Español

Crece el movimiento global de protestas en todos los continentes en medio de una escasez de mercaderías que va a peor

La guerra por delegación de la OTAN y EEUU contra Rusia en Ucrania ha desencadenado una ola de protestas sociales contra el encarecimiento del coste de la vida, que acarrea una profunda ira de la clase trabajadora por la desigualdad social y el impacto devastador de la pandemia de coronavirus que está teniendo lugar. Día tras día, esta ola de protestas crece, según la clase trabajadora responde al impacto social de la guerra y de las sanciones de EEUU y de la UE, que han trastocado las cadenas de suministro y han cerrado el Mar Negro a las exportaciones de aceite de cocina, grano y fertilizante rusos, ucranianos y bielorrusos.

Un trabajador repone los estantes en la tienda Heinen's Fine Foods store, el jueves 13 de enero de 2022, en Pepper Pike, Ohio. (Foto AP/Tony Dejak)

El viernes, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció que el Índice del Precio de los Alimentos global de marzo subió un 12,6 por ciento desde febrero, que ya era el más alto desde 1990. El vicedirector de la FAO, Josef Schmidhuber, les dijo a los periodistas que la escasez de alimentos amenaza con desatar protestas a escala mundial. “Es verdaderamente notable”, dijo Schmidhuber. “Hay una alteración masiva del suministro”.

Preocupaciones imperialistas por la creciente ola de protestas sociales

Están creciendo las preocupaciones en las capitales imperialistas de que el desarrollo bélico está desencadenando un malestar creciente que amenaza con descarrilar los planes de someter a Rusia, incluso arriesgándose a desatar la Tercera Guerra Mundial.

Un artículo del 6 de abril en Politico, titulado “EEUU lucha por contener una crisis alimentaria global que se profundiza”, citaba a un destacado miembro del personal del senado estadounidense que dijo, “Vemos que se viene la tormenta y sentimos que no estamos preparados para ella”. La noticia de Politico comentaba que “Los puestos diplomáticos estadounidenses están en estrecho contacto con países donde la gente corre el riesgo de una inseguridad alimentaria incrementada”, por la preocupación por el creciente movimiento de protesta.

Sin embargo, los esfuerzos de Washington por detener el movimiento se han vuelto ineficaces. Ello es así porque muchos republicanos se oponen a financiar cualquier ayuda y porque ninguno de los principales aliados de EEUU ha estado dispuesto a contribuir con sus propias reservas de alimentos, por la preocupación de que el aumento de los precios está desencadenando huelgas y protestas en las metrópolis imperialistas.

Una carta del 5 de abril enviada a Joe Biden por un grupo bipartidista de senadores advertía de las implcaciones políticas de “una grave crisis global de seguridad alimentaria que amenace con llevar a millones de personas al hambre y desestabilizar regiones de importancia estratégica para Estados Unidos”.

El 6 de abril, la subcomisión de la cámara de EEUU para agricultura celebró una audiencia sobre la crisis alimentaria que está surgiendo. Sarah Charles, destacada funcionaria de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), vinculada a la CIA, testificó.

Dijo: “Los impactos de la crisis actual en la pobreza, el hambre y la desnutrición podrían ser más significativos que los que se han visto en la crisis alimentaria global de 2007-2008 y el ulterior descontento civil, dado que la última crisis vino tras un período de fuerte crecimiento económico global, mientras que los años desde el comienzo de la pandemia de COVID-19 han estado caracterizados por un declive económico global cada vez peor”.

Compareciendo en la misma audiencia, el economista jefe del Programa de Alimentación Mundial de la ONU, Arif Husain, dijo: “Aumentos abruptos de los precios internacionales de alimentos básicos —particularmente el trigo y el maíz— en las semanas recientes han tenido como resultado un entorno de precios de los alimentos que se parece al de las crisis de 2008 ó 2011”.

Husain advirtió de que si la guerra duraba otros dos meses, “La cosecha de grano y trigo de Ucrania así como la prohibición de la exportación de fertilizante de Rusia restringirán aún más la producción de alimentos y llevará al hambre a cientos de millones de personas”.

