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Perspectiva

El muro fronterizo de Biden y la guerra en Ucrania

El miércoles, el presidente Joe Biden anunció que ordenaría la construcción de una ampliación de 32 km del muro fronterizo de Donald Trump entre EE.UU. y México.

Biden dijo que no le quedaba ninguna otra opción y simplemente debía implementar una orden que quedaba del Gobierno de Trump. Pero el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) citó “una necesidad aguda e inmediata… de prevenir entradas ilegales en Estados Unidos”.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, izquierda, escucha al agente adjunto a cargo de la Patrulla Fronteriza de EE. UU., Anthony Crane, mientras recorre la sección del muro fronterizo el martes 17 de mayo de 2022 en Hidalgo, Texas. [AP Photo/Joel Martinez/The Monitor]

El jueves, el DHS declaró que comenzaría a deportar a los solicitantes de asilo de Venezuela que han cruzado ilegalmente hacia Estados Unidos. Esto podría afectar a cientos de miles de trabajadores desesperados y empobrecidos que se han visto obligados a buscar asilo y empleos en Estados Unidos como resultado de la crisis económica en Venezuela agravada por las sanciones estadounidenses y un bloqueo de facto que busca desestabilizar el Gobierno del presidente Nicolás Maduro.

Estos ataques despiadados y antidemocráticos de la clase trabajadora son una concesión a la derecha republicana y a Donald Trump, quien tomó prestado de Mein Kampf que los migrantes “están envenenando la sangre de nuestro país”, como dijo en una entrevista reciente.

Hace dos días, en una declaración sobre la destitución del republicano Kevin McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes, el WSWS señaló que la principal prioridad del Partido Demócrata y el Gobierno de Biden era intensificar la guerra de EE.UU. y la OTAN contar Rusia.

Los demócratas “se comprometen a colaborar con la agenda nacional de los republicanos a cambio de garantías de que la financiación para Ucrania sea intocable. Los demócratas no tienen ningún problema en colaborar con los fascistas del Partido Republicano; al fin y al cabo, están aliados con los fascistas de Ucrania”.

La acción de Biden en la frontera confirma completamente esta evaluación. Los demócratas pretenden, si se les permite, crear un nuevo acuerdo en la Cámara de Representantes que hará inviolable la entrega de miles de millones para la guerra de Ucrania, y harán lo que sea a cambio.

En 2020, Biden hizo de su promesa de no añadir “ni un pie” al muro fronterizo de Trump, que fue un elemento importante de su campaña electoral. El hecho de que haya dado marcha atrás tan burdamente es una medida de la desesperación de los sectores dominantes de la burguesía estadounidense que ven la guerra contra Rusia como una cuestión existencial. Saben que el apoyo popular a la guerra es escaso y temen que ese apoyo se esté erosionando en sectores de la élite política, tanto en Estados Unidos como a escala internacional.

Estos acontecimientos han echado por tierra todas las afirmaciones de que la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania tiene que ver con la democracia, ya sea en Ucrania o en los propios Estados Unidos. Y junto con los crecientes ataques a los derechos democráticos viene un asalto cada vez mayor a los programas sociales y a las condiciones de vida de la clase trabajadora. Con la deuda nacional y los déficits presupuestarios disparándose, principalmente debido a un gasto militar cada vez mayor y a recortes de impuestos y rescates para los ricos, ambos partidos políticos exigen cada vez más recortes sociales.

Aparte de los militares, la CIA, el aparato estatal en general y la élite corporativa, las fuerzas sociales que apoyan con entusiasmo la guerra son las capas de clase media-alta que se beneficiaron económicamente de tres décadas de guerras estadounidenses en el extranjero y de la supresión durante casi cuatro décadas, ahora terminada, de la lucha de clases dentro de EE.UU..

Para pagar la escalada de la guerra y el rearme militar, la clase dominante ha lanzado una ofensiva contra los salarios, los puestos de trabajo y las condiciones de vida para hacer que la clase obrera incurra en costo de la guerra. Esta política cuenta con un apoyo entusiasta de la clase media-alta y sus representantes políticos en organizaciones pseudoizquierdistas como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés).

