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Perspectiva

¡Movilicen a la clase obrera contra los planes de la OTAN de enviar tropas a Ucrania!

Soldados alemanes en una posición de avanzada de la OTAN en Lituania (AP Photo/Mindaugas Kulbis)

La declaración del presidente francés Emmanuel Macron el lunes de que el envío de tropas europeas a Ucrania “no está descartado” pone de manifiesto lo avanzados que están los planes de guerra de las potencias imperialistas de la OTAN. Detrás de las espaldas de la población, la Alianza Atlántica está poniendo en marcha una guerra de plena escala con Rusia, con el peligro de un cataclismo nuclear.

Las declaraciones de varios dirigentes de la OTAN de que no hay planes de desplegar tropas en Ucrania no son creíbles. Macron no ha hablado solo en nombre propio. Su declaración, cuidadosamente redactada, señala con claridad que los planes estratégicos y tácticos para tal intervención ya están siendo estudiados y que la OTAN avanza inexorablemente hacia el envío de soldados a Ucrania. Para las principales potencias imperialistas de la OTAN, no se trata de si habrá una guerra abierta con Rusia, sino de cuándo.

“El Kremlin advirtió el martes”, según un informe de primera plana del New York Times de ayer, “que una intervención por tierra de cualquier país de la OTAN conduciría a un choque directo entre la alianza militar occidental y las fuerzas rusas, plagado de peligros potenciales, y calificó la discusión abierta de tal paso como 'un nuevo elemento muy importante'“.

La declaración de Macron confirma la advertencia hecha por el presidente del Partido Socialista por la Igualdad, David North, en su declaración anunciando la intervención del partido en las elecciones presidenciales de 2024:

La guerra en Ucrania, que el Gobierno de Biden provocó deliberadamente hace dos años para debilitar Rusia y reforzar el control del imperialismo estadounidense y sus aliados de la OTAN sobre Eurasia, en preparación para un enfrentamiento futuro con China, amenaza con convertirse en un conflicto nuclear. Alemania está una vez más en pie de guerra. Las potencias de la OTAN han repetido que no las disuadirá el peligro de un conflicto nuclear. El uso deliberado de armas nucleares tácticas y estratégicas, que por décadas fue rechazado como sinónimo de locura, ahora se está “normalizando” como un componente legítimo de la estrategia geopolítica imperialista.

La única forma de detener la guerra es mediante la intervención de las masas de trabajadores en una lucha directa contra los Gobiernos de la OTAN que confabulan para la guerra.

El historial del presidente francés subraya la absoluta hostilidad e impermeabilidad de los Gobiernos europeos ante la opinión pública. Hace un año, con el fin de desviar 100.000 millones de euros en los próximos seis años al gasto militar, impuso recortes en las pensiones sin una votación parlamentaria, desafiando la abrumadora oposición pública y las huelgas masivas. Los llamamientos a la conciencia de Macron realizados por las burocracias sindicales, que sofocaron las huelgas en su contra, no fueron escuchados. Ahora es ampliamente despreciado entre los trabajadores de Francia por gobernar en contra del pueblo.

El papel de los demás Gobiernos europeos de la OTAN, que ahora intentan cínicamente distanciarse de la declaración de Macron, no es diferente. El canciller alemán Olaf Scholz declaró ayer que Berlín no apoyaba la declaración de Macron, afirmando: “No formaremos parte de la guerra, ni directa ni indirectamente”.

Se trata de una mentira descarada, en primer lugar porque Berlín, al igual que todas las grandes potencias de la OTAN, ya es parte de la guerra con Rusia en Ucrania. Según la “Lista de Servicios de Apoyo Militar” oficial, Berlín ha entregado a Ucrania 30 tanques principales Leopard 1, 18 tanques principales Leopard 2, 90 vehículos de combate de infantería Marder, 52 tanques antiaéreos Gepard y unos 250 vehículos blindados de combate más. Otros 30 Marder, 105 Leopard 1 y 15 tanques Gepard están “en preparación”.

En el mismo mensaje en la plataforma X en el que Scholz declaró que no habría “tropas terrestres de países europeos ni de la OTAN”, escribió: “Ayer en París acordamos que todos debemos hacer más por Ucrania. Ucrania necesita armas, municiones y defensa aérea. Estamos trabajando en ello”.

El mes pasado, el ejército alemán hizo públicos sus planes para una guerra con Rusia en los próximos 5-8 años. Al hacer público el plan de guerra alemán, el ministro de Defensa, Boris Pistorius, declaró que una “agresión rusa” podría producirse en un plazo de cinco años. Añadió que había que aprovechar los próximos tres a cinco años para “armarnos intensivamente”.

