Adoptar las políticas propuestas en el Libro Blanco, diseñado para armar a Europa para la guerra contra Rusia, requeriría ataques devastadores contra el gasto social y los derechos democráticos en Europa.
La imposición de un duro presupuesto de austeridad por el primer ministro François Bayrou con el apoyo del PS socialdemócrata y los neofascistas expone la bancarrota del Nuevo Frente Popular de Mélenchon.
Los trabajadores de la salud temen que una quinta parte de la población pueda estar muerta, pero el presidente francés dijo arrogantemente a las multitudes enojadas que si Francia no gobernara Mayotte, sería “10.000 veces” peor.
La instalación de François Bayrou como primer ministro con el apoyo del NFP entrega el manto de la oposición parlamentaria oficial al partido de extrema derecha Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen.
Mientras el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu evalúa el genocidio en Gaza y el reparto de Siria presumiendo que “estamos cambiando la faz de Oriente Próximo”, los pablistas están extáticos.
Las declaraciones israelíes dejan claro que estos bombardeos tienen como objetivo destruir la capacidad de Siria de defender militarmente su territorio y, de esa manera, iniciar el reparto del país por parte de fuerzas respaldadas por la OTAN.
Hay que preparar y construir un movimiento en la clase obrera, para derrocar a Macron y frenar sus políticas más despreciadas de austeridad y guerra imperialista.
Desafiando la oposición popular masiva a una escalada militar que amenaza con una guerra total con Rusia, Londres y París están planeando despliegues de tropas a gran escala en Ucrania.
Después de los bombardeos de EE.UU. y Reino Unido contra Rusia, debe sonarse la alarma: sea declarada la guerra o no, efectivamente ya existe un estado de guerra entre las mayores potencias nucleares.
Mientras intensifican su guerra con Rusia en Ucrania desafiando la oposición popular masiva, los países europeos de la OTAN están arriesgando una guerra total entre las principales potencias nucleares.
La elección de Trump es la muestra más repugnante de la brutal reestructuración de la sociedad llevada a cabo por la oligarquía financiera por medio de la guerra, el genocidio y la explotación draconiana de la clase trabajadora.
Mientras los gobiernos de la OTAN están indignados porque cinco hooligans del fútbol israelí fueron trasladados brevemente al hospital, apoyan el asesinato en masa de civiles palestinos indefensos en Gaza.
Ucrania ha quedado destrozada porque su pueblo ha sido utilizado como carne de cañón de la OTAN para atacar a Rusia, y la oposición a la guerra está creciendo entre los trabajadores y soldados ucranianos.
Los científicos advirtieron mucho antes a las autoridades españolas y de la Unión Europea sobre la necesidad de proteger Valencia de inundaciones, pero un sector grande de la población no recibió ninguna advertencia antes de que un muro de agua impactara sus hogares y lugares de trabajo.
La cumbre de Kazán reveló la crisis económica y geopolítica subyacente del capitalismo mundial, que se está hundiendo rápidamente en una guerra global.
La cumbre de Biden con los impopulares líderes alemán, británico y francés estuvo ensombrecida por los desastres causados por sus guerras y por el miedo a una posible segunda presidencia de Trump.
En medio de un silencio ensordecedor sobre el contenido de la cumbre de Berlín, los principales gobiernos de la OTAN están encubriendo el desastre que han causado en Ucrania, así como sus planes de escalada.
Poderosas facciones de las clases dirigentes de la OTAN pretenden provocar una represalia rusa, con la esperanza de que la conmoción en casa cree las condiciones políticas para lanzar una guerra a escala europea contra Rusia.
La estrategia de Mélenchon de unirse con Macron en nombre de bloquear el ascenso de la extrema derecha resultó desastrosa para la clase trabajadora y allanó el camino para la formación de un gobierno de extrema derecha.