El pasado fin de semana, la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), la filial española de los morenistas del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) de Argentina y Revolution Permanente (Revolución Permanente) de Francia, lanzó su campaña para las elecciones europeas de 2024.
Su campaña es, sin embargo, un fraude político diseñado para atrapar a jóvenes y trabajadores que buscan oponerse a la guerra imperialista en una alianza debilitante con partidos proimperialistas y pseudoizquierdistas. En un contexto donde hay significativas protestas contra el genocidio del régimen israelí en Gaza, la CRT es consciente del gran enfado de la clase trabajadora que se encuentra a la izquierda de los llamados partidos 'populistas de izquierda' del gobierno capitalista como Podemos y Sumar, a los que la CRT se ha orientado durante años. Como resultado, se presenta, de manera completamente falsa, como un partido antibelicista y revolucionario.
La CRT anunció repentinamente su candidatura europea tras el fracaso de sus extensos llamamientos a una alianza electoral con el partido pablista Anticapitalistas. El 1 de abril el diario online Izquierda Diario publicó un comunicado bajo el título 'Llamamiento a Anticapitalistas. Por una candidatura antimilitarista, antiimperialista y socialista en las elecciones europeas'. En el declaraban, “no hay motivos sustanciales que impidan intentar expresar en común una posición internacionalista, antiimperialista y socialista en estas elecciones. Una candidatura unitaria contra el militarismo, el auge de la extrema y las falsas promesas neorreformistas”. Días después, Anticapitalistas decidió no presentarse.
Anticapitalistas ayudó a fundar Podemos y participó durante un tiempo en el gobierno de coalición del Partido Socialista Español (PSOE) y Podemos. Solo salió después de que el gobierno PSOE-Podemos quedará desacreditado por sus políticas de infección masiva durante la pandemia de COVID-19, de la misma manera que el propio Podemos abandonó el gobierno en diciembre pasado, dejando atrás al PSOE y a Sumar en el poder, para poder presentarse como un oponente al genocidio de Gaza.
En su programa electoral para las elecciones europeas, la CRT critica a Podemos, Sumar y al estalinista Partido Comunista de España (PCE), declarando:
A diferencia de quienes nos quieren convencer de seguir votando al “mal menor” contra la derecha, pero son parte de un gobierno imperialista en el Estado español, como PSOE-Sumar-PCE, pensamos que es fundamental una posición independiente de todos los gobiernos capitalistas. Esto es algo que también nos diferencia de Podemos, que desde que les negaron un ministerio y salió del gobierno hace campaña por todo lo contrario de lo que hicieron cuando gobernaban junto al PSOE. Hoy denuncian al militarismo, después de haber aprobado en 2023 los presupuestos más militaristas de la historia. Hoy hablan por izquierda, pero su objetivo sería volver a gobernar con el PSOE, si los dejan.
En realidad, la CRT no tiene diferencias sustanciales ni con Anticapitalistas, ni con Podemos y Sumar. La CRT no solo busca alianzas con los Anticapitalistas, una corriente proimperialista y pseudoizquierdista de la clase media acomodada, sino que la corriente morenista de la que la CRT ha trabajado durante décadas dentro del movimiento pablista internacional.
Junto con el PCE, Anticapitalistas es la principal fuerza política que ha dado origen a Podemos y Sumar. En 2014, Anticapitalistas fundó al pseudoizquierdista Podemos junto a profesores estalinistas del PCE como Pablo Iglesias. Desde 2020 hasta finales del año pasado, Podemos estuvo en el poder con el PSOE, armando tanto a las milicias ucranianas, incluidas unidades neonazis como el Batallón Azov en la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, como al régimen israelí de extrema derecha en su guerra genocida contra Gaza. También elevó el gasto militar a niveles récord y fortaleció la industria bélica española, la octava más grande del mundo.