Y las preocupaciones no se limitan a Washington. El presidente francés Emmanuel Macron y el primero ministro canadiense Justin Trudeau han hecho advertencias semejantes sobre la creciente escasez global de alimentos, mientras que un reporte del Instituto Friedrich Ebert, vinculado al gobierno alemán, planteaba el asunto en términos más tajantes, llamando a las protestas emergentes “una nueva fase de desestabilización masiva que en última instancia desestabilizaría a gobiernos así como a la población socialmente más débil”. Continuaba, “Como se decía en los días de la Revolución francesa, si la población no tiene pan, a los que ostentan el poder los amenaza el desastre”.

Según se alarga la guerra, las protestas y las huelgas siguen aumentando en todos los continentes habitados.

América Latina

Las protestas continuaron por todo Perú según amplios sectores de trabajadores, agricultores pobres y jóvenes urbanos se unían a la actual huelga de camioneros por el encarecimiento del coste de la vida. Las protestas continuaron a pesar de la imposición de un toque de queda por parte del presidente Pedro Castillo, una medida que luego retiró, solo para anunciar un estado de emergencia nacional más tarde esa semana. La ira social alcanzó un punto culminante el jueves cuando el primer ministro de Castillo, Aníbal Torres, elogió a Adolf Hitler en un discurso en Huancayo, el centro de las protestas.

“En una ocasión”, dijo, “Hitler visitó el norte de Italia, y Mussolini le mostró una autopista construida desde Milán hasta Brescia. Hitler vio esto y fue a su país y lo llenó de autopistas y aeropuertos e hizo de Alemania la primera potencia económica del mundo. Tenemos que hacer un esfuerzo, hacer sacrificios para mejorar nuestros caminos”.

Esta semana, también empezaron a congregarse manifestantes por fuera del Departamento de Desarrollo Social de Argentina, en Buenos Aires, exigiendo que el gobierno peronista aborde el encarecimiento del coste de la vida. La diputada federal peronista Natalia Zaracho le dijo a El País el jueves que las organizaciones caritativas y organizaciones pseudoizquierdistas asociadas estaban trabajando para impedir una explosión social. “Si todo esto no explota, es porque porque las organizaciones sociales están presentes en los barrios obreros”, dijo.

En una entrevista con la BBC, el director del grupo de presión corporativo Eurasia Group advirtió:

Con esta inflación, hay un alto riesgo de que las protestas en Perú se repitan en otros países latinoamericanos. Y los gobiernos no tienen el dinero para ofrecer subsidios. El riesgo es que estas protestas se intensifiquen en toda la región y también fuera de América Latina, donde el aumento de los precios de la comida y el combustible también está generando protestas, como en el Medio Oriente y en Asia.

Citando las protestas de masas de 2018 y 2019, dijo, “La pandemia le puso una pausa al problema, pero al mismo tiempo fue solo una pausa, y ahora la situación es mucho más explosiva”.

Añadiendo a las preocupaciones regionales, el Banco de México ayer anunció que el país alcanzó su mayor tasa de inflación en 21 años. Advirtió de los “altos costes sociales del aumento del precio de los alimentos” en el país.

Una ola de huelgas ha empezado a desarrollarse también en Brasil y ahora se está expandiendo hacia las industrias pesadas, incluyendo la producción de acero.

Medio Oriente y Norte de África

La escasez de gasolina y alimentos ha tenido el efecto más inmediato en la población de Medio Oriente y Norte de África. Middle East Eye informó ayer, “En Túnez, han estado vaciando las estanterías de los supermercados desde hace varias semanas. Harina, arroz, sémola, azúcar y huevos son casi imposibles de encontrar”.

El Centro Carnegie para Medio Oriente advirtió recientemente de que “esta situación tiene el potencial de volverse explosiva”.

En el Líbano, donde la explosión de un almacén de grano en Beirut ha hecho que el país solo pueda guardar un mes de reservas de alimentos, el precio de la canasta alimentaria básica ha subido un 351 por ciento el año pasado. Ayer, el país anunció que estaba quebrado y había acordado un despiadado régimen de austeridad del FMI que incluiría privatizaciones masivas y recortes a programas sociales.

En Egipto, las reservas de comida del país están empezando a bajar, y el país ha apelado a influjos de dinero a corto plazo desde la UE y los países del golfo para prevenir la perspectiva inminente de huelgas y protestas de masas.

Asia

El desajuste políticamente más avanzado ha ocurrido en Sri Lanka, donde la escasez es grave y las manifestaciones contra el gobierno del presidente Gotabhaya Rajapakse son consistentes y van en aumento.

