El exasesor en jefe de Boris Johnson, Dominic Cummings, dijo el lunes a la periodista de la BBC Laura Kuenssberg que el primer ministro insistió en que para mantener la economía abierta el otoño pasado no se podía contemplar más cierres. Johnson, dijo Cummings, declaró sobre el virus mortal: “Básicamente, deberíamos simplemente ignorarlo y dejar que la cosa pase por el país y no destruya la economía y siga adelante”.
Cummings proporcionó a la BBC una serie de devastadores mensajes de WhatsApp escritos en ese momento por Johnson que respaldaban sus afirmaciones.
En mayo, Cummings proporcionó detalles iniciales sobre el vasto experimento criminal de inmunidad colectiva que ha provocado la muerte de más de 150.000 personas por COVID-19 en Reino Unido. Los primeros escenarios de planificación que se estaban elaborando en Downing Street se basaban en la muerte de hasta 800.000 personas a causa del virus. Dijo en una investigación parlamentaria días después, nuevamente respaldada con mensajes de WhatsApp, que, debido a la indiferencia del Gobierno, “murieron decenas de miles de personas que no necesitaban morir”.
Hablando con Kuenssberg, reveló mucha más información, incluido el hecho de que el asesor médico en jefe Chris Whitty y el asesor científico en jefe, sir Patrick Vallance y otros en los escalones más altos del Gobierno eran plenamente conscientes de la agenda homicida de Johnson.
Cummings recordó que el otoño pasado, “Él [Johnson] dijo que nunca debimos haber hecho el primer confinamiento, lo dijo repetidamente en las reuniones en el Número 10”, la sede gubernamental.
Cummings agregó: “Después de que pasó la primera ola y después de que él [Johnson] regresó al trabajo, inicialmente su punto de vista fue esencialmente, gracias a Dios lo hicimos.
“Pero muy rápidamente, cuando el Telegraph [de derecha] y distintos sectores de los medios de comunicación y el Partido Conservador comenzaron a gritar, él básicamente echó marcha atrás y dijo, en realidad todo fue un desastre, nunca debimos haberlo hecho, yo tuve la razón en febrero, básicamente debimos simplemente ignorarlo y dejar que la cosa pasara por el país y no destruyera la economía y siguiera adelante”.
Johnson, dijo Cummings, “siempre describía” al Daily Telegraph, para el cual había escrito previamente una columna por un sueldo de £275.000 al año, como “mi verdadero jefe”.
Entre los mensajes de WhatsApp puestos a disposición por Cummings se encuentra uno con fecha del 15 de octubre de 2021 de Johnson a sus asesores. Johnson demuestra su desprecio por la vida humana mientras arroja disparates anticientíficos en el sentido de que contraer COVID es realmente beneficioso.
El primer ministro escribió: “Debo decir que algunos de los datos sobre las muertes de covid me han sacudido un poco. La edad promedio es de 82 a 81 años para los hombres y 85 años para las mujeres. Eso está por encima de la esperanza de vida. Así que contrae el COVID y vive más tiempo. Casi nadie menor de 60 años ingresa en un hospital (4 por ciento) y prácticamente todos sobreviven. Y ya no me creo todas estas cosas exageradas del NHS [Servicio Nacional de Salud]. Amigos, creo que es posible que debamos recalibrar”.
Otro mensaje de Johnson decía: “Hay un máximo de 3 millones en este país mayores de 80 años. Demuestra que no apostamos por el confinamiento en todo el país”.
Para cuando Johnson escribió estos mensajes, ya había 43.346 muertes en Reino Unido debido al COVID, incluso basándose en cifras manipuladas por el Gobierno. Después de una caída en los casos y muertes debido al confinamiento de la primavera de 2020, los casos y las muertes comenzaron a aumentar de nuevo exponencialmente luego de los comentarios de Johnson, impulsados por el final del confinamiento, un “retorno masivo al trabajo” y las escuelas, y una oleada de la variante Alfa (entonces llamada “Kent”).
Tal fue el enfoque maníaco de Johnson al comienzo de la pandemia de que todos en el país debían contagiarse para supuestamente lograr la inmunidad colectiva que Cummings tuvo que evitar que asistiera a su audiencia semanal con la reina, en medio de temores de que estuviera infectado con COVID, un temor que demostró estar fundamentado.
“Le dije, hay gente en esta oficina que se está aislando, es posible que tengas coronavirus, puede que yo tenga coronavirus, no puedes ir a ver a la reina. ¿Y si vas a verla y le das el coronavirus a la reina? Obviamente no puedes ... Solo dije que, si le das el coronavirus y ella muere qué, qué vas a hacer, no puedes hacer eso, no puedes arriesgarte a eso, esas es una completa locura. Y él dijo, básicamente no lo había pensado bien, dijo, sí, 'mierda, no puedo ir'”.
