La reunión fundacional de No2Nato tuvo lugar el 25 de febrero en el Salón Bolívar en el centro de Londres. Otros recintos se habían negado a organizar el evento alegando temores a violentas protestas en contra debido a la oposición declarada del grupo a la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania.
El Salón Bolívar fue puesto a disposición por la Embajada de Venezuela, aunque su pequeño tamaño obligó a que el mitin se dividiera en cuatro sesiones de 160 asistentes.
El Partido de los Trabajadores de Reino Unido de George Galloway y el Partido Laborista Socialista, fundado por el exlíder del Sindicato Nacional de Mineros Arthur Scargill, pero ahora dirigido por el exdiputado laborista Chris Williamson, fueron copatrocinadores de la reunión. Galloway, Williamson y el vicepresidente del sindicato de conductores de trenes ASLEF, Andy Hudd, fueron designados como líderes “provisionales” de No2Nato.
Los orígenes políticos de Galloway residen en el estalinismo y el laborismo, pero se ha movido en círculos de derecha durante muchos años. Lo que conserva del estalinismo, décadas después de que la burocracia destruyera la Unión Soviética, restaurara el capitalismo y mutara en una oligarquía al estilo de la mafia, es un feroz nacionalismo británico.
Está en una posición ideal para liderar un movimiento que se opone a la OTAN en el contexto de la defensa de una política exterior alternativa para el imperialismo británico y, con mucho menos entusiasmo por parte de Galloway, para el imperialismo europeo. En oposición a la alianza de Reino Unido con los EE. UU., No2Nato aboga por una alianza global con las “potencias en ascenso” lideradas por China, que supuestamente inaugurará un nuevo mundo multipolar y traerá la paz mundial.
Después de una contribución de Peter Ford, el exembajador británico en Bahréin y Siria y un crítico de las guerras de la OTAN en Irak y Siria, Galloway dijo: “Cómo desearía que todavía estuvieras en el Ministerio de Relaciones Exteriores y aplicando algo de esa sabiduría. El propósito de un Gobierno, el propósito de un Ministerio de Asuntos Exteriores es proteger los intereses y la seguridad del pueblo británico y los intereses británicos”.
La protección de los intereses británicos llevó a Galloway a sugerir: “La Doctrina Monroe fue la declaración por parte de los Estados Unidos de América de que no toleraría la interferencia europea en las Américas. Yo digo que necesitamos una Doctrina Monroe europea”.
La crítica de Galloway fue retomada por el Dr. David Miller, el académico despedido por la Universidad de Bristol por criticar la represión israelí de los palestinos en el programa “Palestine Declassified” del canal de televisión iraní Press TV, que copresenta con Chris Williamson. Miller declaró: “Estados Unidos está involucrado en un proceso para tratar de destruir países europeos. Ese es su propósito, simplemente destruir las economías de Europa. Ese siempre fue, por supuesto, el objetivo de la OTAN. Mantener a Alemania abajo y a Rusia fuera. Y ese sigue siendo el objetivo de la OTAN: destruir la posibilidad de que Alemania pueda tomar un curso independiente. Y la gente en Europa ve que no basta con apoyar el fin de la guerra en Ucrania. Deberíamos apuntar directamente al poder imperial de Estados Unidos, que nos está oprimiendo a todos”.
Antiamericanismo, no antiimperialismo
Las afirmaciones simplistas de que los Estados imperialistas europeos están oprimidos por el imperialismo estadounidense confirman que No2Nato no es una organización genuinamente antiimperialista. Sus defensores se oponen a la afirmación de la hegemonía global de EE. UU. porque amenaza la cómoda posición social de un estrato de clase media-alta que ve amenazada su existencia privilegiada por las ambiciones depredadoras de Washington de volar el mundo por los aires. En respuesta, proponen la creación de una alianza global de potencias capitalistas en ascenso, con Estados Unidos, Reino Unido y Europa aceptando una disminución inevitable en su posición global.
Galloway insiste en que la principal distinción de No2Nato con respecto a la Coalición Stop the War, dirigida por el grupo pseudoizquierdista Counterfire y el Partido Comunista Británico, es que su alianza no critica a Rusia, solo a la OTAN.
