El World Socialist Web Site y los Partidos Socialistas por la Igualdad afiliados al Comité Internacional de la Cuarta Internacional llaman a una campaña global para detener la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos y para garantizar su libertad y la de la denunciante Chelsea Manning.
Solo por medio de la organización de acciones de protesta a una escala internacional —reuniones, mítines, manifestaciones y conferencias públicas— será posible frustrar y derrotar los planes de los Gobiernos reaccionarios, sus agencias de inteligencia y agentes políticos de silenciar y destruir a Julian Assange. El objetivo de dicha campaña debe ser levantar y movilizar a la clase obrera internacional —la gran mayoría de la población y la fuerza social más poderosa del planeta— en defensa de Julian Assange y, de hecho, de los derechos democráticos y sociales de todos los trabajadores.
El 12 de junio, el secretario de Interior británico, Sajid Javid, certificó los procedimientos de extradición, iniciando la cuenta regresiva de un proceso pseudolegal y manipulado políticamente que se espera que acabe en febrero de 2020 con la entrega de Assange ante Estados Unidos.
La aprobación del proceso por parte del secretario de Interior, justo a una semana de que un juez sueco declarara que no hay justificación para mantener detenido a Assange, ha expuesto las mentiras utilizadas para desacreditarlo y aislarlo. Desde un principio, el objetivo de las autoridades estatales —en Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Australia— ha sido silenciar y destruir al valiente periodista que expuso crímenes de guerra. Chelsea Manning, quien tiene el valor de un león y una decencia e integridad ejemplares, es también el blanco de destrucción.
Todo aspecto del trato de Julian Assange por parte del Gobierno británico es una burla de la justicia. En una entrevista del 13 de junio con BBC Radio 4, el secretario de Interior británico, Javid, presumió: “Primero que todo, me complace mucho que la policía pudo arrestarlo [a Assange] y que ahora está correctamente tras las rejas por haber violado leyes británicas”. De hecho, Assange no rompió ninguna ley. Buscó asilo político legítimamente en la embajada ecuatoriana en 2012, cuando quedaba claro que las autoridades en Suecia, donde se enfrentaba a acusaciones de abuso sexual, planeaban extraditarlo a Estados Unidos.
Emma Arbuthnot, la jueza que preside el tribunal fraudulento, es la esposa del político reaccionario del Partido Conservador, James Arbuthnot. Antes de entrar a la Cámara de Lores, el barón Arbuthnot contaba con un alto cargo en el Ministerio de Defensa. Tiene lazos sumamente estrechos con el Estado profundo británico y la industria armamentística. También lo han amonestado oficialmente por desviar fondos públicos para uso privado. Emma Arbuthnot, dado sus lazos personales, claramente no debería presidir los procedimientos judiciales que determinarán el futuro de Julian Assange, pero ha rechazado las solicitudes de renunciar al cargo.
Todos saben cómo se supone que se acabe de antemano la farsa legal presidida por la jueza Arbuthnot. Todos los detalles de este proceso ya fueron redactados cuidadosamente en un guion. Las líneas que Arbuthnot dirá en la corte, cuando emita su fallo, ya fueron escritas y memorizadas. Los procedimientos concluirán en febrero con la entrega de Julian Assange a Estados Unidos, donde será entregado a las garras de los criminales de guerra que ha hecho tanto por exponer. Con base en los cargos presentados hasta ahora, Julian Assange se enfrenta a una pena de 175 años en la cárcel. Las condiciones horrendas de la encarcelación con la que está amenazado ridiculizarán la disposición de la Constitución de Estados Unidos contra todo “castigo cruel e inusual”.
La libertad de Julian Assange debe ser asegurada. Se debe organizar una campaña en su defensa. No hay tiempo que perder. Lo que ocurra entre ahora y febrero es decisivo. Es necesario organizar una campaña global para movilizar a la clase obrera internacional, a los estudiantes, artistas, periodistas e intelectuales para salvar la vida de Julian Assange. El apoyo y la solidaridad amplios y profundamente sentidos, pero aún latentes entre millones de trabajadores y jóvenes hacia Julian Assange deben ser transformados en un movimiento político consciente, que luche por derrotar este complot de enviarlo a EUA y por garantizar su libertad.
Assange es la víctima de una conspiración criminal monstruosa, que involucra a los Gobiernos más poderosos del planeta, las agencias de inteligencia y sus voceros en la prensa corporativa.
Llegará el momento cuando todos los detalles sórdidos de este plan para destruir a Assange salgan a la luz ante un público enfurecido: cómo se elaboraron los planes para atrapar al fundador de WikiLeaks con acusaciones falsas de abuso sexual, cómo los fiscales en Suecia consiguieron las acusaciones falsas, cómo las agencias de inteligencia en Estocolmo, Londres Sídney y Quito coordinaron sus actividades y cómo desplegó el Gobierno estadounidense su arsenal de sobornos y amenazas para orquestar la persecución de Assange.
La persecución de Assange es la punta de lanza de una ofensiva masiva contra los derechos democráticos cuyo objetivo es destruir la libertad de expresión, ilegalizar el periodismo investigativo, intimidar y aterrorizar a los críticos, prevenir la exposición de crímenes gubernamentales y suprimir la oposición popular masiva a la desigualdad social y las guerras.
