El partido pequeñoburgués español Anticapitalistas está incitando una histeria proimperialista en contra Marruecos, alineándose con la campaña desatada por la prensa liberal contra Rabat después de que abriera su lado de la frontera, permitiendo a los migrantes cruzar al enclave español en el norte de Marruecos, Ceuta. Se estima que cruzaron unos 10.000 en botes improvisados o nadando, muchos de ellos familias y niños.
El gobierno del Partido Socialista (PSOE)-Podemos respondió implementando la política salvaje defendida durante meses por el partido fascista Vox: la militarización de la frontera. El Gobierno desplegó al ejército, fuerzas especiales y miles de policías a Ceuta, deteniendo y deportando ilegalmente a miles de migrantes, muchos de ellos niños.
La semana pasada, el presidente Pedro Sánchez reaccionó coléricamente al comunicado de Rabat admitiendo que abrió su lado de la frontera para presionar a Madrid para que reconociera el Sahara Occidental, una antigua colonia española anexada por Rabat en 1975, como parte de Marruecos. Otras preocupaciones de la monarquía de Marruecos incluyeron sin duda desviar la ira de las masas por la mala gestión oficial de la pandemia y el ataque de Israel a Gaza. Rabat abrió su frontera con España después de protestas masivas por la sangrienta campaña de bombardeos de Israel contra la Franja de Gaza.
Sánchez se centró únicamente en su conflicto con Marruecos por la antigua posesión colonial de Madrid, diciendo la semana pasada que “Si lo que se está diciendo por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí es que ha utilizado la migración, es decir, el asalto a las fronteras españolas por parte de más de 10.000 marroquíes en 48 horas, a mí me parece absolutamente inaceptable”. Afirmó la que era "absolutamente inadmisible" y describió las acciones de Marruecos como “atacar las fronteras”
La campaña del gobierno del PSOE-Podemos contra Marruecos cuenta con el apoyo de facto de los Anticapitalistas. Este partido, que dejó Podemos el año pasado para servir mejor al gobierno desde fuera, se alineó en la campaña antiinmigrante del PSOE y Podemos. Aprovechó la entrada de migrantes para acusar a Rabat de “chantaje” y “violaciones de derechos humanos” mientras promovía ilusiones de que el gobierno del PSOE-Podemos defiende los derechos democráticos.
La dirigente anticapitalista Teresa Rodríguez dijo: “Lo que ocurre en Ceuta es el resultado de externalizar las fronteras a países en los que se vulneran sistemáticamente los Derechos Humanos como Marruecos a cambio de un chantaje permanente.” Propuso que “el Gobierno debería mostrar valentía” para “gestionar sus propias fronteras sin depender de Marruecos”.
De hecho, la “solución” de Rodríguez es por la que finalmente optó el gobierno PSOE-Podemos al desplegar el ejército y la policía, y expulsar brutalmente a miles de migrantes. Madrid también ha rechazado el apoyo de Frontex en Bruselas, afirmando que pueden gestionar la crisis de Ceuta sin la unidad antiinmigrantes de la UE.
Desde Bruselas, el europarlamentario Miguel Urbán, que fue elegido en una lista de Podemos pero se ha mantenido como diputados al Parlamento Europeo incluso después de que rompiera su relación con Podemos, intervino en un pleno del Parlamento Europeo. Denunció “el enésimo ejercicio de chantaje por parte del Gobierno de Marruecos”. Dijo que la externalización de las fronteras “entrega a dictaduras sin escrúpulos un arma de chantaje. Si queremos acabar con estos chantajes y proteger los derechos humanos de las personas migrantes, solo hay un camino: desmontar las políticas de la Europa fortaleza”.
La afirmación de Urbán de que la UE puede desmantelar la Fortaleza Europa para defender una política migratoria más humana es ridícula. Toda la clase dominante europea está virando rápidamente hacia la derecha, consciente de que está aumentando la ira entre los trabajadores contra la desigualdad social y la política criminal de "inmunidad colectiva" durante la pandemia. Europa se encuentra en la crisis económica más profunda desde la década de 1930, y ha visto más de un millón de muertes por coronavirus. Por otro lado, sus multimillonarios se hicieron 1 billón de euros más ricos en un año.