Además, otros grandes Gobiernos europeos han enviado señales públicas innegables de que también se están preparando para la guerra con Rusia. El mes pasado, el jefe del Estado Mayor británico, el general sir Patrick Sanders, hizo un llamamiento a “movilizar a la nación” para la guerra, afirmando que la guerra de Ucrania demostraba la necesidad de reinstaurar el servicio militar obligatorio y de un “ejército ciudadano” en Reino Unido.

La negación de Scholz del plan de guerra de Macron no tiene sentido. Tales negaciones han sido emitidas una y otra vez, en cada paso de la escalada bélica de la OTAN en Ucrania. Los planes de las potencias de la OTAN de enviar armas a Ucrania, luego de enviar artillería pesada, luego de enviar tanques, luego misiles de largo alcance fueron negados inicialmente, luego discutidos y finalmente adoptados.

El despliegue de tropas de la OTAN en Ucrania desembocaría casi con toda seguridad en un conflicto nuclear entre la Alianza Atlántica y Rusia, las dos mayores potencias nucleares del mundo, con decenas o cientos de millones de muertos y heridos, o más.

La única manera de detener el impulso del sistema capitalista hacia una tercera guerra mundial es la movilización internacional de la clase obrera en lucha contra los Gobiernos capitalistas. La presión moral y los llamamientos a las clases dominantes europeas fracasarán. Saben muy bien que su guerra para conquistar Rusia y saquear sus inmensas riquezas naturales los está llevando al desastre y a chocar con una profunda oposición de la clase obrera en todos los países. Sin embargo, siguen adelante.

“Es posible que los votantes se opongan a que les recorten las pensiones para comprar más tanques”, escribió sin rodeos el Economist, la conocida revista del capital financiero británico, y añadió: “Si los líderes europeos van a recaudar los fondos mediante recortes en otros servicios, impuestos y endeudamiento, tendrán que persuadir a los votantes de que los sacrificios valen la pena”.

Los trabajadores europeos no pueden y no serán persuadidos de apoyar una marcha hacia una guerra nuclear. El gasto militar que se está considerando –Pistorius propuso el 3,5 por ciento del producto interior bruto, más que duplicando el gasto militar anual de la zona euro a más de €500.000 millones— implica ataques salvajes al gasto social y a los niveles de vida. La burguesía pretende “persuadir” a los trabajadores con las herramientas utilizadas durante la lucha del año pasado contra los recortes de pensiones de Macron en Francia: porras de policía, balas de goma y detenciones masivas.

Los círculos gobernantes planean un giro a la derecha en la política oficial europea. The Economist escribió:

Los líderes europeos necesitan urgentemente deshacerse de su autocomplacencia postsoviética. Eso significa aumentar el gasto en defensa a un nivel no visto en décadas, restaurar las descuidadas tradiciones militares de Europa, reestructurar sus industrias armamentísticas y prepararse para una posible guerra. El trabajo apenas ha comenzado.

El renacimiento de las “descuidadas tradiciones militares de Europa” significa un retorno a la represión de masas y al fascismo.

La guerra y los ataques a los derechos sociales y democráticos que la acompañan ya están provocando una intensificación de la lucha de clases. El año ha comenzado con protestas de agricultores en muchos países europeos, huelgas de conductores de tren, trabajadores de aeropuertos y empleados del sector público en Alemania, y una huelga nacional de profesores en Francia. Tras las manifestaciones masivas contra el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), continúan las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza.

La tarea crucial es armar la creciente resistencia de la clase obrera que se desarrolla en Europa y en todo el mundo con una comprensión de las tareas planteadas por el impulso del imperialismo hacia la guerra. Debe construirse en la clase obrera un movimiento internacional contra la guerra políticamente consciente, armado con un programa socialista contra el capitalismo. Este es el significado de la campaña presidencial del Partido Socialista por la Igualdad en EEUU y de la intervención del Sozialistische Gleichheitspartei (SGP; Partido Socialista por la Igualdad) junto con sus partidos hermanos europeos en las próximas elecciones europeas de junio.

La declaración electoral del SGP señala:

Los trabajadores deben contraponer a la UE de los bancos y las corporaciones, de las muertes masivas y la guerra, la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa. No es posible poner fin a la guerra, salvar vidas humanas ni defender los salarios sin romper el poder de los bancos y las corporaciones y ponerlos bajo control democrático. En lugar de dispararse unos a otros, los trabajadores de Rusia y Ucrania y los trabajadores de toda Europa deben luchar con base en esta perspectiva contra los belicistas en casa.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de febrero de 2024)

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