Resumiendo la postura de Johnson el otoño pasado, Cummings describió una “extraña mezcla” de, “en parte, ‘nada tiene sentido y los confinamientos no funcionan de todos modos’ y, en parte, ‘todo esto es terrible pero la gente que fallece esencialmente es mayor de 80 y no podemos matar la economía solo porque muere gente mayor de 80’”.
Cummings le dijo a Kuenssberg: “Mucha gente escuchó al primer ministro decir eso, el primer ministro me envió eso en un mensaje de texto a mí y a otras personas”. Johnson era sólo el representante criminal de las capas la burguesía británica más abiertamente partidarias de la inmunidad colectiva.
Pocos días antes de enviar sus mensajes de texto, el “jefe” de Johnson, el Telegraph había publicado una tontería anticientífica escrita por el profesor David Livermore, microbiólogo y defensor de la inmunidad colectiva. Livermore fue uno de los signatarios de la Declaración de Great Barrington que promueve la inmunidad colectiva. Escribió: “La edad media de los que han sucumbido es de 82 años, mientras que la esperanza de vida es de 81 años. Han muerto menos de 400 residentes del Reino Unido menores de 60 años sin comorbilidades. Para ello, hemos restringido las interacciones humanas y sofocado la economía”.
Livermore estaba impulsando la inmunidad colectiva incluso cuando señaló: “El Covid-19 es la peor pandemia que he visto en 40 años como microbiólogo. No es un engaño. Llena las UCI más rápido que la gripe estacional. Ya está implicada en un millón de muertes”.
Unas cuantas emanas antes de las diatribas de Johnson en octubre de 2020 —una de los cuales lo vio decir “no más jodidos cierres, ¡que los cuerpos se amontonen por miles!”— los signatarios de la Declaración Great Barrington, los profesores Sunetra Gupta y Carl Heneghan declararon ante el gabinete conservador el 20 de septiembre de 2020 para argumentar en contra de otro confinamiento. A ellos se unió el epidemiólogo sueco Anders Tegnell, quien fue pionero en la desastrosa política sueca de inmunidad colectiva.
La respuesta de los medios de comunicación a las revelaciones iniciales de Cummings y las de ayer ha sido un encogimiento de hombros colectivo. A todos se les dice que miren para otro lado en condiciones en las que se detallan crímenes que en cualquier otro período hubieran llevado a la caída del Gobierno e incluso al enjuiciamiento y encarcelamiento de los perpetradores.
Solo es posible que Johnson y los criminales en el Gobierno que son responsables de asesinatos sociales a gran escala salgan ilesos de esto porque su política fue respaldada por una élite gobernante que prioriza la acumulación continua de la riqueza frente a la protección de la vida y la seguridad de la población.
Todo lo que Johnson dijo e hizo fue un secreto a voces, conocido por todos en el círculo de Downing Street y por todos los periodistas políticos importantes, incluidos los de la BBC y el diario Guardian.
Cummings declaró: “Cuando llegas a la semana del 15 al 19 de septiembre aproximadamente, en ese momento los datos estaban claros sobre lo que estaba sucediendo y [el director científico] Patrick Vallance y [el director médico] Chris Whitty vinieron a Downing Street y dijeron que está claro a dónde va [la propagación del virus], creemos que debería considerar atacarlo con fuerza y temprano ... El primer ministro dijo: 'No, no, no, no, no, no lo voy a hacer’. Él puso sus propios intereses políticos por delante de la vida de las personas, no me cabe duda”.En todo caso, la élite gobernante es incluso más optimista ahora en la implementación de una agenda de inmunidad colectiva que en cualquier otro momento durante la pandemia. Su demanda colectiva es que todos debemos “aprender a vivir con el virus”.
Los jefes de Johnson en el Telegraph respondieron a las revelaciones de Cummings el martes con una columna de Ross Clark, titulada: “Si tan solo Boris hubiera ignorado al obsesivo Dominic Cummings y hubiera actuado según sus instintos liberales”. Clark declaró que, a pesar de todo lo que ha dicho Cummings, Johnson nunca fue lo suficientemente duro al actuar en interés de las grandes empresas. Johnson actuó “de acuerdo con sus instintos liberales”, ya que “trató de equilibrar las demandas en competencia de la libertad, la economía y salvar vidas. Buscó opciones menos drásticas para controlar las infecciones de Covid ... pero al final no fue lo suficientemente fuerte como para ignorar las demandas de emplear el arma contundente de un confinamiento total ...”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de julio de 2021)
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