Dos semanas después de que el gobierno del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) y Podemos pidiera finalizar el estado de alarma, la morenista Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) ha mostrado que es completamente indiferente a las muchas vidas que se perderán por el COVID-19 al levantar la élite gobernante las restricciones de distanciamiento social.
El estado de alarma es el mecanismo jurídico que les permite a los gobiernos autonómicos imponer medidas sanitarias para el coronavirus tales como confinamientos, toques de queda y restricciones a los desplazamientos. Anunciando el levantamiento de esta medida el 6 de abril, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, del PSOE, declaró: "Espero que no sea necesario prorrogar el estado de alarma y que el Consejo Interterritorial de Salud siga respondiendo” a la pandemia. “Queremos que el 9 de mayo sea el punto y final al estado de alarma”.
Aunque el estado de alarma era en sí mismo muy insuficiente para contener el contagio, el anuncio de Sánchez era una señal de que la clase gobernante española y europea ya no toleran ninguna medida que afecte sus ganancias. El levantamiento de esta medida el 9 de mayo llevará inevitablemente a una mayor escalada de los contagios y las muertes en España, dado que la pandemia está lejos de estar controlada.
Las tasas de contagio en España han subido firmemente desde por lo menos mediados de marzo, con cerca de 9.000 nuevos casos reportados cada día en la última semana. Esto es en comparación con los cerca de 4.000 contagios diarios a mediados del mes pasado.
El lunes, España anunció otras 121 muertes por coronavirus a lo largo del fin de semana y otros 21.071 casos —de las más altas cifras de contagio para un fin de semana desde finales de febrero. La incidencia para 14 días también ha vuelto a subir a 230 casos por 100.000 habitantes, la mayor desde el 24 de febrero.
Nada de esto, sin embargo, puede percibirse de la cobertura del final del estado de alarma en la publicación online de la CRT, Izquierda Diario. En un artículo del 7 de abril titulado “¿Qué cambios traerá el final del estado de alarma que el Gobierno fija el próximo 9 de mayo, la CRT esquiva la cuestión de la muerte y enfermedad masivas, y no le dedica ni una oración a la crisis sanitaria desatada por la pandemia”.
Los millones de personas contagiadas, los más de 100.000 muertos y las decenas de miles más que sufren de síntomas de debilitamiento a largo plazo solo en España no merecen una mención en lo que respecta a la CRT. La explosión de casos y de fallecimientos, el principal "cambio" que traerá el abandono de cualquier intento por contener el virus desde el 9 de mayo, es de la misma manera completamente ignorado.
Según las cifras oficiales, más de 3,4 millones de personas se han contagiado hasta ahora con el virus en España, y se han registrado más de 77.000 muertes. Las cifras oficiales de fallecimientos son una subestimación significativa, ya que los totales de muertes excesivas indican que más de 100.000 personas han perdido la vida como resultado de la pandemia. A pesar de esta catástrofe social, la CRT se ha negado consistentemente a exigir restricciones sanitarias científicamente fundamentadas, incluyendo una política de cuarentena en casa plenamente subvencionada —la única medida capaz de parar el contagio.
Su artículo del 7 de abril parece un boletín de noticias del gobierno español —que explica qué medidas serán capaces o no de imponer los gobiernos comunitarios a partir del 9 de mayo y comenta que las prohibiciones teóricas de los desahucios y cortes del servicio eléctrico también acabarán con el estado de alarma.
"Así pues este 9 de mayo puede concluir la etapa del estado de alarma y se producirán muchos cambios en materia de sanidad, movilidad y empleo,” declara el artículo. “Pero los más importantes, los que afectan a la vida de cientos de miles de familias, tan solo sufrirán efecto sobre el papel y en las ruedas de prensa de los ministros y ministras ‘progresistas’. El derecho a la vivienda, a los suministros básicos y al puesto de trabajo, no fueron ni serán prioridad bajo ningún gobierno del Régimen del 78".
Que la CRT omita cualquier exigencia de medidas para salvaguardar el derecho a la vida de los trabajadores no es casualidad. Los morenistas se han opuesto consistentemente a las medidas de distancia social y han demostrado su vacilación ante el sufrimiento y la muerte infligida primariamente a la clase trabajadora como resultado de la mala gestión criminal de la pandemia por parte de la élite gobernante.
En enero, la CRT publicó una declaración en la que denunciaba las restricciones de distancia social como una medida "autoritaria y paliativa", declarando: "Como si fuera un grifo, ellos [el gobierno del PSOE y Podemos] están limitando nuestras libertades y movimientos a su gusto".
Una declaración separada al mismo tiempo exigía "10 medidas de emergencia" para combatir la pandemia, ninguna de las cuales incluía ningún llamamiento por una política de cuarentena en casa o medidas de confinamiento.
Explayándose sobre esta política en un manifiesto internacional del 18 de abril titulado "El desastre capitalista y la lucha por una Internacional de la Revolución", la organización matriz de la CRT —la mal llamada Fracción Trotskista-Cuarta Internacional— no hace ningún llamamiento a cerrar las escuelas y los lugares de trabajo no esenciales, y en cambio agita contra los confinamientos.
Usando el biombo de los "toques de queda" para justificar su oposición a las políticas de confinamiento, el manifiesto decía: "exigimos el fin de la militarización, los estados de excepción y toques de queda, que no tienen ninguna utilidad para enfrentar la pandemia". Esta denuncia de cualquier medida sanitaria colectiva como inefectiva es un sinsentido reaccionario que coartará cualquier intento serio de poner fin a la pandemia.
El posicionamiento de la CRT contra los confinamientos la hace cómplice de las políticas reaccionarias y asesinas del gobierno del PSOE y Podemos. Callan acerca de la estrategia criminal del gobierno de la "inmunidad colectiva" porque están de acuerdo con ella en lo fundamental.
Su posición es reflejo de los intereses de clase que defienden. La CRT habla en nombre de capas pudientes de la clase media y burócratas sindicales, cuyos ingresos y estilo de vida dependen de la trayectoria alcista de los mercados de valores y la explotación continuada de la clase trabajadora. Estos intereses son incompatibles con una política de priorizar la vida por encima de las ganancias. En esto ellos están plenamente de acuerdo con el gobierno del PSOE y Podemos, para cuyas políticas procuran brindar una tapadera "izquierdista".
El lunes, Fernando Simón, el director del Centro para la Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, se hacía autobombo en una rueda de prensa en la que elogiaba las políticas del gobierno del PSOE y Podemos y buscó minimizar los riesgos planteados por el aumento de los contagios.
Presentando la venidera ola de muerte como de magnitud aceptable, Simón declaró cínicamente que es "probable" que la llamada cuarta ola sea solo una "olita".
"La evolución [de la curva del virus] es buena", continuó". “Tenemos que estar satisfechos por como hemos sido capaces de responder a ese incremento que se venía viendo desde hace semanas, pero no podemos bajar la guardia”.
La preocupación clave del PSOE, Podemos y sus satélites pseudoizquierdistas como la CRT es hacer que las ganancias sigan fluyendo hacia las arcas de la élite financiera, al diablo las consecuencias. Contra esto, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional lleva luchando consistentemente por un programa plenamente financiado de medidas sanitarias y sociales para permitir que los trabajadores se refugien en casa hasta que se pueda parar el virus.
Esto requiere una ruptura política con todos los representantes de la pseudoizquierda, como parte de una lucha independiente por parte de los trabajadores y los jóvenes por el socialismo en España y el mundo.
(Publicado originalmente en inglés el 22 de abril de 2021)