La masacre del 24 de junio de al menos 37 refugiados que intentaban cruzar la frontera marroquí hacia el enclave español de Melilla ha supuesto una profunda denuncia del partido 'Populista de Izquierda' Podemos como una herramienta reaccionaria pequeñoburguesa del imperialismo español y la Unión Europea. Este partido está directamente implicado en un horrible crimen contra los migrantes en el sur de Europa.
Entre 1.500 y 2.000 refugiados y migrantes, que habían estado acampando en las montañas marroquíes que rodean a Melilla, fueron a la frontera de la ciudad con la esperanza de escalar las vallas fronterizas. A través de esfuerzos coordinados de la Guardia Civil española y la gendarmería marroquí, al menos 37 refugiados murieron y más de 150 resultaron heridos. Testigos presenciales dijeron que creían que el número oficial de 37 muertos subestimaba sustancialmente el número de vidas perdidas.
Es posible que nunca se sepa cuántos murieron cayendo de la cerca, atrapados en la estampida, golpeados por las porras de la policía, por balas de goma y gases lacrimógenos, o dejados heridos y desatendidos durante 10 horas. Con el pleno respaldo de la Unión Europea (UE) y el gobierno del Partido Socialista De España (PSOE)-Podemos, Marruecos está cavando fosas comunes para enterrar los cadáveres sin autopsias, identificación o investigación. Otros refugiados que sobrevivieron, muchos de ellos con heridas graves, fueron esposados a la espalda, arrojados a autobuses y enviados a Chichaoua, a 400 kilómetros al sur de Casablanca.
Se plantea directamente la cuestión de hasta qué punto Podemos participó en la planificación de esta masacre.. En vísperas de la Cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, la policía marroquí intensificó la represión de los campamentos de refugiados improvisados cerca de Melilla, destruyendo sus tiendas de campaña y robando alimentos y pertenencias.
Dos semanas antes, el 8 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, dijo a Reuters que España, como anfitrión de la próxima cumbre de la OTAN, presionaría para que la migración se considere una 'amenaza híbrida' en la nueva hoja de ruta política de la OTAN, como la guerra OTAN-Rusia en Ucrania. Como señaló el WSWS, esto equivalía a un intento de la burguesía española y europea de justificar la intensificación de la represión de los refugiados y las intervenciones en la zona norte y subsahariana de África.
Diez días después, el 18 de junio, las autoridades marroquíes lanzaron ataques contra los campamentos donde los migrantes suelen refugiarse. “Hubo varios enfrentamientos en las montañas cercanas a Nador, a unos 15 kilómetros de Melilla”, dijeron varios testigos a El País. El diario agregó que 'Los ataques continuaron entre el miércoles 22 de junio y el viernes 24 de junio, complicando la vida [de los refugiados] en el bosque. Durante esos días, se enfrentaron [a la policía]'.
Adam, un joven sudanés de 21 años que logró entrar en Melilla, dijo a El País que las autoridades les dieron un ultimátum: Un oficial de la policía vino solo y nos dijo que teníamos 24 horas para irnos: ‘Si os vais del monte, no usaremos la violencia, pero si os negáis a iros, usaremos fuego real’. Nuestro líder dijo que no podíamos abandonar así, nos reunimos unos 1.000 y esa noche decidimos ir hacia Melilla la mañana siguiente”.
Otro testigo, Aiman, dijo a elDiario.es que una semana antes del intento de cruce, “Las redadas marroquíes en busca de migrantes irregulares aumentaron. Cada vez era más difícil permanecer en el norte de Marruecos: “Había redadas todo el rato, nos escapábamos… hasta que vimos que no podíamos esperar más por esa situación insostenible’, explica. ‘Cuando venían los gendarmes, nos quitaban hasta las lentejas. Lo quemaban todo”.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) confirmó que las fuerzas de seguridad destruyeron las tiendas de campaña en las que se alojaban los refugiados el día antes de la masacre, y que les dejaron sin comida y les robaron sus pertenencias. Esto fue después de un año de acoso constante a los refugiados, que no tenían acceso a agua potable, medicamentos, oportunidades para regresar a casa o solicitar asilo.
Después de la masacre, el gobierno PSOE-Podemos pasó a la acción para describir el cruce como una 'amenaza' para la soberanía española en línea con sus objetivos para la Cumbre de la OTAN. El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, lo calificó de 'asalto violento' y ' un ataque a la integridad territorial del país de forma violenta '. Cínicamente culpó a ' mafias que trafican con seres humanos'.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, lo describió como un 'ataque violento' de '2.500 inmigrantes'. El ministro de Exteriores Albares dijo: “Hay que ponerse en la piel de la gendarmería marroquí”, añadiendo, “La OTAN defenderá cada centímetro de suelo español”. Mientras que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, imploraba empatía: “La labor que hace Marruecos no es fácil”.
