131. En junio de 1963, el SWP y los pablistas europeos organizaron un Congreso de Unificación y formaron un nuevo “Secretariado Unido”. Lo que le confirió a este congreso su característica reaccionaria y carente de principios fue que se negó rotundamente a examinar las cuestiones que terminaron en la escisión de 1953. Las repetidas aseveraciones que las diferencias pertenecían al pasado, que ya no eran pertinentes en el contexto de una “nueva realidad mundial”, escondían las peligrosas y muy reales insinuaciones de la política pablista. Cuando los trotskistas británicos rehusaron participar en la farsa reaccionaria del “Congreso de Reunificación”, mostraron una gran valentía política.
132. En menos de un año quedó bien claro lo que había estado en juego. En junio de 1964, una importantísima sección de la Internacional pablista, el Lanka Sama Samaja Party (Partido por una Sociedad de Igualdad de Ceylón. Siglas: LSSP), aceptó la invitación de la Primer Ministro de Ceilán, Madama Sirimavo Bandaranaike, para integrarse a su nuevo gobierno de coalición burgués. Esta fue la primera vez en la historia de la Cuarta Internacional que un partido trotskista había traicionado de manera tan grotesca los principios socialistas. Esta traición se había preparado durante muchos años de recaídas políticas del LSSP, pero los pablistas bloquearon el debate sobre la degeneración del LSSP. Ahora, justo un año después de la reunificación, la Internacional pablista (con la ayuda crítica del SWP funcionaba como partera de una traición que condujo a una guerra civil que ha destrozado la sociedad de Sri Lanka y costado casi 10.000 vidas. La condena que el Comité Internacional emitió acerca del el papel que el pablismo jugara en la catástrofe ceilanesa ha resistido la prueba del tiempo:
“La entrada de los militantes del LSSP en la coalición de Bandaranaike marca el final de toda una época evolucionaria de la Cuarta Internacional. Es en el servicio directo al imperialismo y en la preparación de una derrota de la clase trabajadora que el revisionismo en el movimiento trotskista mundial ha encontrado su expresión”. [83]
The Heritage We Defend, op. cit., p. 402.