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Huelga general en Italia contra el presupuesto de austeridad de la fascista primera ministra Meloni

El viernes, medio millón de trabajadores en toda Italia realizaron una huelga nacional de un día. La huelga, convocada por varios sindicatos en respuesta a la creciente presión de las bases, refleja la amplia oposición de la clase trabajadora a las políticas de austeridad y la profundización de la desigualdad social supervisadas por la fascista primera ministra italiana Giorgia Meloni.

Los trabajadores en Roma sostienen una pancarta que dice "Ley de presupuesto equivocada, huelga general" mientras se reúnen durante una huelga nacional de los sectores público y privado convocada por los sindicatos para protestar contra la ley de presupuesto del gobierno, el viernes 29 de noviembre de 2024. [AP Photo/Gregorio Borgia]

Muchos sectores de trabajadores participaron en la huelga y se realizaron marchas de protesta en docenas de ciudades. El transporte público se vio afectado en numerosas ciudades, ya que los conductores de autobús, metro y tranvía acatron la huelga. Los operadores de equipaje en los aeropuertos de Milán y Venecia se declararon en huelga, al igual que los pilotos y tripulantes de cabina de WizzAir Malta. Las escuelas públicas se vieron afectadas significativamente, ya que los maestros se unieron a la huelga para exigir una mejor financiación y oponerse a las medidas de austeridad. Los trabajadores de Stellantis hicieron huelga en Nápoles, al igual que los trabajadores de los astilleros Fincantieri y el fabricante de piezas de automóvil Marelli.

Los trabajadores italianos se oponen al presupuesto del gobierno de Meloni para 2025, que incluye recortes masivos a todos los programas sociales, a la vez que aumenta el presupuesto militar en 2.000 millones de euros, a una cifra récord de 32.000 millones de euros. Esto alinea al gobierno de Meloni con los objetivos de gasto de la OTAN en medio de su guerra con Rusia en Ucrania. Los recortes generalizados del cinco por ciento propuestos devastarían el sistema de salud pública de Italia, que ya se tambalea al borde del colapso debido a la falta de financiación y la escasez de personal. Lo mismo se aplicaría a la educación, el transporte y otros servicios esenciales.

A los trabajadores del sector público se les ofrece un mísero aumento salarial del 6% en tres años, frente a un aumento acumulado del costo basico de vida desde 2021 estimado en un 16%. Además, las pensiones van a aumentar unos minúsculos 3 euros al mes, mientras que la Ley Fornero que eleva la edad de jubilación sigue en vigor.

Los trabajadores también protestaron por las condiciones de trabajo cada vez más peligrosas que conducen a muertes en el trabajo, calificadas por los trabajadores de “homicidios en el lugar de trabajo”. Además, el draconiano “Decreto de Seguridad 1660” del gobierno ha introducido duras sanciones contra diversas formas de protesta y disidencia, dirigidas a los trabajadores en general y a los inmigrantes en particular.

Contra la huelga y su impacto en el transporte público, el viceprimer ministro italiano de extrema derecha Matteo Salvini amenazó con invocar los requisitos de servicio mínimo, que buscan recortar el derecho de huelga inscrito en el artículo 40 de la Constitución italiana.

Estas medidas son parte de una creciente guerra de clases global librada por las élites gobernantes capitalistas contra los trabajadores que está provocando una oposición cada vez mayor. El salvaje movimiento de la burguesía hacia la derecha se ejemplifica en los estrechos vínculos de Meloni con la camarilla que rodea al fascista presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que está preparando un asombroso programa de austeridad de 2 billones de dólares contra los trabajadores estadounidenses que será supervisado por el hombre más rico del mundo, el multimillonario Elon Musk.

En los últimos meses, Elon Musk, designado por Trump para dirigir el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental, ha elogiado públicamente a Meloni como “auténtica, honesta y reflexiva”. Meloni, a su vez, llamó a Musk un “genio precioso”. Musk ha expresado interés en expandir sus negocios en Italia, incluidos los servicios de Internet satelital Starlink y la construcción de una planta de fabricación de Tesla, a cambio de recortes de impuestos.

De manera similar, se están preparando ataques presupuestarios masivos contra la clase trabajadora en toda Europa. En octubre, el gobierno laborista de Gran Bretaña adoptó un presupuesto de austeridad que impone recortes de gastos por 40 mil millones de libras. En la actualidad, el gobierno francés se encuentra al borde del colapso por su presupuesto, ya que la clase dominante exige más gasto militar y recortes del gasto más allá de los 60.000 millones de euros que propone el presupuesto.

El principal obstáculo político para una contraofensiva política de la clase obrera contra estas amenazas son los partidos procapitalistas en bancarrota y las burocracias laborales, vinculadas al estalinismo, que buscan atar a la clase obrera al capitalismo y subordinarla a la austeridad y la guerra imperialista. Este es el papel desempeñado en Italia por el sucesor del Partido Comunista Italiano (PCI) estalinista después de su autodisolución en 1991, el Partido Democrático (PD).

