Un aire de profunda crisis e irrealidad se cernía sobre la reunión de un día de Biden con el canciller alemán, Olaf Scholz, el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, ayer en Berlín. Los cuatro impopulares líderes se comprometieron a mantener la unidad transatlántica y continuar la guerra con Rusia en Ucrania.
Con el mundo tambaleándose al borde de una escalada militar catastrófica, discutieron todas las cuestiones críticas exclusivamente a puerta cerrada. Ninguno de ellos abordó públicamente las horribles pérdidas que ha sufrido Ucrania o el riesgo de que los ataques israelíes contra Irán puedan desencadenar una guerra entre los partidarios de Israel en la OTAN y los aliados de Irán, Rusia y China. Solo hubo alusiones veladas a la creciente posibilidad de un colapso en las relaciones entre Estados Unidos y Europa, particularmente si Trump gana la presidencia de Estados Unidos o se hace con ella a través de un golpe de Estado.
En cambio, mientras Israel continúa con el genocidio de Gaza y el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky promete vender billones de dólares en recursos ucranianos a precios de liquidación a las empresas mineras de la OTAN, Biden y sus aliados mantuvieron su pose vacía de defensores incondicionales de la libertad.
Ayer, Biden recibió una medalla de manos del presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y también obtuvo efusivos elogios de Scholz en una rueda de prensa conjunta.
Scholz dijo, “Es gracias a su liderazgo que los planes de Putin fracasaron, que Ucrania no fue invadida en unos pocos días. Pero gracias a la valentía de las fuerzas armadas ucranianas y al apoyo de muchos estados, sobre todo Estados Unidos y Alemania, Ucrania se enfrenta a la Rusia imperialista desde hace más de dos años y medio. Juntos, nos comprometemos con la soberanía y la integridad de Ucrania para que Rusia no pueda subyugar a Ucrania por la fuerza”.
Scholz saludó el espantoso asesinato del líder de Hamas, Yahya Sinwar, y pidió 'un proceso diplomático lo antes posible' sobre la invasión israelí del Líbano.
Biden respondió aclamando a Alemania como 'el más cercano e importante de los aliados de mi país' y aplaudiendo la 'decisión de Scholz de gastar el 2 por ciento de su Producto Interior Bruto en defensa'. Al elogiar a Scholz por coordinarse con él en la política hacia Israel e Irán, Biden concluyó sus comentarios afirmando: 'No veo cómo mantendremos la estabilidad en Europa y en todo el mundo sin una estrecha relación germano-estadounidense'.
En realidad, las potencias de la OTAN se encuentran en la cima de una montaña de cadáveres, desde los cientos de miles de muertos ucranianos hasta el genocidio de Gaza. No defendieron la democracia en Ucrania, donde Zelensky ha suspendido las elecciones y gobierna como un dictador, sino que torpedearon un acuerdo de paz negociado entre funcionarios rusos y ucranianos al comienzo de la guerra y utilizaron al pueblo ucraniano como carne de cañón para atacar a Rusia. La oferta de Zelensky de vender los recursos de Ucrania a bajo precio solo revela a plena luz del día el continuo saqueo de Ucrania por parte de la OTAN.
Esto no ha creado 'estabilidad' sino una guerra global. Si bien las potencias imperialistas europeas se han alineado con las guerras lideradas por Estados Unidos, que les dieron un pretexto para recortes impopulares del gasto social de cara a impulsar el gasto militar, las guerras han intensificado enormemente las tensiones económicas objetivas entre el capitalismo estadounidense y europeo.
Las potencias europeas han accedido de forma suicida a las demandas de Estados Unidos de cortar sus suministros de energía en Rusia y han apoyado la acción israelí contra Irán que amenaza con poner fin a su acceso al petróleo del Golfo Pérsico. Con Trump amenazando con fuertes aranceles a los productos europeos y asiáticos, ahora temen un posible conflicto con el gobierno estadounidense por su control sobre el suministro energético de Europa.
Después de la conferencia de prensa conjunta con Scholz, Biden se reunió con Scholz, Starmer y Macron, dio una breve conferencia de prensa en el aeropuerto de Berlín poco antes de las 6:00 p.m. —apenas 18 horas después de su llegada— y voló de regreso a Washington.
Biden se negó rotundamente a responder cualquier pregunta sobre Trump o sobre si las elecciones estadounidenses podrían ser impugnadas violentamente. Al preguntar si 'su predecesor' había surgido en las discusiones, Biden respondió rotundamente: 'No sé quién es mi predecesor'. Cuando se le preguntó si los líderes europeos estaban 'preocupados' por las elecciones estadounidenses, Biden respondió con dos palabras: 'Están interesados'.
Biden dejó claro que sigue apoyando a Israel en medio del genocidio en Gaza y el creciente peligro de una guerra regional entre Israel e Irán. Indicó que sabía cómo y cuándo Israel emprendería la próxima acción militar contra Irán. Cuando se le preguntó si podía revelar esta información, Biden respondió: 'No y no'.
