWP], John McCann, daba en el campus”. En esta entrevista, publicada el 7 de mayo de 1976, dijo que durante su tiempo en la Workers League, “siempre le gustó Fred Halsted”, el candidato presidencial del SWP en 1968, y “pensaba que la campaña de Linda Jenness fue importante”.[33] Jenness fue la candidata del SWP a la presidencia en 1972.
Nancy Wohlforth se convirtió más tarde en miembro del Consejo Ejecutivo de la AFL-CIO y en una activista del Partido Demócrata.
Tras la publicación de “La gran mentira de Healy”, el movimiento pablista mundial celebró un acto el 14 de enero de 1977 en el Friends Hall de Londres que el Comité Internacional denominó Plataforma de la Vergüenza. Los dirigentes del movimiento pablista mundial se reunieron para denunciar la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional en términos histéricos, y Wohlforth fue el orador principal. Cuando el líder del WRP, Gerry Healy, levantó la mano, al final de la reunión, para responder a las calumnias contra él y el movimiento, se le negó el derecho a hablar. Tariq Ali, uno de los líderes pablistas británicos, intentó silenciarlo dirigiendo a la multitud en un cántico.
Incluso la prensa burguesa reconoció el carácter vergonzoso de la reunión pablista. El Sunday Observer informó: “El Sr. Healy volvió a sentarse tranquilamente, sintiendo quizás que había demostrado su punto de vista de forma más elocuente de lo que hubieran podido hacerlo las palabras”.[34] El Newsline del WRP escribió: “Al evitar todos los problemas principales, la reunión no ha hecho más que intensificar su crisis. No ha resuelto nada”.[35]
El Comité Internacional escribió sobre la Plataforma de la Vergüenza:
Quienes conozcan la historia de la lucha contra el revisionismo encontrarán difícil evitar las náuseas ante la temeridad de los organizadores que defienden las actividades criminales de la GPU y sus cómplices bajo la bandera de una falsa “democracia obrera”... la denuncia de los crímenes de Stalin y de la complicidad de los revisionistas en el encubrimiento de estos crímenes es fundamental para la formación de nuevos cuadros revolucionarios. Los que se oponen del todo a esta tarea están sirviendo los intereses del estalinismo contrarrevolucionario. Estamos advertidos.[36]
El CICI localiza a Sylvia Franklin-Caldwell-Callen-Doxsee
El Comité Internacional continuó su investigación. En mayo de 1977, David North y Alex Mitchell localizaron a Sylvia Callen en Wheaton, Illinois.
Cuando se le preguntó sobre su pasado político, Callen reconoció haber trabajado como secretaria de Cannon, pero trató de minimizar sus años en el SWP como un episodio sin importancia de su vida. El Bulletin, el periódico de la Workers League, informó el 31 de mayo de 1977 que ella dijo: “No veo por qué es tan importante. Nunca me dediqué a la política. Nunca leí. Nunca la entendí. Era una niña inmadura, es todo lo que puedo decir... Es como si lo hubiera olvidado. Todo ese periodo de mi vida”.[37]
Sobre Cannon, Callen dijo: “No fue un hombre importante, en mi opinión. ¿Lo era? ¿Qué papel desempeñó en el mundo?”. Cuando el camarada North le preguntó por qué había sido acusada como cómplice en una red de espionaje de la GPU, Callen dijo que no se acordaba.[38]
Ese verano, North también entrevistó a Felix Morrow, un antiguo miembro del Comité Nacional del SWP que fue uno de los 18 miembros del SWP encarcelados por sedición tras el juicio de la Ley Smith de 1941. Morrow dijo a North que la dirección del partido nunca llevó a cabo ningún intento oficial de comunicarse con el Gobierno estadounidense tras el asesinato de Trotsky. “Ninguno”, dijo Morrow a North. “No estuvieron involucrados de ninguna manera”.[39] Las comunicaciones de Hansen con el Departamento de Estado y el FBI tenían fines personales y se llevaron a cabo en secreto, a espaldas de la dirección del SWP.
