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6 años desde la huelga salvaje en Matamoros: ¡Unámonos a los trabajadores estadounidenses, mexicanos y canadienses para defender los empleos y el nivel de vida!

Huelga de trabajadores de autopartes y otros sectores en Matamoros, México, en 2019.

Cada día que pasa trae consigo nuevas amenazas de guerra comercial por parte de la administración Trump, no solo contra “enemigos” como China, sino también contra México y Canadá, los principales socios comerciales de Estados Unidos.

La afirmación, promovida por burócratas sindicales como el presidente de United Auto Workers, Shawn Fain, de que los aranceles salvarán los empleos “estadounidenses” es una mentira. La verdad es que el arma más poderosa que tienen los trabajadores es su unidad a través de las fronteras nacionales.

El potencial de un movimiento que uniera a los trabajadores de toda América del Norte se demostró hace seis años, cuando 70.000 trabajadores de maquiladoras llevaron a cabo una ola de huelgas salvajes explosivas en Matamoros, México, ubicada al otro lado del Río Grande de Brownsville, Texas. Las huelgas, que tuvieron lugar en fábricas de autopartes, productos eléctricos y electrodomésticos propiedad de corporaciones transnacionales estadounidenses y de otras partes del mundo, comenzaron el 12 de enero y evolucionaron hasta convertirse en un movimiento de masas que duró hasta fines de febrero y principios de marzo de 2019.

El World Socialist Web Site fue el único medio de comunicación que cubrió ampliamente la huelga y promovió un programa para unir a los trabajadores estadounidenses y canadienses con sus hermanos y hermanas en México para una lucha común contra las corporaciones transnacionales. A la luz de la constante amenaza de medidas de guerra comercial y las denuncias de los trabajadores automotrices mexicanos tanto por parte de Trump como de la UAW, es fundamental que los trabajadores estudien en detalle la rebelión de Matamoros de 2019. [Los enlaces a la cobertura del WSWS se pueden encontrar al final de este artículo].

Las huelgas militantes fueron impulsadas por condiciones brutales y salarios de pobreza, que incluían semanas laborales de sesenta horas o más y salarios tan bajos como 75 centavos por hora. La principal demanda de los huelguistas era “20-32”, es decir, un aumento salarial del 20 por ciento y un bono de 32.000 pesos (1.700 dólares). La huelga adoptó la forma de una revuelta abierta contra los sindicatos corruptos afiliados a la Confederación de Trabajadores de México o CTM. Para destacar este hecho, los trabajadores que marchaban alzaron una pancarta durante una manifestación, que declaraba: “El sindicato y la empresa matan a la clase trabajadora”.

Desafiando las amenazas de la dirección, los burócratas sindicales y la policía, los huelguistas celebraron asambleas populares que atrajeron a cientos, si no miles, de trabajadores, aprobaron resoluciones que convocaban a una huelga general en la ciudad y marcharon a otras fábricas para difundir la huelga. En un acontecimiento importante, expresando el deseo de los trabajadores mexicanos de unirse con sus hermanos de clase en los Estados Unidos, marcharon hasta el cruce fronterizo, coreando “¡Gringos [estadounidenses], despierten!”.

Las huelgas afectaron a los proveedores de automóviles Fisher Dynamics, Autoliv, Inteva, Joyson Safety Systems, APTIV, Parker y otros. Esto provocó escasez de piezas en las plantas de Ford, GM, Fiat Chrysler y Nissan en Estados Unidos y Canadá y una desaceleración de la producción.

La huelga coincidió con el anuncio de General Motors de que iba a cerrar cuatro plantas en Estados Unidos y Canadá, lo que amenazaba con eliminar hasta 15.000 puestos de trabajo. Lejos de proponer una lucha unida de los trabajadores automotrices de toda América del Norte en defensa de los empleos, los salarios y las condiciones de todos los trabajadores, las burocracias de United Auto Workers y Unifor hicieron todo lo posible para ocultar a sus miembros las noticias de la huelga de Matamoros.

