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Perspectiva

La guerra de Israel contra los hospitales y la normalización de los crímenes de guerra

El martes por la noche, después de dos semanas de un constante bombardeo que mató a docenas de doctores, pacientes y refugiados, las fuerzas israelíes entraron en el Hospital Al-Shifa e izaron la bandera israelí en el techo.

Después de un bombardeo del Hospital Al Shifa en Gaza, 3 de noviembre de 2023

Pocas horas antes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre afirmó que “Hamás y la Yihad Islámica Palestina utilizan algunos hospitales en la Franja de Gaza, incluyendo el Al-Shifa, y los túneles debajo de ellos para ocultarse y apoyar sus operaciones militares, y para albergar rehenes”.

Los medios de comunicación estadounidenses fueron aún más lejos. Fox News describió Al-Shifa como “un hospital utilizado por Hama´s como sede central clandestina para el terrorismo”.

Estas afirmaciones han quedado completamente desmentidas. Las Fuerzas de Defensa Israelíes no han presentado a ningún rehén ni silo. Después de buscar el extenso complejo hospitalario, el cual albergaba a unas 60.000 personas en medio de una zona de guerra activa, las FDI solo pudieron mostrar un puñado de rifles de asalto y dos chalecos antibalas como “evidencia”.

La verdadera razón por la que Al-Shifa fue atacado es simbólica. Los trabajadores médicos, pese a los bombardeos y disparos de francotiradores constantes, desafiaron las órdenes de las FDI de irse, indicando que preferían morir a abandonar a sus pacientes. Su valentía y actitud desafiante de cara al genocidio israelí les han ganado solidaridad y apoyo de millones en todo el mundo.

Los primeros dos Convenios de Ginebra de 1949 estipulan que los hospitales y las otras instalaciones médicas no pueden ser atacados y deben protegerse en todo momento. Esto incluye los hospitales civiles y militares. Atacar hospitales y personal médico constituye un crimen de guerra según el derecho internacional penal.

Frente a las declaraciones enfáticas de Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) e incontables organizaciones de derechos humanos de que los hospitales “no son un blanco legítimo”, Israel y sus patrocinadores imperialistas han respondido, “Sí lo son”.

Si bien Estados Unidos atacó hospitales repetidamente durante la “guerra contra el terrorismo”, buscó presentar estas acciones como accidentes. En octubre de 2015, un bombardeo estadounidense mató al menos a 22 personas en un hospital de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kunduz, Afganistán. En ese momento, el presidente estadounidense Barack Obama publicó una disculpa, alegando que el ataque había sido un “error”.

Sin embargo, ahora Estados Unidos defiende los ataques a hospitales y otros crímenes de guerra como actos legítimos de “autodefensa”. Como lo han declarado varios funcionarios estadounidenses en repetidas ocasiones, en respuesta a las masacres israelíes en los hospitales de Gaza, no hay límites o “líneas rojas”.

Desde el comienzo del asalto israelí a Gaza, la OMS ha registrado al menos 137 ataques contra instalaciones sanitarias, que han causado 521 muertos y 686 heridos, entre ellos 16 trabajadores de salud muertos y 38 heridos.

Estas estadísticas no incluyen el ataque más espantoso contra un hospital, el atentado del 17 de octubre de 2023 contra el Hospital Al-Ahli Arabi, en el que murieron entre 250 y 471 personas, pero que Israel y Estados Unidos, citando pruebas que fueron rápidamente desmentidas, afirmaron que había sido el resultado del lanzamiento de un cohete desde Gaza.

La guerra de Israel contra los hospitales forma parte de una campaña sistemática de genocidio. Los ataques deliberados contra la población civil, los niños, el personal médico y los trabajadores humanitarios son ahora un objetivo principal.

Estos crímenes de guerra se han llevado a cabo en medio de declaraciones públicas de intención genocida. El ministro de Agricultura de Israel proclamó la “Nakba 2023” y su ministro del Interior propuso la expulsión del pueblo palestino del enclave.

