El jueves pasado, la organización rusa Memorial, que es una organización de los derechos humanos y una institución de investigación, recibió una carta de la fiscalía del Estado anunciándole un procedimiento legal con el objeto de liquidarla por sus supuestas actividades como “agente extranjero”. Memorial insiste en que no hay base legal para su liquidación. Audiencias en tribunales están previstas para el 23 y el 25 de noviembre.
El ataque a Memorial es un ataque a la consciencia histórica no solo de la gente de la antigua Unión Soviética sino de toda la clase trabajadora internacional. El Gran Terror estalinista de 1936-1938 se cobró la vida de más de un millón de personas, y otros millones fueron exiliados o encerrados en campos durante años, a veces décadas.
La campaña de asesinatos en masa, llevada a cabo por la burocracia estalinista, se proponía borrar la consciencia histórica de la clase trabajadora de la Revolución de Octubre. Entre las víctimas se encontraban casi todos los cuadros del Partido Bolchevique que habían dirigido la revolución socialista de 1917; miles de miembros de la Oposición de Izquierdas, los opositores socialistas del estalinismo; miembros del movimiento comunista de Alemania, Grecia, Yugoslavia, Hungría, Polonia, China y muchos otros países; así como decenas de miles de intelectuales, trabajadores y campesinos de toda la Unión Soviética.
Memorial ha establecido y publicado en línea la base de datos más abarcadora de víctimas del Gran Terror. Esta base de datos es indispensable para investigar la historia de los crímenes del estalinismo, así como la historia de la Revolución rusa y el movimiento socialista internacional en los años 1920 y los años 1930.
También, Memorial brinda asistencia a parientes de las víctimas y a investigadores para obtener acceso a los registros de archivo de las víctimas del Gran Terror. Muchos de esos registros están aún en manos del FSB, el sucesor de la NKVD, el servicio secreto soviético, y el acceso a ellos es muy restringido.
El intento del Estado ruso de cerrar Memorial ha provocado indignación en Rusia, donde ni una sola familia ha salido indemne del Gran Terror.
Lev Oborin, crítico literario y poeta, le dijo al medio de prensa Meduza que Memorial le ayudó a averiguar qué le pasó a su bisabuelo, Vasily Pavlovich Oborin, y su esposa, ambos miembros de la Oposición de Izquierdas. “Mi bisabuelo fue fusilado, pero no sabíamos ni cuándo exactamente ni dónde exactamente murió y había sido enterrado. Tampoco sabíamos detalle alguno de su biografía anterior”. Añadió, “Hay una enorme cantidad de gente a quien Memorial ha ayudado a averiguar sobre sus parientes reprimidos, de gente para la cual es importante no olvidar a las víctimas del terror”.
La compositora Ksenia Kazantseva le dijo a Meduza que Memorial la ayudó a averiguar qué le había pasado a su bisabuelo, Mijaíl Nikolaevich Malama, quien fuera arrestado en 1937. La base de datos de la organización no solo incluía información sobre él, sino que Memorial también la ayudó a acceder a registros de archivo sobre Malama. Dijo, “Sin Memorial no nos hubiéramos enterado de nada. Cuando me enteré del intento de liquidarla, sentí que me sofocaban a mí personalmente —después de todo, este es un intento por borrarme la memoria”.
Liudmila Petrushevskaya, destacada escritora, anunció que devolvería su galardón estatal como protesta por el intento por liquidar a Memorial.
Memorial se fundó en 1989, en medio de la crisis terminal del estalinismo, por parte de un grupo de destacados disidentes soviéticos, entre los cuales estaba Andrei Sakharov. En 1985, el secretario general del Partido Comunista soviético, Mijaíl Gorbachov, había iniciado la política de la perestroika con la que se proponía restaurar plenamente la economía capitalista en la URSS. Fue la respuesta de la burocracia estalinista tanto a la crisis económica como a la amenaza que se cernía de un movimiento obrero contra su régimen, que se materializaría pronto con una huelga minera masiva en toda la unión.
El clima político y cultural en esa época era muy contradictorio. Mientras la burocracia se desplazaba a toda velocidad hacia adelante en el intento de restaurar el capitalismo, también se vio obligada a reconocer muchos de los crímenes del estalinismo. A mediados y a finales de los ’80, se dio publicidad en la prensa soviética a innumerables documentos históricos y obras literarias que habían sido suprimidos anteriormente por parte de la burocracia estalinista, y fueron discutidos por millones de personas. Estos documentos formarían la base central de importantes nuevas investigaciones, de la manera más notable la historia en siete volúmenes de la Oposición de Izquierdas por parte del historiador soviético Vadim Rogovin.
