Las tensiones militares entre Rusia y la OTAN en dos importantes focos de conflicto, la frontera entre Polonia y Bielorrusia y la región del mar Negro en Ucrania, se intensificaron aún más durante el fin de semana. Tanto Ucrania como Polonia han sido durante décadas piedras angulares del impulso de la OTAN, dirigido por EE.UU., para encercar Rusia desde la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Mientras la UE y la OTAN están negando ilegalmente la entrada a miles de refugiados en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, los Estados miembros de la OTAN han aumentado las amenazas militares contra Bielorrusia mientras afirman que Rusia está detrás de la crisis y que está utilizando a los refugiados como parte de una “guerra híbrida”.
El Gobierno ultraderechista polaco del Partido Ley y Justicia anunció el domingo que Polonia, Letonia y Lituania tenían la intención de recurrir al artículo 4 de la carta de la OTAN para convocar una reunión extraordinaria de la OTAN. El primer ministro polaco Mateusz Morawiecki dio que era “inevitable” que la alianza se involucre. La semana pasada, el Reino Unido ya desplegó tropas en la frontera para ayudar al gobierno polaco en su enfrentamiento fronterizo con Bielorrusia.
El Gobierno ruso respondió a las crecientes amenazas militares de la OTAN con un ejercicio conjunto de paracaidistas rusos-bielorrusos el viernes en el que murieron dos paracaidistas rusos. El Kremlin ha rechazado las afirmaciones de que esté participando en una “guerra híbrida” en la frontera, utilizando a los refugiados, e insistió en que “no tiene nada que ver” con la crisis. El canciller ruso también denunció los planes de las potencias europeas de sancionar a Aeroflot, la aerolínea más grande de Rusia, por supuestamente llevar refugiados a Bielorrusia.
Putin, sin embargo, también rechazó las amenazas del presidente bielorruso Alexander Lukashenko de cortar el suministro de gas a través del gasoducto Yamal-Europa que conecta Rusia con Europa a través de Bielorrusia. El Kremlin ha respaldado al presidente bielorruso desde que estalló un movimiento de protestas masivas contra él el año pasado, pero las relaciones han sido tensas y Moscú ha intentado que Lukashenko deje el cargo lo antes posible, hasta ahora sin éxito.
Rusia ha pedido discusiones directas con la UE para resolver la crisis. La prensa rusa también ha librado durante mucho tiempo una campaña violenta y racista contra los refugiados que huyen a Europa, incluyendo los que se encuentran en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, así como contra los migrantes en la propia Rusia.
Con el pleno respaldo de la UE, el ejército polaco ha reprimido violentamente a los refugiados indefensos, que han huido de las ruinas, el desastre social y las guerras civiles creadas por el imperialismo en Oriente Próximo. Al menos ocho ya han muerto y muchos más corren el riesgo de morir congelados debido a que las temperaturas han caído muy por debajo de los cero grados centígrados.
La campaña histérica contra los refugiados y Rusia por parte del Gobierno polaco de extrema derecha, que ha prohibido la mención del antisemitismo polaco y colabora abiertamente con los fascistas, ha sido reproducida por la prensa europea. Alemania, en particular, ha visto una campaña mediática masiva, y el Gobierno alemán ya ha declarado que enviará miles de policías para luchar contra los inmigrantes en su frontera con Polonia.
En una indicación de las fuerzas fascistizantes siendo agitadas, el servicio de prensa de la 61ª división de infantería del ejército ucraniano declaró en su página de Facebook que “destruiría” a cualquier migrante que intentara cruzar la frontera ucraniana. Ucrania anunció anteriormente que trasladaría a 8.500 soldados y agentes de policía a su frontera de 1.000 kilómetros con Bielorrusia y construiría fortificaciones fronterizas por valor de 560 millones de euros. El régimen, que surgió de un golpe de Estado de extrema derecha respaldado por el imperialismo en febrero de 2014, ha estado promoviendo fuertemente a las fuerzas ultraderechistas durante muchos años. Los neonazis marchan regularmente por las calles ucranianas y aterrorizan y asesinan impunemente a opositores políticos, periodistas y minorías étnicas.