En cambio, el World Socialist Web Site hizo todo lo posible para romper el silencio informativo de la burocracia sindical y los medios corporativos, y el Comité Directivo de los Comi|tés de Base de los Trabajadores Automotrices estableció líneas directas de comunicación entre Matamoros y los trabajadores automotrices estadounidenses y canadienses. El 9 de febrero de 2019, el comité realizó una manifestación frente a la sede de GM en Detroit, en la que pidió la unidad de los trabajadores estadounidenses, mexicanos y canadienses para luchar contra el cierre de las plantas.

Manifestación para detener el cierre de la planta de GM, Detroit, 9 de febrero de 2019

Los huelguistas de la planta Fisher Dynamics enviaron un mensaje en video a los trabajadores y jóvenes que participaban en la manifestación. Dijeron: “Estamos aquí para apoyar a nuestros amigos en Michigan para que continúen su lucha, al igual que estamos aquí en Matamoros… Los trabajadores de Matamoros, Tamaulipas mostramos nuestra solidaridad con nuestros hermanos en Detroit en su lucha contra los despidos masivos. ¡Manténganse firmes y seguiremos unidos! Matamoros y los trabajadores estamos unidos en apoyo a los trabajadores de los Estados Unidos”.

En referencia a las huelgas en México, un joven trabajador de Ford en el área de Detroit dijo al WSWS: “Han sido explotados por demasiado tiempo, y es bueno que estén luchando… En todo el mundo, los trabajadores que trabajan para estas empresas transnacionales están diciendo que no van a soportarlo más. Han visto huelgas en Europa y las protestas de los chalecos amarillos en Francia. Apoyo a todos los que quieren una vida mejor”.

Las corporaciones estadounidenses y de otras empresas extranjeras, junto con la clase dominante mexicana, respondieron a la huelga de Matamoros con una campaña de castigo colectivo, sometiendo a los valientes trabajadores a despidos masivos, ataques físicos y listas negras. A mediados de marzo, al menos 4.000 trabajadores fueron despedidos, y otros 50.000 habían sido amenazados con despidos por la principal organización empresarial de México, el Consejo Coordinador Empresarial.

El 12 de marzo, el Boletín de los Trabajadores Automotrices del WSWS publicó una declaración titulada “Por la acción conjunta de los trabajadores estadounidenses, canadienses y mexicanos. ¡Defendamos a los trabajadores de Matamoros!” La declaración advirtió que si no se detenían las represalias, decenas de miles de trabajadores y sus familias serían “arrojados a la indigencia y a la condición de materia prima para la superexplotación durante los próximos años”.

Hizo un llamado a los trabajadores de todo Estados Unidos y Canadá para que exigieran el fin de las represalias en México y la recontratación de todos los trabajadores victimizados, con el pago completo de los salarios atrasados. Además, los instó a informar a sus compañeros de trabajo sobre la situación en Matamoros, popularizar ampliamente su lucha en las redes sociales y comunicarse con sus hermanos y hermanas del otro lado de la frontera.

“Se deben hacer preparativos para una huelga y manifestaciones masivas, incluso en las sedes de las empresas en Estados Unidos y Canadá que están explotando y victimizando a los trabajadores de Matamoros”.

Al hacer este llamado, el Boletín de los Trabajadores Automotrices del WSWS señaló el carácter estratégico de la huelga y su importancia global:

Si bien los trabajadores se han conectado cada vez más entre sí a través de las fronteras nacionales, la brecha entre sus intereses y los de las corporaciones globales y los superricos ha alcanzado proporciones sin precedentes. Ya sea en Oshawa, Detroit, Lordstown, Chongqing, China o Matamoros, el mismo enemigo despiadado –la clase dominante capitalista– busca exprimir hasta la última gota de ganancias de los trabajadores y luego cerrar plantas y arrojar a decenas de miles al desempleo mientras busca continuamente mano de obra más barata y mejores tasas de retorno.

Continuó:

Las corporaciones transnacionales han dependido durante décadas de los sindicatos, ya sea en México, Estados Unidos o Canadá, para mantener la “paz laboral”, es decir, la supresión de las huelgas y cualquier otra forma de lucha de los trabajadores. Las corruptas “alianzas entre trabajadores y empleadores” de los sindicatos han ido de la mano con su interminable promoción del nacionalismo, una venenosa estrategia de divide y vencerás utilizada para bloquear una lucha unificada internacionalmente de los trabajadores.

