El lanzamiento del asalto de Israel a Rafah, la última parte no ocupada de la Franja de Gaza, planeado desde hace tiempo, ha creado una catástrofe humanitaria, desplazando a decenas de miles de palestinos y amenazando de inanición a toda la población.

El lunes, el ejército israelí lanzó octavillas sobre partes de Rafah, ordenando a más de 100.000 personas que abandonaran la zona inmediatamente. El martes siguió una ofensiva israelí para tomar el paso fronterizo de Rafah con Egipto, lo que provocó la suspensión total de la entrada de ayuda humanitaria en el territorio.

Ningún camión de ayuda ha entrado en Rafah desde el domingo, según la ONU, que advirtió de que 'las reservas de combustible en Gaza se agotarán en cuestión de días'.

Gran parte de Gaza, sobre todo en el norte, sufre ya una 'hambruna en toda regla', declaró el sábado Cindy McCain, directora del Programa Mundial de Alimentos. Y cada día que se cierra el paso fronterizo de Rafah, más desesperada se vuelve la situación humanitaria.

Andrea De Domenico, jefe de operaciones en los territorios palestinos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, declaró el martes que la mayor parte de la distribución de alimentos en el sur de Gaza se interrumpió el lunes. Añadió que, a menos que se permita la entrada de más suministros, 'se interrumpirá el tratamiento de más de 3.000 niños con desnutrición aguda'.

Aunque las autoridades israelíes afirmaron que reabrirían el paso fronterizo de Rafah el miércoles, funcionarios de la ONU dejaron claro que permanecía cerrado de hecho debido a las operaciones militares en curso en la zona.

'El área del cruce tiene operaciones militares en curso y es una zona de guerra activa', dijo la portavoz de UNRWA, Louise Wateridge. 'Estamos escuchando continuos bombardeos en esta zona durante todo el día. No ha entrado combustible ni ayuda en la Franja de Gaza, y esto es desastroso para la respuesta humanitaria'.

Funcionarios gazatíes dijeron que las fuerzas israelíes llevaron a cabo un ataque contra empleados fronterizos el miércoles cuando intentaban recuperar ayuda cerca del cruce.

'Con el cierre de ese paso, toda nuestra operación humanitaria sobre el terreno se ve comprometida', declaró Ricardo Pires, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia. 'Si no se reabre urgentemente el paso, toda la población civil de Rafah y de la Franja de Gaza correrá un mayor riesgo de hambruna, enfermedad y muerte', añadió.

Se calcula que 1,2 millones de desplazados se hacinan actualmente en Rafah en condiciones paupérrimas, sin alimentos, agua, saneamiento ni medicinas suficientes. Esta cifra incluye a más de 600.000 niños 'muy vulnerables y al borde de la supervivencia', según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

Más de un millón de habitantes de Gaza se enfrentan a una inseguridad alimentaria 'catastrófica', y un tercio de los niños menores de dos años sufren desnutrición aguda.

A la inanición aguda de la población se suma el efecto de los bombardeos perpetuos. El Euro-Med Monitor informó el miércoles: 'En menos de 48 horas, este bombardeo ha provocado la destrucción de aproximadamente 18 viviendas, la mayoría de las cuales se derrumbaron sobre las cabezas de sus ocupantes, matando a 52 palestinos, entre ellos 17 niños y 14 mujeres'.

Las órdenes israelíes de evacuación de secciones de Rafah han sembrado el pánico, y la gente intenta huir sin transporte adecuado ni combustible. Los precios de los alimentos se han disparado.

'Desde el 6 de mayo, decenas de miles de personas, muchas de las cuales ya habían sido desplazadas varias veces, se han visto obligadas a abandonar la gobernación de Rafah en busca de opciones de seguridad cada vez más limitadas', escribió la oficina humanitaria de la ONU. Añadió que 'los pocos lugares a los que ya se está reubicando a la gente carecen de letrinas, puntos de agua, desagües o refugios adecuados, pero las agencias humanitarias no pueden mejorar las condiciones al no llegar combustible ni otros suministros'.