Para defender esta riqueza ilícita, y con la desigualdad en niveles insostenibles, la clase dominante se prepara para la represión. En Francia y España, facciones militares están tramando abiertamente golpes de Estado al igual que también de forma abierta preparan una guerra civil en contra de la clase trabajadora. En Alemania, todos los partidos siguen adelante con el militarismo y están implementando en la práctica el programa de la Alternativa para Alemania (AfD). El ejército, la policía y las agencias de inteligencia están plagados de redes terroristas de extrema derecha.
Los pablistas también están haciendo campaña para que España intervenga de manera más agresiva en el Sáhara Occidental, su antigua colonia anexada por Marruecos en 1975, para organizar un referéndum de autodeterminación. Anticapitalistas ha redoblado estos llamamientos desde que estalló en noviembre pasado la guerra entre Marruecos y el grupo nacionalista burgués Frente Polisario, respaldado por Argelia.
En ese momento, los anticapitalistas publicaron una declaración neocolonial en la que pedían el restablecimiento del dominio español sobre su antigua colonia. Exigió a España “que asuma su papel como potencia formalmente administradora del territorio y se garantice el respeto de los derechos humanos, sociales y económicos del pueblo saharaui como un paso previo a asegurar una solución justa, pacífica, democrática y duradera a este conflicto que pasa ineludiblemente por el respeto al derecho a la libre determinación del pueblo saharaui”.
Si Madrid llegara a adoptar esta postura bélica, tratando de apoderarse físicamente de su antigua colonia ahora controlada por Marruecos para organizar un referéndum de independencia, fácilmente podría conducir a la guerra.
El récord histórico de España en la región es brutal. Durante guerras intermitentes con tribus rifeña-marroquíes entre 1909 y 1927, las campañas punitivas de "pacificación" de Madrid masacraron a civiles, bombardearon mercados y asentamientos y utilizaron bombas incendiarias para prender fuego a pueblos indefensos y campos de cultivo. Madrid también utilizó la violación y ataques con gas venenoso como armas de guerra contra la población civil.
Estas guerras engendraron una generación de oficiales militares fascistas como el general Francisco Franco que utilizó métodos similares contra la clase trabajadora nativa, que culminó en el golpe fascista de julio de 1936, la Guerra Civil Española y un régimen franquista que duro cuatro décadas en España, entre 1939 y 1978.
La posición de Anticapitalistas sobre Marruecos refleja su política proimperialista y procapitalista de este partido pequeñoburgués. En 2011, respaldó la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Libia, un territorio rico en petróleo. En nombre de la “democracia, la justicia social, la mejora de la situación de la mujer”, dos líderes de Anticapitalistas, Esther Vivas y Josep Maria Antentas, condenaron el “antiimperialismo que están haciendo algunos sectores de la izquierda” y abogaron por “El aislamiento político y económico internacional del régimen, y el suministro incondicional de armas a los rebeldes son alternativas internacionalistas y solidarias a la intervención militar”.
Las potencias europeas y Estados Unidos emplearon entonces precisamente esta estrategia para librar una guerra de cambio de régimen en Libia. Costó más de 30.000 muertes, dejando a Libia en ruinas. El país todavía está sumido en una guerra civil entre facciones islamistas rivales que la OTAN había apoyado, que ha matado a miles y desplazado a más de 100.000 personas. Los objetivos de la participación de España en la guerra de Libia, defendida por los anticapitalistas, no son difíciles de ver.
La semana pasada, una década después de que los Anticapitalistas respaldaran la guerra de Libia, Sánchez viajó a este país con varios empresarios, entre ellos Josu Jon Imaz, el máximo responsable de la principal petrolera española Repsol. Libia se encuentra entre los 10 países con más reservas de petróleo del mundo, y el diario El País citó fuentes del Gobierno que resumieron el viaje diciendo “Este país está sentado en un tesoro”.
La defensa de los derechos democráticos en el norte de África, incluido el conflicto marroquí-saharaui, requiere en primer lugar rechazar la cruel campaña imperialista contra los migrantes. Los intentos de Madrid de dotar a su política de saqueo de un barniz "democrático" citando los crímenes de la monarquía marroquí están saturados de hipocresía imperialista. La defensa de los derechos democráticos y sociales no se puede dejar ni a los representantes ensangrentados de las antiguas potencias coloniales, ni a ninguna de las facciones nacionalistas burguesas, sino que requiere la unificación internacional de la clase trabajadora en una lucha socialista revolucionaria contra el imperialismo.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de junio de 2021)