119. La lucha facciosa que se desarrolló en la Cuarta Internacional culminó en noviembre de 1953, cuando se publicó una Carta Abierta escrita por Cannon y dirigida a los trotskistas de todo el mundo. Esta carta formó la base programática para la creación del Comité Internacional de la Cuarta Internacional. Las circunstancias a las cuales el movimiento mundial se enfrentaba absolutamente justificó la acción de Cannon, apoyada por las organizaciones trotskistas en Inglaterra y Francia. En juego estaba no solo la defensa de los principios fundamentales sobre los cuales se había basado la creación de la Cuarta Internacional, sino también su supervivencia como organización revolucionaria independiente. Al explicar por qué no se podía llegar a un acuerdo con el pablismo, Cannon hizo un resumen de estos principios:
“1. La agonía mortal del sistema capitalista amenaza con destruir la civilización al hacer cada vez peores las depresiones, las guerras mundiales y las manifestaciones de barbarie tales como el fascismo. El desarrollo de las armas atómicas pone en relieve el peligro del modo más grave posible.
“2. La caída al abismo se puede evitar sólo reemplazando al capitalismo con la economía planificada socialista a nivel mundial y reanudando la espiral de progreso iniciada por el capitalismo en sus épocas tempranas.
“3. Esto sólo se puede lograr bajo la dirigencia de la clase obrera de la sociedad. Pero la misma clase obrera se enfrenta a una crisis de dirección, a pesar de que las relaciones mundiales de las fuerzas sociales nunca fueron tan favorables como hoy para que los obreros emprendan el rumbo al poder.
“4. Para organizarse a sí misma con el fin de cumplir esta misión histórica mundial, la clase obrera de cada país tiene que establecer un partido socialista revolucionario basado en los criterios desarrollados por Lenín; es decir, un partido de combate capaz de combinar dialécticamente la democracia y el centralismo: democracia para tomar decisiones, centralismo para cumplirlas. Ha de ser una dirigencia bajo el control de su militancia y capaz de avanzar disciplinadamente bajo fuego.
“5. El obstáculo principal a esto es el estalinismo, el cual explota el prestigio de la Revolución Rusa de Octubre de 1917 para atraer a los obreros y luego traicionar su confianza, lanzándolos ya sea en los brazos de la socialdemocracia, de la apatía o a la renovación de ilusiones en el capitalismo. Las consecuencias de estas traiciones las paga la clase obrera con la consolidación de las fuerzas fascistas o monárquicas y nuevas explosiones de guerras fomentadas y preparadas por el capitalismo. Desde sus inicios, la Cuarta Internacional se planteó la derrota revolucionaria del estalinismo dentro y fuera de la URSS como una de sus misiones principales.
“6. La necesidad de tácticas flexibles que afrontan muchas secciones de la Cuarta Internacional —y los partidos o grupos que simpatizan con su programa— hacen más imperante que, sin capitular al estalinismo, sepan cómo luchar contra el imperialismo y todos sus agentes pequeñoburgueses (tales como las tendencias nacionalistas o las burocracias sindicalistas); y, a la inversa, sepan cómo derrotar al estalinismo (que, a fin de cuentas es un agente pequeño burgués del imperialismo) sin capitular ante el imperialismo.” [75]
120. La Carta Abierta indicó que Pablo había rechazado todos estos principios:
“Pablo ha abandonado estos principios. Considera que, en vez de hacer resaltar el peligro de una nueva barbarie, el camino al socialismo es ‘irreversible’; sin embargo, no cree que el socialismo sea producto de esta generación o de las venideras. Al contrario; ha desarrollado el concepto de una ola ‘avasalladora’ de revoluciones que sólo dan origen a estados obreros ‘deformados’; es decir, de tipo estalinista que durarán por ‘siglos’.
“Esto revela el mayor pesimismo en cuanto a la capacidad de la clase obrera; pesimismo totalmente acorde con la manera en que él ridiculiza la lucha por establecer partidos socialistas revolucionarios independientes. En vez de seguir la línea principal de establecer partidos revolucionarios independientes valiéndose de todas las tácticas posibles, Pablo considera que el estalinismo —o uno de sus sectores decisivos— es capaz de cambiar bajo la presión de las masas hasta llegar a aceptar las ‘ideas’ y el ‘programa’ del trotskismo.” [76]
121. La carta de Cannon terminó con una advertencia y una llamada a la acción:
“En resumen: La brecha que separa al revisionismo pablista del trotskismo ortodoxo es tan profunda que no existe la menor posibilidad de un acuerdo político u organizacional. La facción de Pablo ha mostrado que no permitirá que se llegue a decisiones democráticas que verdaderamente reflejen la opinión de la mayoría. Exige que esta se doblegue totalmente a su política criminal. Está decidida a eliminar de la Cuarta Internacional a todos los trotskistas ortodoxos; a amordazarlos y esposarles...
“Si se nos permite darle un consejo a las secciones de la Cuarta Internacional desde la posición que hemos sido forzados a adoptar fuera de las bases [77], consideramos que ha llegado el momento de actuar resueltamente. Ha llegado el momento para la mayoría ortodoxa de la Cuarta Internacional reafirmar su voluntad contra la usurpación de autoridad por parte de Pablo”. [78]
“La Carta Abierta del Socialist Workers Party, 16 de noviembre, 1953,” en: Trotskyism Versus Revisionism, Volume One (London: New Park, 1974) p. 299-300. (El Texto en español: http://www.wsws.org/es/articles/2009/sep2009/es-1953.shtml)
Ibid., p. 301.
Desde los 1940, a los trotskistas de Estados Unidos no se le permite afiliarse formalmente con la Cuarta Internacional debido a las disposiciones de la reaccionaria Acta Voorhis.
Ibid., pp. 312-13.