Desde hace dos semanas, 75.000 camioneros españoles de la Plataforma en Defensa del Transporte de Mercancías por Carretera han mantenido un paro nacional indefinido contra el aumento global de los precios del combustible. Exigen para el mismo precio estables, incluso cuando las potencias de la OTAN amenazan con cortar las exportaciones de combustible ruso en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania. La huelga ya ha tenido un gran impacto, cortando los suministros a fábricas, granjas industriales y supermercados, costando a las corporaciones españolas miles de millones de euros.
La huelga se está convirtiendo en una confrontación política con el gobierno del Partido Socialista de España (PSOE)-Podemos y su participación en la escalada militar de la OTAN contra Rusia, que está acelerando el crecimiento de la inflación. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha admitido que las sanciones contra Rusia 'van a tener un coste y van a exigir sacrificios... lógicamente repercutirán en la economía de las familias y en los productos básicos'.
Mientras que por una parte incrementa los posibles subsidios a los combustibles, Sánchez también se niega a negociar con la Plataforma y está ejerciendo una brutal represión. El PSOE y Podemos han movilizado 23.000 policías, el mayor despliegue policial contra una huelga en España. Coches de policía y helicópteros fuertemente armados están escoltando a los esquiroles para abastecer a los supermercados y plantas industriales, y atacando a los huelguistas que participan en los piquetes. La policía disparó e hirió a un camionero en huelga que participaba en un piquete y ha arrestado a más de 60, al tiempo que ha impuesto multas a cientos de huelguistas.
Defender a los camioneros contra la represión del PSOE y Podemos requiere movilizar a la clase trabajadora. La huelga forma parte de un movimiento internacional contra las consecuencias económicas de la pandemia y de las amenazas de la OTAN contra Rusia que corre el riesgo de desencadenar una guerra mundial.
- En Turquía, donde la inflación ha tenido un aumento de más del 50 por ciento según cifras oficiales muy subestimadas, han estallado una oleada de huelgas, muchas de ellas como acciones salvajes independientes de los sindicatos. Los trabajadores automotrices, los sanitarios, los trabajadores del metal, los mineros del hierro, los repartidores, los trabajadores de desguace de buques, los trabajadores municipales y los médicos se han declarado en huelga, exigiendo salarios más altos y protección en los puestos de trabajo contra el COVID-19.
- En Canadá y Estados Unidos, decenas de miles de trabajadores ferroviarios están luchando contra los horarios arbitrarios de trabajo impuestos a medida que la pandemia del COVID-19 desestabilizaba las cadenas de suministro mundiales. Los trabajadores ferroviarios de Canadian Pacific (CP) están en huelga, mientras que los trabajadores estadounidenses de BNSF se enfrentan a una orden judicial contra su huelga por parte de un juez estadounidense. La Casa Blanca de Biden también está en conversaciones con dirigentes del sindicato United Steelworkers para bloquear una huelga de 30,000 trabajadores de refinerías de petróleo en Estados Unidos.
- En India, 70.000 trabajadores de la compañía de autobuses de la Corporación Estatal de Transporte por Carretera de Maharashtra (MSRTC) están en huelga desde hace 20 semanas, desafiando las órdenes del gobierno y las amenazas de detenciones masivos. MSRTC ha despedido o suspendido a más de 14.000 trabajadores mientras estos exigen mejores salarios y beneficios, junto a compensaciones para las familias de los más de 700 que han muerto por COVID-19.
- Las protestas y huelgas están aumentando en toda Europa, y también en España. Los camioneros en Alemania, Grecia, Italia y Francia han declarado huelgas o realizado marchas lentas en las carreteras contra los aumentos de los precios del combustible. Las protestas están aumentando en Gran Bretaña después de que P&O Ferries despidiera a toda su plantilla de 800 empleados utilizando para ello una agencia de seguridad privada y esquiroles. Y mientras ayer los trabajadores franceses del transporte público se declaraban en huelga, en España, 60.000 maestros en Cataluña convocaron una huelga de tres días exigiendo más inversión en educación.
La huelga de camioneros españoles ha confirmado un axioma básico del marxismo: para hacer la guerra en el extranjero, la burguesía libra una guerra de clases contra los trabajadores en su propia casa. Sánchez se ha comprometido a aumentar el presupuesto de defensa de 10.000 millones de euros a 25.000 millones anuales, pero el PSOE y Podemos se niegan a ayudar a los camioneros que transportan el sustento económico de la sociedad. En cambio, están desplegando a la policía y lanzando una campaña mediática histérica contra los transportistas, dirigida por ministros del PSOE y sindicalistas estalinistas próximos a Podemos.
