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Perspectiva

Intención genocida: Amnistía Internacional demuestra alevosía en la conducta del genocidio en Gaza

El miércoles, Amnistía Internacional publicó un reporte exhaustivo de 296 páginas concluyendo que Israel está perpetrando un genocidio. “Solo una intención de destruir a los palestinos en Gaza”, concluye la organización internacional humanitaria, puede “explicar la escala y el alcance” de los asesinatos masivos, desplazamientos forzosos e inanición deliberada infligidos por Israel a los palestinos en Gaza.

Una mujer palestina lamenta la muerte de un familiar asesinado por un bombardeo israelí en la Franja de Gaza, hospital en Deir al-Balah, 22 de agosto de 2024 [AP Photo/Abdel Kareem Hana]

Desde octubre de 2023, Israel ha matado al menos a 44.580 personas en Gaza, según las estadísticas oficiales, y el número de muertos fue estimado en 186.000 o más en un estudio publicado en The Lancet. Más de 1,9 millones de personas, o el 90 por ciento de la población de Gaza, han sido desplazadas internamente. En un informe del mes pasado, la oficina de derechos humanos de la ONU alegó que el 70 por ciento de las muertes verificadas en Gaza fueron de mujeres y niños.

En su informe, Amnistía Internacional establece de manera irrebatible que el asesinato en masa se ha llevado a cabo con una intención genocida consciente. Con la publicación de este informe, Amnistía Internacional se convirtió en la primera gran organización internacional de derechos humanos en acusar formalmente a Israel de genocidio.

Si las principales organizaciones de derechos humanos han tardado tanto en hacer esta afirmación, es debido a las vastas implicaciones de este hallazgo. Independientemente de lo que Amnistía Internacional diga o escriba, acusar a Israel de actuar sobre la base de una intención genocida es acusar a los líderes de las “democracias” del mundo, incluyendo al presidente de los Estados Unidos Joe Biden, el canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron, de complicidad consciente en uno de los máximos crímenes internacionales.

El 27 de noviembre, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el exministro de Defensa Yoav Gallant, acusándolos del “crimen de guerra de inanición como método de guerra; y los crímenes de lesa humanidad de asesinato, persecución y otros actos inhumanos”. Esto siguió a la declaración del 19 de julio de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de que la ocupación israelí de Palestina era ilegal y ordenó a todos los países que cesaran su cooperación con la ocupación.

El 9 de diciembre de 1948, 39 países firmaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, un tratado que oficialmente tipificaba el genocidio como delito y exigía a los participantes hacer cumplir su prohibición. Desde entonces, ha sido ratificado por la gran mayoría de los Estados del mundo.

El tratado fue una respuesta al Holocausto, el esfuerzo deliberado y sistemático de los líderes de la Alemania nazi para exterminar a los judíos de Europa, que llevó a la masacre industrial de 6 millones de judíos europeos. La convención sistematizó los escritos de Raphael Lemkin, quien acuñó el término “genocidio” para describir tanto el Holocausto como el genocidio anterior de armenios por parte del Imperio otomano.

Lemkin trabajó en estrecha colaboración con el equipo legal de Robert H. Jackson, fiscal jefe de los Estados Unidos en el tribunal de Núremberg, que expuso y procesó a líderes de la Alemania nazi que conspiraron para lanzar una guerra de agresión para conquistar Europa.

Según el derecho internacional, el crimen de genocidio no solo requiere el asesinato físico de miembros de un grupo nacional, racial o étnico en particular. Para que tales actos constituyan genocidio, deben ser cometidos por los perpetradores con la intención de destruir al grupo atacado y ser parte de un patrón manifiesto de conducta similar dirigido contra ese grupo. El informe de Amnistía Internacional establece que ambos elementos están satisfechos en Gaza.

El Gobierno estadounidense, el principal patrocinador financiero, militar y político de Israel, niega que el Gobierno de Netanyahu esté perpetrando un genocidio en Gaza. En diciembre de 2023, el presidente Joe Biden alegó que Israel estaba llevando a cabo un “bombardeo indiscriminado”, una declaración que la Casa Blanca intentó anular de inmediato. Pero en los 14 meses transcurridos desde que Israel comenzó su ataque contra Gaza, el Gobierno de Estados Unidos ha afirmado cientos de veces que, si bien Israel puede estar ejerciendo una atención insuficiente al atacar Gaza, no tiene intención de matar a civiles palestinos.

El informe de Amnistía Internacional expone este argumento como una mentira deliberada y absurda. El informe recopila docenas de declaraciones hechas en todos los niveles del Estado israelí, desde el presidente hasta los líderes clave del gabinete, pasando por los funcionarios locales, hasta las declaraciones, escritos y testimonios de los soldados israelíes.

Una exhibición del reporte de Amnistía Internacional

Amnistía Internacional explica que su informe:

Revisó 102 declaraciones hechas por funcionarios del Gobierno israelí, oficiales militares de alto rango y miembros de la Knéset entre el 7 de octubre de 2023 y el 30 de junio de 2024, que deshumanizaron a los palestinos o pidieron o justificaron actos genocidas u otros crímenes según el derecho internacional. De estos, identificó 22 declaraciones que fueron hechas específicamente por miembros de los gabinetes de guerra y seguridad de Israel, oficiales militares de alto rango y el presidente de Israel entre el 7 de octubre de 2023 y el 30 de junio de 2024 y que parecían pedir o justificar actos genocidas.

Estas declaraciones verifican por completo las acciones de los soldados que llevan a cabo la destrucción de Gaza y el exterminio de su pueblo.