La renuncia del gabinete del presidente no pudo contener las protestas, mientras la clase gobernante se esforzaba por negociar un rescate del FMI, a pesar de que el país no tiene ministro de finanzas. Se han extendido las huelgas entre enfermeros y médicos, docentes, electricistas y estudiantes.

El Partido Socialista por la Igualdad (Sri Lanka) publicó una declaración el jueves titulada “¡Derriben el gobierno de Rajapakse en Sri Lanka! ¡Eliminen la Presidencia! ¡No a la austeridad y al hambre! ¡Formen comités de acción para luchar por un programa de acción socialista que asegure alimentos, combustible y medicinas para todos!”.

Hay también advertencias crecientes de descontento social en Indonesia, el cuarto país más grande del mundo, con una población de 274 millones de habitantes. Según NHK Japón, un aumento masivo del coste del aceite de cocina que coincidió con el Ramadán ha aumentado el espectro de las protestas en el país islámico más grande.

“Una subida del precio del aceite de cocina ha golpeado a Indonesia, donde el mes de ayuno islámico empezó el domingo. Tras la subida del precio hay una demanda global incrementada del aceite de palma producido en Asia en medio de preocupaciones de escasez en el suministro de aceite de girasol, que se produce principalmente en Ucrania y Rusia”, comentó NHK Japón.

África subsahariana

La región con la clase trabajadora industrial de crecimiento más rápido es también la más golpeada por la escasez de alimentos y gasolina. Manifestaciones masivas han continuado por Sudán por la inflación y la escasez, mientras que han empezado a desarrollarse protestas entre taxistas de motocicleta keniatas por el coste de la gasolina y los alimentos. Un trabajador le dijo a Africanews, “Si no consigo gasolina, no voy a volver a casa porque mis hijos no tendrán nada que comer”. Otro trabajador dijo, “Algunos están reembolsando préstamos, algunos están dándole de comer a su familia con este trabajo. Llevamos aquí tres días [esperando la gasolina], y no podemos llevar nada a casa”.

En Madagascar, el gobierno ha congelado el precio del azúcar, la harina, el arroz, la gasolina y el cemento por temor a las protestas sociales. El banco central de Zimbabue subió los tipos de interés del 60 al 80 por ciento en un intento desesperado por parar la inflación. Un grupo de presión corporativo advirtió de que Sudáfrica está al borde de una explosión social para la que el Estado no está preparado.

“Sudáfrica es probable que haya entrado en una fase de inestabilidad constante y violenta”, dice el informe del Instituto para Estudios de Seguridad. El informe comenta que la ANC “tiene menos recursos para la política de asistencia” y advirtió de que “el número de protestas previstas anualmente en el país se ha duplicado a más de 1.000 desde que [el presidente Cyril] Ramaphosa asumiera el cargo a principios de 2018”.

Norteamérica y Europa

Huelgas y protestas continúan desarrollándose por Norteamérica y Europa, engendradas por la escalada de la tasa de inflación. Manifestaciones sustanciales contra el aumento del coste de la vida tuvieron lugar por Reino Unido la semana pasada, donde el número de huelgas subió a su nivel más alto en cinco años.

The Guardian comentó que “los trabajadores están cada vez más dispuestos a desafiar las propuestas salariales inadecuadas e ir a la huelga para asegurarse de que los salarios estén a la altura de la aguda subida del coste de la vida, en medio de señales de que la militancia en los lugares de trabajo está creciendo en partes de la economía”.

En Alemania, el coste de los alimentos básicos ha subido dramáticamente a lo largo del año pasado, incluyendo a los huevos (16 por ciento), la mantequilla (20 por ciento), verduras (15-30 por ciento) y el queso (5 por ciento). En EEUU, el aumento del coste de la vida ha producido una nueva oleada de huelgas y de votaciones para ir a la huelga entre docentes, trabajadores del petróleo, trabajadores de astilleros, enfermeras, empleados públicos y trabajadores de hostelería, en gran medida en la Costa Oeste del país, donde el coste de la vida es el más alto.

Las protestas espontáneas son insuficientes para cambiar las condiciones sociales. Hay que luchar por una estrategia obrera de revolución socialista como la base para parar el hambre y la adversidad masivas y para impedir una guerra nuclear.

Asiste al Acto En Línea del Primero de Mayo del World Socialist Web Site el domingo primero de mayo y participa en la lucha por movilizar a la clase trabajadora contra la guerra imperialista, la pandemia y el sistema capitalista.

(Publicado originalmente en inglés el 2022-04-09)

Loading