Juzgando por la respuesta de la burocracia del sindicato UAW y la prensa corporativa a la breve visita de Biden al piquete del UAW en Míchigan el martes, el presidente y exsenador de Delaware se ha transformado de la noche a la mañana de un representante veterano de la patronal al mayor defensor de la clase trabajadora desde el propio Karl Marx.
Mientras la prensa nacional anunciaba con titulares enormes la visita “sin precedentes”, Biden fue recibido en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Detroit por el presidente del UAW, Shawn Fain, y una camarilla de políticos del Partido Demócrata, incluyendo a la congresista Rashida Tlaib, que pertenece a los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés). Fain luego viajó con Biden en la limosina presidencial al centro de distribución de partes de GM en Willow Run, donde cientos de miembros del UAW están en huelga. Ambos se pronunciaron frente a una audiencia pequeña y cuidadosamente seleccionada de funcionarios del UAW.
Biden habló por un total de 87 segundos. Agradeció al UAW por “salvar la industria automotriz en 2008. Han hecho muchos sacrificios, entregaron mucho”. Biden añadió: “Sigan con esto porque merecen los importantes aumentos que necesitan y otros beneficios. Recuperen lo que perdimos. Las salvamos [a las empresas] y es momento de que ellas nos salven”.
Biden habla de “lo que perdimos” como si él no hubiera estado fuertemente involucrado en obligar a los trabajadores a aceptar ese ataque masivo a sus niveles de vida. Biden era vicepresidente cuando el Gobierno de Obama reestructuró la industria automotriz recortando a la mitad los salarios de los trabajadores, creando niveles salariales, recortando pensiones y eliminando los ajustes al coste de vida. La Casa Blanca de Obama-Biden apoyó el rescate de las empresas con miles de millones de dólares, mientras los trabajadores perdían sus empleos y sus hogares sin apoyo del Gobierno. Como resultado directo de estas acciones, las ganancias de las Tres Grandes —GM, Ford y Stellantis— han aumentado 90 por ciento en la última década, mientras los salarios de los trabajadores han caído más de 30 por ciento, ajustado a la inflación.
Fain no dijo nada sobre esto y, en cambio, enalteció a Biden. “Por primera vez en la historia del país, un presidente estadounidense en funciones ha venido al piquete de huelga”, dijo Fain. “Nuestro presidente ha decidido ponerse del lado de los trabajadores en nuestra lucha por la justicia económica y social. Es un momento histórico”.
Fain describió a Biden como un héroe de la clase trabajadora, mientras denunciaba a los multimillonarios que “se llevan todas las ganancias mientras hacen que los trabajadores se peleen por las migajas y vivan de cheque en cheque”. Este nuevo “Joe el trabajador” notablemente no aplaudió mientras Fain hacía sus ataques demagógicos a los ricos.
Fain se giró y le dijo, “Gracias señor presidente por venir. Gracias por venir a luchar con nosotros en el momento decisivo para nuestra generación. Sabemos que el presidente será justo con la clase trabajadora. Nosotros nos encargaremos del resto y vamos a resolver esta situación”.
Al concluir el evento, Biden no se refirió a la “clase trabajadora” sino a “la clase media que construyó Estados Unidos”.
Tras unos minutos de fotos y saludos, Biden abandonó Míchigan y se dirigió a la bahía de San Francisco para celebrar el martes una cena de recaudación de fondos donde cada comensal pagó 100.000 dólares, en casa del milmillonario inversor de Wall Street Mark Heising.
Los trabajadores automotores deben estar advertidos: esta farsa es un intento de la burocracia del UAW de preparar el terreno para imponer un acuerdo favorable a las empresas. El objetivo de la presencia de Biden era darle legitimidad a Fain y a la burocracia del UAW para reforzar su capacidad de imponer más concesiones y pintarlo como una “victoria”, mientras ocultan todas las implicancias de lo que están votando.
Los elogios de Fain a Biden son también un intento de apuntalar al presidente estadounidense, cuya baja popularidad en las encuestas refleja en gran medida el creciente enfado de los trabajadores en todos los sectores por la inflación y el deterioro del nivel de vida.
La imagen que Fain presenta de Biden como alguien que “apoya” a la clase trabajadora en la lucha por la “justicia económica y social” es una mentira descarada. Aunque Fain criticó a los directores ejecutivos de la industria automovilística y elogió a Biden, no mencionó que la directora ejecutiva de GM, Mary Barra, “ha visitado la Casa Blanca ocho veces desde que Joe Biden es presidente”, según un artículo publicado el 19 de septiembre en Politico, ni que “el presidente lleva años cultivando una estrecha relación con ella”. GM donó 500.000 dólares a la investidura de Biden en 2021, mientras que Ford donó 250.000 dólares.