Más tarde, en un testimonio ordenado por un juez en el caso Gelfand, los dirigentes del SWP Farrell Dobbs y Morris Lewit declararían de forma similar que no tenían conocimiento de las reuniones de Hansen con el FBI. El castillo de naipes de Hansen comenzó a venirse abajo.
Tras la publicación de la entrevista con Callen el 31 de mayo de 1977, Hansen respondió en el Intercontinental Press el 20 de junio de 1977 bajo el título “Los healyistas intensifican su incriminación fraudulenta contra los dirigentes trotskistas”. En este artículo, Hansen intentó poner en cuestión lo que él llamó la “supuesta” entrevista con Callen, afirmando que el CICI había “escalado sus calumnias sobre la dirección del SWP”.[40]
Además, atacó la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional ridiculizando la afirmación de que Callen era una agente. En su artículo del 20 de junio de 1977, Hansen escribió: “Los miembros de este selecto grupo de cazadores de brujas [es decir, el CICI] se han comprometido a difundir una calumnia que antes solo habían insinuado; a saber, que la Comisión de Control creada por el SWP en 1947 para examinar los rumores que circulaban sobre Caldwell [es decir, Callen] estaba 'amañada'”.[41]
La Comisión de Control del SWP de mayo-junio de 1947 de hecho estaba amañada, como lo demostró concluyentemente una serie de artículos del WSWS de 2018. Esta comisión escuchó la devastadora información presentada al SWP de que Sylvia Callen era una agente de la GPU. En lugar de investigar las acusaciones, la comisión encubrió el papel de Callen como agente y obligó a los presentes a guardar el secreto.
Hansen también escribió: “Los healyistas son muy capaces de emplear violencia física contra otros sectores del movimiento obrero”. Amenazó al Comité Internacional, advirtiendo que la investigación tendría “consecuencias mortales”.[42]
El asesinato del camarada Tom Henehan
En la madrugada del 16 de octubre de 1977, la amenaza de Hansen se hizo realidad. El camarada Tom Henehan fue asesinado a tiros en Nueva York por dos sicarios mientras supervisaba una fiesta en el Ponce Social Club. Tom tenía 26 años.
La Workers League inició inmediatamente una campaña exigiendo la detención de los dos asesinos y una investigación sobre quién estuvo detrás del asesinato. Los atacantes fueron identificados rápidamente como Edwin Sequinot y Angelo Torres, pero la policía de Nueva York se negó a detenerlos. La prensa lo llamó inmediatamente un “asesinato sin sentido”. El detective de la policía John Mohl declaró al Detroit Free Press: “Sabemos quién lo hizo, y puedo decirles que no hubo ninguna motivación política”.
Fue necesaria una campaña de tres años para ganar el apoyo del movimiento obrero a fin de que se detuviera a los asesinos. La Workers League exigió que el fiscal del distrito de Brooklyn, Eugene Gold, detuviera a los asesinos e investigara el asesinato. Emprendió una campaña en la clase trabajadora y los sindicatos, recolectando firmas y solicitando cartas para que el fiscal Gold tomara medidas. Varios sindicatos que representaban en su conjunto a más de un millón de afiliados enviaron cartas. Entre los firmantes se encontraban Anthony Mazzochi, William Winpisinger, Gary Tyler, Ed Asner y representantes de la ACLU, el Ejército Republicano Irlandés (IRA, por sus siglas en inglés), la OLP (Organización de Liberación Palestina) y el Movimiento Indio Americano (AIM). En octubre de 1980, la policía cedió finalmente a la creciente presión y detuvo a Torres y Sequinot. Fueron declarados culpables en 1981, pero no testificaron sobre quién estaba detrás de sus acciones. Su abogado dijo al partido: “En la calle se decía que había sido un asesinato a sueldo”.
La docena de Carleton
Desafortunadamente, no hay tiempo suficiente para ir más a fondo sobre la campaña que siguió al asesinato del camarada Henehan, ni para relatar con suficiente detalle cada golpe asestado por Seguridad y la Cuarta Internacional al movimiento pablista en los años siguientes. En 1979, el Comité Internacional expuso que casi toda la dirección del SWP se había graduado del Carleton College, una pequeña universidad privada en la zona rural de Northfield, Minnesota.
