El Gobierno conservador está procediendo con su política criminal de poner fin a todas las restricciones anti-COVID. Esto está sucediendo mientras el Reino Unido se enfrenta a un aumento masivo de infecciones por coronavirus. Los casos diarios superaron los 50.000 el viernes y sábado.
En los últimos 7 días, Reino Unido registró 296.768 nuevos casos, un aumento de 41 por ciento desde la semana previa y el segundo nivel más alto de contagios en el mundo. Solo Indonesia, con 341.749 casos pero con una población cuatro veces mayor, de 276.5 millones, registró más casos.
El viernes, la Oficina de Estadísticas Nacionales anunció que una de cada 95 personas en Inglaterra tiene COVID, un salto de una de cada 160 la semana anterior. El clima cálido, con muchas personas viajando, quedándose en el Reino Unido de vacaciones y reuniéndose en las playas, acelerará la propagación del virus.
Junto con el aumento de casos, las hospitalizaciones y las muertes están aumentando. Las 283 muertes durante la última semana representaron un aumento de casi el 40 por ciento con respecto a las 203 de la semana anterior. Alrededor de 600 personas están siendo hospitalizadas cada día. El 15 de julio, 3.964 personas estaban en el hospital con COVID, y 551 (casi el 14 por ciento) necesitaban un ventilador. Según una investigación del Daily Mail, cuatro quintas partes de los hospitales del Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) en Inglaterra ahora están experimentando un aumento en la admisión de pacientes con COVID.
Las infecciones son tantas que incluso los autores de la criminal eliminación de las regulaciones anti-COVID están contagiándose. El secretario de Salud, Sajid Javid, a pesar de estar doblemente vacunado, está enfermo. El primer ministro Boris Johnson (que contrajo COVID el año pasado y casi muere como resultado) y el canciller Rishi Sunak fueron contactados por el programa de pruebas y rastreo del NHS como contactos de Javid y se les instruyó aislarse durante 10 días.
Ambos intentaron eludir el requisito, diciendo que participarían en un programa piloto de “prueba de contacto diario”. Una tormenta de protestas obligó a dar un giro de 180 grados. Esto fue en condiciones en las que más de medio millón de personas, incluidos los trabajadores de todos los sectores clave, se han visto obligados a aislarse durante la última semana después de que la aplicación móvil de prueba y rastreo del NHS les hiciera ping.
Además, 821.000 niños (11,2 por ciento) de escuelas estatales de Inglaterra no estaban en clase el 8 de julio debido al COVID, el nivel más alto desde marzo y un aumento del 31 por ciento con respecto a la semana anterior. De los que no asistían a la escuela, 39.000 alumnos habían dado positivo y 35.000 tenían una sospecha de contagio.No hay ninguna sección de la élite política que defienda frenar o al menos retrasar el levantamiento de las restricciones. Todo lo que se ha hecho es la publicación silenciosa de una declaración de los jefes del Servicio Nacional de Salud en Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte, pidiendo “precaución”.
Para comprender la escala de la criminalidad perpetrada, basta con mirar las declaraciones de los profesionales de la salud asociados con la firma de una carta a la principal revista médica del Reino Unido, The Lancet. Más de 1.200 expertos firmaron la carta titulada “Los contagios masivos no son una opción: debemos hacer más para proteger a nuestros jóvenes”.
El viernes se llevó a cabo una “Cumbre internacional de emergencia en línea sobre el 'día de la libertad' del Reino Unido”. Organizado por The Citizens, una ONG británica, reunió a los principales expertos mundiales de 10 países, incluidos científicos y médicos. El presentador de la reunión fue Gabriel Scally, director regional de Salud Pública en Inglaterra y miembro de Independent Sage, un panel asesor científico alternativo al oficial, el Grupo Asesor Científico para Emergencias (SAGE, por sus siglas en inglés).
Scally habló como un “representante del grupo de científicos que escribió a The Lancet recientemente describiendo los planes del Gobierno ‘un experimento peligroso y poco ético’”, dijo. “El gobierno de Westminster no ha logrado controlar el virus y ahora se está preparando para eliminar las últimas medidas que inhiben la propagación del virus aún más ampliamente entre nuestra población que solo está parcialmente vacunada”.
