Un día después de una serie de explosiones en un pueblo agrícola polaco, ha quedado claro que Ucrania disparó al menos un misil hacia Polonia, matando a dos civiles polacos.
Los patrocinadores imperialistas de Ucrania reconocieron que Kiev realizó el ataque, pero alegaron, sin una pizca de evidencia ni credibilidad, que los sistemas antiaéreos ucranianos llevaron acabo un ataque de precisión aéreo docenas de kilómetros en la dirección equivocada.
Si la fuerza aérea ucraniana intentaba interceptar misiles rusos viajando desde el este, ¿por qué apuntaron sus misiles hacia Polonia en el oeste? ¿Y por qué dieron precisamente en un edificio habitado de una pequeña población rural esparcida? ¿Por qué el presidente ucraniano Volodímir Zelenski, el canciller Dmitró Kuleba y un “oficial de inteligencia estadounidense de alto rango” atribuyeron falsamente el ataque a Rusia antes de que las autoridades polacas confirmaran públicamente los detalles del bombardeo?
Las afirmaciones de que el misil fue disparado por un arma “defensiva” no tienen ninguna credibilidad porque el sistema de misiles S-300 tiene una capacidad bien conocida de atacar blancos en tierra.
De hecho, el bombardeo fue una provocación calculada de Ucrania, posiblemente con la ayuda de facciones del Estado estadounidense para acelerar la participación directa de la OTAN en el conflicto y prevenir cualquier discusión de un cese al fuego o una resolución negociada del conflicto.
El ataque ucraniano contra Polonia se produjo durante la cumbre del G20 en Bali, Indonesia, en la que EE.UU. ha estado buscando alinear a los otros países en oposición a Rusia. También ocurrió en medio de presuntos conflictos dentro del Gobierno estadounidense sobre el alcance y el ritmo de la participación estadounidense en la guerra, así como sugerencias del presidente del Estado Mayor Conjunto estadounidense, Mark Milley, de que EE.UU. podría iniciar un cese al fuego o negociaciones de paz durante el invierno.
Un aspecto crítico es que tanto la OTAN en su conjunto como los países miembros han reconocido que fue Ucrania, no Rusia, la que atacó Polonia, mientras Ucrania siguió insistiendo en que el bombardeo provino de Rusia.
Un diplomático de un país de la OTAN en Kiev le comentó al Financial Times: “Esto se está volviendo ridículo. Los ucranianos están destruyendo nuestra confianza en ellos. Nadie está culpando a Ucrania y ellos están mintiendo abiertamente. Esto es más destructivo que el misil”.
El miércoles por la mañana, la OTAN indicó en una declaración que “el incidente fue posiblemente causado por un misil antiaéreo ucraniano disparado para defender suelo ucraniano contra los misiles de crucero rusos”. Adicionó: “Esto no es culpa de Ucrania. Rusia es culpable, en última instancia, ya que continúa su guerra ilegal contra Ucrania”.
La Casa Blanca hizo eco de la declaración de la OTAN, añadiendo, “Independientemente de las conclusiones, queda claro que la responsable última de este incidente trágico es Rusia, que lanzó una andanada de misiles contra Ucrania, específicamente dirigidos contra infraestructura civil. Ucrania tenía y tiene todo el derecho de defenderse”.
Al culpar a Rusia por lo que solo pudo ser un ataque deliberado de Ucrania contra un miembro de la OTAN, Estados Unidos está siguiendo el patrón de toda una serie de provocaciones que van desde asesinar a la figura pública fascista rusa Daria Dugina en Moscú a bombardear los gasoductos Nord Stream y el puente Kerch. Cada una de estas acciones llevadas a cabo por medio de la colaboración de fuerzas ucranianas y facciones dentro del Estado estadounidense buscaba intensificar la participación estadounidense en la guerra en Ucrania. Si bien buscaron distanciarse de ellas, fueron al final defendidas por EE.UU. y su prensa.
