El martes, un funcionario de defensa británico confirmó al Washington Post que Gran Bretaña se está preparando para enviar misiles de largo alcance a Ucrania capaces de alcanzar Crimea.
El funcionario británico que habló con el Post explicó que esta acción sentaría las bases para que otros miembros de la OTAN proporcionen misiles de largo alcance propios.
'Es una posición que el Reino Unido puede hacer de forma única... Sabemos que si damos algo se lo ponemos un poco más fácil a los demás', dijo. 'Definitivamente hay una tolerancia al riesgo diferente entre los distintos países. A menudo estamos en un lugar anterior'.
El Post señaló que 'los funcionarios del Pentágono no expresaron ninguna preocupación cuando se les preguntó sobre la perspectiva de que Gran Bretaña enviara misiles de largo alcance a Ucrania'.
Este anuncio pretende despejar el camino para el suministro del misil de largo alcance ATACMS por parte de Estados Unidos, así como el anuncio, largamente preparado, de que Estados Unidos enviaría aviones de combate F-16.
El movimiento del aliado clave de Estados Unidos supone otra acción que los funcionarios de la OTAN habían descartado incondicionalmente con anterioridad.
En mayo, el presidente estadounidense Joe Biden declaró categóricamente: 'No vamos a enviar a Ucrania sistemas de cohetes que ataquen a Rusia'.
Sin embargo, el Post dejó claro que los sistemas de armas del Reino Unido se utilizarían para atacar Crimea. 'La distancia entre el territorio controlado por Ucrania y Sebastopol, la mayor ciudad de Crimea y la sede de la flota rusa del Mar Negro, está dentro del alcance' del misil de largo alcance Storm Shadow.
El anuncio del Reino Unido sigue una pauta establecida con la decisión adoptada a principios de este año por las potencias de la OTAN de enviar más de 200 carros de combate principales a Ucrania. En marzo de 2022, Biden descartó el envío de tanques a Ucrania:
La idea de que vamos a enviar equipos ofensivos, y de que aviones y tanques y trenes van a entrar con pilotos y tripulaciones estadounidenses, entiéndanlo -y no se engañen, digan lo que digan-, eso se llama 'Tercera Guerra Mundial'.
En junio, el presidente francés Emmanuel Macron declaró: 'No vamos a entrar en la guerra... Así, se ha acordado no suministrar ciertas armas —incluyendo aviones de ataque o tanques— '.
Después de que el Reino Unido anunciara que enviaría carros de combate Challenger, Macron declaró en Twitter: 'Francia proporcionará carros de combate ligeros' a Ucrania. Pocos días después, tanto Alemania como Estados Unidos anunciaron que enviarían a Ucrania sus propios carros de combate principales, el Leopard 2 y el Abrams.
Estados Unidos ha avanzado sistemáticamente hacia el respaldo directo y la facilitación de los ataques contra la península de Crimea.
En mayo, Biden anunció que Estados Unidos enviaría el lanzamisiles de largo alcance HIMARS, sin proporcionar la munición ATACMS capaz de impactar a cientos de kilómetros de profundidad.
En enero, Estados Unidos anunció que enviaría a Ucrania la bomba de pequeño diámetro lanzada desde tierra (GLSDB, por sus siglas en inglés), duplicando el alcance de las municiones que hasta ese momento se habían proporcionado para los HIMARS.
En febrero, la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, respaldó abiertamente los ataques ucranianos dentro de Crimea. 'Son objetivos legítimos', dijo Nuland. 'Ucrania los está atacando. Lo estamos apoyando'.
En febrero, el New York Times informó: '[L]a administración de Biden está empezando finalmente a admitir que Kiev puede necesitar el poder para golpear el santuario ruso, incluso si tal medida aumenta el riesgo de escalada'. El Times añadía: 'La administración de Biden está considerando lo que sería uno de sus movimientos más audaces hasta la fecha, ayudar a Ucrania a atacar la península'.