Las diatribas fascistas de los ministros del PSOE recibieron el silencio cómplice de Podemos. Dos días después de la masacre, en una rueda de prensa del Gobierno, la ministra de Igualdad y líder de Podemos, Irene Montero, permaneció en silencio. Preguntada cinco veces por periodistas sobre la postura de Podemos sobre la masacre, permaneció completamente muda mientras la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez respondía en su nombre. Fuentes gubernamentales dijeron a El Confidencial que el silencio de Montero estaba acordado entre Podemos y Sánchez.
Montero solo respondió a una pregunta sobre la nueva Ley Trans que su ministerio ha diseñado. Aprobada el mismo día que accedió a guardar silencio en la rueda de prensa, calificó la ley como “un hito histórico en los derechos de la comunidad LGTBI, es un avance indiscutible que vamos a cuidar y trabajar para mejorarlo hasta el final”.
La afirmación de Montero de que su gobierno ampliará los derechos LGBTI —mientras que también arma al batallón neonazi Azov en Ucrania, despliega tropas en Europa del Este, impone prohibiciones de huelgas y medidas de austeridad en el país, y ataca a los migrantes— tipifica las reaccionarias políticas de identidad de su partido.
Como lo demuestra el derecho estadounidense al aborto, ahora anulado por jueces de extrema derecha designados por los republicanos para la Corte Suprema, ningún derecho democrático es seguro a menos que sea ganado a través de la lucha de la clase trabajadora. Los derechos, incluidos los de los migrantes, deben llevarse adelante a través de una lucha por la independencia política y la movilización masiva de la clase trabajadora sobre la base de un programa socialista contra Podemos.
Al día siguiente del silencio de Montero, el portavoz de Podemos en el Parlamento, Pablo Echenique, dijo cínicamente: “Estamos horrorizados, no ya como demócratas, sino como personas, de las imágenes que hemos podido ver en la valla de Melilla. España tiene que estar a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos. Por eso hemos presentado una iniciativa para que haya una investigación independiente”.
Una investigación 'independiente' respaldada por Podemos blanqueará a la policía y a los ministros del gobierno PSOE-Podemos. En la Masacre de Tarajal de 2014, fueron exonerados los guardias civiles que dispararon balas de goma y gases lacrimógenos a los migrantes que nadaban hacia el otro enclave español en Marruecos, Ceuta, dejando 15 muertos. Los jueces cerraron repetidamente los casos presentados en los juzgados, afirmando inicialmente que: 'Los migrantes murieron porque se pusieron en peligro'. En el segundo caso presentado, cerrado en 2020, el juez consideró que la policía había actuado correctamente para 'disuadir'.
La masacre de Melilla representa una escalada del compromiso del PSOE y Podemos con la política fascista de 'Fortaleza Europa' de la UE. Esta política se ha cobrado la vida de decenas de miles de refugiados que se ahogaron en el mar Mediterráneo, tratando de huir de la catástrofe social producida por las guerras imperialistas y el legado de la subyugación colonial de África y Oriente Medio.
Con la élite gobernante española cerrando de forma efectiva cualquier ruta de migración legal hacia España, el cruce marítimo de las Islas Canarias se ha convertido en la ruta más mortífera actualmente hacia Europa, superando los cruces a través del Mediterráneo a Italia y Grecia. Desde que Podemos se unió al gobierno, al menos 2.000 migrantes se han ahogado tratando de llegar a las Islas Canarias.
Quienes llegan a las islas son internados en campos de concentración construidos por el gobierno PSOE-Podemos, en los que los migrantes son encarcelados deliberadamente en condiciones insalubres e inhumanas a la espera de su deportación. Al igual que el ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el gobierno también implementó una política de separar a los niños de sus padres antes de que las protestas lo obligaran a cambiar la política. El año pasado, puso en práctica los llamamientos del partido fascista Vox para militarizar el control fronterizo mediante el despliegue del ejército, las fuerzas especiales y la policía antidisturbios para detener y expulsar a miles de hombres, mujeres y niños desesperados.
Un abismo de clase separa la simpatía hacia los inmigrantes que sienten millones de trabajadores de la política antirrefugiados del gobierno del PSOE-Podemos y la clase dominante de la UE. Después de la masacre de Melilla, se llevaron a cabo protestas en más de 60 ciudades y pueblos de toda España. Los cánticos comunes incluían “estas no son muertes, son asesinatos” y “ningún ser humano es ilegal”. En la manifestación se vieron carteles que decían “la frontera mata”, “todas las vidas valen lo mismo” o “todos somos inmigrantes”.
(Publicado originalmente en inglés el 19 de julio de 2022)