Como ha explicado el Comité Internacional de la Cuarta Internacional, el carácter de la guerra no puede determinarse por el hecho de que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero de 2022. Esa decisión fue precedida por la extensión de la OTAN a las fronteras de Rusia y una larga campaña para convertir a Ucrania en un Estado cuartel de primera línea como parte del impulso de Washington para asegurar su hegemonía global, centrándose en destruir China como rival económico. Este ha sido un objetivo estratégico de Estados Unidos desde la disolución de la Unión Soviética en 1991 y fue la base para respaldar el golpe del Maidán en 2014, el verdadero comienzo de la guerra que ahora libra Kiev con el respaldo de la OTAN.
Sin embargo, esto no excusa ni justifica la respuesta nacionalista de Putin al invadir Ucrania. Putin es un representante de la oligarquía capitalista criminal de Rusia que surgió como resultado de la traición estalinista a la revolución socialista de octubre de 1917, al igual que Zelenski representa a su contraparte ucraniana. La invasión de Ucrania por parte de Putin fue un intento desastrosamente mal calculado de presionar a Washington para que diera marcha atrás y reconociera los intereses nacionales del capitalismo ruso.
Dar soporte al gran chovinismo ruso de Putin es una traición política a la clase obrera rusa, ucraniana e internacional y un regalo político para los apologistas de la OTAN. Una oposición socialista a la guerra de la OTAN exige una lucha para unificar a los trabajadores rusos y ucranianos contra Putin y Zelenski.
La vista gorda de Galloway con respecto al régimen de Putin no es simplemente un vestigio de su pasado estalinista. Está ligado a los esfuerzos para ser reconocido como el principal defensor de una reorientación de Reino Unido hacia China, que No2Nato promueve como la piedra angular de una estrategia para la paz.
¿Un nuevo mundo multipolar?
El orador de la plataforma Craig Murray, un exdiplomático británico, se sintió inquieto ante la apología a favor de Putin que había escuchado y se opuso a las presentaciones de Rusia como “los buenos” en la guerra de Ucrania. Esto provocó una crítica pública por parte de Galloway, quien argumentó que, a la luz de los “grandes cambios que se están produciendo en el mundo, no es necesario que, a Craig, a mí o a ustedes les gusten o disgusten los líderes de estas nuevas potencias económicas en ascenso”.
Galloway expuso: “Las placas tectónicas se han desplazado muy claramente, y esa dominación de la Tierra por el club imperialista ahora conocido como OTAN está llegando a su fin frente a nuestros ojos. Está naciendo un nuevo mundo multipolar”.
“Esto es visible no solo en el campo de batalla ... Se está demostrando en el campo de batalla económico, tal vez más significativamente”.
La guerra en Ucrania, afirmó, “ha acelerado quizás por una década, tal vez dos décadas, el surgimiento de un mundo genuinamente multipolar” que involucra a Rusia, India, América Latina y Sudáfrica, pero con la posición de liderazgo recayendo económica y políticamente en China... Los días en que China podía ser mandada por extranjeros han terminado, terminado, terminado, terminado ... El sol está saliendo por el este. El poder económico se ha movido hacia el este”.
La presentación más extensa en este escenario fue realizada por el rapero Lowkey. Se quejó de que Estados Unidos “ha consolidado su supremacía militar en Europa”, declarando que Reino Unido “no es un país soberano” porque hay “12.000 tropas estadounidenses en este país ... Macron tiene razón, Estados Unidos no es un aliado de los países europeos”.
La respuesta a la hegemonía estadounidense, indicó, con las potencias europeas actuando como súbditos leales, ha de encontrarse en el ascenso económico de China. Estados Unidos y Europa intentaban “resistir el péndulo natural de la historia” y su inevitable eclipse. El período de hegemonía imperialista británica y luego estadounidense fue retratado como una aberración histórica.
“China era el más grande y es todavía el sistema de gobierno más grande que existe en el mundo. Más de 2.000 años de antigüedad y como civilización en realidad tiene entre cuatro mil y cinco mil años. Y hubo cuatro o cinco períodos diferentes de la historia humana durante los cuales China fue el país más avanzado del mundo. Ahora estamos ante el precipicio de la sexta vez en la historia de la humanidad donde China será el país más avanzado del mundo. Esto es un hecho, les guste o no”.
