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Confusión mientras el mundo espera el próximo movimiento en la guerra comercial de Trump

El presidente Donald Trump saliendo de la Casa Blanca, el viernes 21 de marzo de 2025, en Washington. [AP Photo/Jacquelyn Martin]

Como ya es habitual, la llegada del 2 de abril, bautizado por Trump como el “día de la liberación”, en el que su administración impondrá “aranceles recíprocos” contra todos los países, aliados y enemigos por igual, que supuestamente han “estafado” a Estados Unidos durante décadas, está rodeada de confusión.

Después de indicar que su régimen de represalias será ampliamente aplicado, Trump ha insinuado que podría ser más selectivo y podrían otorgarse excepciones. Las señales de los funcionarios de su administración indican que esto podría aplicarse a los pocos países con los que EE.UU. tiene un superávit comercial en lugar de un déficit, pero nadie sabe con certeza si eso se materializará.

Hablando con periodistas el lunes, Trump dijo: “Puede que les dé un respiro a muchos países. Nos han cobrado tanto que me da vergüenza cobrarles lo mismo que ellos nos han cobrado, pero será una cantidad sustancial, y lo sabrán el 2 de abril”.

En comentarios anteriores, se refirió a la fecha como el “día de la liberación” para EE.UU. “Todos los países del mundo, amigos y enemigos, nos han estafado”.

El “arancel recíproco” abarca más que los aranceles directos sobre las exportaciones estadounidenses. Incluye cualquier medida en las políticas internas de un país, como impuestos, subsidios y regulaciones, que se consideren perjudiciales para las empresas estadounidenses.

Uno de los posibles motivos para una reducción o retraso en el alcance total de la agenda es, sin duda, la enorme cantidad de trabajo requerida para examinar las políticas económicas de cada país y determinar su impacto en las exportaciones estadounidenses.

Además del programa de “aranceles recíprocos” dirigido contra países, Trump ha anunciado aranceles adicionales sobre varios productos.

Durante una sesión informativa en la Oficina Oval, dijo a los periodistas que los aranceles sobre automóviles se implementarán “muy pronto, en los próximos días”, antes de que se apliquen las medidas más amplias.

Sin proporcionar detalles, también afirmó que planea aprobar aranceles sobre la madera y los semiconductores. Reiteró su amenaza de imponer aranceles a los medicamentos farmacéuticos, señalando que estos se anunciarán “en un futuro muy cercano”.

Uno de los anuncios más significativos fue su intención de imponer un arancel del 25 por ciento a todas las importaciones procedentes de países que compren petróleo a Venezuela. Esto apunta directamente contra China e India, dos de los mayores compradores de petróleo venezolano. Para China, la nueva tasa se sumaría al arancel del 20 por ciento ya aplicado sobre sus exportaciones, elevando el total al 45 por ciento.

El anuncio estuvo acompañado de una serie de diatribas contra Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro, al que sucesivas administraciones estadounidenses han intentado derrocar.

Venezuela exporta aproximadamente 600.000 barriles de petróleo al día, de los cuales alrededor de 230.000 barriles diarios fueron a EE.UU. el año pasado, convirtiéndolo en su cuarto mayor proveedor internacional. El Departamento del Tesoro de EE.UU. ya ha ordenado a Chevron que cese sus operaciones en Venezuela y ha extendido su fecha límite hasta el 27 de mayo.

Analistas del sector petrolero han advertido que si el petróleo venezolano deja de estar disponible en el mercado, podría causar disrupciones y llevar a un aumento en los precios del combustible, lo que iría en contra del objetivo declarado de Trump de reducir los precios.

En este momento, todo indica que los aranceles del 2 de abril, también denominados por Trump como “la gran medida”, están dirigidos a un grupo de 15 países con un superávit comercial persistente con EE.UU. En una entrevista en Fox Business la semana pasada, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, los denominó los “15 sucios”, un calificativo que ha sido adoptado por los medios de comunicación.

El lenguaje empleado es una expresión característica del régimen de Trump, que socava todas las relaciones sobre las cuales se había estructurado el orden de posguerra. Las principales naciones comerciales son catalogadas como “sucias”, criminales que buscan robar a EE.UU.

El año pasado, los 15 países con mayor superávit comercial con EE.UU., en orden descendente, fueron: China, la Unión Europea, México, Vietnam, Taiwán, Corea del Sur, Canadá, India, Tailandia, Suiza, Malasia, Indonesia, Camboya y Sudáfrica.

“Lo que ocurrirá el 2 de abril es que a cada país se le asignará un número que creemos que representa sus aranceles. Para algunos países, podría ser bastante bajo. Para otros, podría ser muy alto”, dijo Bessent.

Luego, en una postura propia de un jefe mafioso, agregó: “Soy optimista de que el 2 de abril quizá algunos aranceles no tengan que aplicarse porque se haya negociado un acuerdo previo, o que, una vez que los países reciban su número de arancel recíproco, acudan de inmediato a nosotros para negociar su reducción”.

El número de arancel recíproco no solo abarcará la tasa arancelaria sobre los bienes estadounidenses, sino que también se calculará para incluir políticas internas de cada país que la administración considere perjudiciales para las exportaciones estadounidenses de la misma manera que un arancel.

Los países en la mira están participando en frenéticas rondas de negociaciones para intentar obtener algún tipo de exención. Ayer, el jefe de comercio europeo, Maros Sefcovic, se reunió con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer. También el gobierno de India solicitó exenciones en una reunión con una delegación estadounidense.

Algunos países, como Australia, que tienen un déficit comercial con EE.UU., esperan que esto signifique su exclusión de las medidas del 2 de abril. Sin embargo, los intentos previos de funcionarios australianos por obtener una exención del arancel del 25 por ciento sobre el acero y el hierro, utilizando el argumento del déficit, fueron infructuosos.

El programa de Beneficios Farmacéuticos de Australia ha sido un objetivo particular de las grandes corporaciones farmacéuticas estadounidenses, que lo consideran una barrera para sus ganancias y han presionado para que se tomen medidas de represalia.

El secretario de Comercio, Lutnick, informó a los periodistas después de una reunión de gabinete que la administración también anunciará sus planes para un nuevo departamento, el “Servicio de Ingresos Externos”, que supervisará la recaudación de aranceles y “restaurará el poder y prestigio de América”.

La propuesta para crear este nuevo organismo fue anunciada en la orden ejecutiva de Trump sobre la Política Comercial de América Primero, emitida el 20 de enero tras su investidura. Su función no fue detallada más allá de estipular que recomendaría el mejor método para el diseño y construcción de un sistema de recaudación de aranceles, impuestos y otros ingresos relacionados con el comercio exterior. Desde entonces, ha habido poca información al respecto.

Por ahora, su rol exacto no está claro, ya que los ingresos por aranceles son actualmente recaudados por el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza.

Sin embargo, los comentarios de Lutnick indican que funcionará como un organismo permanente para llevar adelante y profundizar la guerra económica que se lanzará el 2 de abril.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 25 de marzo de 2025)