El sábado, la vicepresidenta Kamala Harris acusó formalmente, por primera vez, a Rusia de “crímenes de lesa humanidad” como parte de una creciente campaña de propaganda para condicionar la opinión pública a favor de un despliegue directo de tropas de EE.UU. y la OTAN en la guerra para disputar Ucrania.
Durante el Consejo de Seguridad de Múnich, Harris afirmó: “Las fuerzas rusas han atacado de forma generalizada y sistemática a la población civil—actos repugnantes de asesinato, tortura, violaciones y deportaciones—. Asesinatos a estilo de ejecuciones, golpizas y electrocuciones”.
Harris declaró, “En cuanto a las acciones rusas en Ucrania, hemos examinado la evidencia. Conocemos los estándares legales. Y no cabe duda de que estos son crímenes de lesa humanidad”.
Aparentemente, Harris se refería a la definición de tales crímenes ofrecida por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Respondiendo a los comentarios de Harris, el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, tuiteó el domingo: “Los crímenes especificados en dicho estatuto, que Harris atribuye al Gobierno ruso, han sido perpetrados por todos los Gobiernos estadounidenses desde 1945 (ciertamente a partir del bombardeo de ciudades con municiones incendiarias y el lanzamiento de bombas atómicas sobre Japón)”.
De hecho, el Gobierno estadounidense no reconoce la autoridad del derecho internacional sobre sus propios funcionarios. Pero, siguiendo cualquier estándar objetivo, todos los presidentes estadounidenses vivos deberían ser sometidos a un tribunal por crímenes de guerra.
Los oficiales militares estadounidenses designaron ciertas áreas de Vietnam donde la política era exterminar sistemáticamente a todos los hombres, mujeres y niños. Cualquier persona asesinada en estas zonas era clasificada como un “combatiente enemigo”, incluso si eran bebés. Se estima que hasta 1 millón de civiles norvietnamitas fueron asesinados durante el conflicto.
En la masacre de My Lai, las tropas estadounidenses asesinaron a entre 347 y 504 civiles desarmados. Como lo describió uno de los soldados, “Fue algo propio de los nazis: un oficial le ordenó a un joven que ametrallara a todos” en un caño. Los soldados estadounidenses violaron sistemáticamente a las mujeres y los niños, algunos hasta de 10 años, antes de mutilarlos y asesinarlos. Ninguno de los responsables fue a la cárcel.
Después de la disolución de la URSS, Estados Unidos emprendió una orgía de violencia militar global, atacando deliberadamente a civiles, e incluso a doctores y periodistas.
Cuando la OTAN bombardeó Yugoslavia en 1999, el ejército estadounidense atacó sistemáticamente las plantas potabilizadoras, las plantas eléctricas y los medios de comunicación civiles. “Cada semana que hagan estragos en Kosovo es otro decenio que haremos que su país retroceda pulverizándolo”, declaró el columnista Thomas Friedman del New York Times. “¿Quieren 1950? Podemos enviarlos a 1950. ¿Quieren 1398? También podemos enviarlos a 1398”.
La invasión de Irak en 2003 fue precedida por el bombardeo para sembrar “shock y pavor” en Bagdad y condujo a la muerte de entre 275.000 y 306.000 civiles a manos de las tropas de EE.UU. y sus aliados.
En estas guerras, Estados Unidos empleó la tortura como un instrumento de política. Las tropas estadounidenses se fotografiaron dando palizas, violando y asesinando a los prisioneros detenidos en el calabozo de Abu Ghraib en Irak. La referencia de Harris a “electrocuciones” es particularmente hipócrita, dado que la imagen más famosa de Abu Ghraib es de un hombre parado sobre una caja y con un saco sobre la cabeza mientras lo electrocutan.
En Afganistán, el 3 de octubre de 2015, bajo el Gobierno de Obama y Biden, la Fuerza Aérea de EE.UU. llevó a cabo un ataque prolongado contra un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF), matando a 42 personas. MSF calificó el incidente como una violación deliberada del derecho internacional humanitario y un crimen de guerra.
Estados Unidos lleva a cabo asesinatos como instrumento de política de Estado, habiendo realizado un total de 14.000 ataques con aviones no tripulados durante la “guerra contra el terrorismo”, la mayoría de ellos bajo la Administración de Obama-Biden. Según la Oficina de Periodismo de Investigación, estos ataques con aviones no tripulados han matado a entre 10.000 y 20.000 civiles.
Harris también afirmó que “las autoridades rusas han deportado por la fuerza a cientos de miles de personas de Ucrania a Rusia, incluidos niños”, y que Rusia ha “separado cruelmente a niños de sus familias”. Pero la Administración de Biden ha detenido, deportado o expulsado a 4 millones de inmigrantes. Esta draconiana política de inmigración suele romper familias en el proceso.
Al igual que las anteriores declaraciones estadounidenses sobre las violaciones de los derechos humanos por parte de Rusia, los comentarios de Harris buscan dar una cubierta a la gran escalada de la guerra que Washington está librando a las puertas de Rusia.
Tras haber proporcionado tanques a Ucrania a principios de este mes, Estados Unidos está haciendo preparativos activos para enviar aviones de combate F-16, así como “contratistas civiles” para darles mantenimiento.
En las últimas 48 horas, los medios de comunicación estadounidenses han empezado a barajar la posibilidad de desplegar tropas terrestres en Ucrania. En un editorial el fin de semana, el Washington Post pedía que la OTAN desplegara “un conjunto convincente de músculo militar sobre el terreno”. Chuck Todd, el presentador de Meet the Press, el principal programa de entrevistas políticas de Estados Unidos, preguntó: “¿Podrán Estados Unidos y sus aliados derrotar a Putin sin poner botas de la OTAN o de Estados Unidos sobre el terreno?”.
Durante el fin de semana, el exfuncionario del Consejo de Seguridad Nacional, Alexander Vindman, declaró en una entrevista con Associated Press que se está abandonando cualquier límite a la intervención estadounidense en Ucrania. “Me siento cada vez más seguro de que [la Casa Blanca] proporcionará todo y cualquier cosa que los ucranianos necesiten”, dijo. “Solo será cuestión de tiempo”.
Al acusar formalmente al Gobierno ruso de crímenes de lesa humanidad, el Gobierno de Biden está dejando claro que los líderes rusos se enfrentan al mismo paradero de los líderes de otros países en los que EE.UU. ha buscado un cambio de régimen. En otras palabras, Estados Unidos está tratando de bloquear todas las vías restantes hacia una solución diplomática con el fin de convertir el conflicto en una guerra a gran escala entre la OTAN y Rusia.
La criminalidad de Estados Unidos no justifica la invasión rusa de Ucrania, que fue una respuesta ruinosa y reaccionaria al cerco de Rusia por parte de Estados Unidos y la OTAN. Pero Estados Unidos ha provocado sistemáticamente esta guerra, gastando miles de millones de dólares para influir, sobornar y subvertir al Gobierno ucraniano y convirtiendo efectivamente al país en una colonia de Estados Unidos.
Cualquier examen del historial del imperialismo estadounidense deja claro que Washington es capaz de cualquier crimen. Al instigar la guerra con una potencia con armas nucleares, EE.UU. se está preparando para la mayor de sus masacres hasta la fecha, cuyas consecuencias afectarán tanto a la clase obrera en EE.UU. como en Ucrania y Rusia.
Hay que prevenir este desastre que se avecina. Los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo deben movilizarse para construir un movimiento de masas contra la guerra, basado en la perspectiva del socialismo y la unidad internacional de la clase obrera.
(Publicado originalmente en inglés el 19 de febrero de 2023)