La conclusión extraída es que se debe presionar al Gobierno británico para que evite“fijarse en los Estados Unidos y en una proyección de algún tipo de poder anglosajón”, para no tratar de ir “en contra del movimiento natural de la historia” y hacer explotar al mundo en el proceso.
El discurso de Lowkey estuvo salpicado de preguntas retóricas como “¿Puede Reino Unido adaptarse a un mundo donde el inglés puede no ser la lengua franca para los negocios?” y “¿Cómo puede la humildad ser algo que se convierta en parte de la diplomacia británica?”.
La tarea de No2Nato, “en concordancia con el trabajo anterior de los movimientos contra la guerra en esta ciudad, es asegurarnos de que los hagamos rendir cuentas y restrinjamos su lógica. Limitemos los parámetros de lo que son capaces de hacer”.
Galloway llama a la unidad entre la “izquierda” y la “derecha”
La agenda nacionalista y procapitalista de Galloway lo convierte en un encarnizado oponente de la lucha por construir un movimiento contra la guerra basado en la clase obrera y una perspectiva socialista. Él y otros defensores de No2Nato denuncian esto como sectarismo que enajena a individuos y tendencias de derecha que de otro modo serían ganados a una posición antibélica.
No2Nato avanza como la rama británica de un nuevo movimiento global contra la guerra basado en tal alianza entre la “izquierda” y la “derecha”, junto a Rabia contra la Máquina de Guerra en los Estados Unidos y la Revuelta por la Paz de Sahra Wagenknecht. La fuerza principal de Rabia contra la Máquina de Guerra es el Partido Libertario, el cual está integrado en la extrema derecha y ha sido respaldado por representantes del ala trumpista del Partido Republicano y autodeclarados fascistas. En Alemania, Wagenknecht cuenta con un apoyo significativo de Alternativa para Alemania (AfD) y de destacadas figuras militares.
Al igual que ellos, Galloway declara que poner fin a la guerra en Ucrania y prevenir una aniquilación nuclear trasciende todas las divisiones políticas e incluso las hace anticuadas. Al presidir la reunión, proclamó: “A diferencia de otras organizaciones, aquí no hay análisis de sangre ideológica. Damos la bienvenida a todos, de izquierda a derecha, atravesando el centro. Ya sea que se opusiera a la última guerra o no, si ha empleado su tiempo en una u otra de las corrientes políticas. Nada de eso importa”.
Nick Brana, exasesor de Bernie Sanders y líder del Partido Popular en EE. UU., fue aclamado como la personificación de esta perspectiva por la que, como resultado, había “recibido los virulentos ladrillazos totalmente predecibles de los sectarios”, pero que él era “seguramente la esperanza del pueblo de los Estados Unidos, aunque ese es su problema”.
Brana se jactó de que Rabia contra la Máquina de Guerra había construido su reunión “eliminando todas las demás pruebas de fuego y diciendo que no tienes que cumplir con ningún otro tipo de criterio ideológico”. En este espíritu, describió al Partido Libertario como sus “camaradas” y los de Galloway.
Galloway ha sido el defensor más consistente de la perspectiva reaccionaria de construir movimientos que abarquen la “izquierda” y la “derecha”, basados en cuestiones que supuestamente trascienden tales distinciones políticas obsoletas. Mientras que emergió por primera vez como una figura política internacional debido a su oposición a la guerra de Irak en 2003, desde entonces se ha movido alegremente en los círculos de derecha durante muchos años.
Como líder de la campaña “Left Leave” [Salida de Izquierda de la Unión Europea], formada por el Partido Comunista Británico (CPB, siglas en inglés), el Partido Socialista de los Trabajadores y Counterfire, afirmó que la salida de Reino Unido de la Unión Europea en el referéndum del Brexit el 23 de junio de 2016 fue un acontecimiento progresista porque restauró la soberanía del Reino Unido y abriría la puerta a un Gobierno laborista de izquierda liderado por Jeremy Corbyn.