A medida que se hace evidente que la próxima 'ofensiva de primavera' sólo conducirá a ganancias militares limitadas, las potencias estadounidenses y de la OTAN se están moviendo rápidamente para abandonar todas las restricciones restantes a su participación directa en la guerra.
La semana pasada, dos aviones no tripulados explotaron sobre la residencia oficial del presidente ruso Vladimir Putin. Tras el ataque con drones, el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken se negó a descartar cualquier intento de asesinar al presidente ruso, declarando: 'Dejamos que Ucrania decida cómo va a defenderse'.
Estas declaraciones ponen de manifiesto la enorme imprudencia y desesperación que se apodera de la clase política estadounidense. Este estado de ánimo fue explicado de forma aún más explícita por el historiador proguerra Timothy Snyder en lo que fue quizás el llamamiento más abierto hacia una guerra de la OTAN con Rusia hasta la fecha.
En un artículo de opinión como invitado en el Times titulado 'We Forget Nuclear Powers Have Lost Wars” (Olvidamos que las potencias nucleares han perdido guerras), Snyder concluye: 'Cuando los rusos hablan de guerra nuclear, la respuesta más segura es asegurar su propia derrota convencional'. (Sin explicación, el titular fue cambiado a 'Putin está luchando, y perdiendo, su última guerra').
Snyder se queja de que 'el miedo de los estadounidenses de una escalada retrasó el suministro de armas que podrían haber permitido a Ucrania ganar el año pasado. Uno tras otro, los sistemas de armamento considerados de escalada han sido entregados ahora, sin consecuencias negativas'.
Exigiendo la 'derrota' de Rusia, Snyder hace la siguiente declaración extraordinaria: 'Rusia tiene 11 husos horarios de espacio para soldados en retirada y mucha práctica en refritos propagandísticos'.
Al hacer un llamamiento hacia la 'derrota' de la Rusia nuclear, Snyder declara: 'Ninguna opción está exenta de peligros'. La declaración recuerda a la afirmación del general 'Buck' Turgidson en la pelicula Dr. Strangelove de que 'no digo que no nos despeinemos' en caso de guerra termonuclear.
El mismo día que apareció este desvarío, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, concedió una entrevista al Washington Post en la que dejó claro que el objetivo central de la OTAN en el conflicto es recuperar los territorios que Ucrania perdió en 2014, principalmente la península de Crimea.
Stoltenberg declaró: 'La guerra en Ucrania ha cambiado fundamentalmente a la OTAN, pero hay que recordar que la guerra no empezó en 2022. La guerra empezó en 2014. Y desde entonces, la OTAN ha puesto en marcha el mayor refuerzo de nuestra defensa colectiva desde el final de la Guerra Fría'.
Stoltenberg continuó: 'Por primera vez en nuestra historia, tenemos tropas listas para el combate en la parte oriental de la alianza, los grupos de combate en Polonia, Lituania, los países bálticos, en realidad los ocho grupos de combate desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro. Mayor preparación de nuestras fuerzas. Y un mayor gasto en defensa. Hasta 2014, los aliados de la OTAN estaban reduciendo los presupuestos de defensa. Desde 2014, todos los aliados de Europa y Canadá han aumentado significativamente su gasto en defensa. Y hemos modernizado nuestra estructura de mando, realizamos más ejercicios, hemos establecido nuevos dominios militares como el cibernético. Así que, en conjunto, se trata de una enorme transformación de la OTAN que comenzó en 2014'.
Y añadió: 'Ninguna otra gran potencia tiene 30 amigos y aliados como Estados Unidos en la OTAN. Ni Rusia ni China tienen algo similar. Y juntos, los aliados de la OTAN representan el 50 por ciento del poder militar mundial y el 50 por ciento del poder económico mundial.'
Este pasaje echa por tierra la narrativa de las potencias de la OTAN de que el conflicto fue una 'guerra no provocada'. En cambio, deja claro que las potencias de la OTAN provocaron e intensificaron el conflicto con el objetivo de compensar las pérdidas territoriales que sufrieron ese año.
(Publicado originalmente en inglés el 9 de mayo 2023)