La cumbre se opuso a la declaración del director médico del Reino Unido, Chris Whitty, durante una conferencia de prensa el 12 de julio en Downing Street de que había “un acuerdo generalizado en toda la comunidad científica” con el fin de las restricciones del Gobierno.
“Un ciego en un caballo rápido puede ver que esta es una estrategia que no cuenta con el apoyo de los científicos, universalmente, del todo”, dijo Scally. “Y personalmente me sorprendieron algunos de los comentarios, la idea de que era una buena idea hacer que el virus se propagara ampliamente por la población e infectara a las personas, enfermarlas y hacerlas morir, de modo que acabáramos con eso antes del otoño. Para ‘ir al verano’, como lo describió [Whitty].
“He sido médico de salud pública durante 40 años y nunca había oído hablar de una estrategia de salud pública como esta. Como la audiencia ha escuchado de algunos de los expertos de todo el mundo, no creo que este sea un concepto de salud pública que cualquier médico de salud pública reconocería”.
El profesor Stephen Duckett, secretario del Programa de Salud del Instituto Grattan y exsecretario del Departamento de Salud de Australia, dijo: “No hay ningún asesor de salud pública de buena reputación que recomiende abrir en un momento en que el virus se está propagando desenfrenadamente. Simplemente desafía cualquier lógica, cualquier ciencia de cualquier tipo, y es una receta para simplemente aceptar que 40.000, 50.000, 80.000 casos al día sean de alguna manera aceptables”.
La Dra. Deepti Gurdasani, epidemióloga clínica y profesora principal de la Universidad Queen Mary de Londres, dijo: “El mundo está viendo cómo se desarrolla la actual crisis evitable en el Reino Unido”. Advirtió, “sólo alrededor de la mitad de nuestra población está completamente vacunada y se nos ha dicho que esperemos que millones se infecten durante el verano con tasas de casos que alcancen alrededor de cien mil por día. Nuestro Gobierno ha elegido este camino a pesar de tener vacunas seguras y efectivas disponibles que podrían haber protegido a los millones que ahora estarán expuestos a un nuevo virus y sus consecuencias a largo plazo, dejando a una generación con enfermedades crónicas y discapacidad”.
La profesora Christina Pagel, directora de la unidad de investigación operativa clínica del University College London, explicó: “Debido a nuestra posición como centro de viajes global, cualquier variante que se convierta en dominante en el Reino Unido probablemente se extenderá al resto del mundo. Lo vimos con [la variante] Alfa. Estoy absolutamente segura de que contribuimos al avance de [la variante] Delta en Europa y América del Norte. La política del Reino Unido no solo nos afecta a nosotros. Afecta a todos y todos tienen un interés en lo que hacemos”.
El Partido Laborista y los sindicatos no tienen desacuerdos fundamentales con la eliminación homicida de las restricciones. Respaldando la reapertura en una declaración del 8 de julio, la secretaria general del Congreso de Sindicatos, Frances O'Grady, dijo: “Todos queremos que la vida laboral vuelva a ser como de costumbre”, y el TUC se quejó solo de que no había sido consultado como se había hecho al final del primer confinamiento en mayo de 2020.
Ninguna facción nacionalista de la élite gobernante, incluido el Gobierno del Partido Nacional Escocés, tiene una estrategia opuesta. Como proporción de la población, incluso más personas están infectadas con COVID en Escocia (una de cada 90) que en Inglaterra. Sin embargo, la primera ministra Nicola Sturgeon solo pudo hacer un llamado a la “precaución” al anunciar que Escocia pasará al nivel 0 hoy y eliminará una serie de restricciones.
Con el inicio de la nueva ola de la pandemia, el Partido Socialista por la Igualdad reitera nuestro llamado a la intervención de la clase trabajadora para resolver la crisis de la pandemia en interés de la sociedad. Esto debe centrarse en el establecimiento de comités de seguridad de base en todos los lugares de trabajo, independientes de los sindicatos, para exigir medidas adecuadas de contención y protección.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de julio de 2021)
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