La morenista Corriente Revolucionaria de trabajadores (CRT) está tratando desesperadamente de ocultar su rastro mientras España registra su mayor número de casos diarios de infecciones por COVID-19 durante toda la pandemia. Durante casi dos años, este grupo pequeñoburgués ha insistido en que las medidas científicas de salud pública eran inadmisibles porque violaban los 'derechos fundamentales'. Las escuelas debían ser reabiertas incluso aunque la seguridad 'no puede garantizarse', insistían, y los jóvenes tenían que volver a los clubes nocturnos y bares porque 'la juventud tiene derecho a divertirse'.
En momentos clave de la pandemia, como cuando el gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos levantó sus limitadas restricciones en abril de este año, la CRT quitó importancia a la pandemia. Reaccionó con silencio al fallo reaccionario en agosto del Tribunal Constitucional español sobre que las medidas de confinamiento por COVID-19 impuestas en la primavera de 2020 eran inconstitucionales. A finales del verano, volvió a pedir la 'educación presencial' en las universidades.
A lo largo de la pandemia, la CRT ha trabajado para suprimir la oposición de izquierda al gobierno PSOE-Podemos, priorizando las ganancias empresariales sobre las vidas humanas. La retórica pseudodemocrática de la CRT combinó la demagogia de 'izquierda' con el apoyo tácito al programa de los bancos para reabrir colegios, lugares de trabajo y alentar a los jóvenes a infectarse. Al igual que la burocracia sindical y Podemos, están políticamente implicados en políticas que han propagado el coronavirus, costando más de 110.000 vidas en España y casi 1,5 millones en toda Europa.
A medida que las infecciones diarias se disparan por encima de las 100.000 en España y casi 1 millón en Europa, el líder de la CRT, Santiago Lupe, escribió un artículo titulado 'Ómicron y la sexta ola no son una “plaga bíblica”, tienen responsables' en Izquierda Diario. En él agita contra las políticas científicas de salud pública para eliminar la propagación del virus, al tiempo que encubre la propia responsabilidad de la CRT en el desastre. Lupe escribe:
“Todo esto no es producto de un mal o una ‘plaga bíblica’ sobrevenida, contra la que nada se puede hacer, como nos han vendido desde el gobierno central y los autonómicos, o los del resto de gobiernos de la UE, desde marzo de 2020. Casi dos años después de la aparición de la covid19 las excusas del tipo ‘no se podía prever’ son un insulto que solo busca tapar este enorme crimen social.”
Después de haber acusado aparentemente al gobierno de PSOE y Podemos por sus políticas que han llevado al desastre, Lupe lo ataca no desde la izquierda, por no proteger la salud y las vidas, sino desde la derecha, por haber llevado a cabo políticas que perjudican las ganancias corporativas. Como era de esperar, Lupe presenta esto, al igual que la derecha neofascista, como una defensa de la libertad individual. Él escribe:
“Su respuesta hoy es la misma que otras veces. Tanto las medidas ya anunciadas por la Generalitat como las filtradas que se discutirán mañana en la Conferencia de Presidentes. Nuevas restricciones de actividad, medidas efectistas sin impacto demostrado -como la petición de mascarillas en exteriores- y, con mucho peso, nuevas limitaciones de derechos fundamentales como los que representan el pasaporte covid o las peticiones de nuevos toques de queda… Con esta limitación, el Estado refuerza sus mecanismos coercitivos y bonapartistas, aún a pesar de que muchas de esas medidas no tendrían un efecto demostrado en el control de la expansión.”
Al día siguiente, en la Conferencia de Presidentes, la única medida del Gobierno PSOE-Podemos fue volver a imponer la obligatoriedad de las mascarillas en toda España. Esto tendrá poco impacto dado que la mayoría de las infecciones ocurren en interiores. Las Comunidades Autónomas se negaron a implementar cualquier confinamiento; a lo sumo han implementado toques de queda nocturnos ineficaces.
El WSWS ha explicado que los confinamientos son necesarios, incluso cuando imponen restricciones temporales significativas a las personas. Son una herramienta clave para preservar vidas humanas, y su eficacia ha sido probada en países que han seguido una estrategia de eliminación contra el virus, como China. El cierre de lugares de trabajo no esenciales y el recurso al aprendizaje remoto en las escuelas durante dos meses podrían controlar rápidamente la transmisión viral y eliminar el COVID-19.
El CRT es un cómplice criminal de la política de la Unión Europea (UE) y del gobierno PSOE-Podemos. Está librando una prolongada campaña de propaganda contra las medidas para controlar la propagación del virus, que en todos los fundamentos están alineadas con las demandas del partido de extrema derecha Vox, el cual ha agitado constantemente contra incluso las restricciones más leves.
La posición de la CRT no es un accidente. Refleja los intereses materiales de clase en los que la CRT se basa. Hablando en nombre de las capas acomodadas de la clase media-alta y los burócratas sindicales, cuyos puestos y estilos de vida dependen del movimiento ascendente de los mercados de valores y la explotación de los trabajadores, la CRT tiene como objetivo mantener las ganancias fluyendo a las arcas de los bancos, sea cual sea el costo en vidas.
