En las elecciones generales españolas, se repite un peligroso patrón visto una y otra vez en Europa. Como con el Frente Nacional en Francia, el Partido por la Libertad en Austria, el Partido Ley y Justicia en Polonia y Alternativa para Alemania, los partidos de extrema derecha están surgiendo como los mayores benefactores de la desintegración de los desacreditados partidos socialdemócratas.
En España, el partido fascistizante Vox, el cual contaba con menos del 1 por ciento del voto y ningún parlamentario, obtuvo 15 por ciento y duplicó su número de legisladores a 52 en comparación con las últimas elecciones en abril. Sus oficiales aclaman abiertamente el golpe de Estado de 1936, la subsecuente guerra civil y asesinatos masivos del dictador fascista Francisco Franco, cuyo régimen se mantuvo en el poder entre 1939 y 1978. A pesar de la amplia oposición en la clase obrera al franquismo, está resurgiendo. ¿Cómo se puede explicar?
El principal factor en el crecimiento de la ultraderecha en Europa, así como en EE. UU., es el crecimiento de los niveles malignos de desigualdad social. En España, después del derrumbe de Wall Street en 2008, el desempleo repuntó a un cuarto de la fuerza laboral y la mitad de la juventud, incluso mientras los 26 milmillonarios de España acaparaban enormes riquezas. El aumento en la ira hacia la desigualdad social es la fuerza motriz básica de las protestas masivas en docenas de países, incluyendo las protestas masivas contra la represión de Estado policial del referéndum independista catalán. Las masas de obreros y jóvenes están persiguiendo una alternativa socialista al capitalismo.
Incluso ante el aumento de la oposición popular al capitalismo y el apoyo al socialismo, los partidos que afirman ser de “izquierda” no se oponen al capitalismo. Las vacías y demagógicas promesas de estas organizaciones pseudoizquierdistas generar desilusión y enojo entre los trabajadores. No puede haber un reflejo más claro que en la respuesta del partido “populista de izquierda” español Podemos a los recientes comicios.
Menos de 48 horas tras la elección, Podemos se sumó a un “preacuerdo” con el Partido Socialista (PSOE) para formar una coalición gobernante. Junto a varios partidos nacionalistas catalanes y vascos, el PSOE y Podemos procuran una mayoría parlamentaria para lo que varios medios han descrito como un Gobierno “progresista” o incluso “de izquierda”. No obstante, el “preacuerdo” del PSOE y Podemos los compromete a la austeridad de la Unión Europea (UE) y a continuar los aumentos en el gasto militar del PSOE y su represión policial para imponer “paz social” en Cataluña.
Esta mañana, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunció en una carta abierta ostensiblemente para los miembros que el partido implementará políticas derechistas. “Los partidos de la derecha y los brazos mediáticos del poder económico van a golpearnos muy duro a cada paso que demos, por pequeño que sea. Vamos a gobernar en minoría dentro de un Ejecutivo compartido con el PSOE, en el que nos encontraremos muchos límites y contradicciones, y en el que tendremos que ceder en muchas cosas”.
De esta manera, Podemos está creando las condiciones para que Vox siga creciendo, presentándose como la única oposición a las políticas antiobreras de la élite política.
Podemos, así como su primo Syriza (“Coalición de la Izquierda Radical”) que gobernó Grecia, se basa en teorías fraudulentas de “populismo izquierdista” que rechazan a la clase obrera, la lucha de clases, el socialismo y las políticas revolucionarias. Chantal Mouffe, escritora posmodernista y socia de los líderes de Syriza y Podemos, ha expresado estos argumentos de forma sumamente explícita.
En su panfleto Por un populismo de izquierda publicado el año pasado, declara: “Lo que se necesita urgentemente es una estrategia populista de izquierda que busque la construcción de un ‘pueblo’, combinando varias resistencias democráticas contra la posdemocracia a fin de establecer una formación hegemónica democrática… Argumento que no se necesita un rompimiento ‘revolucionario’ con el régimen democrático liberal”.
Incluso mientras salía su libro, la charlatanería política de Mouffe quedaba expuesta con el registro del Gobierno de Syriza. Mientras Syriza les prometió a los votantes que pondría fin a la austeridad de la UE, rechazó las medidas revolucionarias y hacer un llamado a los trabajadores europeos a que los apoyaran en contra de la UE; su “formación hegemónica más democrática” fue un Gobierno de coalición formado en 2015 con los Griegos Independientes, un partido de extrema derecha. Al final, Syriza traicionó totalmente sus promesas electorales, imponiendo decenas de miles de millones de euros en recortes sociales de la UE y encarcelando a decenas de miles de refugiados en campos de detención en las islas griegas.
Después del desastre de Syriza, es el turno de Podemos ayudarle al PSOE a crear “una formación hegemónica más democrática”. Dicha coalición demostrará ser tan hostil en España como en Grecia. Desde que negoció con el régimen fascista-franquista una transición a un gobierno parlamentario en 1978, el PSOE ha sido el principal instrumento de la burguesía para imponer las medidas de austeridad de la UE y para librar guerras imperialistas, desde Afganistán a Libia. Podemos ya está respaldando las políticas reaccionarias que el PSOE perseguirá.
Sería más que inútil apelar a los adinerados profesores universitarios, oficiales estatales, oficiales militares y burócratas sindicales que componen Podemos que persigan una política menos regresiva. Podemos está opuesto a cualquier iniciativa de la clase obrera que afecte de alguna manera la riqueza, propiedad e intereses materiales de su base de apoyo en la acomodada clase media. La teoría fraudulenta de Mouffe de “populismo de izquierda” busca legitimar teóricamente el reaccionario programa antisocialista y procapitalista de organizaciones como Podemos y Syriza.
El “populismo de izquierda” de Mouffe apesta a charlatanería intelectual y cinismo político. Escribe, “Se espera que esta estrategia populista de izquierda será denunciada por sectores de la izquierda que siguen reduciendo la política a la contradicción del capital/trabajo y que atribuyen un privilegio ontológico a la clase obrera, presentada como el vehículo para la revolución socialista. Por supuesto verán esto como una capitulación a la ‘ideología burguesa’. No vale la pena responder sus críticas, que proceden de la misma concepción de la política contra la cual he estado argumentando”.
El resurgimiento fascista ha expuesto la bancarrota de la pseudoizquierda. Su defensa del capitalismo y su rechazo a cualquier política que limite las prerrogativas de la propiedad y riqueza burguesas impide cualquier llamamiento a la clase obrera. El papel siendo desempeñado por Podemos reproduce esencialmente el papel traicionero de los estalinistas y socialdemócratas en la España de los años treinta. Su alianza con una sección de la burguesía española en lo que se llamó el Frente Popular excluyó las políticas revolucionarias de la lucha contra el general Franco y sus aliados fascistas. El resultado fue el aplastamiento de la revolución socialista y la victoria de Franco.
Las lecciones de los años treinta tienen que ser aprendidas. La lucha contra el fascismo hoy requiere un ataque de la clase obrera contra la propiedad capitalista, buscando la expropiación de la aristocracia financiera.
(Publicado originalmente en inglés el 15 de noviembre de 2019)