Como dice el documento histórico del Partido Socialista por la Igualdad (EE. UU.):
Otro conjunto peculiar de hechos salió a la luz como subproducto de la investigación de seguridad. Prácticamente toda la dirección central del SWP, incluida la mayoría de su Comité Político, había asistido al Carleton College, una pequeña universidad de artes liberales en el centro del país. No había constancia de que el SWP hubiera llevado a cabo ninguna intervención sistemática en el campus de Carleton durante el periodo comprendido entre 1960 y 1964, cuando muchos de sus estudiantes, incluido Jack Barnes, entraron en el partido y ascendieron rápidamente a su dirección. El vehículo utilizado para su transformación de estudiantes conservadores del centro del país (Jack Barnes había sido republicano) en dirigentes de una organización ostensiblemente revolucionaria fue el Comité de Juego Limpio para Cuba, que se encontraba manipulado por y repleto de agentes del FBI. La dirección del SWP no ha dado ninguna explicación creíble del fenómeno del Carleton College.[43]
El caso Gelfand
Otro hito en la investigación fue el caso Gelfand, una demanda legal iniciada en 1979 por el entonces miembro del SWP, Alan Gelfand, quien fue expulsado del SWP por hacer preguntas sobre Seguridad y la Cuarta Internacional. Gelfand y sus abogados lograron obligar a muchos miembros destacados del SWP a prestar testimonio, sumándose a las pruebas de la infiltración generalizada en la organización.
El año anterior, en diciembre de 1978, Gelfand había presentado una declaración amicus curiae en apoyo de una demanda del SWP relacionada con la vigilancia del movimiento por parte del FBI a través de COINTELPRO. Esta demanda, que había sido iniciada por el SWP principalmente como una actividad de recaudación de fondos, no se estaba llevando a cabo con la intención de exponer a agentes antiguos o activos dentro del partido. De hecho, el Gobierno estadounidense acabó resolviendo el caso pagando al SWP cientos de miles de dólares, sin identificar a un solo agente infiltrado en el partido. En el transcurso del juicio, el FBI admitió que entre 1960 y 1976 tuvo a 300 informantes que actuaban como miembros del SWP.
La demanda de Gelfand argumentaba que se habían violado sus derechos de la primera enmienda al ser expulsado de un partido dirigido por agentes del Gobierno. Consiguió que se hiciera público el testimonio que Sylvia Callen había dado al gran jurado, admitiendo que había sido una agente de la GPU. La jueza Pfaelzer, tras un largo retraso, proporcionó finalmente al abogado de Gelfand, John Burton, la información definitiva de que el SWP había estado encubriendo a una agente de la GPU, y que había estado intentando mentir o urdir medias verdades. El juez presentó este testimonio del gran jurado poco después de que el dirigente del SWP Jack Barnes declarara ante el tribunal que Sylvia Callen era su “heroína” por todo lo que había sufrido debido a las acusaciones del Comité Internacional. Todo este tiempo, el SWP había estado defendiendo a un agente de la GPU.
La carta del 9 de junio de 1976 de Vaughn T. O'Brien
La publicación del testimonio de Sylvia Callen ante el gran jurado también coincidió con la publicación del texto completo de la carta del 8 de junio de 1976 de Vaughn T. O'Brien, amigo de la infancia de Hansen de Utah. Hansen había citado parte de la carta en Intercontinental Press en su intento de justificar sus anteriores reuniones con la GPU, al principio afirmando falsamente que se habían llevado a cabo bajo las instrucciones de Trotsky para engañar a la GPU haciéndola pagar 25.000 dólares por una copia de la biografía de Trotsky sobre Stalin.