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se ha negado a reunirse con la Plataforma que convoca el paro. Denunció la huelga como 'una enorme irresponsabilidad' y la Plataforma como 'un grupo minoritario de ultras, apoyados en muchos casos por la ultraderecha'. Ignoró la declaración de la Plataforma insistiendo en que no tiene vínculos con el partido fascista Vox, que ha hecho declaraciones hipócritas de apoyo a la huelga incluso cuando la policía ataca a los huelguistas.
El gobierno del PSOE-Podemos, mientras despliega tropas en Europa del Este para amenazar a Rusia, está denunciando vergonzosamente a los camioneros como instrumentos del presidente ruso Vladimir Putin. La ministra de Hacienda, María Montero, ha atacado a los camioneros por 'jugar al juego de Putin', mientras que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, los calificó como 'un aliado de la inestabilidad, y que eso es lo que le gustaría a Putin'.
Un papel igualmente sucio lo juegan los títeres sindicales de Podemos. El sindicato Comisiones Obreras (CCOO), vinculado a Podemos, emitió un comunicado conjunto con la socialdemócrata Unión General de Trabajadores (UGT), denunciando a los camioneros en huelga como 'grupos violentos'. Atacó hipócritamente a la Plataforma por incluir a las pequeñas empresas, alegando que la huelga es un paro patronal y, como tal, no está protegida por la ley laboral.
Encarna Chacón, secretaria general de CCOO en Extremadura, una de las comunidades más afectadas por la huelga, denunció a los camioneros, comparándolos con las protestas de los 'chalecos amarillos' de Francia contra la desigualdad social. ' En España no podemos estar como estuvo Francia con los ‘chalecos amarillos’. Si hay alguien que pretenda eso, creemos que se equivocan', dijo, y agregó: 'Pero las huelgas salvajes este sindicato nunca las ha defendido ni las vamos a defender'.
Los huelguistas no son herramientas de Putin, pero el PSOE, Podemos y los sindicatos son herramientas de los bancos y de la OTAN. Las imprudentes amenazas de la OTAN contra Rusia se enfrentan a una abrumadora oposición popular. Las encuestas han revelado que un 68 por ciento de los españoles no apoya la participación en el conflicto entre Rusia y Ucrania, mientras que el 86 por ciento tiene 'bastante' o 'mucho' miedo al efecto de la guerra en los precios.
Contra el aumento de los precios, los trabajadores deben luchar no solo contra sus efectos, sino también contra sus causas. La inflación es, en última instancia, el producto de la incesante redistribución de riqueza a la aristocracia financiera que es inherente al sistema capitalista. Se imprimieron e inyectaron billones de dólares, libras y euros en los mercados bursátiles para impulsar las carteras de los ricos y acaudalados durante la pandemia, incluso mientras se permitía que millones de personas murieran. Ahora la inflación está aumentando, ya que la OTAN, amenazando imprudentemente con una guerra con Rusia, trabaja para eliminar su petróleo, gas y granos de los mercados mundiales, lo que aumentará aún más los precios de las materias primas.
Los trabajadores y autónomos de todo el mundo se encuentran en lucha contra una clase dominante que no tiene nada que ofrecer más allá de una pandemia interminable, bajos salarios, austeridad social y guerra.
Los trabajadores de todas las industrias deben sacar sus propias conclusiones de las promesas de la burocracia sindical de no organizar huelgas, y sus ataques a movimientos como los 'chalecos amarillos', organizados independientemente de los sindicatos a través de las redes sociales. El control de la actividad huelguística debe ser sacado de las manos de las burocracias sindicales pequeñoburguesas como la de la estalinista CCOO.
Para vencer las calumnias y a los rompehuelgas de los sindicatos y los partidos pseudoizquierdistas como Podemos, los trabajadores necesitan nuevas organizaciones, comités de base creados en el lugar de trabajo, para llevar adelante la lucha de clases. Unificados en la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base, los trabajadores podrían librar una poderosa lucha contra la dirección del capitalismo hacia la guerra y a empobrecer a la clase trabajadora. Los trabajadores y jóvenes que apoyen esta perspectiva deben ponerse en contacto con el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y unirse a la lucha para construir secciones del CICI en España y en todo el mundo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de marzo de 2022)
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