Los trabajadores de Amazon participaron en protestas en más de 20 países durante el fin de semana de compras de Viernes Negro. Las medidas de protesta buscaban generar consciencia sobre la pobreza y las brutales condiciones laborales en la empresa, que generalmente alcanzan su peor momento debido a la sobrecarga de trabajo durante la época navideña.
Esta es la última señal de la creciente oposición en Amazon. Los trabajadores del almacén JFK8 en la ciudad de Nueva York tienen una votación de huelga programada pronto, después de años de obstrucciones por parte de la empresa sobre un nuevo contrato, mientras que también se han llevado a cabo huelgas limitadas en EE.UU. y Reino Unido. Esto es parte de un aumento global de la lucha de clases que también incluye huelgas generales recientes en Italia y Grecia, y una huelga de 50.000 trabajadores postales en Canadá.
La enorme ira dentro de la fuerza laboral de Amazon encontró solo una expresión parcial en las manifestaciones, que no fueron de carácter masivo. Las más destacadas incluyeron una manifestación de 200 trabajadores en Nueva Delhi, India. Esto refleja la incapacidad de la burocracia sindical, que organizó las protestas, para montar una lucha seria sobre la base de su programa nacionalista destinado a garantizar la “asociación” entre empresa y sindicato.
Sin embargo, el carácter global de las protestas apunta a la necesidad urgente de una estrategia internacional para guiar las luchas de la clase trabajadora en Amazon y en su conjunto. Tal programa debe estar dirigido hacia la expropiación de Amazon y otras grandes corporaciones transnacionales, y su transformación en entidades públicas controladas por la clase trabajadora para satisfacer las necesidades humanas.
La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB) está luchando por construir un movimiento mundial basado en una estrategia global de este tipo. La declaración del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) que inició la AIO-CB explicó que “unificaría a los trabajadores en una lucha mundial común, oponiéndose a todos los esfuerzos de los Gobiernos capitalistas y los defensores reaccionarios de las innumerables formas de chovinismo nacional, étnico y racial y la política de identidades que buscan dividir a la clase trabajadora y enfrentarla en una guerra contra sí misma”.
Amazon resume la necesidad de un programa de este tipo. Fundada en 1994 como una librería en Internet, sus operaciones han crecido hasta dominar la economía capitalista del siglo XXI. Amazon emplea a más de 1,5 millones de personas en más de 50 países, con envíos a más de 130 países. Más de 2.700 millones de personas compran en Amazon, según World Population Review, o uno de cada tres seres humanos en el planeta.
La mayor parte de su fuerza laboral se concentra en “centros de cumplimiento” masivos, donde la compañía ha sido pionera en el uso de la robótica industrial y sistemas de seguimiento invasivos para monitorear a los trabajadores y obligarlos a “cumplir sus cuotas”. Otras corporaciones han pasado años poniéndose al día en un intento por “amazonificar” sus propias operaciones.
El alcance de Amazon se expande a todas las esferas de la economía y la cultura humana. Su servicio Amazon Prime Video tiene más de 200 millones de suscriptores, lo que lo convierte en una de las mayores plataformas de streaming. También controla una parte importante de la infraestructura de Internet, ya que Amazon Web Services (AWS) representa casi un tercio del mercado mundial de computación en la nube.
Sus operaciones integradas verticalmente incluyen las cadenas de supermercados Whole Foods y Amazon Fresh, Amazon Pharmacy, así como marcas de artículos de oficina, pañales para bebés, ropa y el lector electrónico Kindle. El servicio de entrega Amazon Logistics, que apenas existía hace unos años, se ha convertido de la noche a la mañana en la mayor operación logística privada de Estados Unidos, con 5.900 millones de paquetes entregados el año pasado.
El grado de control económico que ejerce Amazon va aún más allá. La mayoría del negocio de Amazon proviene de los llamados “vendedores de terceros”, una categoría que incluye todo, desde empresas multinacionales de electrónica hasta artesanos boutique. El cambio hacia el comercio minorista en línea que Amazon ha ayudado a encabezar ha tenido un efecto enormemente disruptivo en las pequeñas empresas y los grandes puntos de venta minoristas físicos en todo el mundo.
En resumen, Amazon controla una vasta infraestructura que desempeña un papel central en la civilización humana moderna. Los recursos que controla podrían utilizarse para eliminar la pobreza de la noche a la mañana mediante la distribución rápida y eficiente de bienes a quienes más lo necesitan. Su red de almacenes y logística podría utilizarse, por ejemplo, para distribuir rápidamente alimentos y suministros médicos a las zonas afectadas por el hambre o los desastres naturales.