El encuentro de Fain y Biden en Míchigan también representó el regreso de dos criminales a la escena del crimen: en 2009, Fain votó en apoyo al contrato en Chrysler que impuso enormes recortes de empleos, cierres de planta y el sistema de niveles salariales como miembro del Equipo Nacional de Negociación UAW-Chrysler. Estos ataques a los trabajadores fueron a su vez exigidos por el Gobierno de Obama-Biden.
El intento de Fain de ocultar el largo historial de Biden como leal títere de la patronal estadounidense demuestra que la burocracia del UAW está dedicada a imponer nuevas concesiones. La excursión de Biden fue coreografiada y programada para preparar el anuncio de que se ha alcanzado un acuerdo provisional, posiblemente con Ford.
El pasado fin de semana, Ford impuso a 5.600 trabajadores automotores canadienses supuestamente “representados” por Unifor a firmar un contrato entreguista, aunque los trabajadores canadienses dicen que no se creen el resultado de la votación. Además, los trabajadores canadienses afirman que los trabajadores de oficios especializados votaron en contra del contrato, lo que significa que, según los estatutos de Unifor, el acuerdo fue rechazado.
La burocracia del UAW solo ha convocado una falsa “huelga stand up” o “de pie”, que ha permitido seguir la producción en la inmensa mayoría de las plantas de ensamble, al tiempo que ha llevado al despido temporal de miles de trabajadores mientras obliga al resto a trabajar sin contrato. Solo 18.000 de los 146.000 miembros del UAW en las Tres Grandes están actualmente en huelga.
Simultáneamente a la visita de Biden, los medios de comunicación corporativos comenzaron a publicar el martes informes filtrados por funcionarios del UAW en los que se daba a entender que pronto podría anunciarse un acuerdo entre el UAW y Ford. El Detroit Free Press mencionó ayer “avances reales en Ford”, mientras que el Detroit News afirmaba que se habían producido “avances sustanciales” y que “las negociaciones con Ford fueron 'muy activas' durante el fin de semana y el lunes, según una fuente del UAW, aunque aún queda trabajo por hacer en varios puntos”.
Las bases no tienen aliados en la Casa Blanca ni en la burocracia del UAW. El principal objetivo del Gobierno de Biden es detener el movimiento huelguístico en curso y disciplinar a la clase obrera para instaurar una economía de guerra y librar su conflicto con Rusia en Ucrania, y también para preparar la guerra con China. Cabe notar que Fain se refirió en sus comentarios al hecho de que la instalación de Willow Run formaba parte del “arsenal de la democracia”, el término utilizado por Franklin Roosevelt y el UAW para denotar la transición de la industria estadounidense a la producción bélica durante la Segunda Guerra Mundial.
Un funcionario del UAW declaró a CNN que el UAW está negociando con la Casa Blanca para garantizar que los futuros préstamos a las empresas automotrices que realicen la transición a los vehículos eléctricos incluyan el requisito de que los trabajadores estén sindicalizados con el UAW. En otras palabras, la burocracia del UAW está tratando de llegar a un acuerdo a expensas de las bases que preserve los ingresos de las cuotas de la burocracia al tiempo que permita a las empresas recortar cientos de miles de puestos de trabajo.
Las bases deben prepararse inmediatamente para detener esta conspiración entre las Tres Grandes, la Administración de Biden y UAW-Unifor.
Es necesaria una huelga total contra las Tres Grandes, y para ello los trabajadores de base de todas las fábricas deben tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde. Deben reunirse entre ellos, organizarse en todos los departamentos y turnos y exigir que los locales celebren votaciones inmediatas sobre unirse a la huelga. Una huelga fragmentada solo sirve para debilitar a los trabajadores mientras mantiene el flujo de ganancias fortaleciendo las empresas.
La lucha de los trabajadores automotores es parte de una lucha nacional e internacional cada vez mayor de la clase trabajadora. Los miles de miembros del UAW en la Universidad Estatal de California están luchando contra un contrato que incluye aumentos salariales de solo 4 por ciento y expira el 30 de septiembre. El mismo día expira el contrato de miles de trabajadores de Mack Trucks en Pennsylvania y Maryland. Hay miembros del UAW en huelga contra Dometic en Pennsylvania, ZF en Alabama y Blue Cross Blue Shield en Míchigan. El poder de las bases solo puede ser movilizado mediante la construcción de comités de base organizados a través de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).
(Artículo publicado originalmente en inglés el 26 de septiembre de 2023)