En España y en toda Europa, la clase dominante está respondiendo a las crecientes protestas sociales y huelgas con una intensificación de la guerra de la OTAN contra Rusia. El Gobierno del Partido Socialista (PSOE)-Podemos ha aumentado de seis a diez el número de tanques Leopard II que enviará a Ucrania, según anunció el jueves pasado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una visita a Kiev. Esto está desenmascarando a Podemos como un partido derechista del imperialismo español, aterrorizado por el resurgimiento revolucionario de la clase obrera.
En Francia, millones de trabajadores han ido a la huelga en contra del plan de Macron de recortar miles de millones de euros al sistema de pensiones público, elevando la edad de jubilación. En Gran Bretaña, millones se han unido a una ola de huelgas que ahora dura siete meses y abarca a millones. En España, controladores aéreos, trabajadores de aerolíneas, trabajadores minoristas, sanitarios, personal de Amazon y profesores han ido a la huelga durante el último mes, en una confrontación directa con el Gobierno PSOE-Podemos y la burocracia sindical.
En este contexto, la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), la filial española del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina y Révolution Permanente en Francia está tratando desesperadamente de evitar una ruptura de la clase obrera con Podemos. En sus artículos, nos presentan varios argumentos espurios que niegan el carácter imperialista de Podemos y abrigan falsas esperanzas de que Podemos dará un giro de 180 grados y encabecerá un movimiento contra su propia política belicista.
Estos absurdos argumentos aparecen en la página web de La Izquierda Diario de la CRT y en el videoblog de la miembro de la CRT, Lucia Nistal. Podemos y el Partido Comunista de España (PCE), afirma uno de sus artículos, “mantienen un silencio y apoyo pasivo a la agenda imperialista del gobierno, mientras las direcciones partidarias y algunos parlamentarios —además de Pablo Iglesias desde su podcast— se cubren por izquierda con alguna declaración crítica.” Otro artículo declara:
El militarismo del gobierno que se ha autoproclamado como “el más progresista de la historia” no parece que vaya a detenerse en este último año de legislatura. Del PSOE, uno de los grandes partidos históricos defensores de los intereses del imperialismo español, no supone ninguna sorpresa. La principal novedad es que esta escalada, que ha venido acompañada del mayor aumento del gasto militar en los últimos PGE, es hoy bendecida con la presencia en el Consejo de ministros y ministras y los votos de los diputados y senadores de Unidad Podemos.
Las afirmaciones de que Podemos está brindando “apoyo pasivo” al imperialismo español, o que Podemos no siempre fue un partido imperialista, son ridículas. En primer lugar, Podemos no está brindando un “apoyo pasivo” al imperialismo español, como afirma CRT, sino que está liderando un gobierno de la OTAN que está gastando ingentes recursos en hacer la guerra a Rusia.
El mes pasado, Sánchez se jactó de que España ha enviado “decenas de cargamentos” de equipos ofensivos a Ucrania, “incluidas 400 toneladas de municiones, armas ligeras, sistemas antitanques, una batería de misiles Aspide y seis sistemas antiaéreos Hawk”. Además, agregó que Madrid ha enviado uniformes y equipos para el invierno, equipos sanitarios, generadores, vehículos ligeros todo terreno, ambulancias y ayuda humanitaria. También está ofreciendo tratamiento médico a los soldados ucranianos heridos, al tiempo que proporciona entrenamiento militar en defensa aérea y para operar los tanques Leopard. La semana pasada, España anunció el envío de un destacamento de una batería de misiles Nasams a Estonia en la frontera con Rusia, y se está discutiendo abiertamente el envío de aviones de combate F-16 con capacidad nuclear.
En cuanto a la afirmación de que el apoyo de Podemos al imperialismo es una “principal novedad”, esto ha sido completamente refutado por parte del WSWS a lo largo de casi una década desde la fundación de Podemos en 2014. Ya desde ese año, Podemos promovía abiertamente el nacionalismo español, cortejaba a los militares y se jactaba de tener “círculos” dentro de las fuerzas armadas. Su exlíder, Pablo Iglesias, afirmaba en reiteradas ocasiones que, si tuviera que aumentar el gasto militar, “lo haría”. Y, una vez en el gobierno, Iglesias hizo exactamente eso.