Al rebelarse contra los sindicatos y comenzar a formar nuevas organizaciones de base, los trabajadores de Matamoros dieron una demostración del poder colosal que tienen los trabajadores cuando comienzan a emprender acciones independientes. La declaración concluyó que era necesario ampliar esta iniciativa mediante la expansión de los comités de base en toda América del Norte.

Los trabajadores de Matamoros protestan con una pancarta que dice “Sindicato y empresa matan a la clase obrera”

El movimiento huelguístico, que duró meses, sólo se redujo gracias a la represión corporativa y estatal y a la complicidad de los nuevos “sindicatos independientes”, que se crearon para reemplazar a la desacreditada CTM. Con el respaldo de la UAW, la AFL-CIO y el Departamento de Estado de Estados Unidos, estos sindicatos y sus partidarios en el partido pseudoizquierdista Morena actuaron rápidamente para acabar con las huelgas y promover ilusiones en las “reformas laborales” del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Pero la ola de huelgas en la industria automotriz mundial que comenzó en México en 2019 pronto se extendería a Estados Unidos más tarde ese año. En septiembre, 48.000 trabajadores de General Motors comenzaron lo que sería una huelga de 40 días, la huelga nacional automotriz más larga en medio siglo. La huelga estadounidense provocó desaceleraciones de la producción y despidos en Canadá y México, lo que demuestra la interconexión de la industria global y la clase trabajadora internacional.

La huelga de GM también fue una rebelión, esta vez contra la burocracia corporativista de la UAW, que había estado en connivencia con la dirección corporativa y los sucesivos gobiernos capitalistas durante décadas para recortar los puestos de trabajo, el nivel de vida y las condiciones laborales de los trabajadores del sector automotor. La “cultura de la corrupción” en el aparato de la UAW pronto saldría a la luz con el arresto de casi una docena de altos funcionarios de la UAW, incluidos dos ex presidentes de la UAW, por malversar las cuotas sindicales y aceptar sobornos corporativos para firmar contratos ventajosos, que redujeron a la mitad los salarios de los nuevos empleados y eliminaron las pensiones y otras conquistas conseguidas con mucho esfuerzo.

Una vez más, los trabajadores de México se esforzaron por unirse con sus compañeros de trabajo al norte de la frontera. En los días previos a la expiración del contrato de GM en Estados Unidos, los trabajadores de la planta de GM en Silao (que produce las camionetas más vendidas de GM por menos de 3 dólares la hora en turnos de 12 horas) celebraron una asamblea popular y votaron rechazar las demandas de la gerencia de aumentar su producción para compensar la producción perdida de la empresa debido a la huelga en Estados Unidos.

Los trabajadores de GM hacen piquete en la Asamblea de Flint durante la huelga de 2019

GM respondió despidiendo [he usado otro link en castellano que aborda los despidos] a cinco militantes. El WSWS y los comités de base de los trabajadores automotrices lanzaron inmediatamente una campaña para informar a los trabajadores en huelga de GM sobre las victimizaciones y agregar la demanda de su recontratación, con el pago completo de los salarios atrasados, a sus demandas de huelga.

Una vez más, la burocracia de la UAW buscó imponer un silencio sobre cualquier noticia sobre los trabajadores de Silao. Esto se debe a que la postura heroica adoptada por los trabajadores de Silao contradice su narrativa mentirosa de que los trabajadores mexicanos son enemigos de los trabajadores de Estados Unidos y Canadá, quienes, según afirman los burócratas sindicales, están más que felices de trabajar por salarios de pobreza para “robar” los empleos de los trabajadores estadounidenses y canadienses.

Sin embargo, en las líneas de piquetes de Flint y Detroit, Michigan, los trabajadores de GM que se enteraron de la postura de los trabajadores de Silao denunciaron los despidos y expresaron su solidaridad con sus hermanos mexicanos.