Sin embargo, Hansen no había citado la carta completa de O'Brien y, gracias al caso Gelfand, ahora sabemos por qué. La carta, cuya publicación fue ordenada por la jueza Pfaelzer, incluía una asombrosa revelación. En una sección de la carta que Hansen no citó, O'Brien le había recordado a Hansen un encuentro que tuvo a finales de los años 40 o principios de los 50, el periodo general del encubrimiento de Sylvia Callen por parte de la Comisión de Control del SWP y la publicación del libro de Louis Budenz que la identificaba como agente. El encuentro con O'Brien tuvo lugar con Pearl Kluger, antigua miembro del American Workers Party de A.J. Muste, que conocía personalmente a Budenz. O'Brien escribió: “Hacía bastante tiempo que no veía a Pearl, pero ella me dijo inmediatamente: 'Budenz dice que tu amigo Joe Hansen trabajaba con la GPU'”.[44]
Esto reveló que Hansen y el SWP tenían que defender a Callen porque fue Budenz quien la había delatado a ella originalmente, y si sus advertencias eran correctas, esto también habría servido como una prueba más de que Hansen también era agente de la GPU. Para proteger a Hansen, él mismo, Barnes y el SWP defendieron a Callen como su “camarada ejemplar”. Aunque Budenz hizo pública la información sobre Callen, no hizo público lo que sabía sobre Hansen, que para entonces se había convertido en un agente del imperialismo estadounidense.
El caso Gelfand también sacó a la luz otra asombrosa muestra de la transformación del SWP. Durante el juicio, por primera vez, pareció que Gelfand lograría obligar a Mark Zborowski a declarar. Pero el SWP ayudó a los abogados de Zborowski a presentar una moción para anular su citación y Jack Barnes dijo que Zborowski tenía el derecho democrático de no hablar ante el tribunal. Como resultado, el SWP impidió que Zborowski fuera obligado a responder por primera vez por sus crímenes contra el movimiento trotskista.
La CIA también quería impedir que Zborowski testificara y que la verdad sobre otros agentes se filtrara a través del juicio. Un memorando del 11 de junio de 1982 del consejero general de la CIA, Stanley Sporkin, al director de la agencia, William J. Casey, citaba el caso Gelfand como un “asunto de gran interés” para la CIA. Un memorándum de la CIA recientemente descubierto dice:
En Gelfand vs. Fiscalía General, DCI, et al., Gelfand alega que presuntos agentes de la CIA y del FBI en el SWP lo expulsaron del partido. En el antejuicio, Gelfand presentó interrogatorios en los que preguntaba al DCI [director de la Inteligencia Central] si 19 de los miembros del SWP mencionados son o han sido agentes de la CIA y si la CIA cree que una de las personas mencionadas es un agente de la inteligencia soviética.[45]
El papel de Seguridad y la Cuarta Internacional en la escisión con el WRP
Las revelaciones del caso Gelfand pasaron prácticamente desapercibidas en el Workers Revolutionary Party (WRP; Partido Revolucionario de los Trabajadores) británico. Cuando concluyó el caso, a principios de 1983, el WRP había dejado en general de prestar atención a Seguridad y la Cuarta Internacional. Su participación en la investigación se detuvo. Esto coincidió con la creciente adaptación del WRP a la política nacionalista-pablista en el periodo previo a la escisión.
A partir de finales de 1985, cuando estalló la crisis en el seno del WRP, la facción dirigente, liderada por Banda y Slaughter, atacó abiertamente la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional, que ellos mismos habían votado a favor de iniciar y en la que habían participado a mediados de los años setenta.
El 26 de noviembre de 1985, sin ninguna discusión con el Comité Internacional, al que aún pertenecía, Cliff Slaughter fue a una reunión de pablistas y estalinistas y denunció Seguridad y la Cuarta Internacional antes de estrechar la mano del destacado estalinista Monty Johnstone. Unas semanas antes, Slaughter había defendido la investigación en una reunión del Comité Político de la Workers League.
El 11 de diciembre de 1985, la Workers League escribió al Comité Central del WRP:
Lo que tuvo lugar en Friends Hall no fue una reunión; fue una perspectiva. Lo que demostró esta reunión es un giro hacia lo que el SWP una vez llamó “reagrupamiento”, es decir, el abandono del trotskismo a favor de alianzas sin principios con radicales, revisionistas y estalinistas de todo tipo.[46]
A medida que se acercaban a una renuncia explícita al trotskismo, Slaughter y Banda denunciaron al CICI y al camarada North, afirmando que Seguridad y la Cuarta Internacional marcaban un “alejamiento de la lucha internacional contra el revisionismo”. Slaughter y Banda presentaron la investigación como la prueba principal de su llamada teoría de la “igual degeneración”, que afirmaba que todo el movimiento internacional y todas sus secciones estaban tan podridas como el WRP.
