El lunes, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ordenó la creación de una dirección dentro del Ministerio de Defensa encargada de supervisar la implementación del plan anunciado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, para llevar a cabo la limpieza étnica de Gaza.
Según informó el Times of Israel, la oficina de Katz realizó una evaluación el lunes sobre la propuesta de Trump, que concluyó con la decisión de formar la dirección.
“El plan incluye una amplia asistencia que permitirá a cualquier residente de Gaza que desee emigrar a un tercer país recibir apoyo, incluidos arreglos especiales de salida por mar, aire y tierra”, declaró el Ministerio de Defensa.
A principios de este mes, Katz ordenó a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) elaborar un plan para la implementación de lo que él llamó “el audaz plan de Trump, que podría permitir la reubicación de una gran parte de la población de Gaza en varios lugares alrededor del mundo”.
El lunes, la oficina del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que el mandatario estaba “comprometido con el plan del presidente de EE.UU., Donald Trump, para la creación de una Gaza diferente”. Netanyahu prometió que “no habrá ni Hamás ni la Autoridad Palestina” gobernando Gaza.
Durante el fin de semana, Netanyahu sostuvo una reunión con el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, en la que elogió la “audaz visión de Trump para el futuro de Gaza”.
A principios de este mes, Trump declaró que la Franja de Gaza “no debería pasar por un proceso de reconstrucción y ocupación por parte de las mismas personas que vivieron una existencia miserable allí”. Trump pidió que “otros países” construyan “varios dominios que finalmente serán ocupados por los 1,8 millones de palestinos que viven en Gaza”.
Su plan viola la prohibición establecida en la Cuarta Convención de Ginebra sobre la transferencia forzosa de civiles durante conflictos armados.
La semana pasada, Francesca Albanese, relatora especial de la ONU sobre los territorios palestinos ocupados, condenó el plan de Trump por ser “ilegal, inmoral y completamente irresponsable”. Agregó: “Es una incitación a cometer desplazamiento forzado, lo cual constituye un crimen internacional”.
En un artículo publicado en el Forward, Eric Kurlander, profesor de historia moderna europea en la Universidad de Stetson, advirtió sobre los paralelismos entre el plan de Trump para llevar a cabo la limpieza étnica en Gaza y los planes de reubicación del pueblo judío que precedieron su exterminio masivo durante el Holocausto.
Kurlander escribió:
Imaginemos al líder de una superpotencia global anunciando un plan para eliminar a todo un grupo étnico de un territorio que ha habitado durante mucho tiempo. Los estados vecinos tendrían que ceder terrenos a esta superpotencia para reasentar a los desplazados. Los refugiados “tendrían su propia administración en este territorio”, pero no “adquirirían… ciudadanía”, ya que cualquier “sentido de responsabilidad hacia el mundo” impediría otorgar “el regalo de un estado soberano” a un pueblo “que no ha tenido un estado independiente durante miles de años”.
No, el plan descrito brevemente aquí no es el plan de Gaza del presidente Donald Trump, que propone la toma de control de Gaza por parte de Estados Unidos y la reubicación masiva de su población palestina. Es el llamado “Plan Madagascar”, ideado por la Alemania nazi en 1940 para “reasentar” a los judíos europeos.
Kurlander agregó:
Ese plan fue la última gran propuesta del Tercer Reich para eliminar a los judíos del Gran Reich Germánico que Adolf Hitler había imaginado en Mein Kampf, antes de la “Solución Final”: los asesinatos indiscriminados de hombres, mujeres y niños judíos en el Frente Oriental, que derivaron en los asesinatos masivos en campos de exterminio y cámaras de gas a finales de 1941. En esa historia hay una advertencia: los planes para la reubicación masiva de una población considerada problemática o peligrosa pueden derivar rápidamente en la pérdida de soberanía, derechos humanos y civiles, y, eventualmente, en limpieza étnica.
Hasta la fecha, 60.000 personas han sido asesinadas en el genocidio en Gaza, y la implementación de un plan como el de Trump requeriría un nivel de violencia genocida aún mayor que el ya perpetrado. Estas advertencias sobre el precedente histórico son una clara señal de lo que las autoridades israelíes podrían estar planeando para el futuro.
Mientras tanto, Israel continúa con su asalto diario en Gaza a pesar de un supuesto “alto el fuego”. Tropas israelíes asesinaron a dos personas en la ciudad sureña de Rafah, afirmando que las víctimas se habían acercado a ellos.
El martes, tropas israelíes llevaron a cabo una redada en las escuelas de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, siglas en inglés) en Jerusalén Este.
En un comunicado, el secretario general de la ONU, António Guterres, condenó las redadas. “El secretario general condena la violación de la inviolabilidad de las instalaciones de las Naciones Unidas en la Jerusalén Oriental ocupada, incluyendo el centro de formación de la UNRWA y el intento de entrar por la fuerza en tres escuelas de la agencia y buscar su cierre”, declaró Guterres.
Las tropas israelíes utilizaron gases lacrimógenos y bombas de sonido, informó el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini. La oficina de Guterres declaró que “el uso de gas lacrimógeno y bombas de sonido en entornos educativos mientras los estudiantes están aprendiendo es innecesario e inaceptable”, agregando que los ataques son “una clara violación de la obligación de Israel bajo el derecho internacional. … La inviolabilidad de las instalaciones de las Naciones Unidas debe ser respetada en todo momento”.
El ejército israelí continuó el martes con la demolición sistemática de viviendas e infraestructura en Cisjordania. Además, bombarderos estadounidenses realizaron una demostración de capacidades de proyección de fuerza en Medio Oriente.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de febrero de 2025)