La postración de la legisladora Alexandria Ocasio-Cortez (AOC) de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) ante el Partido Demócrata y el Gobierno de Biden quedó nuevamente al descubierto en una entrevista publicada el miércoles por el New York Times.
La entrevista, intitulada “La evolución de AOC”, fue llevada a cabo para darle un espacio para defenderse frente a lo que llamó una “sospecha” cada vez mayor de los trabajadores y jóvenes de que no constituye más que una política convencional del Partido Demócrata.
Sus pobres intentos de justificar su desempeño derechista en el Congreso tan solo confirmaron las sospechas.
“¿Consideras que te has convertido en una persona de confianza dentro del círculo?” le preguntó la entrevistadora Lulu Garcia-Navarro del Times. “No lo creo. Es decir, a cierto nivel, cuando estás involucrada como legisladora, estás dentro”, respondió Ocasio-Cortez, añadiendo que estar dentro le permite “traducir esta energía de afuera en cambios internos”.
Se está volviendo cada vez más obvio que el papel de Ocasio-Cortez en el Congreso no ha sido transformar ninguna oposición de izquierda en “cambios internos”, sino sofocar la “energía de afuera” y “traducirla” en apoyo al Partido Demócrata para facilitar sus políticas derechistas.
A este punto, Ocasio-Cortez ya dejó de verbalizar críticas a los líderes demócratas. Declaró el año pasado que “se guardará” sus diferencias con los altos funcionarios demócratas en nombre de la unidad partidaria. Además, recientemente respaldó a Joe Biden, afirmando que “el presidente ha estado haciendo un muy buen trabajo hasta la fecha”. Esto equivale a un espaldarazo incondicional a los rasgos definitivos de su Presidencia, incluyendo la temeraria guerra contra Rusia y la declaración prematura de que la pandemia de coronavirus “se acabó”.
El Times le preguntó a Ocasio-Cortez por qué cree que “aquellos en la izquierda” la siguen “acusando de hacer concesiones con respecto a ideales progresistas cuando trabajas dentro del sistema partidario”.
Replicó que las críticas de izquierda “se deben a que nunca habíamos tenido una presencia tan significativa en Estados Unidos” y sus críticos están “estupefactos” ante la posibilidad de que lleguen al poder. “Pienso que, en toda la historia, ha habido un vínculo inherente entre el poder, el ascenso y ‘venderse’”, dijo, refiriéndose a su creencia “de que no es posible acumular ninguna clase de poder en este país sin un acuerdo fáustico”.
Un acuerdo fáustico es un pacto por el que una persona intercambia algo de suprema importancia moral o espiritual por algún beneficio mundano o material. Pero a diferencia del héroe de Marlowe y Goethe que vendió su alma al diablo, Ocasio-Cortez no tenía mucho que vender para comenzar.
No procedía, como afirma en la entrevista, “de un entorno de protestas y activismo”, ni tenía principios políticos que traicionar. Fue pasante en la oficina de asuntos exteriores del senador demócrata Ted Kennedy y perseguía una carrera política dentro del Partido Demócrata. El grupo Brand New Congress perteneciente al Partido Demócrata la eligió en 2017 como candidata y se unió a DSA solo después de ser vetada, con el fin de apuntalar sus credenciales de “izquierda”. Su “evolución” fue de aspirar a ser una política demócrata a convertirse de hecho en una.
Ocasio-Cortez ha destacado más por encarnar un tipo político y social que por sus cualidades individuales. Ella personifica la pseudoizquierda actual, compuesta en gran parte por arribistas que demuestran una falta total de principios y conocimiento histórico, por no hablar de cualquier conexión con la lucha de clases o una política socialista genuina. Se convierten fácil y rápidamente en objeto de manipulación de la clase gobernante.
Este es el papel que desempeña el DSA en Estados Unidos. No es más que una facción del Partido Demócrata. Ante la profundización de la crisis, el DSA está siendo desplegado para que defienda y ejecute cada vez más directamente las políticas de la burguesía.
Durante su mandato en el Congreso, Ocasio-Cortez, junto con otros miembros de la DSA, votó a favor de ilegalizar una huelga de 100.000 trabajadores ferroviarios en diciembre e imponer forzosamente un contrato que los trabajadores habían rechazado. Votó a favor de proporcionar 40.000 millones de dólares en armas a las fuerzas de extrema derecha en Ucrania y respaldó la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, que amenaza con provocar un holocausto nuclear. Se negó a votar en contra de proporcionar 1.000 millones de dólares para armar la represión militar israelí de los derechos del pueblo de Palestina.