En diciembre de 1985, el Comité Central del WRP pidió que se investigara propiamente Seguridad y la Cuarta Internacional y exigió “una comisión internacional de investigación sobre la penetración estatal en el movimiento trotskista, públicamente”. Esta asombrosa demanda de investigar al CICI y a todas sus secciones fue un intento cínico de tergiversar y utilizar contra el CICI la exigencia planteada por el CICI (y apoyada por Banda y Slaughter) en mayo de 1975 de una Comisión de Investigación sobre la infiltración de agentes en el SWP.
Slaughter y Banda se alinean con el SWP
Volvamos ahora a los orígenes de Seguridad y la Cuarta Internacional. A principios de 1986, tanto Slaughter como Banda pidieron una reevaluación de la experiencia con Tim Wohlforth; Slaughter intentó ponerse en contacto con él y Banda declaró en sus “27 razones” que “la crisis con Wohlforth fue exacerbada artificialmente por Healy con sus desvaríos paranoicos sobre la seguridad y su total incapacidad para afrontar los problemas de perspectiva y política de la Workers League. La cuestión de Nancy Fields fue exagerada y distorsionada más allá de toda proporción”.[47]
En la infame Resolución 1 del Comité Central del WRP, emitida el 26 de enero de 1986, el WRP denunció al CICI y resolvió que “Seguridad y la Cuarta Internacional era un sustituto de una lucha real contra el revisionismo y en defensa de los principios trotskistas, que todas las pruebas presentadas y las conclusiones extraídas sean reexaminadas junto con el material publicado por el SWP estadounidense o cualquier otro documento sobre esta cuestión”.[48]
El 2 de febrero de 1986, el camarada North respondió con una carta a los miembros del WRP titulada “En defensa de Seguridad y la Cuarta Internacional ”. La carta denunciaba los ataques de la dirección del WRP contra la investigación como “parte de una ofensiva más amplia contra toda la historia del Comité Internacional”, con fines facciosos y como “un requisito previo esencial para un acercamiento a los revisionistas”.[49]
El 7 de febrero de 1986, Banda publicó su documento “27 Razones”, que concluía: “Ningún análisis del CICI estaría completo o sería honestamente objetivo si no incluyera la manifestación más siniestra y reaccionaria del healismo en el CICI: Seguridad y la Cuarta Internacional”.
Calificó la investigación sobre seguridad como un “monstruoso montaje” dirigido por “el paranoico North y sus compinches del CICI”.[50]
El SWP, al igual que había hecho con Wohlforth tras su ruptura con el trotskismo, acogió con los brazos abiertos la ruptura de Slaughter y Banda con el CICI y su denuncia de Seguridad y la Cuarta Internacional. En la edición del 10 de marzo de 1986 de Intercontinental Press, el SWP republicó artículos del News Line del WRP y Doug Jenness, graduado del Carleton College, escribió que “Se ha asestado un golpe asombroso” a Seguridad y la Cuarta Internacional por el ataque lanzado por los renegados del WRP. El SWP escribió: “Al renunciar a la caza de brujas healyista sobre agentes policiales, estos líderes del WRP han dado el primer paso necesario para que sus puntos de vista sean tomados en serio como parte legítima de los debates políticos que se están dando entre los revolucionarios de hoy”.[51]
En respuesta a la celebración de sus recientes antiguos adversarios, el camarada North escribió una serie de artículos bajo el título “El caso contra el SWP: lo que muestran los hechos”, que se publicó por entregas en el Bulletin del 11 al 18 de marzo de 1986. North escribió:
El artículo de Banda confirma una ley política: todos los que rompen con el trotskismo se alinean inmediatamente con Hansen. Para estos renegados denunciar Seguridad y la Cuarta Internacional es un rito obligatorio.[52]
La investigación constituyó una parte importante de la actividad política cotidiana de los cuadros dirigentes del partido, y en particular del camarada North. Supuso una inmensa recopilación de información histórica. Los artículos y folletos producidos durante este período fueron estudiados por los miembros del partido y estudiados con cuidado e inmenso interés. Es esencial comprender el impacto de la lucha de 1974-1975 a 1983 en toda la militancia del partido, permitiendo a los cuadros arraigar su actividad política cotidiana en la lucha contra el pablismo, y con un enfoque de traer al presente todo el contenido histórico del movimiento trotskista. Lejos de sustituir la lucha contra el revisionismo, la facilitó y la profundizó.