El PD ya tiene décadas de historia de ataques a los trabajadores. Después de la Segunda Guerra Mundial, la burguesía italiana se vio obligada a conceder leyes laborales y beneficios sociales que ofrecían importantes protecciones a los trabajadores. La clase obrera italiana había organizado huelgas masivas y levantamientos armados contra el régimen fascista de Mussolini, y mientras el PCI bloqueaba una revolución socialista, la clase capitalista tuvo que hacer concesiones sociales durante un tiempo. Pero en las décadas transcurridas desde la disolución estalinista de la Unión Soviética en 1991, sucesivos gobiernos liderados por el PD revirtieron sistemáticamente estas conquistas.

La muy odiada Ley de Empleo de 2014, implementada por el entonces primer ministro del PD Matteo Renzi, socavó la seguridad laboral al aliviar las restricciones a los despidos y facilitar el empleo precario.

Ahora, la actual líder del PD Elly Schlein critica a Meloni pero al mismo tiempo respalda más reformas de austeridad, declarando: 'Estamos con los trabajadores que exigen dignidad y justicia. Sin embargo, debemos abordar las reformas de manera responsable para garantizar la estabilidad a largo plazo”.

El PD, al igual que la burocracia sindical estalinista CGIL (Confederación General Italiana del Trabajo) y la burocracia socialdemócrata UIL (Unión Italiana del Trabajo), trabaja para canalizar la creciente ira de la clase trabajadora hacia vías políticamente manejables y compatibles con el gobierno capitalista. Incluso frente a Meloni, cuyo partido Hermanos de Italia desciende directamente del Partido Fascista de Mussolini, las burocracias se esfuerzan por mantener la “paz social” y estabilizar el capitalismo.

En la huelga de ayer, Maurizio Landini, secretario general de la CGIL, pidió colaboración y diálogo con el gobierno de Meloni, afirmando: “Este gobierno debe escuchar a las calles y abrir un diálogo serio con los sindicatos para construir un futuro mejor para todos”.

Cabe destacar que los sindicatos de transporte limitaron la huelga a 3 o 4 horas (según el lugar), mientras que eximieron a los trabajadores ferroviarios de la huelga por completo y garantizaron el servicio de conformidad con una ordenanza del Ministerio de Transporte.

Para los trabajadores, el gobierno de Meloni representa una peligrosa convergencia de nacionalismo de extrema derecha, austeridad y militarismo. En sus dos años, ha aplicado agresivamente políticas antiinmigrantes, ha atacado los derechos democráticos y ha participado en las guerras imperialistas de la OTAN. Esto es parte de una tendencia global más amplia, en la que los gobiernos capitalistas explotan las crisis económicas para imponer medidas autoritarias y profundizar la desigualdad a pesar de la creciente militancia y oposición entre los trabajadores.

La huelga general en Italia se produce en este contexto internacional. A principios de este mes, los trabajadores de Grecia realizaron una huelga general para exigir mejores salarios y poner fin al año de austeridad. En los Países Bajos, decenas de miles de personas han salido a las calles para oponerse a la austeridad en la educación. En Argentina, los estudiantes universitarios y los trabajadores se han movilizado contra los recortes presupuestarios del presidente fascista Javier Milei. En Estados Unidos, las huelgas de los trabajadores del sector automotor, de los docentes y de la salud son una señal de un creciente rechazo a la explotación capitalista.

Los trabajadores de todo el mundo son cada vez más conscientes de que sus luchas están interconectadas. En Italia, los trabajadores se oponen rotundamente a la complicidad de Meloni en la guerra y el genocidio. La huelga provocó una indignación generalizada contra el apoyo incondicional del gobierno a la ofensiva de Israel contra Gaza, su defensa del criminal de guerra Benjamin Netanyahu y la participación de Italia en la guerra por delegación de la OTAN contra Rusia. Los trabajadores que participaron en la huelga gritaron: “¡No a la guerra, sí al empleo!” y “¡Dejen de financiar el genocidio!”.

La guerra con Rusia y el genocidio de Gaza, como la ofensiva contra los derechos sociales y democráticos de la clase trabajadora en los centros imperialistas de América del Norte y Europa, sólo pueden librarse mediante una movilización internacional de la clase trabajadora. Para librar esa lucha, los trabajadores deben superar las limitaciones impuestas por las burocracias laborales y los partidos burgueses y la perspectiva nacionalista que promueven. Fuerzas como el PD y sus burocracias sindicales aliadas son herramientas de larga data del capitalismo italiano y están siendo arrastradas rápidamente hacia la derecha.

Se están formando comités de base independientes en múltiples industrias y países. La creación de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) ofrece a los trabajadores una manera de avanzar para organizarse de manera independiente a escala internacional y librar una lucha revolucionaria por el socialismo contra la oligarquía capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 30 de noviembre de 2024)

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