La semana pasada, el congresista republicano de Míchigan, Tim Walberg, urgió a destruir totalmente Gaza de la misma manera que “Nagasaki e Hiroshima”, las ciudades japonesas que Estados Unidos destruyó con bombas atómicas en 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial.
“No deberíamos gastar ni un solo céntimo en ayuda humanitaria”, dijo Walberg en una junta de ayuntamiento en Dundee, al sur de Ann Arbor. “Debería ser como Nagasaki e Hiroshima. Que se acabe rápido”, dijo.
El llamado de un congresista al exterminio de una población completamente indefensa y aprisionada pone de manifiesto las opiniones homicidas que prevalecen en la clase gobernante estadounidense. Después de décadas de guerra perpetua, Estados Unidos se acera a un nivel de criminalidad antes solo asociado con la Alemania nazi.
Las declaraciones de fingida indignación de funcionarios del Partido Demócrata son el colmo de la hipocresía. La legisladora Elisa Slotkin, una de las principales “demócratas de la CIA”, dijo que es “reprensible que alguien sugiera tal cosa”. De hecho, el congresista republicano solo estaba expresando el contenido fundamental de la política de Biden hacia Gaza.
El Gobierno de Netanyahu, con el apoyo de la Casa Blanca, tomó la decisión de arrasar Gaza, matar a su población de hambre y expulsar a los sobrevivientes, como parte de su “solución final” a la cuestión palestina.
Este es el significado de la decisión de Biden la semana pasada de enviar 1.800 bombas más de 2.000 libras (907 kg) a Israel.
Israel no usará armas nucleares en el pequeño enclave de Gaza, lo que haría a Israel inhabitable e irradiaría los bienes inmuebles frente a la playa que Israel espera apoderarse una vez que los palestinos sean desplazados. Pero, Israel ya ha arrojado más de 65.000 toneladas de municiones sobre Gaza, más de tres veces el poder explosivo de las bombas que bombardearon Hiroshima y Nagasaki.
Como resultado, más del 54 por ciento de los edificios en la Franja de Gaza han resultado dañados o destruidos, en comparación con el 40 por ciento tras el bombardeo de Nagasaki.
Sin embargo, las declaraciones de Walberg relacionando el genocidio en Gaza con la guerra por delegación de EE.UU. contra Rusia en Ucrania y su inminente conflicto con China fueron tan importantes como aquellas sobre el propio exterminio de los palestino.
Tras llamar a Israel “nuestro mayor aliado”, Walberg dijo que cualquier movimiento para alimentar a la población hambrienta de Gaza sería un regalo para “Irán y Rusia”, así como para “China”.
Después de proponer una solución como “Nagasaki e Hiroshima” para Gaza, Walberg agregó de inmediato: “Debería ser lo mismo en Ucrania”, declarando que el objetivo de Estados Unidos debería ser “acabar con las fuerzas rusas”.
Más tarde, Walberg emitió una aclaración, declarando: “Cuanto antes se rindan Hamás y Rusia, más fácil será avanzar”.
En otras palabras, el apoyo abierto de Walberg al genocidio en Gaza fue acompañado por un llamado a una guerra total con Rusia con el objetivo de “acabar con las fuerzas rusas” y obligar a Rusia a “rendirse”.
Walberg está diciendo claramente lo que toda la élite política y los medios de comunicación de Estados Unidos están tratando de ocultar. El Gobierno de Biden ha declarado repetidamente que Estados Unidos no está en guerra con Rusia y que no busca un “conflicto” con China. Mientras tanto, la OTAN está enviando tanques a Ucrania que han sido conducidos sobre la frontera rusa por grupos terroristas financiados por la OTAN.
Si Estados Unidos busca librar una guerra ofensiva contra Rusia para hacer que se “rinda”, y tener éxito donde Adolf Hitler fracasó, esto inevitablemente requerirá un nivel de muerte y destrucción masiva no visto desde la Segunda Guerra Mundial.
En este contexto, el genocidio de Gaza es el acto de apertura de un conflicto global cuyo número de muertos será de decenas, o incluso cientos, de millones.
Los mayores horrores del siglo XX —la guerra mundial, el genocidio y la posibilidad de un holocausto nuclear— están volviendo.
En su declaración de Año Nuevo, el World Socialist Web Site hizo la siguiente advertencia:
A medida que la guerra en Gaza ha normalizado el genocidio como un instrumento aceptable de la política imperialista, la implacable escalada de la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia ha ido acompañada de la aceptación de facto de que es altamente posible, incluso probable, que el conflicto pueda conducir al uso de armas nucleares tácticas y estratégicas.
El informe llegaba a las siguientes conclusiones:
En su conjunto, la normalización de las diferentes formas de barbarie social significa que la clase capitalista ha llegado a un callejón sin salida. Una clase cuyas políticas consisten en diferentes formas de sociocidio ha agotado claramente su legitimidad histórica, económica, social y política.
Al apoyar el genocidio de Gaza, Biden habla en nombre de toda la élite política estadounidense. La semana pasada, Biden organizó una recaudación de fondos a la que asistieron los expresidentes Barack Obama y Bill Clinton, quienes elogiaron inequívocamente el apoyo de Biden a la guerra genocida en Gaza. “Realmente se preocupa por preservar la existencia de Israel”, dijo Clinton sobre Biden.
Cuando varios manifestantes contra el genocidio expresaron su oposición a la política estadounidense dentro del Radio City Music Hall, Obama intervino para defender a Biden y criticar a los manifestantes por no estar dispuestos a “escuchar” la defensa de Biden del genocidio israelí.
El respaldo universal del genocidio de Gaza por parte de toda la élite política estadounidense contrasta con la creciente oposición masiva entre los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo. Durante el fin de semana, cientos de miles de personas participaron en manifestaciones contra el genocidio. En Israel, decenas de miles de personas participaron en protestas masivas que pedían la renuncia de Netanyahu.
Es urgente armar el creciente movimiento contra el genocidio y la guerra con un programa socialista. En una declaración en la plataforma X, en respuesta a la declaración de Walberg, el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, Joseph Kishore, declaró:
La oposición al genocidio debe desarrollarse como una lucha contra el imperialismo de Estados Unidos y la OTAN. Esto requiere la movilización de la clase trabajadora contra la élite gobernante capitalista y su normalización del genocidio y la guerra nuclear. En su campaña electoral, el Partido Socialista por la Igualdad está construyendo una conducción en la clase trabajadora, conectando la lucha contra la guerra con la lucha contra la desigualdad y el sistema capitalista. Esta es nuestra próxima tarea urgente.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 31 de marzo de 2024)