No es casualidad que este período fuera un puente entre dos hitos de la historia del movimiento: la ruptura con Wohlforth, la transición hacia una nueva dirección política, y la aparición de diferencias entre la Workers League y el WRP en 1982. Cuando estas diferencias fueron llevadas más tarde a la plena atención de los miembros de la Workers League, la receptividad de los miembros a las críticas del camarada North sobre el oportunismo del WRP fue preparada, en parte, por el impacto que Seguridad y la Cuarta Internacional había tenido en su conciencia.
En una carta abierta de 1987 en respuesta a la denuncia de Cliff Slaughter sobre el caso Gelfand, el camarada North escribió:
La actual dirección de la Workers League se formó durante la lucha teórica y política contra Wohlforth. La defensa de la herencia y el programa del partido contra la decisión de Wohlforth de renegarlos produjo un renacimiento del trotskismo dentro de la Workers League. Sus cuadros solo podían derrotar a Wohlforth en un sentido político reasimilando todas las lecciones de las luchas pasadas del Comité Internacional para construir el movimiento trotskista en Estados Unidos...
Precisamente porque la Workers League estaba llevando a cabo la lucha contra Wohlforth en el plano político y teórico más elevado, interpretó las cuestiones de seguridad en torno a Fields dentro del contexto histórico de la lucha internacional por el trotskismo. La dirección de la Workers League... se vio impelida a llevar a cabo la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional sobre esta base de principios. La Workers League nunca vio Seguridad y la Cuarta Internacional como un ejercicio forense. En la medida en que se vio obligada a llevar a cabo investigaciones, lo hizo como parte de la lucha por aclarar el registro histórico y rearmar a los cuadros del movimiento mundial con las amargas lecciones del pasado.[53]
Fue un testimonio de este proceso que la Workers League pudo producir, en su documento de perspectivas de 1978, el siguiente resumen de la investigación:
Seguridad y la Cuarta Internacional no representa nada menos que el rescate de toda la continuidad histórica del bolchevismo, pasando por la Cuarta Internacional y el Comité Internacional, de las garras de la contrarrevolución y la falsificación estalinistas. Todas las mentiras, distorsiones y crímenes cometidos por el estalinismo contra el trotskismo, que es la encarnación política de la lucha por el Octubre mundial; todos los actos monstruosos cometidos para confundir y desorientar a generaciones de trabajadores sobre la verdadera historia de la Revolución de Octubre y el papel de Trotsky, han recibido un golpe del que el estalinismo y todas las agencias de la contrarrevolución imperialista nunca se recuperarán.[54]
Incontestable: Seguridad y la Cuarta Internacional hoy
Hoy, los que atacan Seguridad y la Cuarta Internacional solo se ponen en una situación embarazosa. Las pruebas son demasiado abrumadoras. Susan Weissman no pudo responder a la carta del camarada North cuando defendió a Hansen, denunció Seguridad y a la Cuarta Internacional y proclamó que Zborowski “supo sortear” a los abogados de Gelfand durante el caso Gelfand. Será recordada por su imperante silencio.