La peligrosa escalada de tensiones a lo largo de la frontera polaco-bielorrusa se está desarrollando a medida que la OTAN está aumentando simultáneamente la presión sobre Rusia más hacia el sur de Europa del este, en la región del mar Negro y Ucrania. Estados Unidos envió un destructor de misiles, el petrolero USNS John Lenthall y el buque USS Mount Whitney para participar en los ejercicios militares del Comando de Fuerzas Conjuntas de Estados Unidos en Europa en el mar Negro. El domingo, la prensa británica informó que el Reino Unido se estaba preparando para enviar 600 soldados a Ucrania.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia ha publicado un comunicado en el que califica las actividades de Estados Unidos como “un factor desestabilizador en la región del mar Negro, uno de cuyos objetivos es la conquista militar del territorio ucraniano”.
En una entrevista con la televisión estatal rusa el sábado, el presidente ruso Vladimir Putin describió el despliegue de buques de guerra estadounidenses en el mar Negro como un “serio desafío” y agregó: “Esto está creando la impresión de que simplemente no nos permitirán bajar la guardia. Bueno, hágales saber que no vamos a bajar la guardia”. También reiteró la posición del Kremlin de que cualquier intento de la OTAN de admitir a Ucrania en la alianza era “inaceptable” para Rusia.
La última escalada del enfrentamiento en la región del mar Negro, la tercera gran provocación de la OTAN en esta región este año, comenzó con afirmaciones completamente infundadas de Estados Unidos a finales de octubre de que Rusia estaba moviendo tropas cerca de la frontera con Ucrania. Estas alegaciones fueron inicialmente rechazadas no solo por Rusia sino también por Ucrania. Washington luego envió a su director de la CIA a Ucrania y luego firmó un acuerdo de “asociación estratégica” con el canciller ucraniano Dmytro Kuleba en el Departamento de Estado.
En el acuerdo, Estados Unidos prometió continuar respaldando a Ucrania tanto militar como económicamente. Con respecto a la posible entrada de Ucrania a la OTAN, considerada como una línea roja por Moscú, el documento respalda el “derecho de Ucrania a decidir su propio curso de política exterior en el futuro libre de interferencias externas, incluso con respecto a las aspiraciones de Ucrania de unirse a la OTAN”.
Varios artículos en la prensa rusa durante el fin de semana han discutido que es probable que dentro del próximo mes el Pentágono esté planeando respaldar a Ucrania en una guerra por la península de Crimea, que fue anexada por Rusia en 2014, y Dombás, una región en el este de Ucrania que ha sido controlada por separatistas prorrusos desde 2014. Este febrero, el Gobierno ucraniano anunció una estrategia militar para “retomar” la península de Crimea, desencadenando una crisis que duró varias semanas.
Kiev ha desplegado 8.500 soldados en su lado de la frontera con Rusia y ha anunciado que trasladará partes de su flota del mar Negro al mar de Azov. Cualquier movimiento de este tipo sería muy provocativo, ya que Rusia reclama estas aguas. En 2018, Ucrania, con el respaldo de Estados Unidos, envió tres buques de guerra al mar de Azov, provocando un desafío militar con Rusia.
Las crisis militares en Europa del este se desarrollan en el contexto de una profunda desestabilización de la sociedad capitalista en medio de la pandemia, que todavía cobra miles de vidas todos los días. Las tensiones sociales y políticas resultantes y la intensificación de la lucha de clases, especialmente en los Estados Unidos, son un factor importante que impulsa el aumento cada vez más imprudente de las tensiones de los países imperialistas con Rusia.
Las tensiones de clase también están aumentando en Europa del este y Rusia, donde el manejo criminal de la pandemia por parte de las oligarquías gobernantes ha causado niveles horribles de muertes masivas e infecciones entre los niños. La crisis de los Gobiernos de estos países está dando a la situación un grado adicional de inestabilidad. El peligro de guerra solo puede contrarrestarse mediante esfuerzos conscientes para construir un movimiento socialista contra la guerra en la clase obrera que necesita fusionar la lucha por poner fin a la pandemia con la lucha contra las guerras imperialistas.
(Publicado originalmente en inglés el 14 de noviembre de 2021)