Durante los días pasados han estado saliendo a la luz varios vídeos de soldados españoles que cantan canciones fascistas o neonazis, mientras hacen el saludo fascista.
Esto destaca el papel criminal del gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos, que restó importancia al sentimiento fascista en el ejército después de que se hicieran públicos unos chats en WhatsApp de altos mandos militares retirados reclamando asesinatos en masa y la restauración del régimen fascista. Los políticos de Podemos los desestimaron como diatribas inofensivas de unos pocos militares retirados nostálgicos por el régimen fascista del general Francisco Franco de 1939-1978. Está claro, sin embargo, que estos chats representan un sentimiento profascista más generalizado en el ejército.
La Marea publicó un vídeo que muestra a soldados de la Brigada de Paracaidistas (BRIPAC) del ejército español, en los cuarteles de Paracuellos del Jarama en Madrid. Unos de uniforme y otros de civil, están cantando y bailando en una tienda militar al son de Estirpe Imperial, una banda de rock muy conocida en círculos neonazis, y levantando el brazo haciendo el saludo fascista. Esto ocurría el 8 de diciembre del año pasado durante la fiesta de la Inmaculada Concepción.
La canción es Primavera, un homenaje a la División Azul española, la división de infantería de 45.000 voluntarios fascistas enviados por el dictador español general Francisco Franco durante la Segunda Guerra Mundial para apoyar la guerra de exterminio de la Alemania nazi contra la Unión Soviética. Esa guerra se cobró la vida de casi 27 millones de soviéticos.
Fuentes le dijeron a La Marea que es común que mandos de alto rango enseñen la División Azul y otros himnos fascistas. Un soldado anónimo le dijo a La Marea: "No es nada raro oír esta canción, así como comentarios entre la tropa y mandos intermedios contra el Gobierno, la inmigración o a favor de [el partido fascista] Vox. Al contrario, es algo bastante habitual en los cuarteles".
Otro vídeo afloró al otro día en YouTube, que mostraba a miembros de la unidad alpina del ejército español cantando versos de por lo menos dos canciones de Estirpe Imperial en 2017. Mientras marchaban por la calle Atocha de Madrid, un soldado canta estrofas de estas canciones, que los demás repiten. Se oye a los soldados exaltar la "Raza de conquistadores, de gente noble y leal, preferimos la muerte a los traidores".
Los vídeos arrojan luz sobre el ambiente degradado que prevalece en las fuerzas militares de la OTAN, y llegan a solo unos meses de que se expusieran redes neonazis en el ejército alemán y a un año de que se autorizara al ejército francés a disparar a los manifestantes de los "chalecos amarillos". A medida que manifestaciones de masas y huelgas estallan fuera del control de las burocracias sindicales en todo el mundo, la clase gobernante está acicalando a las fuerzas armadas para llevar a cabo una represión masiva.
Los vídeos también arrojan luz acerca de por qué el gobierno del PSOE-Podemos se ha negado a investigar el sentimiento profascista en las fuerzas armadas. Ello hubiera revelado un sentimiento fascista generalizado y habría amenazado con desencadenar una arraigada oposición al fascismo entre los trabajadores y los jóvenes de España y de Europa.
Este año, el Ministerio de Defensa se negó a responder al antiguo mando del ejército del aire que preguntó en una solicitud de libertad para la información, si "se había llevado a cabo alguna investigación en los últimos 5 años para desvelar núcleos potenciales de ideología ultraderechista o anticonstitucional" dentro del ejército. Público planteó la cuestión de nuevo ante el Ministerio en julio. El Ministerio respondió que "para abrir una investigación allí debería haber indicios sospechosos y no hay quejas, ni acciones, ni hay datos".
Fuentes militares también le dijeron a Público que la ultraderecha había florecido en los últimos años, mientras el gobierno del PSOE-Podemos montaba una campaña contra el independentismo catalán que consistía en una denuncia tras otra al nacionalismo catalán y la glorificación del chovinismo español.