La presentación de los cargos bajo la Ley de Espionaje contra Assange ya abrió las compuertas para los ataques internacionales contra los periodistas, incluyendo allanamientos policiales en Australia por artículos que exponen crímenes de guerra y espionaje, así como los pasos para enjuiciar a periodistas en Francia que expusieron la complicidad del Gobierno en la guerra genocida contra Yemen.
Dentro de Estados Unidos, el Gobierno de Trump busca abolir las protecciones de la Primera Enmienda de la Constitución, lo que constituye el ataque más serio contra la libre expresión en la historia del país. Además, pretende crear las condiciones para la persecución de periodistas, publicistas y activistas en cada rincón del planeta, sometiéndolos a cargos fraudulentos similares y extradiciones a EUA si disgustan al Gobierno estadounidense.
Las élites gobernantes están respondiendo al crecimiento de la oposición social al sistema capitalista promoviendo movimientos fascistizantes y de extrema derecha, empleando medidas policiales-estatales cada vez más explícitas y escalando sus preparativos de guerra. Están victimizando a Assange para intimidar a los trabajadores, jóvenes, artistas y periodistas y para crear un precedente para la represión política de masas.
Sin embargo, la clase obrera internacional es más poderosa que todos los Gobiernos, agencias de inteligencia y corporaciones en su conjunto. Justo como la clase capitalista está utilizando la persecución de Assange como la pieza estratégica de sus planes para una dictadura, así que la clase obrera debe hacer de su defensa un punto central de su contraofensiva contra el militarismo y todos los ataques contra los derechos democráticos y sociales.
La victoria de esta lucha exige una perspectiva política. La defensa de Julian Assange y Chelsea Manning debe estar guiada por una estrategia global que vincule conscientemente la lucha por defender los derechos democráticos con las luchas sociales existentes y cada vez más grandes de la clase obrera internacional contra la explotación capitalista y la opresión política. Hay una ola creciente de luchas de clases internacionales que provee la poderosa base de masas necesaria para la lucha por lograr la libertad de Julian. Julian Assange y Chelsea Manning —como sus hermanos y hermanas perseguidos por todo el mundo— son, en el último análisis, prisioneros de la guerra de clases.
El movimiento mundial y cada vez más extenso de huelgas —incluyendo las de los docentes en EUA y Polonia, las acciones espontáneas de los trabajadores de las maquiladoras en México, la huelga general en India, el movimiento de masas en Argelia, Zimbabue y Sudán, las protestas irreprimibles de los Chalecos Amarillos en Francia y, más recientemente, las manifestaciones de millones de trabajadores, estudiantes y jóvenes en Hong Kong— evidencia la determinación del pueblo común para luchar por sus libertades civiles fundamentales y sus derechos sociales. Estas luchas han aterrorizado las oligarquías corporativas y financieras de todos los países”.
El movimiento por la libertad de Julian Assange debe venir desde abajo. Las apelaciones morales a los Gobiernos que lo están persiguiendo son menos que inútiles. Se debe luchar por la libertad de Assange de manera independiente y opuesta a los agentes políticos de la clase gobernante. Si es guiada por una estrategia basada en una apreciación correcta de la realidad social, esta batalla puede ganarse. El accionar despiadado de las élites gobernantes no puede subestimarse, pero tampoco son omnipotentes. El pesimismo, la más paralizante de todas las emociones, no puede contribuir en nada a esta lucha más que en su desmoralización. Lo que se pueda lograr será determinado en la batalla.
Para avanzar esta lucha hacia una etapa nueva y más elevada, el World Socialist Web Site, la voz política del Comité Internacional de la Cuarta Internacional y sus partidos afiliados de todo el mundo, llaman a la formación de un Comité Global de Defensa. El propósito de este comité es organizar y coordinar la lucha internacional para poner fin a la persecución de Julian Assange y conseguir su liberación. La voluntad de luchar debe convertirse en acciones de masas. El objetivo de esta declaración es comenzar el trabajo para formar un Comité Global de Defensa y desarrollar un programa para la acción internacional.
Damos la bienvenida y pedimos colaboraciones —con base en un compromiso de principios en defensa de los derechos democráticos— de todos los individuos y organizaciones progresistas, socialistas y de izquierda para esta lucha histórica. No exigimos ni esperamos que los participantes de este comité concuerden con todos los aspectos de las perspectivas políticas y el programa avanzado por el World Socialist Web Site y el Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Debe haber campo para un rango amplio de posturas —excluyendo necesariamente a los de la derecha política— entre aquellos dedicados a esta campaña crítica de defensa. Solo requerimos que los que se unan al comité estén comprometidos incondicionalmente a la defensa de los derechos democráticos y reconozcan que la libertad de Julian Assange y Chelsea Manning depende de la construcción de un movimiento popular de masas.
Ninguna persona seriamente comprometida con la defensa de los derechos democráticos puede quedarse al margen. El caso de Julian Assange es uno de los campos de batalla críticos del siglo veintiuno en la defensa de la libre expresión, la verdad, la lucha contra la explotación, la dictadura y las guerras, los males básicos del sistema capitalista mundial.
¡Regístrate ahora para unirse a la lucha por defender a Julian Assange!
(Publicado originalmente en inglés el 20 de junio de 2019)