A la pregunta sobre cuándo la OTAN autorizaría ataques ucranianos de largo alcance a través de Rusia con misiles de la OTAN, Biden indicó que podría hacerlo más adelante: 'En política exterior, nunca hay un: 'Bueno, nunca cambio de opinión'. En este momento, no hay consenso para las armas de largo alcance'. Biden afirmó que el consenso de la OTAN sobre Ucrania es: 'Vamos a quedarnos con Ucrania. Vamos a asegurarnos de que continúen teniendo capacidades'.
La persecución de políticas de guerra desacreditadas no solo amenaza con una escalada militar descontrolada, sino que también facilita el auge de fuerzas de extrema derecha. Ninguno de los líderes europeos que se reunieron con Biden tenía, en las encuestas más recientes, índices de aprobación superiores al 30 por ciento. Hay una creciente especulación de que el gobierno de Scholz podría colapsar y convocar elecciones anticipadas.
Pero mientras Biden se dirigía a Berlín, Trump atacó públicamente la gestión de la guerra con Rusia por parte de Biden, adoptando una postura demagógica como opositor a la guerra. Si bien Trump se cuidó de no prometer que dejaría de enviar armas y dinero a Ucrania para luchar contra Rusia, atacó a Zelensky: “Cada vez que él llega, le damos $100 mil millones. ¿Quién más ha recibido esa cantidad de dinero en la historia? Nunca ha sucedido algo así. Y eso no significa que no quiera ayudarlo, porque me siento muy mal por esas personas. Pero nunca debería haber permitido que esa guerra comenzara. Esa guerra es una perdedora”.
Trump también culpó a Biden de provocar la invasión rusa de Ucrania en 2022: 'Él instigó esa guerra'.
Sin embargo, lo que Trump propone no es una política de paz, sino un camino diferente en la escalada militar y un intento de restablecer militarmente la hegemonía estadounidense sobre Eurasia. Trump ha indicado en repetidas ocasiones su apoyo a una guerra genocida contra Irán, afirmando que podría 'borrarlo del mapa'. Pero una guerra de Estados Unidos con Irán provocaría inevitablemente una confrontación militar con Rusia y China, que están fortaleciendo sus lazos económicos y militares con este país.
Trump también ha amenazado repetidamente tanto a Europa como a China con duros aranceles que bloquearían sus productos en los mercados estadounidenses al aumentar los precios pagados por los consumidores estadounidenses. Esto está ligado no solo con los crecientes temores de la clase dominante estadounidense sobre los planes de varios países, incluidos Rusia, China e Irán, de abandonar el dólar estadounidense y financiar su comercio en otras monedas, como el oro. En un discurso reciente en el Club Económico de Chicago, Trump amenazó:
Si un país me dice: “Eh, señor, los queremos mucho, pero ya no vamos a adherirnos a ser parte de la moneda de reserva. Ya no vamos a saludar al dólar”, yo diré: “Está bien. Y van a pagar un arancel del 100 por cien sobre todo lo que vendan a los Estados Unidos. Nos encantas sus productos, espero que vendan mucho en los Estados Unidos, pero van a pagar un arancel del 100 por cien”.
Tales comentarios amenazan con estrangular no solo la economía de China, sino también la de Europa.
Con Ucrania devastada e Israel al borde de una guerra regional con países mucho más grandes a los que no puede vencer, la OTAN se enfrenta a la opción de aceptar la derrota o escalar la guerra interviniendo de manera más directa contra las principales potencias mundiales. Pero no hay una 'facción de paz' en las clases dominantes imperialistas. Las divisiones explosivas en los círculos gobernantes, particularmente sobre las elecciones estadounidenses, no se refieren a si se debe intensificar, sino sobre qué camino tomar para escalar la guerra.
Cada escalada intensificaría enormemente la crisis económica y las dificultades sociales a las que se enfrentan los trabajadores a nivel internacional. Los ataques de largo alcance contra Rusia y el envío de tropas de la OTAN a Ucrania, el bombardeo de Irán para destruir su industria petrolera crítica o el bloqueo de China de los mercados mundiales y el cerco militar con los aliados de Estados Unidos en Asia tienen implicaciones catastróficas. Implican el desvío de una enorme riqueza social a las maquinarias de guerra, el riesgo de un colapso económico mundial y el peligro constante de una escalada nuclear.
El único camino hacia adelante es construir un movimiento internacional y socialista contra la guerra en la clase obrera, para aplastar la influencia política de los partidos burgueses rivales y unificar a los trabajadores en una lucha contra la guerra imperialista y el capitalismo.
(Publicado originalmente en inglés el 18 de octubre de 2024)
Leer más
- Tres semanas antes de las elecciones en EE.UU.: la conspiración de silencio sobre la guerra en el extranjero y la guerra en casa
- Trump amenaza con una represión militar contra el “enemigo interno”
- La cumbre de Biden sobre Ucrania en Berlín está envuelta en un complot de silencio mientras la OTAN realiza ejercicios nucleares