En 2015, Podemos reclutó al antiguo Jefe del Estado Mayor de la Defensa Julio Rodríguez para presentarse a las elecciones generales, ofreciendo al partido como una plataforma política para la OTAN y el ejército español. Rodríguez había liderado la participación del ejército español en las guerras neocoloniales lideradas por Estados Unidos en Afganistán (2001) e Irak (2003). Rodríguez también desempeñó un papel importante en la guerra de la OTAN contra Libia en 2011. La guerra resultó en más de 30.000 muertes, dejando a Libia en ruinas y atrapada en una guerra civil entre las facciones islamistas apoyadas por la OTAN contra el gobierno libio.
Una vez en el poder, Podemos ha defendido las bases militares estadounidenses en España, el envío de armas a Arabia Saudí para su cruenta guerra en Yemen y ha apoyado el mayor incremento del gasto militar desde el régimen del general Francisco Franco.
La guerra imperialista en el exterior ha ido acompañada con una feroz guerra de clases en casa. El Gobierno del PSOE y Podemos desplegó vehículos blindados contra los trabajadores metalúrgicos en la huelga de Cádiz de 2021 y 23.000 policías contra la huelga de camioneros que duró tres semanas, el mayor despliegue policial y operación de esquirolaje contra una huelga en la historia de España. Ahora está trabajando para aprobar nuevas leyes represivas para criminalizar las protestas y huelgas.
Podemos no es un partido “neorreformista” como afirma la CRT que, ahora que está en el gobierno, se está derechizando e integrándose cada vez más dentro del régimen capitalista. Podemos ha sido y es una herramienta belicista de los bancos y las grandes empresas, con un largo historial de implementación de rescates bancarios y corporativos de la UE. Con una base entre la clase media acomodada y promotor de las políticas de identidad posmodernista de raza y género, Podemos se dedica por completo a proteger los privilegios que disfrutan sus miembros en el orden existente.
Habiendo falsificado el carácter y la trayectoria de Podemos, la CRT promueve ilusiones en la demagogia de Podemos. Nistal se pregunta falsamente por qué desde Podemos “se limitan a hablar de una supuesta salida diplomática: ¿una negociación entre los mismos que nos han llevado aquí movidos por sus intereses imperialistas y por los de su oligarquía? Y, por supuesto, sin romper filas más allá del reflejo retórico, al lado de sus socios de gobierno del PSOE, siendo parte de un gobierno que enviará tanques y que lleva desde el comienzo promoviendo con la OTAN la escalada imperialista.”
Nistal está perpetrando un fraude político. No hay una facción pacifista en Podemos que piense “romper filas” con su alianza de gobierno con los socialdemócratas y emprender un camino revolucionario, y cuya cobarde negativa a desafiar la política del PSOE es de alguna forma una gran sorpresa. El historial de Podemos es una prueba irrefutable de que incluso si 'rompiera filas' con el PSOE, seguiría siendo un partido imperialista.
La promoción ambigua de Podemos por parte de la CRT refleja su hostilidad pequeñoburguesa a la construcción de un movimiento políticamente independiente en la clase trabajadora. Desde que surgió de la Izquierda Unida liderada por los estalinistas del PCE en 2005 y se fundó oficialmente como Corriente Revolucionaria de los Trabajadores en 2017, la CRT ha insistido en que es un vehículo para el “reagrupamiento”. Sin embargo, está buscando reagruparse con tendencias que de hecho apoyan firmemente la guerra.
CRT llama a la “izquierda anticapitalista, las organizaciones obreras y los movimientos antimilitaristas de toda Europa y Rusia” a que “tomemos las calles para detener una barbarie que amenaza con reproducir las peores páginas de la historia del capitalismo del siglo XX”.
Esto incluye a los aliados de la CRT, Anticapitalistas, con los que construyeron la Asamblea Popular Contra la Guerra, en gran parte desaparecida después de haber sido establecida en marzo pasado antes de la cumbre de la OTAN en Madrid. Anticapitalistas, fundador de Podemos en 2014, tiene un largo historial de apoyo a las guerras imperialistas de la OTAN en Siria, Libia y Ucrania.