Para considerar más a fondo la posible influencia de estas declaraciones sobre la conducta de los militares, Amnistía Internacional analizó 62 vídeos, grabaciones de audio y fotografías que han aparecido en línea de soldados israelíes pidiendo la destrucción de Gaza o la denegación de servicios esenciales a la población de Gaza, o celebrando la destrucción de bienes palestinos. Además, examinó en qué medida se hacían eco de las declaraciones hechas por altos funcionarios gubernamentales y militares.

Sobre la base de estas declaraciones,

Amnistía Internacional considera que la intención genocida es la única inferencia razonable. Existe suficiente evidencia para encontrar que el propósito y el objetivo de Israel en Gaza es la destrucción de los palestinos en Gaza, y no hay una explicación alternativa razonable. Debido a que Israel está actuando en el contexto de un conflicto armado, obviamente también tiene objetivos militares, que pueden operar en conjunto con la intención genocida o a los que sirve la destrucción de los palestinos. Pero estos objetivos militares son insuficientes para explicar la escala y el alcance de las continuas acciones ilegales de Israel. Solo la intención de destruir a los palestinos en Gaza lo hace.

En este punto, es necesario continuar donde se detiene el informe de Amnistía Internacional. ¿Qué sucede cuando las declaraciones de los líderes estadounidenses se someten a las mismas pruebas legales a las que Amnistía Internacional somete las declaraciones de los líderes israelíes?

Esta fotografía muestra un grafiti en un costado de una torre de vigilancia militar israelí en el territorio ocupado de Cisjordania. Dice “No hay inocentes” en hebreo y “Destruyan Gaza” en inglés. Fotografía tomada por un periodista palestino el 24 de febrero de 2024 entre Belén y Hebrón. Parte de la exhibición del reporte de Amnistía Internacional [AP Photo]

Amnistía Internacional atribuyó gran importancia a las referencias bíblicas hechas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a “Amalek”, una tribu mítica de personas que los textos bíblicos alegan que fueron exterminadas por el mítico rey David.

En octubre, el expresidente Bill Clinton justificó el asesinato de civiles palestinos por parte de Israel al declarar: “Hamás se asegura de que estén protegidos por civiles”, y agregó: “Te obligarán a matar civiles si quieres defenderte”.

Luego pasó a justificar las acciones israelíes haciendo referencia al mito del rey David, declarando: “Bueno, tengo noticias para ellos [los palestinos]. Ellos [los israelíes] estuvieron allí primero antes de que existiera su fe [el Islam]. Estaban allí en la época del rey David, las tribus más meridionales tenían Judea y Samaria”.

Los mismos textos bíblicos que afirman la existencia del rey David declaran que en su campaña contra los amalecitas, “David hirió la tierra, sin dejar ni hombre ni mujer vivos”. David estaba actuando de acuerdo con el mandamiento bíblico de Yaweh de “ir y herir a Amalec ... matar tanto al hombre como a la mujer, al bebé y al lactante”.

En diciembre de 2023, la senadora Lindsay Graham planteó la posibilidad de que Israel usara armas nucleares en Gaza y abogó abiertamente por el asesinato de civiles. “Esta es una población radicalizada”, dijo Graham. “No quiero matar a personas inocentes, pero Israel está luchando no solo contra Hamás, sino también contra la infraestructura alrededor de Hamás”.

El hecho innegable es que estas declaraciones tampoco son simplemente una defensa de los crímenes de guerra, sino declaraciones de intención genocida.

La única inferencia lógica del informe de Amnistía Internacional es que Biden, Macron, Starmer, Scholz y los otros jefes de Gobierno que son cómplices de Israel deben ser arrestados de inmediato.

¿De dónde viene esta incitación al asesinato en masa? En el libro de 2008, Empire, Colony, Genocide: Keywords and the Philosophy of History, el experto sobre genocidios A. Dirk Moses explica que, lejos de ser acuñado solo en respuesta al Holocausto, “los casos coloniales extraeuropeos también ocuparon un lugar destacado en la historia global de genocidio proyectada por [Lemkin]”. Estos incluyeron el “genocidio contra los indios americanos”, así como contra los incas y los aztecas, y en el “Congo belga”.

En otras palabras, el Holocausto fue la expresión, a escala masiva, concentrada e industrial, de todas las tradiciones asesinas del capitalismo, que, para usar las palabras de Karl Marx, viene al mundo “goteando sangre y mugre por todos los poros”.

Las potencias imperialistas han proclamado, en palabras del presidente Joe Biden, un “nuevo orden mundial”, al que añade, “y lo vamos a liderar”. Este nuevo orden mundial es un retorno a la dominación colonial desnuda, impuesta a través de una violencia no vista desde la Segunda Guerra Mundial. El genocidio de Gaza no es un accidente ni una aberración, sino más bien la expresión deliberada y concentrada de esta disputa entre las potencias imperialistas por reorganizar el mundo.

El abrazo abierto del genocidio por parte de los Estados “democráticos” marca un punto de inflexión. La era en la que las potencias imperialistas podían adornarse con una toga democrática, para pretender defender las tradiciones constitucionales, legales y democráticas, ha terminado. Han mostrado al mundo lo que son: una banda de asesinos y degolladores bañados en sangre.

La historia enseña que los cambios en las circunstancias objetivas toman tiempo para encontrar su reflejo en la política. Pero cuando lo hacen, las consecuencias son estremecedoras. El papel de las potencias imperialistas en la perpetración del genocidio de Gaza será un poderoso impulso para la construcción de un movimiento por parte de la clase trabajadora para poner fin al sistema capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de diciembre de 2024)

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