El 19 de febrero de 2016, compartió una plataforma con Nigel Farage del antiinmigrante Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP, siglas en inglés), junto con representantes del ala archithatcherista del Partido Conservador. Sus comentarios se centraron en la afirmación de que la “izquierda” y la “derecha” deberían unirse para defender la soberanía británica, incluido “el derecho a decidir quién puede venir a vivir y trabajar en Reino Unido, a quién podemos deportar de Reino Unido, qué nivel de déficit podemos manejar en Reino Unido o cuál debería ser nuestra política exterior en Reino Unido”.
Para que Reino Unido pueda comerciar libremente “con la Commonwealth” y “con Brasil, con Rusia, con India, con China, con Sudáfrica, con Irán, donde el sol está saliendo, no poniéndose, y donde la mayoría de los consumidores en el mundo realmente viven ... Eso es internacionalismo”.
La Segunda Guerra Mundial fue, declaró, “nuestra mejor hora. Cuando todos avanzamos juntos, el Sr. Churchill y el Sr. Atlee y el Sr. Bevan ... Eso es lo que estamos haciendo aquí esta noche”. En Twitter, agregó sobre Farage, “no somos amigos. Somos aliados en una causa. Como Churchill y Stalin...”.
El Partido Socialista por la Igualdad (PSI) escribió que Galloway no se limitó a enfangar las líneas de clase, sino que las borró. “La primera responsabilidad de un socialista es oponerse a la mezcla de banderas de clase. En el referéndum, esto significa rechazar todos los llamamientos para que los trabajadores caigan detrás de una u otra facción de la burguesía que disputa únicamente cuál estrategia defiende mejor los intereses del imperialismo británico”.
“Hacer lo contrario y respaldar de alguna manera las agendas nacionalistas y procapitalistas propugnadas tanto por la campaña de 'permanecer' como la de 'salir' siembra una peligrosa confusión política, debilitando las defensas políticas de la clase trabajadora en un momento en que los humos nocivos del nacionalismo, la xenofobia antiinmigrante y el militarismo están contaminando Reino Unido, Europa y el mundo entero”.
La declaración del PSI sobre el referéndum de 2016 llamó la atención sobre el ejemplo más notorio del tipo de alianzas “izquierda-derecha” defendidas por Galloway: el apoyo otorgado por el estalinizado Partido Comunista Alemán (KPD) al referéndum de 1931 impulsado por el Partido Nazi de Hitler. Citando un objetivo común con los nazis de usar el “referéndum rojo” para sacar a los socialdemócratas del poder en Prusia, el KPD afirmó que esto sería un paso hacia una “revolución popular”.
La crítica de Trotsky al KPD sirve como una acusación devastadora del papel desempeñado por Galloway y los defensores pseudoizquierdistas del “Lexit” [Salida de Izquierda de la Unión Europea] en el referéndum del Brexit. Explicó que el “referéndum rojo” no ofrecía ningún medio para distinguir entre la oposición de los trabajadores de mentalidad revolucionaria a los socialdemócratas por su papel en la defensa del imperialismo alemán y la agenda nacionalista contrarrevolucionaria de los fascistas. El KPD cedió la iniciativa política a los nazis, al igual que Galloway y compañía cedieron el liderazgo al UKIP y a la oposición nacionalista y procapitalista de la derecha conservadora a la UE.
En mayo de 2019, en Almaty, Kazajstán, Galloway internacionalizó su agenda de “izquierda-derecha”, compartiendo una plataforma con el asesor fascista de Trump, Steve Bannon, en el Foro de Medios de Eurasia. Bannon declaró que las fuerzas nacionalistas de derecha estaban en marcha por toda Europa porque, “La gente entiende que la mayor cantidad de control que pueden tener es a nivel nacional, no en algún nivel transnacional amorfo. Se ve un aumento en el nacionalismo y eso es positivo ... El Brexit y [la victoria de Trump] están inextricablemente vinculados... Es una revuelta de la clase trabajadora, particularmente en países fuertemente industrializados en el pasado que viven en una nueva servidumbre. Ese día ha terminado”.