En 2011, Anticapitalistas apoyó la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Libia, país rico en petróleo, y pidió 'el suministro incondicional de armas a los rebeldes'. La guerra dejó 30.000 muertos y a Libia en ruinas. El hombre que lideró esa guerra en nombre del Estado español fue el jefe del Estado Mayor de la Defensa, Julio Rodríguez Fernández, que tras jubilarse, se incorporó a Podemos en 2015. Anticapitalistas defendió el reclutamiento de Rodríguez porque demostraba la “pluralidad que cabe dentro de Podemos' y sacaba pecho de este fichaje 'frente a quienes tratan de soltar un montón de tópicos [pacifistas y anti-OTAN] sobre Podemos'.
En 2014, Anticapitalistas apoyó un golpe de Estado neofascista lanzado por la CIA en Ucrania contra un gobierno prorruso. Anticapitalistas se justificó de la siguiente manera: “Mientras que las principales fuerzas políticas organizadas son, por ahora, de derecha y extrema derecha, apoyamos a las fuerzas sociales y políticas que están tratando de construir una oposición de izquierda dentro de ese movimiento”.
Anticapitalistas ahora publica regularmente propaganda antirrusa de sus afiliados internacionales en su revista Viento Sur para apoyar la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania. Esto incluye artículos de Gilbert Achcar, un asesor pagado del ejército británico, quien al principio de la guerra abogó por la entrega masiva de armas 'sin condiciones' como un 'deber internacionalista elemental'.
El apoyo de Anticapitalistas a la guerra de clases en el extranjero ha ido acompañado de su defensa de la guerra de clases en casa. Durante la huelga de los trabajadores del metal de Cádiz en 2021, el alcalde de Anticapitalistas de Cádiz, José María González ('Kichi'), jugó un papel clave en traicionar y reprimir a los huelguistas. Kichi se coordinó con los burócratas sindicales de CCOO y UGT los cuales desgastaron a los trabajadores y vendieron la huelga, al mismo tiempo que trabajaba con Podemos, que estaba en el gobierno que mandaba a la policía a agredir a los huelguistas con gases lacrimógenos, porras y balas de goma, y enviaba vehículos blindados para aterrorizar a los barrios obreros.
En su declaración para las europeas, la CRT argumenta que las protestas contra el genocidio de Gaza deben permanecer como están, bajo el control político de fuerzas orientadas al gobierno del PSOE-Sumar. Argumentando que las protestas deberían centrarse en presionar a este gobierno para que rompa algunos de sus lazos con Israel, defiende: “¡Ruptura inmediata de todas las relaciones diplomáticas, comerciales y militares con el Estado sionista! ¡Fin inmediato del comercio de armas con Israel! ¡Basta de complicidad del gobierno y las empresas españolas con el genocidio!”
Una amarga lección se desprende de los movimientos contra la guerra del pasado, como el movimiento de masas dominado por el estalinista PCE y los pablistas contra la entrada del gobierno del PSOE en la OTAN en los años 80, y el movimiento de masas No a la Guerra contra la guerra de Irak en 2002-2003, dominado por el PSOE y los estalinistas. Esto es que cualquier movimiento contra la guerra subordinado a socialdemócratas, estalinistas y pablistas será estrangulado políticamente.
La CRT no está luchando por la movilización internacional independiente de la clase obrera para detener la entrega de armas a Israel y parar el genocidio contra Gaza. Trabajando con las burocracias sindicales y con los partidos burgueses, busca atar a los trabajadores a las maniobras del Estado capitalista español. La declaración de la CRT llama a que 'la crisis la paguen los capitalistas, no el pueblo trabajador', pero luego omite mencionar el papel de las burocracias sindicales en imponer la guerra y la austeridad capitalista. Sobre este último punto, su declaración dice:
Vemos la degradación y los ataques a la sanidad, educación, pensiones y los servicios públicos, así como el avance de la gentrificación y la descomunal especulación inmobiliaria en las ciudades, que hace prácticamente imposible el alquiler de una vivienda ... Una situación que viene siendo resistida por importantes huelgas sanitarias, educativas, luchas de pensionistas y contra los desahucios.