La burocracia de la UAW nunca planteó la cuestión de los trabajadores mexicanos y después de cuarenta días logró que se aprobara otro acuerdo entreguista, que sancionaba el cierre de la planta de ensamblaje de Lordstown, Ohio, y otras fábricas, la continuación del odiado sistema de salarios y beneficios de dos niveles y la expansión de puestos temporales mal pagados.

Un año después, la Unifor en Canadá, que promovía incansablemente calumnias racistas contra los trabajadores mexicanos, renunció a las pensiones a cambio de la promesa de GM de mantener abierta la planta de Oshawa.

Esta lucha tuvo lugar durante la primera administración de Trump y, como ahora, la UAW promovió sus políticas de guerra comercial y guardó silencio sobre sus feroces ataques a los trabajadores inmigrantes. En enero de 2020, la UAW y otros sindicatos elogiaron el nuevo Acuerdo Comercial entre Estados Unidos, México y Canadá de Trump, el T-CEM, que, al igual que el TLCAN de 1992, tenía como objetivo fortalecer la posición de las corporaciones estadounidenses, en este caso, contra China.

Reconociendo la importancia de los “sindicatos independientes” para contener la oposición de los trabajadores mexicanos a las corporaciones transnacionales con sede en Estados Unidos, Trump aceptó incluir en el pacto USMCA 240 millones de dólares en fondos para el Departamento de Trabajo de Estados Unidos para “apoyar la implementación de la reforma laboral de México” y para “educar y capacitar a los trabajadores mexicanos”. Pero los nuevos sindicatos, aclamados por Labor Notes, los Socialistas Demócratas de Estados Unidos y otros grupos pseudoizquierdistas, han demostrado ser solo otra cadena alrededor del cuello de los trabajadores mexicanos.

De manera similar, Washington diseñó un lavado de cara de la burocracia de la UAW. En 2023, Shawn Fain, un antiguo engranaje de la maquinaria burocrática del sindicato, fue instalado como presidente de la UAW en una elección amañada en la que el aparato sindical privó de sus derechos al 90 por ciento de los miembros, al negarse a publicitar adecuadamente la votación o actualizar las direcciones postales de los miembros para que pudieran recibir las papeletas.

A pesar de esto, el trabajador socialista de Mack Trucks, Will Lehman, ganó los votos de casi 5.000 trabajadores con el programa de transferir el poder del aparato de la UAW a los trabajadores de las plantas de producción y unificar a los trabajadores a través de las fronteras bajo la dirección de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).

Fain vendió la batalla contractual de 2023 a 150.000 trabajadores de GM, Ford y Stellantis, dando a los fabricantes de automóviles globales luz verde para destruir miles de puestos de trabajo. Después de su fallido intento de lograr que Harris y los demócratas pro corporativos y pro guerra fueran elegidos, rápidamente cambió de bando y ahora está conspirando con el presidente fascista contra los trabajadores en Estados Unidos e internacionalmente.

UAW apoya los aranceles de Trump

El 3 de febrero, Fain declaró: “UAW apoya una acción arancelaria agresiva para proteger los empleos manufactureros estadounidenses como un buen primer paso para deshacer décadas de política comercial anti obrera”. Fain instó a Trump a no enmarcar su guerra comercial como una “lucha por la política de inmigración y drogas”. En cambio, Fain dijo: “Estamos dispuestos a apoyar el uso de aranceles por parte de la Administración Trump para detener los cierres de plantas y frenar el poder de las corporaciones que enfrentan a los trabajadore s estadounidenses contra los trabajadores de otros países”.

Esto es un fraude. Las deportaciones masivas de inmigrantes y las medidas de guerra comercial de Trump están hechas de la misma tela política reaccionaria. Ambas tienen como objetivo dividir a la clase trabajadora, fortalecer la posición de los capitalistas con sede en Estados Unidos contra sus competidores globales y prepararse para una guerra mundial.

¿Cómo pueden los trabajadores estadounidenses ganar el apoyo de los trabajadores mexicanos y canadienses para una lucha contra las corporaciones transnacionales si apoyan aranceles comerciales que arrojarían a miles de estos trabajadores a las filas del desempleo?

