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Perspectiva

¿Qué discutieron Biden y el presidente del UAW en la Casa Blanca?

Joe Biden y el presidente del sindicato United Auto Workers, Shawn Fain [AP Photo/Joe Lamberti/Mike Householder]

El miércoles, el presidente estadounidense Joe Biden celebró una reunión a puerta cerrada con el presidente del sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, en el ala occidental de la Casa Blanca, menos de dos meses antes de que expiren los contratos de 170.000 trabajadores en Ford, General Motors y Stellantis en EE.UU. y Canadá.

Fain inicialmente solicitó reunirse con altos funcionarios de la Casa Blanca durante su visita a Washington, pero cuando Biden fue informado, pidió conversar con el jefe del UAW en privado, según comentarios de funcionarios del Gobierno a la prensa.

¿Qué quería discutir cara a cara y tan insistentemente Biden con Fain? Si bien no se publicó una transcripción, no hace falta mucha imaginación para deducir el contenido esencial. Biden, un representante político muy experimentado de la patronal, está intensamente enfocado en la supresión de la lucha de clases con la asistencia de las burocracias sindicales, a fin de 1) defender los intereses lucrativos de las corporaciones y 2) garantizar que la guerra contra Rusia y los preparativos de guerra contra China no se vean interrumpidos.

Una pregunta principal de Biden a Fain debió haber sido algo similar a, “Shawn, ¿tienes la situación bajo control?”.

El enfado de los trabajadores de la industria automotriz y otros sectores en EE.UU. y Canadá se acerca al punto de ebullición. En las últimas semanas, ha habido paros en varias industrias, incluyendo a decenas de miles de actores y guionistas, 1.400 trabajadores de locomotoras Wabtec en Pennsylvania y 1.400 trabajadores de vagones de tren Nation Steel Car en Ontario. Una huelga de 7.400 trabajadores portuarios de Columbia Británica fue reiniciada el martes por algunas horas, antes de que el sindicato ILWU la volviera a frenar después de que el ministro de Trabajo bajo el primer ministro liberal canadiense Justin Trudeau la declarara “ilegal”.

Ante los emplazamientos de huelga de 20.000 camioneros de Yellow para el lunes y de 300.000 trabajadores de UPS para el 31 de julio, existe el potencial para una expansión dramática de la actividad huelguística a niveles no vistos en décadas.

La posibilidad de una lucha poderosa y militante de los trabajadores automotores tanto en EE.UU. como en Canadá no puede hacer más que poner extremadamente nerviosa a la Casa Blanca, dado el potencial de que movilice rápidamente un movimiento mucho más amplio de la clase trabajadora y socave las actividades bélicas de Washington en Ucrania y otras partes.

La industria automotriz está atravesando una rápida transformación. Según el difuso y cuidadoso informe entregado a Politico por el director de comunicaciones del UAW, Jonah Furman —exescritor de Labor Notes y miembro de los pseudoizquierdistas Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés)— Fain pidió a Biden apoyo para las negociaciones colectivas, así como “disposiciones laborales más firmes” en los incentivos fiscales de la Casa Blanca y otros obsequios patronales en relación con la producción de vehículos eléctricos.

Las empresas esperan poder eliminar decenas o incluso cientos de miles de puestos de trabajo como parte de su transición a los vehículos eléctricos, mientras establece niveles salariales aún menores y condiciones laborales más precarias. Al mismo tiempo, Washington considera el control de las cadenas de suministro de los vehículos eléctricos como un aspecto crítico de sus planes de supremacía global y sus preparativos de guerra con China.

Sin embargo, si Fain solicitó el apoyo de Biden, no lo hizo en nombre de los 1,1 millones de trabajadores automotores activos y jubilados del UAW. Más bien, busca el apoyo de la Casa Blanca para defender los privilegios de la propia burocracia del UAW. Fain y los funcionarios del UAW, que saben que son vistos como corruptos por los trabajadores automotores tanto dentro como fuera del UAW, quieren garantías de que Biden utilizará su poder para prácticamente imponer la presencia del UAW en las nuevas plantas de vehículos eléctricos, garantizando más ingresos de las cuotas al aparato por parte de los trabajadores empobrecidos.

Poco antes de ser asesinado por un agente estalinista en 1940, León Trotsky, el gran revolucionario marxista, escribió con inmensa incisividad y en una fase mucho más temprana de este proceso: “Hay un rasgo común en el desarrollo, o más correctamente en la degeneración, de las organizaciones sindicales modernas en todo el mundo: su acercamiento e integración al poder estatal”.