Las acciones de Israel en Gaza son un “caso de genocidio sacado de un libro de texto”, escribió Craig Mokhiber, exdirector de la oficina en Nueva York del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en una carta de dimisión fechada el 28 de octubre. “Las declaraciones explícitas de intención por parte de los líderes del Gobierno y el ejército israelíes no deja lugar a interpretaciones ni debates”, señaló.

Aunque Estados Unidos lleva décadas violando sistemáticamente el derecho internacional, su apoyo abierto a las acciones de Israel contra la población de Gaza, cuando los funcionarios israelíes declaran sin rodeos su intención de cometer crímenes de guerra y genocidio, marca una nueva e importante etapa en la normalización de los crímenes de guerra.

A lo largo de los últimos 50 años, las acciones del Estado de Israel se han utilizado para sentar un precedente para la política estadounidense. El ejemplo más significativo es la doctrina de los “asesinatos selectivos”, es decir, los asesinatos sancionados por el Estado. “Israel ha utilizado los asesinatos y los asesinatos selectivos más que cualquier otro país de Occidente”, señaló el periodista de investigación israelí Ronen Bergman en 2018.

El 17 de septiembre de 1948, un grupo de terroristas sionistas emboscó y asesinó en Jerusalén al mediador sueco para las Naciones Unidas, el conde Folke Bernadotte. Yitzhak Shamir, que más tarde se convertiría en primer ministro de Israel, participó en la aprobación y planificación del asesinato de Bernadotte.

En noviembre de 2000, Israel se convirtió en el primer Estado del mundo en “reconocer abiertamente que aplicaba una política de asesinatos selectivos”, escribió en 2009 Nils Meltzer, que fue relator especial de las Naciones Unidas sobre la tortura. Poco después, Estados Unidos pasó “a adoptar abiertamente el método de los asesinatos selectivos”.

“El término 'asesinato selectivo'“, escribe Meltzer, “denota el uso de fuerza letal atribuible a una entidad sujeta al derecho internacional con la intención, premeditación y deliberación de matar a personas seleccionadas individualmente que no están bajo la custodia física de los atacantes”.

Estados Unidos llevó a cabo su primer ataque con drones fuera de una zona de guerra en Yemen en 2002. En 2011, el clérigo de origen estadounidense Anwar al-Awlaki y su hijo, ambos ciudadanos estadounidenses, murieron en distintos ataques con drones en Yemen. En 2020, un ataque estadounidense con drones en Irak acabó con la vida de Qasem Soleimani, militar iraní de alto rango, durante una visita oficial a Irak.

Al igual que con la adopción de los “asesinatos selectivos”, los crímenes de guerra que ahora comete Israel se convertirán en el nuevo criterio para crímenes aún mayores por parte de Estados Unidos y otras potencias imperialistas. Este es el significado de su aceptación abierta del genocidio y los crímenes de guerra israelíes.

Estados Unidos está inmerso en una escalada bélica global --una guerra cada vez más intensa contra Rusia y preparativos para la guerra con Irán y China-- que requerirá una violencia a una escala sin precedentes. Los crímenes que Israel está perpetrando, incluyendo el asesinato en masa y el desplazamiento forzoso de toda una población, están sentando un precedente para la violencia homicida, incluyendo el uso de armas nucleares. Las clases dominantes pretenden insensibilizar a la población ante la perspectiva de que cientos de miles, o incluso millones, sean asesinados.

Pero la guerra en el exterior también es una guerra al interior. Frente al creciente movimiento huelguístico y las protestas masivas contra la matanza de Gaza, la clase dominante estadounidense utilizará cada vez más las herramientas para aterrorizar masivamente a las poblaciones urbanas, como las que se están introduciendo en Gaza, contra la creciente oposición dentro del país.

Los acontecimientos de Gaza son una advertencia: las clases dominantes imperialistas, desesperadas y arrinconadas, están dispuestas a todo para garantizar sus intereses globales, incluyendo los asesinatos masivos. El futuro de la humanidad exige destruir el dominio de la oligarquía financiera sobre la sociedad, que a su vez requiere la construcción de un movimiento socialista de las masas obreras.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 15 de noviembre de 2023)

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