Una nueva generación de socialistas que han crecido en la época de la vigilancia masiva de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), la militarización de la policía y los ataques interminables a los derechos democráticos serán educados sobre el tema de la seguridad revolucionaria a través de Seguridad y la Cuarta Internacional. A esta generación le parece absurdo el intento de restar importancia a la seguridad del movimiento frente a la infiltración del Estado. Pero precisamente por esta razón, un nuevo grupo de oportunistas está intentando repetir las afirmaciones del SWP de que es ridículo preocuparse por la infiltración estatal. Esta es la razón por la que Nathanial Flakin, del sitio web morenista Left Voice (red La Izquierda Diario) escribió en un artículo del 23 de junio de 2022 que Seguridad y la Cuarta Internacional era una “vil teoría de la conspiración” que “nunca aportó nada más que las pruebas más risiblemente circunstanciales”.[55]
Flakin fue, y seguirá siendo, incapaz de rebatir ninguna de las pruebas descubiertas por Seguridad y la Cuarta Internacional. Su objetivo es presentar como “risibles” los intentos de mantener la independencia física del movimiento revolucionario frente a los agentes del Estado, independientemente de las pruebas existentes, por la misma razón que los pablistas defendieron a Sylvia Franklin incluso después de que se hiciera público el testimonio de que había admitido ser agente de la GPU. No se oponen a la infiltración del Estado en sus movimientos porque sus movimientos no se oponen políticamente al capitalismo ni al Estado capitalista. Es notable que Flakin escribiera su artículo atacando nuestras “risibles” pruebas de la penetración de la GPU más de un año después de que el World Socialist Web Site estableciera que Sylvia Ageloff era una agente de la GPU y una pieza clave en el complot de la GPU para matar a Trotsky. No pudo responder a ello. Nadie pudo.
Fíjense en como contrasta su enfoque con la forma en que el CICI explicó Seguridad y la Cuarta Internacional en la introducción al libro Cómo la GPU asesinó a Trotsky:
Al referirnos a Seguridad y la Cuarta Internacional como una “investigación”, hay que comprender que esta palabra solo abarca parcialmente el contenido político e histórico de la lucha librada por el Comité Internacional durante los últimos seis años. Al igual que la denuncia de Trotsky contra los procesos fraudulentos de Moscú de 1936-38, constituye la expresión consciente más avanzada del movimiento objetivo de la clase obrera contra la burguesía y todos sus organismos... El desarrollo de la investigación estableció que el futuro de la Revolución Socialista Mundial en su conjunto depende del resultado de la lucha encarnada en Seguridad y en la Cuarta Internacional...
Los descubrimientos de Seguridad y la Cuarta Internacional constituyen una base indispensable para la formación de cuadros marxistas y una poderosa arma material de la Revolución Mundial. Los agentes que esta arma ya ha desenmascarado y a los que finalmente destruirá políticamente representan la punta de lanza de la contrarrevolución. Este hecho debe ser comprendido por todo obrero y joven con conciencia de clase: todo el instinto de supervivencia históricamente acumulado de la burguesía encuentra su mayor nivel de conciencia en la elaboración de su estrategia para destruir la dirección revolucionaria de la clase obrera.[56]
El Comité Internacional es la única organización que defiende este análisis crítico de la GPU y de la infiltración imperialista en el movimiento revolucionario, porque somos la única organización que tiene como objetivo la conquista del poder. Nuestra existencia es el producto de una lucha sistemática y muy consciente por la continuidad política del bolchevismo contra los agentes del Estado y sus cómplices políticos pseudoizquierdistas. Esa fue la esencia política de la escisión con Wohlforth: definió la investigación Seguridad y la Cuarta Internacional, orientó al CICI en la escisión con el WRP y es la columna vertebral de la lucha por el socialismo en la actualidad.
https://en.wikipedia.org/wiki/Clockwork_Orange_(plot)#
https://www.ucpi.org.uk/search-results/?fwp_search=Workers+Revolutionary+Party
Ver David North, The Heritage We Defend, (Oak Park, MI: Mehring Books, 2018), Capítulo 32.
Seymour Hersh, New York Times, 22 de diciembre de 1974. Disponible: https://timesmachine.nytimes.com/timesmachine/1974/12/22/432151792.html
Carta de renuncia de Tim Wohlforth a la Workers League, Trotskyism versus Revisionism, Vol. 7, “The Fourth International and the Renegade Wohlforth” (Detroit: Labor Publications, 1984), págs. 250–51.
Ibid., pág. 252.
Ibid.
De Cliff Slaughter aTim Wohlforth, ibid., pág. 258.
Ibid.
Ibid., pág. 262.
Ibid., pág. 264.