La realidad es que los trabajadores de América del Norte y del Sur, Asia, Europa y África están conectados en un único proceso de producción mundial. Se estima que el vehículo “estadounidense” medio, por ejemplo, tiene unas 30.000 piezas individuales, la mayoría de las cuales cruzan las fronteras de Estados Unidos, Canadá y México al menos ocho veces.

El movimiento entrecruzado de un condensador utilizado en los asientos para el ensamblaje de vehículos en las plantas de GM en Arlington, Texas y Oshawa, Ontario [Foto: Cato Institute "Seven Charts Showing How Canada/Mexico Tariffs Would Harm The US Auto Industry (And American Car Buyers)" 29 de enero de 2025. [Adaptado de Thomas Black, Jeremy Scott Diamond y Dave Merrill, "One Tiny Widget’s Dizzying Journey Through the US, Mexico and Canada", Bloomberg, actualizado el 31 de mayo de 2019] [Photo: Cato Institute "Seven Charts Showing How Canada/​Mexico Tariffs Would Harm The US Auto Industry (And American Car Buyers)" Jan. 29, 2025. [Adapted from Thomas Black, Jeremy Scott Diamond and Dave Merrill, "One Tiny Widget’s Dizzying Journey Through the US, Mexico and Canada," Bloomberg, updated May 31, 2019]

Los analistas de Barclays dicen que los aranceles del 25 por ciento sobre las piezas importadas y los vehículos ensamblados 'podrían eliminar efectivamente todas las ganancias' de los tres fabricantes de automóviles de Detroit. Los costos adicionales para los fabricantes de automóviles, que solo se han retrasado temporalmente, se trasladarían a los consumidores y conducirían a una ola de cierres de plantas y despidos masivos. Esto significaría la pérdida de cientos de miles de empleos en México y Canadá, y aproximadamente 400.000 en los EE. UU.

El nacionalismo estadounidense primero se basa en la fantasía reaccionaria de que la economía global, con su altamente compleja división del trabajo, cadenas de suministro e instalaciones de producción desarrolladas durante décadas, puede volver a ser restringida a los confines de la economía nacional.

La historia, desde el programa nazi de autarquía nacional hasta la aprobación de la Ley de Aranceles Smoot-Hawley por el Congreso de los Estados Unidos en 1930, ha demostrado que la guerra comercial es el primer paso hacia una guerra mundial. Es por eso que las medidas de guerra comercial de Trump van de la mano con sus promesas de apoderarse del Canal de Panamá y anexar Groenlandia, Gaza e incluso Canadá.

Construir la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base

El lema de los trabajadores del sector automotor no debe ser Estados Unidos primero, debe ser ¡trabajadores del mundo, uníos! La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base está luchando por unificar a la clase trabajadora en toda América del Norte y el mundo para defender los empleos, los niveles de vida y las condiciones laborales de todos los trabajadores.

La AIO-CB insta a los trabajadores de los Estados Unidos a ampliar la red de comités de base de los trabajadores automotrices a cada fábrica y establecer líneas de comunicación y acción coordinada con sus hermanos y hermanas en México, Canadá y otros países para luchar contra el ataque global a los empleos y las condiciones de trabajo por parte de las corporaciones transnacionales.

La AIO-CB ha demostrado ser el único medio a través del cual los trabajadores pueden oponerse al sabotaje de las burocracias sindicales, coordinar sus luchas a través de las fronteras nacionales y conectar la lucha contra la explotación capitalista con la lucha contra el ataque de Trump a los inmigrantes y la destrucción de los derechos sociales y democráticos de toda la clase trabajadora.

Un estudio de las lecciones de la lucha de Matamoros es fundamental para comprender el carácter global de la lucha de clases y el desarrollo de un movimiento políticamente consciente de la clase trabajadora para poner fin al dominio de la oligarquía capitalista, abolir el anticuado sistema de estados-nación y reorganizar la economía global bajo el control de la clase trabajadora para satisfacer las necesidades humanas y poner fin a la pobreza, la dictadura y la guerra para siempre.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 11 de febrero de 2024)