A pesar de la propaganda oficial del fin de la pandemia, la propagación del COVID-19 en Europa está adquiriendo formas cada vez más dramáticas. Cada día, unas 220.000 personas se infectan con el virus y casi 3.000 mueren.
La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó un aumento del 7 por ciento en el número de casos de COVID-19 en Europa. La OMS llamó la atención a las tasas de vacunación desiguales en todo el continente y destacó que esto representa una amenaza significativa. Cabe notar que, según la OMS, Europa fue la única región del mundo donde está aumentando el número de casos notificados a diario.
La situación es particularmente grave en Europa del este. Ayer, 1.064 personas murieron de COVID-19 y se registraron 37.141 nuevos casos en Rusia. Los expertos asumen que el número de casos no reportados es mucho mayor. En Ucrania (614 muertos y 23.785 casos ayer) y Rumania (356 muertos, 15.410 nuevos casos), más personas están muriendo ahora por COVID-19 que nunca antes en la pandemia.
Ayer, con las salas de emergencia desbordadas que amenazaban con inundar el sistema hospitalario, Ucrania anunció un cierre de dos semanas de las escuelas en áreas de alta infección, incluida la capital, Kiev. Solo 6,8 millones de los 41 millones de habitantes de Ucrania, y menos de uno de cada cuatro de la población de Bulgaria, están completamente vacunados.
La situación en los países bálticos también está fuera de control. El gabinete de Letonia se vio obligado a imponer un toque de queda nocturno y un confinamiento de un mes el miércoles. Anteriormente, según la autoridad sanitaria de Riga, se habían producido 1.400 nuevas infecciones por cada 100.000 habitantes en 14 días, un récord desde el comienzo de la pandemia. En muchos hospitales, las unidades de cuidados intensivos ya están completamente llenas, dijo el ministro de Salud, Daniels Pavluts.
En el resto de Europa, la tendencia es similar. En Polonia, el número de nuevas infecciones se duplica actualmente de una semana a la otra. “Si esta situación continúa, romperá todos los pronósticos que hemos tenido hasta ahora”, advirtió el miércoles el ministro de Salud de Polonia, Adam Niedzielski, en Varsovia.Reino Unido tiene actualmente el mayor número de casos registrados de COVID-19, con alrededor de 50.000 nuevas infecciones diarias y alrededor de 200 muertes por día. En Francia, Italia y España, donde los casos se habían mantenido comparativamente bajos después de un aumento en los casos y las muertes a fines del verano, el número de nuevas infecciones diarias ha comenzado a aumentar nuevamente después de alcanzar un mínimo del 10 al 15 de octubre de 4.203, 2.456 y 1.464, respectivamente.
Alemania también ha registrado otro aumento drástico. Desde hace varios días, el Robert Koch Institute (RKI) ha informado de un aumento en nuevos casos diarios; el viernes hubo casi 20.000. La incidencia de siete días fue de 95,1 por 100.000 habitantes, el nivel más alto desde mediados de mayo. En su informe semanal actual, el RKI advierte que el aumento en el número de casos se acelerará a medida que avanza el otoño y el invierno.
En gran parte de Europa, la situación es peor que en la misma época del año pasado, cuando cientos de miles murieron de COVID-19 durante el invierno. Ahora se avecina un escenario similar.
La OMS advirtió a principios de septiembre de 236.000 muertes adicionales por COVID-19 para el 1 de diciembre. Sin embargo, los Gobiernos europeos no hicieron nada para detener la propagación del virus y evitar muertes masivas. Por el contrario: abrieron escuelas y negocios y desmantelaron casi por completo las medidas de protección restantes, como las órdenes de uso de mascarillas y los procedimientos de mitigación de las escuelas. Las infecciones y muertes masivas actuales son un resultado directo de estas políticas.
Los Gobiernos de todo tipo —conservadores, socialdemócratas y pseudoizquierdistas— están aplicando una política deliberada de inmunidad colectiva, anteponiendo las ganancias a las vidas. Para no poner en peligro la orgía del enriquecimiento en las bolsas de valores, insisten en que los padres envíen a sus hijos a las escuelas completamente indefensos frente al virus, que no debe haber más cierres y que hay que “vivir con el virus”.
