Español
Perspectiva

Una año de genocidio en Gaza

El 7 de octubre marca el primera año desde que Israel y Estados Unidos lanzaron el genocidio del pueblo palestino en Gaza, como primera fase de una guerra regional en todo Oriente Próximo que ahora hace metástasis en una guerra de EE.UU. e Israel contra Irán.

Palestinos entierran a víctimas de los bombardeos israelíes llevados al hospital Al Shifa, en una fosa común, Jan Yunis, sur de la Franja de Gaza, 22 de noviembre de 2023 [AP Photo/Mohammed Dahman]

El número de víctimas de la guerra de exterminio contra los civiles de Gaza es pasmoso. Entre 40.000 personas, según cifras oficiales, y 186.000 personas, según una estimación publicada en la prestigiosa revista médica The Lancet, han muerto a manos de Israel y a causa de balas, bombas, hambruna o enfermedades prevenibles.

Israel está matando de hambre a toda la población restante de Gaza, con “el mayor número de personas que enfrentan un hambre catastrófica jamás registrado por el sistema de Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria, en cualquier lugar y en cualquier momento”, en palabras del secretario general de la ONU, António Guterres.

Gaza, una de las zonas urbanas más densamente pobladas del mundo, se ha convertido en un páramo, con la mayoría de sus edificios dañados o destruidos. Todas y cada una de las universidades de Gaza han sido arrasadas, junto con hospitales, escuelas y centros culturales, en un sociocidio calculado y deliberado.

La justificación oficial para el genocidio y la limpieza étnica en curso es el ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre de 2023. Los medios de comunicación estadounidenses buscan presentar los acontecimientos del 7 de octubre como un rayo desde el cielo, un inesperado ataque furtivo de Hamás que no podría haber sido predicho y que no tenía factores antecedentes.

Pero esta narrativa se vino abajo en cuestión de meses. En diciembre de 2023, el New York Times publicó un informe que revelaba que el Gobierno israelí tenía el documento exacto que establecía “punto por punto” el plan para el ataque, que fue “implementado con una precisión alarmante”.

Además, se ordenó a las fuerzas militares y de inteligencia israelíes que operaban en la frontera de Gaza que llevaran a cabo una retirada deliberada, y las unidades fronterizas se retiraron a otras áreas de Israel pocos días antes del ataque. La investigación oficial de las Naciones Unidas sobre los ataques del 7 de octubre afirmó “que las autoridades israelíes no protegieron a los civiles en el sur de Israel en casi ninguno de los frentes”.

Del mismo modo, se reveló que una parte significativa de las bajas israelíes fueron asesinadas por las propias fuerzas israelíes, que dispararon indiscriminadamente contra los asentamientos donde operaba Hamás y atacaron deliberadamente a los israelíes retenidos como rehenes. Según una investigación oficial de las Naciones Unidas sobre el ataque, las fuerzas israelíes “aplicaron la llamada ‘Directiva Aníbal’ y mataron... a militares o civiles israelíes”.

El 18 de octubre de 2023, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, visitó Israel para declarar que los eventos del 7 de octubre fueron “el 11 de septiembre de Israel”. Hay un vínculo entre ambos acontecimientos.

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron aprovechados por el Gobierno de Bush para lanzar las invasiones largamente planeadas de Irak y Afganistán, junto con ataques radicales contra los derechos democráticos en el país. Del mismo modo, los ataques del 7 de octubre se utilizaron como pretexto para implementar planes que llevaban mucho tiempo elaborándose.

El 22 de septiembre de 2023, solo dos semanas antes de los ataques del 7 de octubre, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu mostró un mapa en la Asamblea General de las Naciones Unidas del “nuevo Oriente Próximo”, que mostraba a Israel abarcando todos los territorios palestinos, como parte de una coalición geopolítica con los demás Estados de Oriente Próximo alineados con Estados Unidos: Egipto, Sudán, Jordania y Arabia Saudita.

Un año después, está claro que Israel y Estados Unidos aprovecharon los eventos del 7 de octubre para implementar esta visión de lo que él llamó el “nuevo Oriente Próximo”.

Cuando Netanyahu habló nuevamente en las Naciones Unidas el 27 de septiembre, cerca del primer aniversario de los ataques del 7 de octubre, volvió a hacer referencia al “mapa que presenté aquí el año pasado”, declarando: “Con el apoyo y el liderazgo estadounidenses, creo que esta visión puede materializarse mucho antes de lo que la gente piensa”.

La guerra que ahora se desarrolla en la región es parte de un esfuerzo de décadas por parte del imperialismo estadounidense para subyugar todo Oriente Próximo, Asia central y África del norte, una continuación de la invasión de Afganistán en 2001, la invasión de Irak en 2003 y las operaciones de cambio de régimen en Libia y Siria.

Si la ferocidad y el carácter homicida de esta campaña se han vuelto más intensos, es porque la guerra genocida estadounidense-israelí en Oriente Próximo es parte de la erupción de una guerra global contra Rusia y China, ambos Estados con armas nucleares, en la que Oriente Próximo es solo uno de los frentes.

Los acontecimientos desde el 7 de octubre de 2023 se produjeron en el contexto de la debacle de la ofensiva ucraniana respaldada por la OTAN en la primavera de 2023, que destruyó cientos de vehículos de combate avanzados donados por las potencias de la OTAN a Ucrania en un humillante fiasco para las potencias imperialistas.

Ahora, un año después, las potencias imperialistas han elaborado planes para un gran ataque contra Irán. La semana pasada, Biden confirmó que Estados Unidos está en “discusiones” con Israel sobre un ataque a las instalaciones petroleras iraníes, mientras que el congresista demócrata Adam Schiff respaldó el domingo un ataque israelí contra las plataformas de misiles de Irán. Estos preparativos de guerra ocurren en medio de desastres militares cada vez peores para Ucrania en la región de Dombás.

Enfrentando grandes reveses en su guerra con Rusia, las potencias imperialistas buscan abrir un nuevo frente en Oriente Próximo.

El genocidio de Gaza desencadenó una las mayores protestas contra la guerra desde la invasión de Irak en 2003, expandiéndose a prácticamente todos los continentes. Pero los líderes de estas manifestaciones buscaron tratar el genocidio en Gaza como un evento aislado y se orientaron a presionar a las potencias imperialistas para que adoptaran políticas más humanas.

Este enfoque ha demostrado ser un callejón sin salida. Un año después, ha quedado claro que el genocidio de Gaza es parte de una guerra global en ciernes impulsada por un reparto imperialista del mundo causado inextricablemente por la profundización de la crisis del orden mundial imperialista liderado por Estados Unidos.

Se necesita una nueva estrategia. La lucha contra el genocidio de Gaza y la guerra con Irán solo puede desarrollarse como una lucha contra el imperialismo, que Lenin llamó “la fase superior del capitalismo”. La causa esencial de la guerra radica en el sistema capitalista de Estados nación, los intereses financieros globales de las corporaciones gigantes y el implacable impulso de la clase dominante estadounidense por la hegemonía mundial.

La lucha contra la guerra requiere la movilización del inmenso poder de la clase obrera internacional y su independencia política de todos los partidos capitalistas. Y el movimiento contra la guerra debe estar animado por la perspectiva del socialismo internacional, dirigido a poner fin al obsoleto sistema de Estados nación, que está inseparablemente ligado a la guerra imperialista y al colonialismo, y reemplazarlo por el socialismo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de octubre de 2024)

Loading