Galloway elogió a Bannon por sus ideas, respondiendo: “Soy un hombre de clase trabajadora del mismo origen étnico-religioso que Steve Bannon, aunque tenemos muchas otras diferencias. Pero nuestra gente de cualquier color, venga de donde venga, como sea que rece, se está afirmando. Y el día de las élites ha terminado... Se trata de democracia, no de nacionalismo. Steve Bannon tiene razón. La única forma en que tienes alguna posibilidad de controlar a las élites, los monopolios y los explotadores es al nivel del Estado nación”.
Perspectivas opuestas: revolución socialista o capitalismo para siempre
Avanzar en una campaña en alianza con la extrema derecha para presionar al imperialismo británico y estadounidense para que “entren amablemente en esa noche buena” como un medio para oponerse a la guerra es políticamente grotesco. Articula la posición de una capa de la pequeña burguesía asustada por la amenaza de guerra, pero hostil a una lucha contra esa amenaza por parte de la clase obrera y poseedora de una creencia verdaderamente ilimitada en la viabilidad a largo plazo del sistema capitalista.
En enero de 2006, se celebró en Sídney, Australia, una reunión del Consejo Editorial Internacional del World Socialist Web Site en la que su presidente David North presentó el informe de apertura.
North insistió en que la formulación de una perspectiva revolucionaria de lucha para la clase obrera “debe proceder de una comprensión precisa y exacta del desarrollo histórico del sistema capitalista mundial”.
“El análisis del desarrollo histórico del capitalismo debe responder a la siguiente pregunta esencial: ¿Está el capitalismo como sistema económico mundial moviéndose a lo largo de una trayectoria ascendente y todavía acercándose a su apogeo, o está en declive e incluso hundiéndose hacia un abismo?”.
Luego esbozó dos concepciones irreconciliablemente opuestas.
La posición marxista es, como sabemos, que el sistema capitalista mundial se encuentra en una etapa avanzada de crisis; de hecho, que el estallido de la guerra mundial en 1914, seguido por la Revolución rusa en 1917, representó un punto de inflexión fundamental en la historia mundial. Los acontecimientos convulsos de las más de tres décadas entre el estallido de la Primera Guerra Mundial y la conclusión de la Segunda Guerra Mundial en 1945 demostraron que el capitalismo había sobrevivido a su misión histórica progresista, y que habían surgido los prerrequisitos objetivos para la transformación socialista de la economía mundial. Que el capitalismo sobreviviera a la crisis de esas décadas fue, en gran medida, el producto de los errores y las traiciones de las direcciones de los partidos y organizaciones de masas de la clase obrera, sobre todo los partidos socialdemócratas y comunistas y los sindicatos. Sin sus traiciones, la reestabilización del capitalismo mundial después de la Segunda Guerra Mundial, aprovechando los recursos aún sustanciales de los Estados Unidos, no habría sido posible. De hecho, a pesar de la estabilización de la posguerra, la oposición global de la clase obrera y las masas oprimidas en las viejas regiones coloniales al capitalismo y al imperialismo persistió, pero su potencial revolucionario fue suprimido por las viejas organizaciones burocráticas.
Finalmente, la traición y las derrotas de las luchas de masas de las décadas de 1960 y 1970 despejaron el camino para una contraofensiva capitalista. Los procesos económicos y los cambios tecnológicos que hicieron posible la integración global sin precedentes del sistema capitalista destrozaron las viejas organizaciones de la clase obrera, basadas en perspectivas y políticas nacionales. El colapso de los regímenes estalinistas en la Unión Soviética y Europa del Este, basado en el programa antimarxista en bancarrota de un pseudosocialismo nacionalista, fue el resultado de este proceso.
A pesar de la rápida expansión territorial del capitalismo en la década de 1990, la crisis histórica persistió y se profundizó. Los procesos de globalización que habían resultado fatales para los viejos movimientos obreros elevaron a un nivel de tensión sin precedentes la contradicción entre el carácter globalmente integrado del capitalismo como sistema económico mundial y la estructura del Estado nación dentro de la cual el capitalismo está históricamente arraigado y de la que no puede escapar. El carácter esencialmente insoluble de esta contradicción —o, al menos, su “insolubilidad” sobre cualquier base progresista— encuentra expresión diaria en el creciente desorden y violencia que caracterizan la situación mundial actual. Un nuevo período de agitación revolucionaria ha comenzado. Ese, muy brevemente, es el análisis marxista.