Su revista Viento Sur está llena de propaganda antirrusa. Publica periódicamente artículos de Gilbert Achcar, asesor a sueldo del ejército británico y miembro del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), la filial francesa de Anticapitalistas en España, quien a principios de la guerra trazo la hoja de ruta de la OTAN abogando por la entrega masiva de armas “sin ataduras”. En su reciente artículo Achcar afirma que, “contrariamente a la afirmación que suele hacerse para justificar la oposición a la entrega de armas a Ucrania, la OTAN no está librando una guerra total por delegación contra Rusia”.
Semanas antes de que se anunciara la escalada de tanques de Podemos, Anticapitalistas publicó un artículo en Viento Sur defendiendo esta misma política. Titulado “Contra la guerra de agresión rusa, la urgencia de una izquierda radicalmente descolonial”, Catherine Samary afirma: “sin las armas y la evidente ayuda logística proporcionada al ejército ucraniano [por parte de la OTAN], éste habría estado en una posición débil que le obligaría rendirse rápidamente”. Por lo tanto, argumenta, hay que armar al régimen ucraniano de extrema derecha para la guerra con Rusia, suscribiendo su “apoyo a la resistencia (armada y no armada) del pueblo ucraniano en su diversidad, en defensa de su derecho a la autodeterminación.”
Los otros aliados de la CRT incluyen los grupos Lucha Internacionalista, filial de la Unidad Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI), y Corriente Roja, sección de la Liga Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional (LIT-CI). Las filiales de estas últimas trabajan con el PTS en el Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad de Argentina. Estas organizaciones pequeñoburguesas afirman que Ucrania está librando una lucha democrática por la autodeterminación contra el “imperialismo” ruso. Compiten entre sí con el envío de material de “ayuda” al régimen de Kiev, mientras acusan a la OTAN de no enviar suficiente material militar contra Rusia.
En uno de sus artículos recientes, Corriente Roja ataca a la OTAN desde la derecha, bajo el título “El envío de tanques y armas para Ucrania es insuficiente”:
Es necesario exigir el armamento y la tecnología militar necesaria para derrotar a Putin. Además del sistema de lanzamisiles múltiple HIMARS, los ucranianos piden misiles MGM-140 ATACMS, con alcance de 300 kilómetros. L@s ucranian@s piden, también, aviones de combate F-15, F-16 y A-10 Thunderbolt II (específico para apoyo aéreo de la infantería); sin esto, es imposible controlar el espacio aéreo.
Corriente Roja concluye diciendo que “LIT-CI seguirá en la primera línea de apoyo al pueblo ucraniano. También continuaremos apoyando y solidarizándonos con l@s perseguid@s en Rusia, que están pres@s por oponerse a la guerra de Putin.”
En cuanto a las “organizaciones obreras”, el nombre que dan estas fuerzas políticas a la burocracia sindical, no son fuerzas de oposición a la guerra imperialista, sino la policía laboral del gobierno del PSOE-Podemos. En el último año, CCOO, UGT y CGT han estrangulado una huelga tras otra e impuesto aumentos salariales muy por debajo de la inflación, lo que ha permitido al gobierno intensificar su guerra en Ucrania.
Lo que proponen aquí Nistal y la CRT no es un movimiento antibelicista en la clase obrera, sino un reagrupamiento con la burocracia sindical y partidos con vínculos directos con Podemos y la guerra. No liderarán, sino que estrangularán un movimiento contra la escalada de la guerra entre las grandes potencias en Europa.
La alternativa a este estamento social derechista y belicista, es el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), el movimiento trotskista mundial. La CICI lucha por la construcción de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), organizada de forma independiente a las burocracias sindicales, en lucha política contra tendencias como Podemos y la CRT, y por organizar luchas de la clase obrera contra la guerra y la inflación en España y en toda Europa. Secciones del CICI en España y más allá son la vanguardia revolucionaria que debe construirse para oponerse a la política pequeñoburguesa de la CRT.
(Publicado originalmente en inglés el 23 de febrero de 2023)