El jueves, la Corte Penal Internacional presentó formalmente órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el exministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
La decisión demuestra la criminalidad de la guerra de exterminio siendo librada por Israel contra el pueblo de Gaza, con el apoyo de EE.UU. y las otras potencias imperialistas. Aunque la cifra oficial de muertos es de al menos 42.000, hay estimaciones que llegan a 186.000 (en The Lancet el pasado julio) e incluso más. Más del 90 por ciento de la población ha sido desplazada internamente desde la invasión. Toda la población ha sido sometida a un desabastecimiento grave de alimentos y agua, y la mayoría de las casas, escuelas, hospitales y universidades han sufrido daños o han sido destruidas.
El tribunal presentó cargos contra Netanyahu y Gallant por “el crimen de guerra de hambruna como método de guerra” y los crímenes de lesa humanidad de asesinatos, persecución y otros actos inhumanos.
El fallo reivindica las protestas masivas de millones en todo el mundo contra el genocidio en Gaza, que los Gobiernos imperialistas han denunciado falsamente como antisemitas.
La culpabilidad de Netanyahu es la misma que la del imperialismo. Toda la élite política estadounidense, incluyendo el Gobierno de Biden, el Partido Demócrata, el Partido Republicano y el Gobierno entrante de Trump, ha apoyado el genocidio y se ha unido en condenar el fallo de la CPI.
En una declaración el jueves, el senador estadounidense Tom Cotton amenazó con librar una guerra contra los países o incluso asesinar a los líderes que cooperen con el caso de la CPI, mientras que el senador Lindsey Graham ha liderado un grupo bipartidista de senadores que presionan para que Estados Unidos sancione a la Corte Penal Internacional. La Casa Blanca expresó que consideraría los llamamientos para que se sancione a la CPI.
El presidente Joe Biden respondió a las órdenes con un respaldo abierto a la guerra de Israel contra la población de Gaza, declarando: “Independientemente de lo que la CPI pueda sugerir, no hay equivalencia ninguna entre Israel y Hamás. Siempre apoyaremos a Israel contra las amenazas a su seguridad”.
De hecho, no hay equivalencia. Los palestinos son un pueblo oprimido que ha sido sometido a décadas de ocupación a manos de Israel, confinado a prisiones al aire libre y privado de los derechos democráticos más básicos. Israel es un Estado con un arsenal masivo, financiado por el imperialismo, que está llevando a cabo un genocidio contra una población que ocupa ilegalmente.
Los funcionarios estadounidenses son muy conscientes de que los cargos presentados por la CPI no solo condenan a Israel. Es un principio legal bien establecido que quienes financian, dirigen y autorizan un delito son culpables en su comisión.
En la medida en que los funcionarios estadounidenses se han molestado en dar razones para atacar el caso de la CPI contra Netanyahu, ha sido declarar, en palabras de la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, que la “CPI no tiene jurisdicción sobre este asunto”.
Esto no es nada más que un fraude. La Corte Internacional de Justicia dictaminó de manera concluyente este año que la ocupación israelí de Palestina es ilegal, y la Corte Penal Internacional también dictaminó que tiene la autoridad para presentar cargos contra líderes israelíes por crímenes cometidos en Palestina.
El genocidio de Gaza es parte de un estallido global de la guerra imperialista, que va dirigida centralmente contra Rusia, China, Corea del Norte e Irán, buscando la subyugación total del antiguo mundo colonial por parte de las potencias imperialistas. El ensayo principal de la última edición de Foreign Affairs afirma:
Una era de guerras limitadas ha terminado; ha comenzado una era de conflicto integral. De hecho, lo que el mundo está presenciando hoy es similar a lo que los teóricos en el pasado han llamado “guerra total”, en la que los combatientes recurren a vastos recursos, movilizan sus sociedades, priorizan la guerra sobre todas las demás actividades estatales, atacan una amplia variedad de objetivos y reconfiguran sus economías y las de otros países.
Declarar que esta nueva era de guerra global permite a los países “atacar una amplia variedad de objetivos” es una forma coloquial de decir que se está suspendiendo el derecho internacional, y que los civiles, los hospitales y las organizaciones humanitarias son blancos. El “modelo israelí” será el estándar para las guerras futuras de las potencias imperialistas.
La respuesta despiadada de Estados Unidos a la imputación de Netanyahu por parte de la CPI tiene lugar pocos días después de que Biden y el primer ministro británico Keir Starmer autorizaran el lanzamiento de misiles de largo alcance de la OTAN en territorio ruso, a pesar de las amenazas de Rusia de que tomaría represalias con armas nucleares.
El financiamiento por parte de las potencias imperialistas del genocidio de Gaza es una advertencia: están dispuestas a aceptar la muerte de innumerables personas, tanto de sus adversarios como de sus propios ciudadanos, para lograr sus objetivos geopolíticos. La destrucción que decenas de miles de bombardeos israelíes han causado durante más de un año, equivalente a dos bombas nucleares del tamaño de Hiroshima, se puede hacer en un instante con un arma nuclear moderna.
Indicando que no hará cumplir la orden de arresto de la CPI, el Gobierno alemán declaró: “Es una consecuencia de la historia alemana que compartimos relaciones únicas y una gran responsabilidad con Israel”. The Telegraph tradujo esta declaración de manera más coloquial al declarar: “Alemania no arrestará a Netanyahu ‘debido a su historia nazi’”.
Esto es cierto, pero no de la manera en que el Telegraph lo dice. Israel está librando, aunque a menor escala, el tipo de “guerra de exterminio” librada por la Alemania nazi contra la Unión Soviética. Este método de guerra se convertirá cada vez más en la norma en las guerras globales emprendidas por las potencias imperialistas.
En su declaración de Año Nuevo 2024, el Consejo Editorial del WSWS hizo la siguiente advertencia:
Todas las “líneas rojas” que demarcan la civilización de la barbarie se están borrando. El lema de los Gobiernos capitalistas es: “Nada que sea criminal nos es ajeno”. La guerra nuclear se está “normalizando”; el genocidio se está “normalizando”; las pandemias y el sacrificio deliberado de enfermos y ancianos se han “normalizado”; los niveles insondables de concentración de la riqueza y la desigualdad social se han “normalizado”; la supresión de la democracia, y el giro hacia el autoritarismo y el fascismo se están “normalizando”.
Los crímenes de la Alemania nazi, que los Gobiernos capitalistas del pasado condenaron como aberraciones, están siendo cada vez más aceptados como modelo para la política exterior imperialista.
En su respuesta a los cargos de la CPI contra Netanyahu, las potencias imperialistas han dejado claro que tienen la intención de continuar financiando y armando el genocidio de Gaza y proteger a los responsables de la justicia. Han dejado claro que la lucha por finalizar el genocidio es necesariamente una lucha por abolir el imperialismo, y que esto requiere el desarrollo de un movimiento de masas en la clase trabajadora.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 22 de noviembre de 2024)