La robótica de Amazon podría utilizarse para aliviar la tensión del trabajo y, al mismo tiempo, utilizar una mayor eficiencia para financiar la reducción de la semana laboral mientras se aumentan los salarios. Su plataforma de streaming podría permitir el acceso a grandes obras de cultura a una audiencia mundial, elevando la conciencia social y ayudando a romper las barreras de los prejuicios y la estrechez nacional.
En cambio, Amazon es sinónimo de desigualdad y explotación. No opera en función de beneficiar a la humanidad, sino para enriquecer a sus accionistas de Wall Street. El principal de ellos es el fundador y presidente Jeff Bezos, el segundo ser humano más rico del mundo con más de 220.000 millones de dólares, una suma que casi se ha duplicado desde el inicio de la pandemia.
El WSWS ha documentado ampliamente las horribles condiciones en Amazon, incluyendo a trabajadores que viven en sus automóviles y a quienes se les niega cualquier compensación laboral después de sufrir lesiones en el trabajo. Amazon se ha convertido en guía de la explotación con alta tecnología para toda la economía. La automatización y la inteligencia artificial se están utilizando como armas para despidos masivos en UPS, las oficinas nacionales de correos, la industria automotriz y otros lugares.
En cuanto a Amazon Prime Video, su producción consiste en gran parte en basura reciclada de Hollywood que degrada la conciencia popular y desvía la atención de la realidad social hacia fantasías escapistas, cumpliendo una importante función ideológica para la clase dominante.
Los niveles de desigualdad con los que se asocia Amazon son incompatibles con la democracia. El nuevo gabinete de Trump es de, por y para los multimillonarios, con un patrimonio neto estimado (incluidos los nombramientos “no oficiales” como Elon Musk para dirigir el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental) en $340 mil millones. Este es un Gobierno de fascistas y ultra ricos que se comprometió a destruir los derechos democráticos y llevar a cabo ataques históricos contra la clase trabajadora.
Si bien Bezos, hasta la fecha, no está directamente involucrado en el nuevo Gobierno, el Washington Post, propiedad de Bezos, se negó a respaldar a un candidato en las elecciones de noviembre, una medida calculada por Bezos para dejar abierta la posibilidad de trabajar con Trump.
Para defender su posición como superpotencia mundial y expandir la riqueza de los oligarcas estadounidenses, el imperialismo estadounidense, con sus “socios” detrás, ha iniciado efectivamente la Tercera Guerra Mundial. Los diferentes frentes en esta guerra, incluyendo el conflicto por delegación en Ucrania, el genocidio en Gaza y la futura guerra contra China, buscan el control de las cadenas de suministro clave, los recursos naturales y los mercados. Aquí también, Amazon desempeña un papel central. AWS tiene un contrato de $10 mil millones con la agencia de espionaje, la Agencia de Seguridad Nacional, y otro contrato de $2 mil millones para construir centros de vigilancia en Australia.
Para contrarrestar la estrategia global de la clase dominante, los trabajadores necesitan organizaciones y una perspectiva internacionales.
Los burócratas sindicales, que ansían establecer relaciones corruptas con las empresas y los partidos capitalistas en cada país donde operan, nunca organizarán ni pueden organizar tal lucha. En cambio, están respaldando a “su propia” clase dominante contra los trabajadores en otros países. En los Estados Unidos, incluso se están preparando para alinearse con la dictadura que planea imponer Trump.
La Alianza Internacional Obrera de Comités de Base insta a los trabajadores de Amazon a formar comités de base, como parte de la AIO-CB, para llevar a cabo una lucha por sus derechos, incluido el derecho a un ingreso digno, la seguridad laboral y el fin de la vigilancia abusiva de los trabajadores, los ritmos acelerados de trabajo y el sistema de “cuotas”.
Los comités de base combinarán una lucha por transferir el poder del aparato sindical a las bases y unificar las luchas de la clase trabajadora a escala mundial. A través de las actividades de la AIO-CB, estos comités se están construyendo activamente, con una presencia particularmente fuerte entre los trabajadores postales y de logística.
Las operaciones de las transnacionales como Amazon también han unido, en un grado sin precedentes, a la clase trabajadora en un proceso internacional de producción. En todos los países, las condiciones de trabajo convergen a medida que los trabajadores luchan contra las mismas corporaciones gigantes. Los intentos de los capitalistas de dividir a los trabajadores fomentando los odios nacionales se han visto socavados por las operaciones de la propia economía capitalista global.
Sobre todo, esta estrategia debe estar conectada a una lucha política independiente de la clase trabajadora contra el capitalismo. Ni una sola de las demandas de los trabajadores puede satisfacerse sin un asalto frontal a la propiedad privada y al sistema de ganancias.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 2 de diciembre de 2024)