La crisis de la burocracia le permitió al Comité Internacional de la Cuarta Internacional intervenir en la Unión Soviética por primera vez desde el Gran Terror. La supresión durante décadas de la verdad histórica y el movimiento trotskista, las traiciones del estalinismo, y las constantes falsificaciones históricas habían socavado la consciencia socialista de la clase trabajadora no solo en la Unión Soviética sino también en el resto del mundo. Es más, una capa significativa de la intelectualidad se desplazó abruptamente a la derecha y empezó a apoyar abiertamente la restauración capitalista. En esas condiciones, la burocracia pudo finalmente disolver la Unión Soviética en 1991 y transformarse en una nueva clase dirigente.
Esta es la atmósfera política en la que se creó Memorial. Muchos de los que crearon la sociedad sostenían la falsedad de que el estalinismo era lo mismo que el socialismo y por lo tanto veían en el Gran Terror una condena al marxismo. La organización también había estado tradicionalmente cerca de la oposición liberal de Rusia. Recientemente, publicó una declaración de apoyo a Alexei Navalny, un abierto racista y opositor derechista de Putin, como preso político. Sin embargo, esto no le quita un ápice de importancia como institución de investigación.
Memorial realizó trabajos históricos de importancia crítica sobre el Gran Terror —un acontecimiento que, en sus consecuencias políticas, económicas e intelectuales, debe ser considerado entre los más relevantes del siglo XX— en un clima de reacción antimarxista y antisocialista que ha prevalecido en las décadas posteriores a la disolución de la Unión Soviética.
El ataque por parte del Estado ruso a Memorial sucede ahora en un momento en el que este clima se resquebraja. El resurgir de la lucha de clases y el clima social y el desastre político creado por el capitalismo —de la manera más devastadora en la pandemia— han creado condiciones para un interés creciente en la historia de la Revolución rusa y la lucha llevada a cabo por la Oposición de Izquierdas y Trotsky contra el estalinismo, incluso en la propia Rusia.
El descubrimiento en 2018 de documentos previamente desconocidos de la Oposición de Izquierdas soviética de principios de los ’30, que daban testimonio de la enorme fuerza política y las actividades de la Oposición hasta el Gran Terror, también provocaron gran interés. El mes pasado, el principal canal de televisión cultural de Rusia, Kultura, transmitió una seria discusión de una hora sobre la obra de Alexander Voronsky, destacado crítico literario soviético de los ’20 e importante miembro de la Oposición de Izquierdas, cuyos escritos dieron forma a varias generaciones de poetas y escritores soviéticos.
La oligarquía rusa que salió de la contrarrevolucionaria burocracia estalinista es muy sensible a tales cambios y desarrollos. Es bien consciente de que un resurgir renovado de la clase trabajadora internacional creará la base para la restauración de la verdad histórica sobre la Revolución de Octubre y la lucha del movimiento trotskista contra el estalinismo. Esto es exactamente lo que intenta impedir mediante una combinación de falsificaciones neoestalinistas y represión estatal.
En 2017, en el centenario de la Revolución de Octubre, el Estado ruso patrocinó una importante serie de televisión repleta de calumnias antisemitas y falsificaciones históricas sobre León Trotsky. La oligarquía rusa se está implicando también en una promoción sistemática de Stalin y sus crímenes. Al mismo tiempo, figuras e instituciones que están implicadas en investigar el Gran Terror se enfrentan cada vez más a la represión estatal directa. A Memorial le han estado poniendo duras multas durante años después de haber sido declarado organización “agente extranjero” en 2013. Yuri Dmitriev, quien ha trabajado en excavaciones en el lugar del fusilamiento masivo en Sandarmokh y fue el jefe de la división regional de Memorial en Karelia, ya ha sido encarcelado en base a acusaciones inventadas en una clamorosa encerrona por parte del Estado.
El ataque a Memorial, si llegara a tener éxito, tendría consecuencias escalofriantes. Si se puede liquidar a Memorial, cualquiera que haga investigaciones históricas sobre los crímenes del estalinismo y la historia del movimiento socialista tendrá que temer represalias inmediatas del Estado. Los trabajadores de todo el mundo deben oponerse incondicionalmente a este ataque y denunciarlo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 16 de noviembre de 2021)