En los últimos días, científicos internacionales han sonado la alarma sobre la aparición de una nueva variante de SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Identificada como BA.2.86 y apodada “Pirola”, la variante tiene 35 mutaciones en la proteína espiga con respecto a ómicron XBB.1.5, la variante más reciente que predomina a nivel global y para la cual se diseñaron las últimas vacunas.
Después de ser detectada inicialmente en Israel el domingo, Pirola fue secuenciada en Dinamarca y luego Estados Unidos. El viernes, Inglaterra anunció un caso. La detección de Pirola en cuatro países de tres continentes indica que es una variante con alta capacidad replicativa que posiblemente ha estado circulando a nivel global por algún tiempo sin ser detectada.
Comentando sobre la evidente propagación comunitaria en distintas partes de Dinamarca, el virólogo molecular Dr. Marc Johnson tuiteó el viernes, “Los tres casos de Dinamarca ocurrieron en distintas partes del país sin ningún contacto conocido entre ellos. Esto se está viendo cada vez más como una avalancha”.
La diferencia genómica entre Pirola y XBB.1.5 es comparable a aquella entre la primera variante de ómicron y la cepa original del virus. La gran cantidad de mutaciones en la espiga le permitieron a ómicron esquivar los anticuerpos generados por las vacunas y las infecciones previas, causando la mayor ola de infecciones, incluyendo en personas vacunadas, y reinfecciones en cualquier otro punto de la pandemia.
A pesar de la propaganda incansable que dice falsamente que ómicron producía una enfermedad “leve”, causó millones de muertes en todo el mundo y posiblemente la mayor ola de COVID persistente en la pandemia. Los científicos están advirtiendo que es posible que PIROLA cause un evento “similar al de ómicron”, cuando miles de millones contrajeron COVID-19. La interrogante de si Pirola está vinculada con una mayor o menor probabilidad de hospitalizar o matar a los pacientes no tendrá respuesta por varias semanas o incluso meses, dado que estos son indicadores rezagados.
Mientras los científicos independientes luchan por educar al público sobre la aparición de la variante Pirola, los políticos capitalistas de todo el mundo y casi todos los medios de comunicación corporativos han guardado un silencio criminal.
La creciente preocupación por esta nueva variante se produce en medio de lo que ya es claramente una nueva gran ola mundial de la pandemia, alimentada predominantemente por la variante EG.5 apodada “Eris”, que ahora representa más del 30 por ciento de los casos secuenciados en todo el mundo.
Los últimos datos de aguas residuales para EE.UU. publicados el jueves muestran que en las últimas ocho semanas, el nivel de transmisión viral ha aumentado 227 por ciento a nivel nacional, es decir se ha más que triplicado. Actualmente, casi 610.000 estadounidenses se están infectando a diario y 6 millones están enfermos con COVID-19, cerca de los niveles máximos de la ola de delta en 2021. Esta ola está en gran medida impulsada por “Eris”, que se volvió dominante la semana pasada y representa el 20,6 por ciento de los casos secuenciados en el país.
Las hospitalizaciones por COVID-19 también están aumentando rápidamente en todo el mundo. En EE.UU., las hospitalizaciones aumentaron un 60 por ciento entre el 8 de julio y el 5 de agosto, la fecha más reciente de la que se dispone de datos. En las últimas semanas, las hospitalizaciones y los ingresos en la unidad de cuidados intensivos (UCI) se han duplicado con creces en Nueva York, que suele ser una referencia para el resto del país.
También se están produciendo aumentos significativos en Corea del Sur, Japón, Italia, Reino Unido, España y otros países. Ya existe la preocupación de que China esté iniciando una tercera ola de la pandemia tras levantar en el invierno pasado su estrategia de eliminación de “cero COVID”, que condujo a dos olas pandémicas catastróficas que probablemente mataron a más de 3 millones de personas.
A medida que finalizan las vacaciones de verano e invierno en todo el mundo, cientos de millones de niños regresan actualmente a las escuelas en todo el mundo. Esto no hará más que echar leña al fuego, ya que se sabe que las escuelas han sido durante toda la pandemia centros clave de transmisión vírica.