Ordenen o no medidas para “mitigar” la propagación del COVID-19, los resultados de las políticas que siguen las potencias europeas son en gran medida indistinguibles de los llamados de la extrema derecha a desarrollar la “inmunidad colectiva” a través de la infección masiva de la población con coronavirus. De hecho, la extrema derecha ha exigido durante mucho tiempo que se ponga fin a todas las medidas de restricción social vinculadas a la pandemia.
En Alemania, el plan del ministro de Salud, Jens Spahn, para poner fin a la “situación epidémica” y eliminar en la práctica todas las medidas de protección restantes para el 25 de noviembre, cuenta con el apoyo de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) y del partido La Izquierda. El partido La Izquierda en Saarland, dirigido por el fundador del partido Oskar Lafontaine, incluso quiere que el 30 de octubre sea el “Día de la Libertad”, siguiendo el ejemplo británico, exigiendo que se ignoren las medidas del COVID-19. Es “hora de un 'Día de la Libertad' en lugar de la 'Angustia alemana'”, declaró el partido en un comunicado oficial.
La difícil experiencia ha demostrado que es imposible conseguir la implementación de una política científica más racional contra la pandemia votando por los partidos de la élite política etiquetados como “de izquierda”. En Francia, los aliados del partido La Izquierda en el partido Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, junto con el sitio web R é volution permanente y el partido Lucha Obrera (LO) respaldaron la participación en manifestaciones contra las vacunas a pesar del abrumador apoyo popular a la vacunación. Más del 75 por ciento de la población francesa está vacunada.
En España, el partido “populista de izquierdas” Podemos está en el poder junto con el socialdemócrata Partido Socialista (PSOE). Sin embargo, ha habido más de 100.000 muertes en España durante la pandemia, y los tribunales ahora dictaminan que incluso los cierres limitados impuestos el año pasado para detener la ola inicial de la pandemia, en respuesta a las huelgas masivas en Italia, España y en gran parte de Europa, eran ilegales e inconstitucionales.
La indiferencia de la élite gobernante por las muertes masivas y el sufrimiento causado por la pandemia se puso de manifiesto en la cumbre del Consejo Europeo de dos días que concluyó ayer en Bruselas. La discusión se centró en gran medida en cómo negar la entrada a la Unión Europea (UE) a los refugiados afganos que pasaban por las repúblicas exsoviéticas, y los intentos del Gobierno polaco de hacer caso omiso de los fallos legales europeos. El COVID-19 apenas se mencionó en los informes de noticias sobre la cumbre, aunque el sitio web de la cumbre pidió brevemente que “se intensifiquen los esfuerzos para superar las dudas sobre las vacunas”.
Al mismo tiempo, los países de la UE están invirtiendo cientos de miles de millones de euros en presupuestos militares, que continúan aumentando incluso a pesar de la caída de la actividad económica debido a la pandemia.
Las muertes masivas a una escala que generalmente solo se ve en tiempos de guerra deben detenerse. Más de 1,27 millones de personas ya han muerto de COVID-19 en toda Europa. En todo el mundo, casi 5 millones han sucumbido oficialmente al virus. Los estudios recientes sugieren que el número real de muertes es mucho mayor, de aproximadamente 15 millones en todo el mundo, incluidos aproximadamente 1,8 millones en Europa.
Para salvar vidas, los trabajadores deben armarse con una comprensión científica y política de la pandemia y construir un movimiento político para imponer una política científica para eliminar el COVID-19. Poner fin a la pandemia requiere la implementación de confinamientos, con compensación total para los trabajadores afectados y las pequeñas empresas, combinados con la vacunación, el rastreo de contactos y el aislamiento de las personas infectadas.
El apoyo internacional para la tercera huelga escolar mundial el 22 de octubre ha subrayado una vez más que existe un amplio apoyo en la clase trabajadora para una política que tiene como objetivo detener toda transmisión de persona a persona de COVID-19 y eliminar el virus.
El 24 de octubre, el WSWS y la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) llevarán a cabo un seminario en línea para explicar los fundamentos científicos de tal estrategia a una audiencia global. Hacemos un llamado a todos nuestros lectores para que se registren hoy, informen a sus amigos, familiares y colegas y difundan la noticia sobre el evento lo más ampliamente posible en las redes sociales.
(Publicado originalmente en inglés el 22 de octubre de 2021)