El hedor a fascismo que sale de las tropas en servicio activo, mientras la élite gobernante aplica la política homicida de la "inmunidad colectiva" sobre el Covid-19, apunta al estado de ánimo fascista y genocida que impregna las esferas gobernantes al facilitar la difusión de la enfermedad e imponer una profunda austeridad a la clase trabajadora.
Mandos retirados han enviado muchas cartas al rey de España denunciando "al gobierno social-comunista" por socavar la "unidad nacional" y asegurarle al rey su "profunda lealtad". Entre los firmantes había mandos retirados cuyos chats de WhatsApp, filtrados por Infolibre, proclamaban su lealtad a Franco, denunciaban a la izquierda, presumían de sus vínculos con el estado mayor, y exigían masacrar a los izquierdistas españoles. Uno pedía asesinatos en masa para "extirpar el cáncer", escribiendo, "¡creo que lo que echo de menos es fusilar a 26 millones de personas!!!!!!!!".
Días después se hizo público un manifiesto el Día de la Constitución, el 6 de diciembre, con casi 500 firmantes, incluyendo a dos extenientes generales y un almirante, que decía que el gobierno era un "serio riesgo a la unidad de España y al orden constitucional". Muchos, incluyendo al exgeneral de división Juan Chicharro, presidente de la Fundación Francisco Franco, son los mismos que firmaron el manifiesto franquista de 2018, que conseguiría más de 1.000 firmantes.
La rabia, asco y oposición al fascismo que sienten millones de personas no encuentra expresión política en Podemos. En cambio, el vicepresidente del gobierno y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, fue enviado por el gobierno de España a dar una entrevista en horario punta en la televisión estatal para insistir descaradamente en que las cartas y los chats eran irrelevantes. Dijo "Lo que digan estos señores, a su edad y ya jubilados, en un chat con algunas copas de más, no plantea ninguna amenaza".
El miércoles, después de que afloraran los vídeos, el Partido Nacionalista Vasco le pidió a la ministra de defensa del gobierno del PSOE-Podemos, Margarita Robles, que "investigue, detecte y erradique toda actividad contraria a los valores democráticos" en el ejército.
Robles respondió: "No voy a aceptar que por los prejuicios de alguno se ponga en tela de juicio a los 120.000 hombres y mujeres de las fuerzas armadas que, con un sueldo muy inferior al suyo y al mío, están poniendo en peligro su salud". Ordenó que el PNV "olvidara sus prejuicios" y los acusó de ser "totalitarios".
Podemos intervino para hacer súplicas vacías al gobierno, como si no formaran parte de él. El portavoz de Podemos en el congreso, Jaume Asens, dijo que Robles debería dejar "la defensa del nazismo en el ejército", y añadió que estaba "alarmado" por la "infiltración" de la ultraderecha en el ejército.
Las declaraciones de Podemos son completamente hipócritas. Asens e Iglesias —que ocupa un puesto en el comité que rige el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) de España, uno de cuyos propósitos principales es monitorizar las conspiraciones golpistas del ejército— conocen muy bien el alcance del sentimiento fascista en el ejército. El CNI, que monitoriza estrechamente los sitios web y redes sociales ultraderechistas, sin duda le da a Iglesias y otros altos cargos informes frecuentes sobre complots fascistas dentro del ejército.
Asens concluyó: "Si hay grupos nazis infiltrados en el Ejército deben depurarse de inmediato. Cualquier alternativa sería incubar el huevo de una serpiente".
En realidad, las mismas contradicciones objetivas del capitalismo que llevaron a la burguesía española a respaldar el golpe militar fascista de Franco en 1936 y apoyar la dictadura franquista durante cuarenta años contra la clase trabajadora están impulsando a sus descendientes a legitimar y apoyar de nuevo sus políticas fascistas.
(Publicado originalmente en inglés el 20 de diciembre de 2020)
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