La actual ola mundial de infecciones masivas y los peligros de que ésta se vea agravada por la variante Pirola tienen lugar tan solo tres meses después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Biden pusieran fin a sus declaraciones de emergencia de salud pública por COVID-19 a principios de mayo. Estas decisiones acientíficas provocaron el colapso total de los ya maltrechos sistemas de vigilancia de pandemias a nivel mundial
Las pruebas, el rastreo de contactos y la notificación de casos son ahora inexistentes en gran parte del mundo. La vigilancia genómica, necesaria para seguir la evolución del SRAS-CoV-2 y la propagación mundial de nuevas variantes como Eris y Pirola, ha disminuido drásticamente en el último año, en particular tras la eliminación de los estados de emergencia.
Pero quizás el resultado más significativo de estas decisiones políticas regresivas, que han ido acompañadas de una implacable campaña de propaganda en los medios de comunicación corporativos, es que la gran mayoría de la población mundial ha sido engañada haciéndole creer que la pandemia ha terminado. Miles de millones de personas están ahora totalmente desprevenidas para la siguiente fase de la pandemia, que está barriendo rápidamente para la sociedad mundial.
El jueves, siguiendo a los científicos independientes que descubrieron Pirola, la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. anunciaron que están siguiendo la propagación de la nueva variante. Estos anuncios estaban destinados en gran medida a controlar los daños, ya que ambas instituciones están totalmente desacreditadas por su papel en el encubrimiento de los peligros actuales de la pandemia
Aún no se sabe si Pirola despegará a nivel mundial o si es más probable que cause enfermedades graves y muertes, pero estos resultados son totalmente posibles. De hecho, estos peligros no hacen más que aumentar a medida que se permite que el virus se propague libremente y mute en miles de millones de hospedadores
La respuesta capitalista a la pandemia del COVID-19 ha consistido en una corriente interminable de mentiras, desinformación y políticas homicidas diseñadas para maximizar la generación de ganancias y someter a la población a olas perpetuas de infecciones, muertes y debilitamiento por COVID persistente.
Mientras se proporcionan recursos ilimitados a las máquinas de guerra imperialistas y a los rescates bancarios, se asigna una miseria a la investigación científica de vacunas de nueva generación contra el COVID-19, a las terapias y a la renovación de la infraestructura para prevenir la transmisión aérea. Las mascarillas de alta calidad, las pruebas precisas, los tratamientos y ahora incluso las vacunas son inasequibles o inaccesibles para miles de millones de personas en todo el mundo.
La oligarquía financiera que dirige la sociedad es totalmente hostil a los intereses sociales y al bienestar de la gran masa de la población. Mientras el capitalismo desciende a la barbarie de una guerra mundial, el mantra fascista de la “supervivencia del más fuerte” resuena una vez más en los salones del poder.
La experiencia actual, en la que masas de población de todos los continentes están sufriendo grandes olas de la pandemia mientras sus Gobiernos y medios de comunicación no hacen más que encubrirlo, revela el antagonismo social subyacente de la sociedad moderna: el que existe entre la clase capitalista y la clase obrera
Una tarea central a la que se enfrenta el movimiento socialista revolucionario es imbuir a la clase obrera de la comprensión de este conflicto y del programa político necesario para detener la pandemia, así como la guerra, el fascismo, el cambio climático y todos los grandes problemas sociales derivados del sistema capitalista.
Fundamentalmente, la pandemia es una crisis social y política que solo puede resolverse mediante la lucha masiva y unificada de la clase obrera internacional, en coordinación con científicos con principios en todos los países. Desde el principio, el WSWS y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) han explicado claramente este imperativo y han proporcionado liderazgo en esta lucha. Ahora, a medida que aparecen nuevas variantes potencialmente más peligrosas en todo el planeta, es cada vez más necesario profundizar esta lucha a escala mundial.
(Publicado originalmente en inglés el 19 de agosto de 2023)