En la actualidad, Biden, el autodenominado “presidente más prosindical de la historia”, ha tratado de integrar aún más estrechamente a las burocracias sindicales con el Estado. El Gobierno se ha apoyado en las burocracias para controlar y sofocar una serie de luchas que amenazan los objetivos de política exterior del imperialismo estadounidense.

Los burócratas de clase media-alta que controlan los sindicatos, por su parte, están devolviendo el abrazo del estado. Las conversaciones de Fain con Biden el miércoles formaron parte de una avalancha de reuniones con prácticamente toda la cúpula del Partido Demócrata en el Congreso y con otros funcionarios de alto nivel del Gobierno. El presidente del UAW se reunió con el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Jeff Zients, con la directora del Consejo Económico Nacional, Lael Brainard, y con Gene Sperling, asesor económico asignado por Biden para liderar las negociaciones contractuales de Ford, GM y Stellantis, las “Tres Grandes”. Sperling, un viejo verdugo corporativo del Partido Demócrata, formó parte del Grupo de Trabajo sobre la Industria Automotriz de la Administración de Obama-Biden, supervisando los históricos recortes salariales y de empleos impuestos, con el apoyo del UAW, en la reestructuración de la industria en 2009.

Estos políticos capitalistas, que serán falsamente aclamados como “aliados” por el UAW, son, de hecho, viciosos enemigos de la clase obrera, como lo demuestra más claramente su papel en la prohibición de una huelga de 110.000 trabajadores ferroviarios el año pasado y la imposición de un contrato al que los trabajadores se opusieron.

La intervención de la Casa Blanca en la lucha de los trabajadores de las “Tres Grandes” desde ahora es una muestra de que los trabajadores no se enfrentan simplemente a una lucha por un contrato, sino a una lucha política contra el Estado capitalista.

Una de las preocupaciones de Biden es que la dirigencia de Fain es vista por los trabajadores automotores, correctamente, como ilegítima. Las elecciones nacionales del UAW del año pasado se caracterizaron por la supresión generalizada y deliberada del voto por parte de la burocracia del UAW, como se detalla en una serie de impugnaciones oficiales de Will Lehman, un trabajador de base y socialista que se postuló para presidente del UAW. La burocracia se negó a actualizar su base de datos de direcciones y contacto de los miembros, lo que dio como resultado una participación de solo el 9 por ciento y la devolución de más papeletas “no entregables” de las que realmente se contaron.

El Departamento de Trabajo de Biden se opuso a una demanda interpuesta por Lehman en noviembre en la que pedía una prórroga de emergencia del plazo para votar. Una demanda posterior presentada por Lehman ante el “monitor” del UAW, compuesto por bufetes de abogados corporativos estrechamente vinculados a GM y otras empresas automotrices, también fue rechazada, y una apelación al Departamento de Trabajo fue denegada sin explicación. Lehman demandó al propio Departamento de Trabajo exigiendo que se repitan las elecciones.

Si Biden y Fain compartieron un sentimiento durante su íntima reunión en la Casa Blanca es el miedo. La clase gobernante y sus lacayos en el aparato sindical están aterrorizados ante el poderoso crecimiento de la lucha de clases, que está empezando a liberarse del dominio del propio aparato.

Para unir las luchas de todos los sectores de la clase obrera y evitar que las burocracias sindicales las saboteen, los trabajadores necesitan estructuras que estén controladas y dirigidas por ellos mismos: comités de base en las fábricas y en los centros de trabajo. La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) está trabajando para ayudar a los trabajadores a establecer tales comités en todas las industrias, en EE.UU. y en otros países.

Como lo planteó una declaración de la Red de Comités de Base de los Trabajadores Automotores, un conjunto cada vez más grande de comités afiliados a la AIO-CB en la industria automotriz, el 9 de julio, “Cualquier estrategia basada en 'presionar' a la patronal y a sus representantes en el Partido Demócrata y el Republicano ha demostrado una y otra vez ser desastrosa para la clase obrera... Los trabajadores automotores no ganarán esta lucha a través de llamados a los ejecutivos de las compañías y a los políticos de la patronal, sino por medio de una dura e intransigente lucha de clases ”. Los trabajadores que deseen unirse a esta lucha deben ponerse en contacto con el WSWS para involucrarse en un comité de base hoy mismo.

(Publicado originalmente en inglés el 20 de julio de 2023)

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