Luego expuso una “contrahipótesis” que define la política del entorno pseudoizquierdista, estalinista y semianarquista.
Lo que los marxistas, para usar la florida frase de León Trotsky, llamaron la ‘agonía mortal del capitalismo’ fueron, más bien, sus violentos y prolongados dolores de parto. Los diversos experimentos socialistas y revolucionarios del siglo veinte no fueron simplemente prematuros, sino esencialmente utópicos. La historia del siglo veinte debe leerse como la historia de cómo el capitalismo superó todos los obstáculos al triunfo inexorable del mercado como sistema supremo de organización económica. La caída de la Unión Soviética y el giro de China hacia la economía de mercado representaron la culminación de este proceso. Esta década y, con toda probabilidad, la década que sigue continuarán siendo testigo de la rápida expansión del capitalismo en toda Asia. El elemento más significativo de este proceso será el surgimiento de China e India como potencias capitalistas mundiales maduras y estables.
North planteó la pregunta:
¿Es razonable, a la luz de toda la experiencia histórica previa, imaginar un conjunto de condiciones que permitan al sistema capitalista mundial resolver, o al menos contener, los muchos problemas potencialmente explosivos ya visibles en el horizonte económico y político antes de que amenacen la existencia misma del orden mundial existente?
¿Consideramos probable que los conflictos geopolíticos y económicos entre las principales potencias mundiales, en el marco del sistema imperialista, se resuelvan sobre la base de la negociación y los acuerdos multilaterales antes de que estas disputas alcancen e incluso pasen más allá del punto en el que desestabilizarían profundamente la política internacional?
¿Es probable que las disputas sobre el acceso y el control de materias primas críticas para el desarrollo económico, especialmente, pero no limitado a, el petróleo y el gas natural, puedan resolverse sin conflictos violentos? …
¿Estará Estados Unidos preparado para abandonar sus aspiraciones hegemónicas y aceptar una distribución más igualitaria del poder global entre los Estados? ¿Estará dispuesto a ceder terreno, sobre la base de compromisos y concesiones, a los competidores económicos y militares potenciales, ya sea en Europa o en Asia?
¿Se adaptará Estados Unidos amable y pacíficamente a la creciente influencia de China?
En el frente social, ¿continuará el asombroso aumento de la desigualdad social en América del Norte, Europa y Asia sin generar niveles significativos e incluso violentos de conflicto social? ¿Apoya la historia política y social de los Estados Unidos la opinión de que la clase obrera estadounidense aceptará durante los años y décadas por venir, sin protestas sustanciales y agudas, una espiral descendente continua de sus niveles de vida?
North concluyó advirtiendo: “Aquellos que respondan afirmativamente a todas las preguntas anteriores están haciendo grandes apuestas contra las lecciones de la historia”.
Los años transcurridos desde que se entregó ese informe han confirmado que no es posible una solución pacífica de la crisis del imperialismo mundial. En lugar de ceder el escenario mundial a China, el imperialismo estadounidense se está lanzando de cabeza hacia una guerra directa con Moscú y Beijing que amenaza la supervivencia de la humanidad.
Pero esos mismos años también han confirmado que la clase obrera de todo el mundo no está preparada para aceptar el vertiginoso aumento de la desigualdad y se está moviendo hacia una nueva era de lucha de masas.
Estas son las realidades políticas y sociales que determinan el carácter del movimiento contra la guerra que debe construirse. No se trata del desarrollo de un mundo capitalista multipolar, sino del estallido de una crisis global del imperialismo en la que solo el derrocamiento revolucionario del capitalismo puede evitar un descenso al abismo. Es tarea de un movimiento genuinamente antibélico orientarse a la clase obrera, intervenir en todas sus luchas y unificar a los trabajadores y jóvenes de todos los países contra la clase capitalista, sus Gobiernos y el aparato estatal, y por el socialismo.
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