Los datos clave publicados la semana pasada muestran que las esperanzas de una recuperación de la economía de la zona euro para la segunda mitad de este año, tras el estancamiento en 2023 y los primeros seis meses de este año, han sufrido un duro golpe.
El índice de gerentes de compras (siglas en inglés, PMI) elaborado por S&P Global cayó a un mínimo de cinco meses de 50,1, apenas por encima del nivel de 50, que es el límite entre expansión y contracción. Esto se debió principalmente a un crecimiento más débil en los servicios y a caídas en la industria manufacturera en Alemania, la mayor economía de la región.
El PMI de los servicios cayó de 52,8 a 51,9, mientras que el de la industria manufacturera pasó de 45,8 a 45,6.
En su informe sobre los resultados del PMI, el Financial Times (FT) señaló que los resultados de Alemania fueron “notablemente más débiles de lo previsto”.
“El índice PMI alemán cayó de 50,6 a 48,7, el nivel más bajo en cuatro meses, lo que indica una contracción de la actividad empresarial del país. La producción fabril alemana cayó al ritmo más rápido en nueve meses”.
Vincent Stamer, economista del Commerzbank alemán, dijo al FT que “las débiles cifras ponen en duda la notable recuperación económica esperada por muchos pronosticadores para la segunda mitad del año”.
Otros han utilizado un lenguaje más fuerte. Señalando una fuerte caída en la industria manufacturera alemana, Norman Liebke, economista del Hamburg Commercial Bank, dijo al Wall Street Journal: “Esto parece un problema serio”. Señaló una caída “profunda y dramática” en la producción manufacturera.
Haciéndose eco de estos comentarios, el economista jefe del banco de Hamburgo, Cyrus de la Rubia, dijo al FT: “Es inquietante la forma en que las empresas están recortando puestos de trabajo mes a mes”.
Franziska Palmas, economista de Capital Economics, dijo que la zona euro podría volver a caer en la contracción después de un crecimiento limitado en la primera parte del año.
“El bajo rendimiento de Alemania desde la crisis energética persiste”, dijo al Journal.
En sus comentarios sobre la decisión del Banco Central Europeo a principios de este mes de mantener estables las tasas de interés, la presidenta Christine Lagarde dijo que los “riesgos para el crecimiento económico están sesgados a la baja”, y señaló que la manufactura había “disminuido en los últimos meses” y la inversión seguía siendo “débil”.
La experiencia europea expresa lo que es una tendencia creciente en las principales economías. La semana pasada, Deloitte Access Economics advirtió que si el Banco de la Reserva de Australia subía las tasas de interés en respuesta a una mayor inflación, podría llevar a la economía a una recesión y sin el efecto de los recortes de impuestos, que entraron en vigor el 1 de julio, la economía estaría en camino de esa situación.
Al analizar las perspectivas económicas mundiales en una reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales del G20 celebrada en Río de Janeiro la semana pasada, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo que la economía mundial estaba “estancada a paso lento” y que la reunión se enfrentaba a una “perspectiva desalentadora”.
Se prevé que el crecimiento mundial alcance el 3,2 por ciento este año y el 3,3 por ciento en 2025, “muy por debajo del promedio del 3,8 por ciento desde principios de siglo hasta la pandemia. Mientras tanto, nuestras proyecciones de crecimiento a medio plazo siguen languideciendo en su nivel más bajo en décadas”.
Los efectos golpearán más duramente a la clase trabajadora y a los sectores más pobres de la sociedad.
“Un nuevo análisis del FMI”, dijo, “sugiere que los períodos de estancamiento que duran cuatro años o más tienden a aumentar la desigualdad dentro de los países en casi un 20 por ciento, considerablemente más que el aumento debido a una recesión total”.
Muchas economías, señaló, se enfrentan a “severas presiones fiscales” y en los países en desarrollo “los costos del servicio de la deuda están absorbiendo una proporción mayor de los ingresos fiscales”.
Aparte de la marcada desaceleración de las llamadas economías avanzadas, otro gran motivo de preocupación es China. Desde la crisis financiera de 2008, China ha sido el pilar del crecimiento mundial, pero su ritmo de expansión económico se ha desacelerado notablemente.
La tasa objetivo oficial es de alrededor del 5 por ciento, la más baja en más de tres décadas, y hay muchas dudas sobre si se logrará incluso esa tasa mucho más baja. Incluso si se alcanza, el FMI ha pronosticado que el crecimiento chino seguirá desacelerándose en el mediano plazo.
La economía estadounidense, la más grande del mundo, parece ser la excepción a la regla, ya que registró una tasa de crecimiento anualizada del 2,8 por ciento en el segundo trimestre. Esta cifra superó con creces las expectativas de un aumento del 2 por ciento y representó un salto significativo respecto de la tasa del 1,4 por ciento de los primeros tres meses del año.
Sin embargo, hay advertencias de que este aumento, que se ha basado en gran medida en el gasto de los consumidores, no se mantendrá. La semana pasada, el índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan cayó a su nivel más bajo desde noviembre.
“Los altos precios siguen hundiendo las expectivas, en particular de quienes tienen ingresos más bajos”, dijo el director de la encuesta.
Empresas que van desde fabricantes de electrodomésticos hasta compañías aéreas han informado de una caída de la demanda.
Los últimos resultados del llamado libro beige de la Reserva Federal de Estados Unidos han sugerido que la economía estadounidense se está desacelerando. En junio, cinco de los 12 distritos de la Fed informaron de una actividad estable o en descenso en junio en comparación con tres en mayo.
También hay evidencia de un debilitamiento del mercado laboral, con una tasa de desempleo en junio que subió al 4,1 por ciento, frente al 4 por ciento del mes anterior, y ahora en su nivel más alto desde noviembre de 2021.
A pesar de las cifras de crecimiento más altas, hay advertencias sobre la dirección a largo plazo de la economía estadounidense.
Al comentar las últimas cifras del PIB al FT, la economista de Citigroup Veronica Clark dijo que la Fed se sentiría “alentada” por ellas. Pero añadió: “Si se observan otros datos mensuales, la tendencia sigue siendo que el consumo se está desacelerando y hay señales preocupantes en los datos del mercado laboral”.
Las señales de una desaceleración de la economía están aumentando las presiones sobre la Fed para que comience a recortar las tasas de interés. Si bien no se espera que esto se anuncie en la reunión de la Fed de esta semana, se examinarán los comentarios del presidente Jerome Powell en busca de indicios de que se haya incluido un recorte de tasas en la agenda de su reunión de septiembre.
El economista jefe estadounidense de TS Lombard, Steven Blitz, ha advertido de que si la Fed no reduce pronto las tasas de interés “tendremos una recesión a finales de este año”.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 29 de julio de 2024)