Para encubrir el alineamiento de la CRT con el gobierno del PSOE y Podemos, Lupe culpa de la propagación del virus puramente a la falta de inversión del gobierno en la atención médica pública y las escuelas. Afirma que la catástrofe actual podría haberse evitado si el gobierno hubiera implementado un “refuerzo de la atención primaria tomando las reivindicaciones de sus trabajadoras y trabajadores, contratación directa de administrativos y rastreadores para descargar de estas tareas a los sanitarios.”
Las políticas sociales del gobierno del PSOE y Podemos fueron, de hecho, totalmente reaccionarias. Sin embargo, la simple contratación de más personal no detendría la pandemia. Eso requiere detener la transmisión del virus, es decir, el distanciamiento físico seguido del rastreo de contactos y el aislamiento de las personas infectadas. Sin embargo, Lupe y la CRT rechazan esta política. En cambio, sigue dando cobertura a la política reaccionaria sobre la pandemia de la CRT emitiendo llamamientos poco serios para un mayor gasto público, y agrega:
“El curso escolar comenzó con el despido del ya de por sí mínimo refuerzo de personal en colegios e institutos. Con instalaciones insuficientes, ratios de hasta 30 y 35 alumnos por aula y el personal docente justito ¿a quién le extraña que los centros educativos se hayan convertido en uno de los principales vectores de contagio? ¿no era previsible que iba a ser así cuando toda la primaria ni si quiera había recibido una primera dosis de la vacuna hasta hace apenas unos días?”
En efecto, el desastre era previsible. Sin embargo, esto solo subraya el papel reaccionario y cínico de la CRT, porque previeron el desastre y aun así defendieron el envío de jóvenes y maestros a escuelas inseguras.
Mientras que el WSWS se opuso a la reapertura de colegios y universidades, pidiendo la construcción de comités de seguridad de base en los lugares de trabajo para luchar por el cierre de las escuelas y la producción no esencial, la CRT e Izquierda Diario defendieron la reapertura de las escuelas, incluso admitiendo que la seguridad de los maestros y estudiantes 'no puede garantizarse'. Este año, llamaron a la educación presencial en las universidades. Ni una sola vez la CRT ha pedido el cierre de las escuelas, aunque admite que los desastres eran 'previsibles'.
Para encubrir el papel descaradamente reaccionario de la CRT con más demagogia vacía, Lupe concluye denunciando a la industria farmacéutica, escribiendo:
“Sin liberación de las patentes y sin la intervención de todas las farmacéuticas y laboratorios para poner toda su capacidad instalada a la fabricación y distribución masiva de viales por todo el mundo, la pandemia covid19 y sus efectos en la vida y salud de millones amenazan con prolongarse y alargarse por un tiempo que nadie se atreve a cuantifica.”
Al pedir la vacunación, pero denunciar los confinamientos o las políticas de distanciamiento, la CRT se está alineando con la estrategia de solo vacunación seguida por la UE y el gobierno de los Estados Unidos. La vacunación masiva y el fortalecimiento de los sistemas de salud pública son claramente vitales. Sin embargo, representan solo un componente del esfuerzo colectivo necesario para erradicar el virus. Incluso si se eliminaran las patentes y se llevara a cabo un despliegue mundial de vacunas, cientos de miles de personas seguirían muriendo a menos que esto fuera acompañado de otras medidas como el uso de mascarillas, los confinamientos y las pruebas masivas.
Como señaló el WSWS en su perspectiva del viernes pasado, “Las afirmaciones de que el peligro para la salud de los vacunados es poco son completamente infundadas. Existe mucha evidencia de que incluso el esquema de dos dosis no es efectivo para prevenir un contagio, que los infectados sufren de Covid largo (persistente) a tasas comparables a las de los no vacunados. Frente a un virus que se propaga tan rápido, es criminal limitar las medidas a una campaña prolongada de vacunas que harán poco para prevenir la transmisión en los próximos días y semanas.”
La CRT queda expuesta como lo que es: una herramienta de Podemos para contener la creciente oposición entre trabajadores y jóvenes a las políticas del gobierno y disiparla en canales inofensivos. Su papel reaccionario es una advertencia de que la clase obrera no puede confiar en ninguna facción de la burocracia sindical o del establishment político.
Contra la desastrosa ola del virus ahora en curso, la clase obrera debe tomar el asunto en sus propias manos. El WSWS pide la formación de comités de seguridad de base en lugares de trabajo, escuelas, instalaciones de salud pública y vecindarios, para imponer condiciones de trabajo seguras y, en medio del aumento actual, construir un movimiento en la clase trabajadora para imponer una política científica para eliminar el coronavirus. Esto requiere una ruptura consciente y fundamental con la política pequeñoburguesa de la CRT e Izquierda Diario .
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de diciembre de 2021)