A pesar de las repetidas afirmaciones de Estados Unidos de que no se había iniciado un ataque contra Rafah, Naciones Unidas fue categórica al afirmar que había una ofensiva en marcha. 'El 7 de mayo comenzó una operación terrestre del ejército israelí en el este de Rafah, incluidas las zonas de los pasos fronterizos de Rafah y Kerem Shalom, así como unos 31 kilómetros cuadrados donde se ordenó evacuar a los residentes el 6 de mayo', señaló la ONU.

'Estoy perturbado y angustiado por la renovada actividad militar en Rafah', declaró el martes el secretario general de la ONU, António Guterres.

Estados Unidos ha declarado públicamente que se opone a un asalto israelí a gran escala contra Rafah, aunque ha dejado claro que seguiría financiando y armando al régimen israelí si se produjera el asalto.

El miércoles, el presidente estadounidense Joe Biden dijo que Estados Unidos consideraría bloquear la transferencia de algunas armas a Israel 'si entran en Rafah'.

Biden dijo: 'si entran en Rafah, no voy a suministrar las armas que se han utilizado históricamente, para hacer frente a Rafah, para hacer frente a las ciudades-que se ocupan de ese problema'. La sintaxis es confusa, por decirlo suavemente, pero Biden parecía referirse a retrasar los envíos de bombas de 2.000 libras que Israel ha utilizado para arrasar manzanas enteras de ciudades y matar a cientos de personas a la vez.

Ese mismo día, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, declaró ante una comisión del Senado que Estados Unidos había declarado 'que Israel no debería lanzar un ataque importante en Rafah sin tener en cuenta y proteger a los civiles que se encuentran en ese espacio de batalla y, una vez más, según hemos evaluado la situación, hemos puesto en pausa un envío de municiones de alta carga'.

La semana pasada, Estados Unidos retuvo temporalmente un envío de bombas de 2.000 libras y 500 libras a Israel, según informaron los medios de comunicación estadounidenses.

Sin embargo, Biden fue categórico al afirmar que Estados Unidos seguiría suministrando otras armas a Israel, declarando: 'Vamos a seguir garantizando la seguridad de Israel'.

Y añadió: 'No nos vamos a alejar de la seguridad de Israel'.

Esto estaba en consonancia con la declaración de Biden en marzo: 'No hay ninguna línea roja por la que vaya a cortar todas las armas'.

Escribiendo en el New York Times, el periodista Peter Baker señaló: 'La administración Biden sigue permitiendo el envío de la mayoría de las demás armas a Israel y, de hecho, los funcionarios hicieron hincapié en que ni siquiera se ha tomado una decisión final sobre las bombas que actualmente están en el limbo'. El artículo de Baker continuaba diciendo que 'los funcionarios dijeron que seguirían proporcionando 'cada dólar' de ayuda autorizada en el nuevo paquete del Congreso'.

En los últimos siete meses, Estados Unidos ha proporcionado más de 100 envíos de armas por separado a Israel. Estados Unidos proporciona a Israel 3.800 millones de dólares en financiación anual, y Biden acaba de firmar un proyecto de ley que envía miles de millones más. Estados Unidos ha proporcionado más de 160.000 millones de dólares en armas y financiación a Israel desde su fundación.

El miércoles, la oficina de prensa de Gaza informó de que se había hallado una tercera fosa común en el hospital de Shifa, con al menos 49 cadáveres, y que hasta la fecha se habían encontrado siete fosas comunes en hospitales gazatíes, con más de 520 cadáveres. Según informes de prensa, algunos de los cadáveres habían sido decapitados.

El lunes, un grupo de expertos de la ONU emitió un comunicado en el que declaraba: 'Estamos horrorizados ante los detalles que se desprenden de las fosas comunes desenterradas recientemente en la Franja de Gaza. Se han descubierto más de 390 cadáveres en los hospitales Nasser y Al Shifa, entre ellos de mujeres y niños, y muchos presentan al parecer signos de tortura y ejecuciones sumarias, así como posibles casos de personas enterradas vivas'.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 8 de mayo de 2024)