Esta vez, Estados Unidos optó por no apoyar completamente las mentiras de Kiev. Esto se debe a que arrastraría a EE.UU. en una guerra a plena escala con Rusia para la cual aún no está preparado. No obstante, el Gobierno de Biden está llevando a cabo preparativos de gran alcance para tal conflicto, bombeando decenas de miles de millones de dólares en armamento en Ucrania y construyendo un frente de batalla de la OTAN a lo largo toda la frontera rusa con Europa.
El mismo día de los ataques, la Casa Blanca solicitó $21 mil millones al Congreso para armas adicionales. Esta cifra duplicaría con creces los envíos de armas de EE.UU. a Ucrania hasta la fecha de $18,2 mil millones.
En comentarios el miércoles, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el presidente del Estado Mayor Conjunto, Milley, suprimió cualquier discusión sobre un cese al fuego en el invierno, que la prensa había debatido en las últimas semanas.
Cuando le preguntaron a Milley si estaba “dando marcha atrás respecto a sus comentarios la semana pasada de que percibía una oportunidad para negociar con los rusos”, tanto Milley como Austin dijeron que prevén que la guerra continuará e incluso se intensificará durante el invierno. “Considero que las batalles en el invierno favorecerán a los ucranianos”, dijo Austin.
Añadió: “Según entendemos, van a seguir luchando durante el invierno y nosotros, EE.UU., bajo las direcciones del presidente y el secretario de Defensa, seguiremos apoyando a Ucrania hasta que sean libres, soberanos, independientes, con un territorio intacto”.
Fuera de los giros tácticos de la política militar estadounidense, la dirección general de Estados Unidos es clara e inequívocamente hacia una escalada militar en lo que ha llamado la “década decisiva”.
Escribiendo sobre el rearme alemán en los años treinta, León Trotsky publicó un ensayo intitulado “Hitler, el pacifista”, en la que explicó que las vociferaciones del imperialismo alemán sobre querer la paz eran meramente una cubierta para un programa sistemático de rearme en preparación para una guerra mundial:
[Hitler] continúa su trabajo en dirección a un cambio radical en la relación de las fuerzas armadas. Es precisamente en este momento, cuando su trabajo ya comenzó pero está lejos de dar resultados decisivos, que Hitler debe emplear la máxima cautela en el escenario europeo. No asustar a nadie; no irritar a nadie; por el contrario, mantener los brazos bien abiertos. Hitler está listo para cubrir las paredes de las fábricas de guerra con discursos pacifistas y pactos de no agresión. ¡Paris vaut bien une messe! (¡París bien vale una misa!) De ser necesaria una fórmula clara, simple y no diplomática de la ofensiva pacifista, sería la siguiente: durante los próximos dos o tres años, Hitler debe evitar cuidadosamente una guerra preventiva por parte de sus oponentes. Dentro de estos límites, su pacifismo es absolutamente sincero. Pero solo dentro de estos límites.
En la actualidad, las declaraciones de Estados Unidos de que no busca una guerra con Rusia ni China son una trampa para ganar tiempo mientras coloca un cerco militar y diplomático alrededor de ambos países y acumula tropas en sus fronteras. La guerra que estalló en Ucrania es considerada por los planificadores militares estadounidenses como una batalla inicial de una guerra global mucho más amplia.
El hecho de que la guerra se haya expandido a Polonia debe servir de advertencia. ¡La guerra debe acabar! El 10 de diciembre, los Jóvenes y Estudiantes Internacionales por la Igualdad Social celebrarán una reunión en línea bajo el título “¡Por un movimiento masivo de los jóvenes y estudiantes para detener la guerra en Ucrania!”. Urgimos a todos los trabajadores, estudiantes y jóvenes que asistan y promuevan esta reunión crítica.
(Publicado originalmente en inglés el 17 de noviembre de 2022)