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Carta de una trabajadora postal italiana

El Comité de Base de Trabajadores del USPS celebrará una reunión este domingo a las 15:00, hora del Este de EE. UU., titulada “¡Alto a las maniobras de Trump para privatizar el USPS! ¡Oposición al ilegítimo contrato del NALC!” Regístr ate en el evento aquí.

Vehículo de reparto de Poste Italiane [Photo by Corvettec6r via Wikimedia Commons / CC BY-SA 4.0]

Queridos hermanos y hermanas trabajadoras del Servicio Postal de Estados Unidos,

Les escribo desde Roma, Italia, donde nosotros, les trabajadores postales, ya hemos vivido la catástrofe que ahora se cierne sobre ustedes en Estados Unidos: la privatización.

Les escribo no solo en solidaridad sino como advertencia, para que puedan aprender de nuestra dolorosa experiencia y resistan este ataque con toda la fuerza de una clase trabajadora organizada. El destino del Servicio Postal de Estados Unidos (USPS) no es solo un asunto estadounidense: se trata de una lucha internacional contra las mismas fuerzas capitalistas que han desmantelado los servicios públicos en todo el mundo para enriquecer a una pequeña élite.

No se dejen engañar por las promesas de que el Estado mantendrá el control, o que la privatización traerá “eficiencia” y “modernización”. En Italia también escuchamos esas mentiras. Nuestro servicio postal, Poste Italiane, fue transformado por primera vez en sociedad por acciones en 1998 bajo un gobierno de centroizquierda. Nos aseguraron que la participación del gobierno en la propiedad nos protegería de los peores excesos de la privatización. Fue una mentira.

En 2015, nuevamente bajo un gobierno de centroizquierda, Poste Italiane fue parcialmente privatizado mediante una oferta pública de acciones. Hoy, aunque el Estado italiano mantiene la mayoría accionaria, Poste Italiane se gestiona como una corporación con fines de lucro que ha abandonado por completo tanto a sus trabajadores como al público que debía servir.

Las consecuencias fueron brutales. De más de 200.000 trabajadores en 1998, la privatización recortó una tercera parte de los empleos. Primero ofrecieron paquetes de jubilación anticipada, atrayendo a los trabajadores a renunciar antes de tiempo por miedo a lo que vendría. A quienes se quedaron les impusieron un incesante aumento del ritmo de trabajo, objetivos de eficiencia imposibles y una atmósfera tóxica de reestructuraciones constantes.

Los trabajos postales tradicionales se redujeron drásticamente a medida que la empresa desplazaba su enfoque del correo a las actividades financieras. El servicio postal fue convertido en un banco, sacrificando su función central en aras del lucro. Para 2023, solo el 12 por ciento de los ingresos de Poste Italiane provenían de la entrega de correspondencia. Siempre se trató de maximizar beneficios para los accionistas a nuestra costa.

Trabajadores del USPS, estas mismas fuerzas están viniendo por ustedes. Si la administración Trump logra su plan de privatizar el USPS, sus empleos serán eliminados, sus condiciones laborales empeorarán y el servicio público esencial que prestan será desmantelado. Empezarán prometiendo que nada fundamental cambiará, como hicieron en Italia.

Después introducirán planes de “modernización” que harán su trabajo insoportable. Reconvertirán el servicio postal en una “empresa” en vez de un bien público. En poco tiempo, inversores de Wall Street serán dueños de su industria y cada decisión se tomará en función de aumentar márgenes de ganancia, sin importar las necesidades de les trabajadores o del público.

Y dejemos algo claro: este ataque al USPS no es solo económico; es profundamente político. En Italia, tras décadas de ataques a los servicios públicos y a los derechos laborales desde todos los sectores del espectro político capitalista, ahora tenemos una primera ministra fascista, Giorgia Meloni. Las traiciones de la llamada “izquierda” allanaron el camino para su ascenso.

El mismo proceso está teniendo lugar en Estados Unidos. Un presidente fascista amenaza no solo sus empleos, sino también sus derechos democráticos. Los intentos de Trump para desmantelar el USPS son parte de una agenda autoritaria más amplia para aplastar al movimiento obrero organizado, destruir las normas constitucionales, deportar a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, y consolidar el poder en manos de la oligarquía gobernante.

Pero los trabajadores también deben estar advertidos: no confíen en la burocracia sindical. Tanto en Italia como en Estados Unidos, las dirigencias sindicales están atadas al Estado y a los mismos políticos que han llevado a cabo los procesos de privatización. En Italia, fue un gobierno de centroizquierda el que inició este proceso, y las direcciones sindicales facilitaron la entrega de les trabajadores a los inversores. Los sindicatos no defendieron a les trabajadores: defendieron los intereses de los inversores. Negociaron la eliminación de puestos de trabajo, consintieron la degradación de las condiciones laborales y sirvieron de pantalla para la traición.

Esto mismo está ocurriendo en Estados Unidos, donde les dirigentes sindicales siguen ligados al Partido Demócrata, un partido tan comprometido con las ganancias de los capitalistas como los republicanos. Y para empeorar las cosas, me he enterado de que un árbitro ha impuesto el mismo contrato que ustedes rechazaron por el 70 por ciento, despojándoles del derecho de votar. Su sindicato, la Asociación Nacional de Carteros (NALC), no hizo nada para combatirlo, traicionando a sus afiliades. Este acuerdo es una claudicación y allana el camino hacia la privatización, alineándose con los ataques más amplios de Trump contra los servicios públicos.

Debemos construir organizaciones internacionales independientes, libres de la influencia de la burocracia sindical procapitalista, para dirigir la lucha contra la privatización. Esta lucha no puede librarse de manera aislada. No basta con que les trabajadores del USPS protesten por su cuenta. Su lucha está ligada a la de docentes, personal de enfermería, trabajadores automotrices y todes les trabajadores que enfrentan los implacables ataques del capitalismo.

Pero más allá de eso, su lucha está unida a la de les trabajadores de todo el mundo que enfrentan al mismo enemigo. Debemos forjar lazos internacionales de resistencia, porque las corporaciones y políticos que los atacan hoy son los mismos que nos han atacado en Italia, en el Reino Unido, en Francia y más allá. Solo un movimiento internacional de la clase trabajadora puede frenar esta caída hacia el fascismo y la dictadura empresarial.

Trabajadores del USPS: ¡su lucha es nuestra lucha! ¡No están soles! No dejen que les vendan la ilusión de que la privatización es inevitable. Manténganse firmes. Organicen. Resistan. ¡La clase trabajadora tiene el poder de detener esto—si nos unimos más allá de fronteras e industrias, si nos negamos a ser divididos por nación u oficio, si reconocemos que el verdadero poder reside en nuestras manos!

En solidaridad y lucha,

Francesca

Trabajadora postal, Italia

(Artículo publicado originalmente en inglés el 27 de marzo de 2025)

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