El DSA está completamente integrado en el Partido Demócrata y las burocracias sindicales, y recientemente ha sido elevado a altos cargos en ambos, a medida que el movimiento de la clase obrera ha crecido y asumido cada vez más la forma de una rebelión contra los agentes burocráticos del capitalismo en los sindicatos.

La legisladora Alexandria Ocasio-Cortez (AOC), la demócrata más prominente del DSA, y el senador de Vermont Bernie Sanders han apoyado la guerra liderada por Estados Unidos contra Rusia desde el principio, votando repetidamente a favor de envíos de armas multimillonarios para el régimen derechista de Kiev. Ese Gobierno, instalado en un golpe de Estado de extrema derecha en 2014 que fue organizado por los Gobiernos estadounidense y alemán, está aliado con grupos neonazis como el Batallón Azov y honra a Stepan Bandera, el nacionalista y fascista ucraniano que se alió con la Alemania nazi contra la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial y participó en masacres de polacos y judíos.

A finales del mes pasado, Alexandria Ocasio-Cortez condenó a los legisladores republicanos por no estar suficientemente comprometidos con la guerra contra Rusia. “¿Acaso apoyan a Ucrania?”, preguntó. “No creo que los republicanos hayan dejado claro siquiera que no están de acuerdo con Rusia”.

El 30 de septiembre, Sanders apoyó pública y vocalmente más fondos para la guerra de Ucrania, declarando en Twitter: “Espero ver al Congreso proporcionar, en un futuro muy cercano, apoyo financiero a Ucrania, que está luchando valientemente contra la agresión rusa”.

¿Cómo han respondido estos políticos proimperialistas y antisocialistas del Partido Demócrata a los ataques de Biden a los migrantes, que se llevan a cabo como quid pro quo a cambio del apoyo republicano a la guerra?

AOC emitió una tibia declaración pidiendo a Biden que “dé marcha atrás” en la ampliación del muro y repitiendo el mantra estándar del Partido Demócrata a favor de una “reforma migratoria importante”. No dijo nada sobre la conexión entre la adaptación de Biden a la política migratoria fascistizante de Trump y la guerra en Ucrania. Tampoco se retractó de su temprano respaldo a la reelección de Biden en 2024.

En cuanto a Sanders, evidentemente no ha dicho nada sobre el muro fronterizo de Biden. En cuanto a la guerra, su posición quedó resumida el miércoles cuando al menos 11 manifestantes contra la guerra fueron detenidos frente a su oficina en el Senado.

La revista Jacobin, políticamente alineada con el DSA, solo ha publicado un artículo sobre la crisis presupuestaria en Estados Unidos, la destitución del presidente de la Cámara de Representantes McCarthy y la actual crisis sobre su sustituto. El artículo, de Paul Heideman, menciona la guerra de Ucrania solo una vez de pasada. No hace ninguna conexión entre ella y la crisis política en Washington, y concluye que la aprobación de una resolución continua el sábado pasado evitando un cierre del gobierno fue “una gran derrota para todo el Partido Republicano”.

La pseudoizquierda presta su servicio más crítico al imperialismo estadounidense trabajando tanto fuera como dentro de los aparatos sindicales para promover cada acuerdo propatronal y traición a las luchas de los trabajadores. Desde la actual minihuelga de los trabajadores de GM, Ford y Stellantis, deliberadamente reducida al mínimo y saboteada por el presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, hasta la huelga de los actores del sindicato SAG-AFTRA y el paro de tres días de 85.000 trabajadores sanitarios de Kaiser Permanente, el DSA y grupos similares han promovido a los títeres capitalistas y agentes imperialistas a cargo de estas organizaciones y los presentan como líderes auténticos de los trabajadores.

De hecho, la clase trabajadora es la fuerza fundamental que puede y debe detener la guerra en Ucrania, que ya se está transformando en una guerra mundial, a través de una movilización industrial y política, independiente, unificada e internacional, contra el sistema capitalista y por el socialismo. La tarea de los trabajadores y jóvenes con consciencia de clase es construir la dirección socialista necesaria en la clase trabajadora para armarla con una perspectiva y un programa en función de poner fin a la guerra imperialista y al sistema capitalista que es su causa.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de octubre de 2023)

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