Descubrimientos de la Comisión de Investigación, ibid., págs. 269–70.
Ibid., pág. 271.
Ibid., págs. 271-72.
Ibid.
James P. Cannon, The Struggle for a Proletarian Party (Nueva York: Pathfinder Press, 1972), pág. 41.
“An answer to the slanders of Robertson and Wohlforth,” How the GPU Murdered Trotsky, ePub (Oak Park, MI: Mehring Books, 2015), pág. 49.
Joseph Hansen, “Healy’s Big Lie,” Socialist Workers Party Education for Socialists, diciembre de 1976, pág. 5.
“A reply to Joseph Hansen’s ‘The Secret of Healy‘s Dialectics,’” How the GPU Murdered Trotsky, ePub, págs. 60–62.
Carta de Joseph Hansen a Cliff Slaughter, 5 de junio de 1975, Security and the Fourth International (Nueva York: Labor Publications, 1975), pág. 136.
The Gelfand Case Vol. 1 (Detroit: Labor Publications, 1985), pág. 8.
Ibid., págs. 29–30.
“We charge Joseph Hansen,” How the GPU Murdered Trotsky, ePub, pág. 374.
“Healy’s Big Lie,” pág. 11.
Ibid., pág. 9.
Ibid., pág. 11.
Ibid.
Ibid., pág. 19.
Carta de Harold Robins al Comité Nacional del SWP, How the GPU Murdered Trotsky, ePub, pág. 395.
James P. Cannon as We Knew Him (New York: Pathfinder Press, 1976) págs. 232–33.
“Healy’s Big Lie,” pág. 2.
Ibid.
Militant, 7 de mayo de 1976, pág. 17.
The Observer, domingo, 16 de enero de 1977, pág. 1.
Newsline, lunes, 17 de enero de 1977.
David North, “The case against the SWP—What the facts show,” Fourth International, Vol. 13 no. 2, pág. 173.
Eric London, AGENTS, The FBI and GPU Infiltration of the Trotskyist Movement (Oak Park, MI: Mehring Books, 2018), pág. 91.
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Entrevista con Felix Morrow por David North, 2 de junio de 1977 (Reprinted in AGENTS, págs. 38–39).
Joseph Hansen, “Healyites Escalate Frame-up of Trotskyist Leaders,” Intercontinental Press, June 20, 1977, Vol. 15 no. 23, pág. 700.
Ibid.
Ibid., pág. 701.
Partido Socialista por la Igualdad, Historical and International Foundations of the Socialist Equality Party (Oak Park, MI: Mehring Books, 2008), pág. 106.
The Gelfand Case Vol. 2, pág. 651.
Memorandum del 11 de junio de 1982 memorandum del consejero general de la CIA, Stanley Sporkin al director de la CIA, William J. Casey.
David North, “A Comment on the Gelfand Open Letter,” Fourth International, Vol. 14 no. 2, junio de 1987, pág. 73.
David North, The Heritage We Defend, pág. 439.
Primera Resolución del Comité Central del WRP, 26 de enero de 1986, Fourth International, Vol. 13 no. 2, otoño de 1986, pág. 118.
David North, “In Defense of Security and the Fourth International,” ibid, pág. 139.
“A Comment on the Gelfand Open Letter,” págs. 73–74.
Doug Jenness, “Giant blow to agent-baiting campaign,” Intercontinental Press, Vol. 24 no. 5, 10 de marzo de 1986, pág. 147; pág. 150.
“The case against the SWP—What the facts show,” Fourth International, Vol. 13 no. 2, pág. 174.
“A Comment on the Gelfand Open Letter,” Fourth International, Vol. 14 no. 2, pág. 81.
“The World Economic-Political Crisis and the Death Agony of US Imperialism: Draft Resolution on the Perspectives and Tasks of the Workers League”, 1978, pág. 38.
Nathaniel Flakin, “The Strange Story of Trotskyism in the Alps,” Left Voice, 23 de junio de 2022, disponible: https://www.leftvoice.org/the-strange-story-of-trotskyism-in-the-alps/
How the GPU Murdered Trotsky, ePub, págs. 13–14.
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