La CRT evita mencionar que las grandes huelgas de la salud y la educación fueron sistemáticamente traicionadas por las burocracias sindicales, que aislaron y finalmente traicionaron dichas huelgas. Del mismo modo, se refiere a las luchas de la clase obrera europea, pero solo para desdibujar la lección principal. CRT señala:
Las grandes huelgas y jornadas de protesta, como en Francia en 2023 contra el plan de reforma de las pensiones, o las olas de huelgas en Reino Unido contra la inflación, muestran el camino. Hay que superar las divisiones y la pasivación que imponen las burocracias sindicales, recuperando organizaciones democráticas para lucha.
Las oleadas de huelgas en Francia y el Reino Unido no 'muestran el camino a seguir' sino que revelan los obstáculos políticos planteados por las organizaciones de clase media como la CRT para una lucha de la clase obrera contra el capitalismo y la guerra.
En el Reino Unido, a lo largo del verano de 2022, los sindicatos dividieron, retrasaron y desmovilizaron a millones de trabajadores. Las huelgas nacionales se limitaron a acciones de uno o dos días y en su mayoría se mantuvieron separadas, incluso cuando involucraban a trabajadores del mismo sector. En Francia, la lucha de masas contra la reforma de las pensiones de Macron fue reprimida por los sindicatos, que denunciaron la 'violencia' de los manifestantes, aislaron a los trabajadores de la basura y las refinerías en huelga, pospusieron nuevas huelgas masivas de protesta y bloquearon la lucha para derrocar a Macron llamando a la 'mediación' con él.
Ambas experiencias demostraron que la lucha contra la guerra no puede dejarse en manos de las burocracias sindicales. Requiere la construcción de nuevas organizaciones de base para unificar a los trabajadores a través de las fronteras nacionales, en una lucha internacional que plantee la cuestión de la transferencia del poder a la clase trabajadora.
La CRT, sin embargo, trabaja en un marco puramente nacional, buscando alianzas dentro de la burocracia sindical de la Confederación General del Trabajo (CGT). Un elemento subraya muy claramente su perspectiva nacionalista. Si bien la CRT afirma ser parte de una corriente internacional con afiliados en Francia (Revolución Permanente), Alemania (Organización Revolucionaria Internacionalista) e Italia (Fracción Revolucionaria Internacionalista, FIR), no hace referencia a ninguno de estos partidos en su declaración electoral. Está llevando a cabo una campaña puramente española.
El nacionalismo podrido, los llamamientos a los pablistas de Anticapitalistas partidarios de la guerra y la hostilidad a un movimiento independiente y antibélico basado en la clase obrera son el producto de la defensa de los intereses materiales de las capas acomodadas y proimperialistas de la clase media.
Esta orientación está incrustada en el ADN político antitrotskista de la CRT. Su predecesora, Clase Contra Clase, fue fundada en 2005 después de abandonar la coalición estalinista Izquierda Unida y afiliarse a la llamada Fracción Trotskista-Cuarta Internacional (FT-CI). Clase Contra Clase fundó el CRT en 2017. La FT-CI y la CRT se inscriben en la tradición antitrotskista del pablista argentino Nahuel Moreno, quien rompió con el trotskismo y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) en 1963.
Moreno abogó por liquidar la Cuarta Internacional en América Latina y buscó subordinar a la clase obrera a los nacionalistas burgueses y pequeñoburgueses, desde Juan Perón en Argentina hasta Fidel Castro en Cuba.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional llama a los trabajadores y a la juventud a oponerse al ataque israelí contra Gaza respaldado por la OTAN y a una guerra más amplia de la OTAN contra Irán. Deben detener el estallido de una tercera guerra global que involucre a potencias con armas nucleares. Las secciones del CICI en toda Europa están participando en las elecciones europeas para construir un movimiento internacional contra la guerra en medio de las protestas masivas que estallan en Estados Unidos, Europa y Oriente Medio. Esto requiere luchar por una perspectiva trotskista contra las tendencias proimperialistas como la CRT, Podemos y Sumar.
(Publicado originalmente en inglés el 23 de abril de 2024)