Mientras que Fausto, que a través de toda una vida de estudio había dominado vastos campos del conocimiento, negoció su alma a cambio de placeres mundanos ilimitados, Ocasio-Cortez se contentó con un ascenso menor. La historia de Fausto es una gran tragedia humana; la de AOC es la más miserable farsa. Cuando Nancy Pelosi la nombró vicepresidenta del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes en enero, dijo que estaba “emocionada y honrada” y dio las gracias a sus “increíbles colegas” en la cúpula demócrata.
La declaración más importante de la entrevista fue la negación de Ocasio-Cortez de cualquier oposición al imperialismo estadounidense. “No caracterizaría necesariamente mis objetivos de política exterior como opuestos a los del presidente ni a los de Estados Unidos”, dijo. “Soy miembro del Congreso. He prestado juramento a este país, y me tomo ese juramento muy en serio”.
¿Qué hay del principio socialista fundacional de que el enemigo de clase está en casa y del llamado a la unidad de la clase obrera internacional?
Cuando Ocasio-Cortez dice que ha “prestado juramento a este país”, lo que en realidad quiere decir es que ha prestado juramento para defender los intereses de la clase dominante estadounidense en casa y en el extranjero.
Argumentó que las intervenciones militares, los golpes de Estado y las dictaduras del pasado han “creado un problema de confianza con nuestros vecinos del hemisferio occidental”. Así es como la CIA describiría las consecuencias del sufrimiento y las muertes masivas creadas por los crímenes del imperialismo estadounidense en América Central y del Sur. Todo es solo un “problema de confianza”, en lugar de un conflicto irreconciliable entre los intereses financieros de las corporaciones estadounidenses y las necesidades básicas de las masas latinoamericanas
AOC tampoco mencionó el apoyo del Gobierno de Biden a los regímenes golpistas de extrema derecha en Bolivia y Perú. Ocasio-Cortez dijo que hacer frente al pasado es necesario para promover los intereses del Gobierno estadounidense en la actualidad: “No se trata solo de que sea lo correcto”, dijo, “es algo inteligente para que podamos restablecer y fomentar confianza y relaciones con nuestros socios hemisféricos”.
Ocasio-Cortez combina el apoyo a la política exterior de Biden con la negativa a criticar su reaccionaria agenda nacional. Cuando el Times le preguntó por qué había dejado de llamar la atención sobre las políticas de inmigración de la Administración de Biden, a pesar de que ha mantenido las restricciones de Trump en materia de entrada y asilo, Ocasio-Cortez respondió con su característica mezcla de tonterías pseudoacadémicas y perogrulladas políticas:
“Este es un ámbito en el que nuestras medidas están dictadas por la política, podría decirse que más que en casi cualquier otro ámbito”, opinó. “Hay recomendaciones y sugerencias muy claras que hemos hecho a la Administración para aliviar este problema, y creo que parte de la vacilación en torno a esto tiene que ver con el miedo a ser vistos como si estuviéramos aprobando o proporcionando estructuras de permiso...”.
Ocasio-Cortez concluyó la entrevista respondiendo afirmativamente a la pregunta: “¿Está bien ser un demócrata normal en la actualidad?”. Dijo: “El Partido Demócrata ha cambiado dramáticamente en los últimos cinco años”. Al no poder citar un solo ejemplo que mostrara este “cambio dramático”, se limitó a decir que el partido había cambiado porque “alrededor del 50 por ciento de los demócratas de la Cámara de Representantes fueron elegidos entre 2018 y hoy”.
Notablemente, la entrevista omite cualquier mención de la palabra “socialismo”. De hecho, tomada en su conjunto, la entrevista confirma que el DSA y AOC tienen tanto que ver con el socialismo como la CIA. De hecho, desde el punto de vista de sus políticas y objetivos, las siglas son intercambiables. El papel político del DSA es (1) acorralar a la oposición social detrás del Partido Demócrata; (2) bloquear el desarrollo de un movimiento revolucionario independiente; y (3) proporcionar al Partido Demócrata procapitalista e imperialista un barniz de “izquierda” para que pueda ejecutar mejor sus políticas.
Pero la capacidad del DSA para cumplir esta función se está desmoronando, en parte como resultado de la exposición de Ocasio-Cortez como otra reaccionaria proimperialista más del Partido Demócrata. Esta es la razón por la que el Times y una serie de publicaciones como The Nation, New York Magazine y Jacobin han saltado en su defensa en una serie de intentos desesperados y deshonestos de presentarla como una agente de cambio. Pero cuanto más habla, más se convierte en objeto de ridículo, burla y desprecio. A este punto, el mejor consejo que sus superiores políticos podrían darle a AOC sería que dejara de alardear de sus traiciones o, mejor aún, que se callara.
(Publicado originalmente en inglés el 30 de agosto de 2023)